tag:blogger.com,1999:blog-39490542543356743062024-03-20T04:30:28.629-07:00ENCLAVE DEL SOLAsociación Cultural Musical de la Costa del SolUnknownnoreply@blogger.comBlogger613125tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-56999978244091555092024-03-20T04:29:00.000-07:002024-03-20T04:29:56.134-07:00Green Day, el segundo advenimiento<p><span style="font-size: large;">La vuelta del mítico grupo de los noventa con un álbum notable como Saviors es la punta de lanza del regreso del punk pop a escala global.</span></p><p><span style="font-size: large;">Por Xavi Sancho</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKwDB-i2UyXONWxdTh83YmOAIGr2ZFkP0n0QmmrPVK3RrETh_tfP9IMe15R2OSmPWboVR1ksf5DWH9nUzTizBHX07fv7ZwwaTJVw05pCObnQSekAE9dO5xBSiy0Ch0D8fcNp2uhEJVfxSKLrfLUULXVG5spYZLzfkseMUYBIJCBpuJeYd7QAvPwKn1tMI/s1896/Captura%20de%20pantalla%202024-03-18%20a%20las%205.12.42%E2%80%AFp.%E2%80%AFm..png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1424" data-original-width="1896" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKwDB-i2UyXONWxdTh83YmOAIGr2ZFkP0n0QmmrPVK3RrETh_tfP9IMe15R2OSmPWboVR1ksf5DWH9nUzTizBHX07fv7ZwwaTJVw05pCObnQSekAE9dO5xBSiy0Ch0D8fcNp2uhEJVfxSKLrfLUULXVG5spYZLzfkseMUYBIJCBpuJeYd7QAvPwKn1tMI/s320/Captura%20de%20pantalla%202024-03-18%20a%20las%205.12.42%E2%80%AFp.%E2%80%AFm..png" width="320" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><span style="font-size: large;">De izquierda a derecha, el batería Tré Cool, el cantante y guitarrista Billie Joe Armstrong y el bajista Mike Dirnt, miembros de Green Day, en una imagen promocional. Emmie America (Warner Music)</span></span></div><p><span style="font-size: large;">El pop se ha convertido en algo que se rige mayormente por sensaciones, como el tenis. Si crees que lo vas a lograr y si haces creer -o tu sello y tu campaña de <i>marketing</i> logran hacer creer- que lo vas a lograr, seguramente lo logres. El talento, la técnica y la inspiración son secundarios de la capacidad para fabricar un escenario favorable. Durante las semanas previas al lanzamiento de <i>Saviors</i>, el disco número 14 de Green Day, la maquinaria alrededor de uno de los más longevos y exitosos combos de punk pop estadounidenses ha lanzado mensajes anunciando una vuelta al espíritu punk de sus primeros años al inicio de la década de los noventa y al compromiso político que marcó su segundo advenimiento en 2004 con el imperial éxito de su disco anti-Bush, <i>American Idiot</i>.</span></p><p><span style="font-size: large;">En el caso de que apelar a la nostalgia y prometer un retorno a una era feliz no fuera suficiente, durante semanas se nos ha vuelto a recordar que el sonido, la actitud e incluso la estética (si esto último existe) de Green Day están muy de moda. Si tienes más o menos 30 años, lo sabes porque escuchas a Olivia Rodrigo, Willow, Yungblud o Machine Gun Kelly. Si tienes más de 30, porque en algún momento del último par de años eres susceptible de haber visto en directo a Blin-182, Sum 41 o Simple Plan. Curiosamente, si tienes los mismos años que los miembros de Green Day, es muy probable que no te hayas enterado de todo esto. Instaurada la sensación de que este disco va a ser un éxito, el álbum, lanzado el 19 de enero y producido por el mítico Ron Carvallo, obviamente, lo está siendo.</span></p><p><span style="font-size: large;"><i>Saviors</i> arranca con la canción más Green Day que Green Day tal vez haya escrito nunca. "The American Dream Is Killing Me" es un compendio perfecto del sonido de aquel <i>Dookie</i> de 1994 con el que se convirtieron en superestrellas y de la política que definió <i>American Idiot</i>. Es un temazo. Si esta fuese aún aquella banda que actuó en una casa ocupada de Vila-real ante 150 personas o en el centro cívico La Báscula de Barcelona ante 50 en los años previos a firmar por un sello grande, los otros 14 cortes que componen el álbum hubiesen sido ligeras variaciones de este y el resultado hubiera sido absolutamente contracultural, casi situacionista. Magnífico y punk. Pero Green Day es una banda demasiado mayores (los tres ya cincuentones) como para entregar un álbum