viernes, 25 de abril de 2014

La última copla de Paco de Lucía


‘Canción andaluza’, el disco póstumo del gran guitarrista flamenco, recrea ocho versiones tradicionales de un género musical que siempre le apasionó

Escucha el último disco de Paco de Lucía

AMELIA CASTILLA Madrid 25 ABR 2014


Paco de Lucía retratado por su viuda, Gabriela Causeco.

Fue la banda sonora de su vida. En el universo flamenco era un secreto a voces que Paco de Lucía sentía un amor platónico por Marifé de Triana y que la copla era una de las fuentes de inspiración del guitarrista español más universal. Canción andaluza, como él denominaba a la tonadilla, da título ahora a su disco póstumo, integrado por ocho emocionantes versiones de clásicos del género, en los que su guitarra suena con la fuerza armónica de una orquesta. Suyas son también las mandolas, mandolinas, laúd árabe y guitarró. La parte sentimental queda en la zambra dedicada a su esposa Graciela: “Te he de querer mientras viva”.

Con el disco completamente acabado como a él —un perfeccionista incurable— le gustaba, Paco de Lucía partió para La Habana y después hacia Cancún, la playa mexicana donde se retiraba a pescar alejado de todo y donde falleció el pasado febrero, víctima de un infarto. Canción andaluza se escucha ahora como un testamento pero también como el tipo de música que quería hacer en ese momento concreto de su vida. De Lucía, que pasó buena parte de una carrera iniciada cuando era un niño girando por escenarios de todo el mundo, disfrutaba creando encerrado en su estudio. Esta vez, el Paco guitarrista ha pesado más que el Paco compositor y, seguramente, este sea su disco estrella como arreglista.

El músico de Algeciras terminó, grabó y remasterizó un trabajo que Universal, la compañía con la que trabajó a lo largo de medio siglo, lanzará este martes a escala mundial. Gracias a la tecnología, todo el material lo preparó personalmente en el estudio de su domicilio de Mallorca, Casa Paco. Fue el primero de los 27 discos de su carrera que se montaba de esa manera. Al autor de Cositas buenas le gustaba entregar los temas muy acabados y las nuevas tecnologías le permitían trabajar completamente a su aire. Hasta la isla balear viajaron Estrella Morente, Óscar de León —muy acatarrado y el mismo día que cumplía años— y Parrita para poner las voces a los tres temas que no son instrumentales. Para los acompañamientos, Paco de Lucía se rodeó de la gente de su grupo con los que llevaba una década girando, músicos como Piraña, Antonio Sánchez y Alain Pérez. Suyos son los arreglos de la versión salsera de Señorita, uno de los temas más sorprendentes de este nuevo álbum, en el que el bajista cubano consigue hacer suya la pasión y la lírica de la copla.

“Personalmente fue una bendición que me llamara; llevaba 10 años en el grupo con el que giraba por el mundo, contagiado de su energía a la hora de trabajar. En cada momento, a su lado, tuve la impresión de encontrarme de cara a la historia, junto a un mito, así que viajé a Mallorca encantado. Cuando llegué, Piraña ya había grabado la percusión, Óscar había puesto la voz y a mí me pidió que hiciera una versión de Señorita llevándola al son, pero sin perder un ápice de su aroma”, cuenta durante una conversación teléfonica desde el AVE que lo conduce a Madrid.

Canción andaluza pasó el visto bueno también de sus amigos Javier Limón y Alejandro Sanz. De Lucía los invitó a una escucha en Madrid que se alargó hasta bien entrada la madrugada. Su idea, que ahora queda en suspenso con su pérdida, era encerrarse de nuevo a componer un disco muy flamenco “y con mala leche”. Las comillas las pone su hermano Pepe desde Sevilla, atareado estos días en la construcción de un panteón para acoger los restos del músico fallecido. Ahora que Paco de Lucía ha entrado en la leyenda y que su magisterio parece indiscutible solo se escuchan alabanzas sobre su figura. El día de su muerte, Entre dos aguas, una de sus composiciones más universales, batió un record histórico de descargas en Spotify.

Pepe de Lucía, la persona con la que seguía hablando a diario por teléfono, el niño de antaño con el que caminaba de la mano de su padre en busca de dinero —juntos grabaron su primer disco: Pepito y Paquito en 1962— para sacar a la familia adelante, lo describe como “una persona que nunca tenía nada claro”, alguien que pocas veces se quedaba satisfecho tras concluir un trabajo. “Sin embargo, me consta que se ha ido después de hacer algo que le ha gustado mucho. Sé que lloró de emoción escuchando Ojos verdes, aclara. Como artista, el guitarrista que le rompía el alma a Miguel de Molina seguía sintiendo pavor a la hora de salir al escenario. “¡Estoy cagao! Llevo toda la vida en esto, soy viejo y todavía me tiemblan las piernas”, le solía decir a su hermano. También le notaba cansado, como si su “hermanito” fuera portador de un dolor contenido. Como ejemplo de su carácter, Pepe recuerda la tarde en que, pescando en la isla colombiana de San Andrés, Paco se pegó un corte muy grande en uno de los dedos de una mano. Tras ser recompuesto por un cirujano, salió a tocar y, como siempre, levantó al público, pero nada más abandonar el escenario “se tiró al suelo y se retorcía de dolor”. Fueron muchos los genios que requirieron su acompañamiento, pero solía negarse. Le dijo “no” incluso a Eric Clapton cuando lo llamó para grabar juntos.