solo con perdigones acelerados como "Look Ma, No Brains", melodías juguetonas como la de la estupenda "Livin´in the 20´s" o melancolía punk de primera división como la que marca "Coma City". Nadie pasa de hacer giras por el circuito europeo de casas ocupadas a salir en la MTV solo con eso, ni siquiera en aquellos lejanos e idealizados años noventa. Así, el disco debe entregar su requerida dosis de rock de estadio, baladas de mechero y medios tiempos de melodía prestada. En fin, todo ese tacticismo que tan buenos réditos les ha dado siempre que se han olvidado de aquella lejana ambición suya de tener su London Calling o, en su defecto, su <i>Sandinista</i>.</span></p><p><span style="font-size: large;">Cuenta la leyenda que todo sucedió en apenas tres semanas de 1994. Una noche estaban tocando en el Garatge Club de Barcelona y, en un pispás, se encontraban presentando su candidatura a superventas en el escenario de Woodstock. Aquel fue un año extraño, acaso el último en el que han coincidido tantas y tan opuestas subculturas musicales en pleno apogeo. El <i>grunge</i> de Soundgarden y Peral Jam, el <i>britpop</i> de Oasis o Blur, el <i>trip hop</i> de Massive Attack y Portishead o piedras fundacionales del hip hop moderno publicadas ese año por Nas o Beastie Boys. Para colmo, en abril fallecía Kurt Cobain. Aunque aparentemente desconectados, todos estos discos y todos estos artistas conformaban un perfecto ecosistema de escenas creadas para complementar las otras o, directamente, como reacción contra ellas. Pero aquella última gran fiesta de las escenas -tribus urbanas para la planta joven de El Corte Inglés- tuvo un invitado inesperado y absolutamente descontextualizado: el punk pop de Green Day.</span></p><p><span style="font-size: large;">Con la solitaria ayuda de The Offspring, la versión <i>sitcom</i> de los de Billie Joe Armstrong, debían encontrar un sitio en medio de ese mar de tiburones. Contra todo pronóstico lo lograron, y eso sucedió porque la respuesta a la seriedad y al nihilismo del <i>grunge</i> que llegó en forma de <i>britpop</i> jamás sedujo a las audiencias estadounidenses, ni tampoco a las que habían mamado rock desde la cuna. Entonces, como la necesidad de desengrasar seguía ahí y el público había descubierto que, después de todo, tampoco tenía tantas ganas de morirse bajo la lluvia de Seattle, el punk pop de Green Day pescó en los mares en los que Blur y Oasis naufragaron. Y dominaron el planeta cantando temas sobre odiarse a sí mismo, <i>jajaja</i>, en respuesta a aquello que había arrasado hasta la fecha, que era cantar canciones sobre odiarse a sí mismo, <i>bang bang</i>.</span></p><p><span style="font-size: large;">Curiosamente, toda la relevancia que se le busca a Green Day hoy en día no tiene nada que ver con aquello sucedido hace 30 años, sino con el gran advenimiento del punk pop de principios de este siglo, la primera gran catarsis milenial. La era de <i>American Pie</i>, de las bromas homófobas y ese espíritu de instituto que dicen que es el que ha seducido a la generación Z, a quienes la pandemia, robó esos años y que busca ahora recuperarlos, ya sea escuchando a Olivia Rodrigo -la verdadera jefa de todo esto, con quien Green Day han dicho que les gustaría colaborar-, Willow o incluso alguna de las bandas de K-pop como Tomorrow x Together, que se han apuntado a este sonido y esta forma de entender la vida y el ancho de pantalón.</span></p><p><span style="font-size: large;">Si bien Blink-182 ha tenido que deconstruirse porque, si la muchachada piensa que <i>Friends</i> era ofensivo, iba a alucinar con las letras de esa gente, las nuevas generaciones de artistas punk pop ya saben que no se hacen bromas sobre pedos, y no porque impliquen banalizar el cambio climático. No se hacen bromas sobre pedos porque, simplemente, no hacen gracia. Un <i>revival</i> no solo es nostalgia, también puede ser corrección.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7cvVm5yA9CrVNzanrKAlC3Ii0S0UXZ5Sjd1e47uADU51do0yhL67K00n6Z4vmusfYbI6W1PkhB5iYlXPLpKdhL8XiUSmGlAOvpOhePbAipfzyYeA6Wq6fcu9hfYHi4akr9n8NOz4hNuForNM7jSIyYLqc7dvAsZtTa7UKsN8WxsUTUAw5TGtJ7l-d3L8/s373/Green-Day-saviors.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="373" data-original-width="373" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7cvVm5yA9CrVNzanrKAlC3Ii0S0UXZ5Sjd1e47uADU51do0yhL67K00n6Z4vmusfYbI6W1PkhB5iYlXPLpKdhL8XiUSmGlAOvpOhePbAipfzyYeA6Wq6fcu9hfYHi4akr9n8NOz4hNuForNM7jSIyYLqc7dvAsZtTa7UKsN8WxsUTUAw5TGtJ7l-d3L8/s320/Green-Day-saviors.jpg" width="320" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">Green Day</span></p><p><span style="font-size: large;">Saviors</span></p><p><span style="font-size: large;">Reprise / Warner</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais. Babelia nº 1.679. Sábado 27 de enero de 2024</span></p><p><br /></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-13750000093907141722024-03-18T03:16:00.000-07:002024-03-18T03:18:23.390-07:00Kim Gordon, nihilismo de ciencia ficción<p><span style="font-size: large;">Por Laura Fernández</span></p><p><span style="font-size: large;">Existe una novela sin la que el nuevo disco de Kim Gordon (Rochester, Nueva York, 70 años) no sería el mismo. El nuevo disco de Kim Gordon, la reina del no wave, la histórica cofundadora del buque insignia del noise, Sonic Youth -junto a su ex, Thurston Moore-, es su segundo álbum en solitario. Su título es <i>The Collective</i> (Matador/PopStock!). "El título es algo que saqué de esa novela", dice Gordon. El libro es lo nuevo de Jennifer Egan, <i>La casa de caramelo</i>. Una de las poderosas, y oscuras -profundísimas, distorsionantes- canciones del disco se llama así. "No sé, creo que l álbum tiene un rollo de ciencia ficción por esa novela. Aunque no es el único libro que me ha inspirado cosas esta vez. Hay otra, y es una que hacía mucho que quería leer y que por fin leí: <i>El amante</i>, de Marguerite Duras", confiesa.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJV7X92TI328lX-8axD1cMqoGihAJJTKPFeQ3tfRZyRullsF-X4X0Lwvo_-6FRHE3NnKESgOVjvUu40fqRxooUb-_w-EHubxCzs9aZlFbdDZNehEUAWBsLkSjqog5qC7qkS-fvV9Ru9BFAFyPh_R1LpQJAqwdp6Wa3prPRoHYPJf7ABFUdlswlQE8yGLg/s1852/Captura%20de%20pantalla%202024-03-18%20a%20las%2011.10.28%E2%80%AFa.%E2%80%AFm..png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1826" data-original-width="1852" height="316" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJV7X92TI328lX-8axD1cMqoGihAJJTKPFeQ3tfRZyRullsF-X4X0Lwvo_-6FRHE3NnKESgOVjvUu40fqRxooUb-_w-EHubxCzs9aZlFbdDZNehEUAWBsLkSjqog5qC7qkS-fvV9Ru9BFAFyPh_R1LpQJAqwdp6Wa3prPRoHYPJf7ABFUdlswlQE8yGLg/s320/Captura%20de%20pantalla%202024-03-18%20a%20las%2011.10.28%E2%80%AFa.%E2%80%AFm..png" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large; text-align: left;">Kim Gordon, excomponente de Sonic Youth. Danielle Neu</span></div><p></p><p><span style="font-size: large;">Es una mañana cualquiera de un día de febrero en Los Ángeles. Gordon está en su casa, relajada y en extremo abierta a hablar de todo tipo de cosas. "Me encanta la nueva temporada de <i>True Detective</i>. Jodie Foster es alucinante", dice. Y también: "He visto un montón de buen cine este año. Me encantó <i>Pobres criaturas</i>, pero también <i>Anatomía de una caída</i>, y <i>La zona de interés</i>, y <i>Fallen Leaves</i>. Es curiosísimo lo de <i>Fallen Leaves</i> porque es una comedia romántica, pero es una comedia romántica a la finlandesa, con ese encanto maldito, esa tristeza". La charla tiene lugar por videollamada. En la pared, a su espalda, hay un enorme cartel de la película <i>Made in USA</i>, de Jean-Luc Godard, y un puñado de pequeños cuadros, dispersos, aquí y allá. Luce el sol. ¿Por qué hacía tanto que quería leer <i>El amante</i>? "Por el tiempo que Duras pasó en Vietnam cuando era niña", responde.</span></p><p><span style="font-size: large;">"Yo pasé un año en Hong Kong de pequeña. Y ella, Duras, nació en Saigón (el actual Ho Chi Ming). Creció allí y siempre había tenido curiosidad por lo que contaba en<i> El amante</i>. Es una gran novela. La película también es muy buena. Supongo que de alguna forma inspiró parte del álbum, y de manera muy directa una canción, "Three House", relata. El tema en cuestión es una etérea y electrizante evocación, un peso desdibujado, un aullido distorsionado de guitarras metálicas que no acaban de encontrarse. Y una pieza indispensable de un disco que, como dice la artista inglesa Josephine Pryde -buena amiga de Gordon-, suena, por momentos, "radiactivo" -especialmente en "Shelf Warner", pura inquietante calma <i>dub</i>-, parece poner orden al pensamiento invadido del presente.