“Se ha ido después de hacer algo que le ha gustado mucho”, dice su hermano
Canción andaluza pasará a la historia como su última y definitiva creación. Lo último que compuso Paco de Lucía. Podrán editarse álbumes con su música grabada en directo o hacerse reediciones. “En los discos duros de la compañía no tenemos material inédito de Paco”, cuenta con pena Fernando Crespo, responsable del área de flamenco de Universal. Aunque Pepe de Lucía sentencia, enigmático: “Puede haber cosas. Tengo un archivo suyo enorme”.

Tres hitos sonoros del nuevo disco

María de la O. Canción favorita en el inventario de Paco de Lucía. La composición data de 1933, fue escrita en Madrid por los poetas Salvador Valverde y Rafael de León con música del maestro Quiroga. Fue una de las piezas clave del repertorio de Marifé de Triana, aunque la primera que la convirtió en un éxito fue Estrellita Castro, acompañada a la guitarra por Sabicas.

Ojos verdes. Composición también del trío anterior. La hace suya Estrellita Castro y poco después Miguel de Molina. Tras la Guerra Civil, la canción se convierte en uno de los temas de repertorio de Conchita Piquer. Paco de Lucía la recoció en un disco de copla en 1965, donde le dio un tono de bulería ligera.

Señorita. Paco de Lucía completa su álbum homenaje a la copla con una deslumbrante versión salsera de Señorita, una pieza escrita por Rafael de León y Juan Solano. Ideada junto al bajista cubano Alain Pérez, la voz corre a cargo de Óscar de León. Un broche final para un disco y una carrera.

El Pais 25.04.2014

jueves, 17 de abril de 2014

Radio Futura/ Max






 Radio Futura

A principios de los '80 los discográficas buscaban grupos "modernos" para sus escuderías.Sin embargo, el cuidado en las promociones y lanzamientos era escaso y provocaba equívocos; a los chicos de nuestra historia les incluyeron junto o Pedro Marín, Chan y Chevi, Leif Garren y Shaun Cassidy en un engendro titulado FANS. Si han conseguido superar el descalabro llegando a situarse en la primera fila del panorama musical no ha sido fruto de la casualidad. Para ello han sido necesarias muchas horas de carretera puliendo un repertorio intenso que el público conoció y valoro antes de su aparición en vinilo Así, las letras de R.F. son descripciones complejas y en ocasiones crípticas de tremenda fuerza, ambientadas en paisajes a veces urbanos, exóticos otras, que siempre resultan identificares tras pasar por sus manos. Y lo que es más importante, tienen entidad suficiente paro ser leídas al margen de su contexto melódico. Musicalmente beben del rock'n roll, del reggae, del caribe.

Max
Es la velocidad lo que impregna a Max a sus páginas, de una libertad peligrosa. Velocidad peligrosa para el lector purista que no siempre se integra en los cambios. Es este un mal, negar la progresión, la quema de etapas, que lastra el avance de la Historieta española: a artistas (bastantes) y al público (la mayoría).
Pero Max, en la acracia consciente, archiva héroes, historias y estilos con la febrilidad de quien sabe que el tiempo, la época, se autoabsorbe; que la verdad está en el riesgo y el riesgo en lo dicisión del ensayo continuo.
El paseo por la obra de Max desde sus EL CAPITAL y GUSTAVO y LA ACTIVIDAD DEL RADIO a LA BIBLIOTECA DE TURPIN es todo menos eso, un paseo. Más bien, la asunción del periplo, el amor al viaje por el viaje; viaje, a ser posible, sin final, y, cuanto más arriesgado mejor: MUJERES FATALES, LA MUERTE HÚMEDA EL BESO SECRETO.
Y el deslizarse a toda velo, ya se sabe, y según qué vientos, no permite comprobar sondas, y si no hay sondas puede acechar algún escollo; de ahí el peligro que un héroe recalcitre en una historia y esta en un estilo: PETER PUNK, EL LICANTRO-PUNK y ¡PANKDINISTA!. Aunque bien está lo que bien se inicio, o casi: EL CARNAVAL DE LOS CIERVOS es, aún, una boya de libertad e insumisión.