</span></p><p><span style="font-size: large;">Un orden que es pura interferencia. O listados de cosas por hacer, o de, simplemente, cosas. Como ocurre en "Bye, Bye", el primer sencillo del disco. El videoclip lo protagoniza su hija, Coco Gordon Moore. Y lo que en él se ve es una huida. A la chica huyendo de casa, y luego entrando en sitios como gasolineras a coger las cosas de las que su madre está hablando -pasta de dientes, un cepillo-, de manera que el video es en sí una especie de cortometraje, o pieza artística. "Bueno, la cineasta (Clara Balzary) es amiga, y me había hablado de una idea para un corto que quería hacer con mi hija, y de repente era perfecta para la canción, así que lo hicimos. Me dijo que la cosa era pensar en alguien que está escapando de una secta, o de su casa. Como estamos en Los Ángeles, le dije, está escapando a la vez de las dos cosas. De su casa, y de la secta de la vida en los suburbios", dice, y se ríe.</span></p><p><span style="font-size: large;">Justin Raisen (Lil Yachty, John Cale, Yeah Yeah Yeahs) está otra vez tras los mandos -ya fue el productor de <i>No Home Record</i>, su primer disco en solitario, en 2019-, y suena aquí aún más sólido, y en algún sentido, libre. Hay, por todas partes, dañadas construcciones <i>dub</i> y <i>trap </i>en las que los <i>collages</i> de palabras intuitivos de Gordon brillan, a su muy oscura, opaca, manera. "Supongo que me ha salido un disco un poco nihilista", afirma. También dice que la composición ha sido hasta cierto punto libre. "No voy cargada de libretas componiendo por ahí, ni nada de eso. A veces simplemente las palabras salen de mi boca. Sin más. Otras, hago listas, y las encajo en lo que me sugiere lo que Justin propone. Lo interesante en este álbum es el papel de las guitarras. Les dimos total libertad. Quería que el álbum tuviera ese espíritu. Algo que captase el momento", expone.</span></p><p><span style="font-size: large;">Eso pese a que haya en él, como en la novela de Egan, un toque al presente desde un futuro "tan cercano que ya casi está aquí". Un futuro ficticio en el que no sólo estamos siendo dominados por los algoritmos, sino que estamos decidiendo alejarnos de nosotros mismos hasta el punto de vivir las vidas de otros. "De eso trata el libro. Hay una aplicación que te permite entrar en la mente de otros, y tener acceso a sus recuerdos. Lo que te pide a cambio es que subas todos sus recuerdos para que otros puedan usarlos", explica. "El título, <i>The Collective</i>, es también algo que me inspiró la novela. La música es un colectivo del que formar parte", dice. Algo que hoy está domesticándose. "Si eres perezoso sólo vas a escuchar ciertas cosas. Es difícil explicar el concepto punk a los chavales de hoy. No va de cómo vistes, sino de no preocuparse por formar parte del <i>status quo</i>", dice. En ese sentido, valora el papel de Billie Eilish, que está ofreciendo a los más jóvenes "algo distinto".</span></p><p><span style="font-size: large;">Kim Gordon podría ser una suerte de exploradora del abismo, un abismo sonoro que busca precisamente eso: romper con cualquier tipo de idea preconcebida, destruir la norma, todas las normas. "Sí, a veces me digo que estamos haciéndola una intervención al mundo", dice. Antes de colgar, habla de feminismo. "I´m a Man", una de las canciones, trata "de todos esos hombres que creen que el feminismo les ha arruinado la vida". "Bromeo con Nancy Reagan y la época en la que los hombres iban de protectores y salvadores, ¡se creían <i>cowboys</i>!", dice, divertida. "Me encanta, porque no ha sido el feminismo el que les ha arruinado nada, ha sido el capitalismo, y no se dan cuenta. Es cómico. Si han perdido su papel porque se han convertido en consumidores, y es así como el capitalismo los necesita: insatisfechos, perdidos".