POP ESPAÑOL, edita EDICIONES CASSET, año 1991

El Caso de las Misteriosas Intersecciones

Uh, me preguntó si alguien recuerda aquella serpiente-de-verano que se expresaba con la ecuación Rock = Comics. Primeros años ochenta, cuando Fernando Márquez, El Zurdo, siempre tan sagaz, observaba que en Madrid nos dedicamos a formar grupos de Nueva Ola mientras los chicos listos, los talentos de Barcelona se concentran en la historieta. Un servidor y algunos amigos nos dedicamos a explorar las similitudes (origen, público, actitud) entre ambos medios. Abundaban, además, los casos de doble militancia, los músicos que también dibujaban (Víctor de Coyote, Diego de Duncan Dhu, Carlos Berlanga) o trabajaban en la industria (Joan Navarro) o ejercían de coleccionistas (Ramoncín). Unas coincidencias que, hay que reconocerlo, invitaban a delirar y especular.

Fue divertido mientras duró. Hicimos programas de radio y televisión, disertamos sobre el asunto en remotas semanas-culturales-de-la-juventud, publicamos laboriosos artículos y números especiales. Ante todo esto, la mayoría de los dibujantes nos miraban con misericordiosa benevolencia y las seniles fuerzas vivas del mundo del comic echaban pestes de nuestro intrusismo, ya se sabe como son ellos de paternalistas y maquiavélicos.

El tema murió como mueren todas las pretensiones de establecer complejas analogías: entre la desconfianza por las paradojas y la atracción por las curiosidades. Y yo lo creía enterrado hasta que me llaman de Casset Ediciones y me cuentan lo del álbum dedicado al pop nacional. Poco después, me llega el índice de grupos y dibujantes (impresionante) y fotocopias de alguna aportaciones (¡bien!).

De repente, descubro que tal vez aquellas intuiciones nuestras no eran tan disparatadas. Sin recurrir a las formulaciones utópicas de los antiguos -ut ars musica pictura- aprecio una sensibilidad compartida entre músicos y dibujantes que han coincidido a la hora de sacarse el DNI, que han vivido determinadas angustias, ansias, esperanzas y decepciones colectivas. Que han chocado en las barras de ciertos antros, que igual han luchado (¡mecachis!) por los favores de la misma Reina de la Noche.

Hablo de vivencias pero también de afinidades espirituales, esas lagartijas tan resbaladizas y tan difíciles de retratar. Unas afinidades que no pasan del wishful thinking en el caso de muchos dibujantes de mayor edad que exteriorizan su apreciación del jazz: sus historietas jazzísticas tropiezan con la distancia, con los problemas de ambientación, con la tendencia a la mitificación del artista negro (y la simplificación burda de sus conflictos con el racismo). Son, si se me permite expresarlo bruscamente, voluntariosos ejercicios de aproximación que no contribuyen nada —más bien, todo lo contrario- a la comprensión cabal del arte del jazz y de las circunstancias que rodearon la existencia de sus gigantes.

Volviendo al material que nos ocupa: por lo que he visto, bastantes de los participantes han huido de la tentación de ilustrar celosamente tal o cual letra del grupo X, una esclavitud que puede ser limitadora (ya sabemos que estos gañanes de las guitarras abusan de la rima fácil y de la moraleja ripiosa). En el muestrario de contribuciones que ahora mismo se despliegan alrededor de esta máquina de escribir, aparecen vuelos de la fantasía, alucinaciones de noche en soledad, reflexiones que trascienden el tema en cuestión.

Eso me alegra. No aspiraba a encontrar una síntesis de los dos artes (al estilo de la synchromia que se inventó el pobre Micheli de Luco) pero sí extensiones, divagaciones, circunvalaciones de las cuestiones sugeridas por unos grupos. Es decir, la constatación de las cuestiones sugeridas por unos grupos. Es decir, la constatación de que acordes y viñetas mojan sus plumas en el tintero del Zeitgeist: en manos de sus más lúcidos practicantes, canciones e historietas nos iluminan sobre el tiempo presente y ponen algún orden en el caos descorazonador que nos abruma.

Puestos a buscar pegas (a los críticos nos pagan por esto muñeca) echo en falta la presencia de manos femeninas, aparte de la inigualable Anita Miralles. No sé, sospecho que ellas, las mujeres en general, tienen una relación con la música más desprejuiciada, más epidérmica, más física que la nuestra. Pero esto es una teoría que habrá que desarrollar (y explotar, cómo no) en otra ocasión.
DIEGO A. MANRIQUE
(octubre de 1991)


Prologo para el libro de EDICIONES CASSET, POP ESPAÑOL, año 1991.

jueves, 3 de abril de 2014

VARIOS "ATLANTIC RHYTHM AND BLUES 1947-1974" 1985 Atlantic




En 1947 Ahmet Ertegun y Herb Abramson crearon en Nueva York la compañía Atlantic, que en sus primeros tiempos cimentó su prestigio gracias a una concepción abierta del rhythm'n'blues, un género indefinido que por entonces englobaba jazz, swing, blues, lounge, boogie o la música de los grupos vocales, y que serviría de anticipo tanto del rock'n'roll como del soul. En cualquier caso, tenía muy poco que ver con lo que ahora se entiende por R&B.

En 1985 se publicaron también de forma independiente cada uno de los siete LPs dobles (luego en CD) de esta colección, una rutilante caja que reúne, ordenado cronológicamente, lo más granado del material rhythm'n'blues editado por Atlantic desde sus inicios hasta 1974. El primer volumen corresponde a la etapa 1947-1952, y en él, junto a incunables de JOE MORRIS y TINY GRIMES, con su sonido tosco y rancio, se incluyen las dulces armonías de grupos vocales como THE CLOVERS o THE CARDINALS, el sonido pantanoso de PROFESSOR LONGHAIR, el blues más puro de JOE TURNER o el delicioso primer hit del sello, "Drinkin' Wine Spo-Dee-O-Dee" de STICK McGHEE, un claro precedente del rock'n'roll.

El segundo volumen recoge temas de 1952 a 1955, cuando Jerry Wexler ya había sustituido a Abramson y compartía labores de dirección con Ertegun. Este disco se lo reparten los grupos vocales cercanos al doo wop (a destacar sobre todo CLYDE McPHATTER & THE DRIFTERS y THE CHORDS con su "Sh-Boom") y los artistas de rhythm'n'blues como LaVERN BAKER, RUTH BROWN o RAY CHARLES. Pero tampoco falta el clásico "Shake, Rattle & Roll" de Joe Turner, de 1954, con el que el R&B se convierte en R&R.

La etapa 1955-1958 se ve reflejada en el tercer capítulo, que marca la entrada de Jerry Leiber y Mike Stoller, compositores de grandes temas para THE COASTERS. Curiosamente, en plena fiebre del rock'n'roll, este disco está dominado por las armonías vocales de The Clovers, THE DRIFTERS, CLYDE McPHATTER o grupos femeninos como THE COOKIES y THE BOBBETTES. El cuarto volumen (1958-1962) define el giro hacia el soul y la conexión Memphis/Stax, con temas de CARLA THOMAS y SOLOMON BURKE, que conviven con hits como "Poison Ivy" de The Coasters, "What I´d Say" de RAY CHARLES o el delicioso "Save The Last Dance For Me" deThe Drifters, interpretado por un BEN E. KING que, en solitario, protagoniza dos momentos de oro en la historia de Atlantic: "Stand By Me"y "Spanish Harlem". Y dos perlas de soul psicodélico, "Last Night" de THE MAR-KEYS y "Green Onions" de BOOKER T. & THE MG'S, completan la función.

El quinto volumen cubre el período 1962-1966, justo cuando llega la competencia de la Motown. The Drifters siguen en racha ("Under The Boardwalk"), las cuerdas invaden todo y se suceden los hits de JOE TEX, DON COVAY, OTIS REDDING, PERCY SLEDGE ("When A Man Loves A Woman") ESTHER PHILLIPS, RUFUS THOMAS, WILSON PICKETT ("In The Midnight Hour") o SAM & DAVE. El sexto disco recoge la edad dorada del soul (1966-1969) y está cuajado de himnos que van de la garra de "Land Of 1000 Dances"'de Wilson Pickett a la delicadeza de "The First Time Ever I Saw Your Face " de ROBERTA FLACK, y entre los que no faltan los grandes éxitos de Otis Redding, EDDIE FLOYD, ARTHUR CONLEY, THE BAR-KAYS o ARETHA FRANKLIN, de quien se incluyen perlas como "Respet", "(You Make Me Feel Like) A Natural Woman", "Chain Of Fools"o "Think". Material sagrado para los amantes del soul.

Finalmente, el séptimo y último capítulo, que cubre la época 1969-1974, es el más heterodoxo y se hace eco del influjo del jazz (LES McCANN) o de las nuevas tendencias llegadas de Chicago y Filadelfia, sin olvidar los hits ("Killing Me Softly With His Song" de Roberta Flack), las melodías de THE SPINNERS o los complejos temas de largos desarrollos ("The Ghetto"'de DONNY HATHAWAY, "Funky Nassau"'de BEGINNING OF THE END), que iban a marcar la música negra de los setenta. Divina arqueología. 

LUIS LLES

Cleet Boris aconseja... LA ENFERMEDAD YOGOURT









Publicado en TBO nº5 Mayo 1986