</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMzONfVC2852q9toITMH394o1ocm5eLou2Ei7F9h9fuSzli-U6TbItn_4I1mIZyCGabeL7rQ-16Qq-hHszwRTCtrI6jBKSB1nru0bA9-Ntr-qO9LhmT3cUgtQ43sNwYdPG85iCdAkPMDZH6yrYJK8XkGrPdy-VN9-MsOeNXS8-P8yF31qfv8Z1TUg2SSo/s700/the_collective.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="700" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMzONfVC2852q9toITMH394o1ocm5eLou2Ei7F9h9fuSzli-U6TbItn_4I1mIZyCGabeL7rQ-16Qq-hHszwRTCtrI6jBKSB1nru0bA9-Ntr-qO9LhmT3cUgtQ43sNwYdPG85iCdAkPMDZH6yrYJK8XkGrPdy-VN9-MsOeNXS8-P8yF31qfv8Z1TUg2SSo/s320/the_collective.jpeg" width="320" /></a></div><br /><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-size: large;">Kim Gordon</span></p><p><span style="font-size: large;">The Colective</span></p><p><span style="font-size: large;">Matado/PopStock</span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais. núm. 1.686. Sábado 16 de marzo de 2024</span></p><p><br /></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-45378231603655822002024-01-17T01:08:00.000-08:002024-01-17T01:08:55.850-08:00El disco maldito de R.E.M<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilHiQ9Nh5kA4wBXh48oKyOZvzOs58qQ7qe0vtYFXgpRMkjJzooRs7WyAppBYhLYcOsQGJeNrvmnM3rigfO5L6OORbTXkNprPQExrtevM2d_MSkLwxZvE8MTgJaXJQcab6B8WFxMxOTpAEQ-747WA3eMkv9ADAyfWpebgOF4DW8vBQWAs-_hFCjBjERm_g/s894/61s1UxDub0L._UF894,1000_QL80_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="894" data-original-width="894" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilHiQ9Nh5kA4wBXh48oKyOZvzOs58qQ7qe0vtYFXgpRMkjJzooRs7WyAppBYhLYcOsQGJeNrvmnM3rigfO5L6OORbTXkNprPQExrtevM2d_MSkLwxZvE8MTgJaXJQcab6B8WFxMxOTpAEQ-747WA3eMkv9ADAyfWpebgOF4DW8vBQWAs-_hFCjBjERm_g/s320/61s1UxDub0L._UF894,1000_QL80_.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;">R.E.M.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;">Up (25th Anniversary Edition)</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;">Craft/Concord/Music As Usual</span></div><span style="font-size: x-large;"><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p>Cuántos discos de éxito mayúsculo envejecen mal y cuántos fracasos estrépitos acaban siendo considerados joyas incomprendidas en su tiempo.</span><i style="font-size: x-large;"> Up</i><span style="font-size: x-large;">, el 11º disco de estudio de R.E.M., es de los segundos. En 1998 alienó a los fans del grupo, desconcertados al no encontrar en él los hits cristalinos de antaño, y tal vez dejó a la banda a la deriva, abocada a la disolución futura. Cuando se cumplen 25 años de su publicación, este álbum maldito aparece en edición </span><i style="font-size: x-large;">deluxe</i><span style="font-size: x-large;">, remasterizada y ampliada con un segundo disco inédito que incluye el concierto que el grupo grabó en 1999 para la serie </span><i style="font-size: x-large;">Party of Five</i><span style="font-size: x-large;"> -algo no tan inhabitual por aquel tiempo, cuando The Flaming Lips tocaban en el Peach Pit de </span><i style="font-size: x-large;">Sensación de vivir</i><span style="font-size: x-large;">-, lo que nos ofrece una segunda oportunidad para apreciar sus virtudes.</span><p></p><p><span style="font-size: large;"><i>Up</i> fue un reflejo de la crisis existencial de R.E.M. Tras la sucesión de triunfos planetarios de <i>Out of Time</i> y <i>Automatic for the People</i>, seguidos de la incursión en un rock más sucio con Monster y en el sublime claroscuro de <i>New Adventures in Hi-Fi</i>, <i>Up</i> era un disco de reinvención. El grupo, surgido del pospunk de los ochenta, nunca aspiró a llenar espacios; fueron finisecular hacia la electrónica de grupos como U2 o Radiohead impulsó a R.E.M. -amputados de su batería Bill Berry, víctima de un aneurisma cerebral- a rodearse de cajas de ritmos y un puñado de <i>loops</i>, con dos productores de moda, Pat McCarthy y Nigel Godrich, a los mandos.</span></p><p><span style="font-size: large;">Puede que nunca superaran este revés. Se separaron en 2011 tras cuatro álbumes olvidables, exceptuando algún último coletazo de genio como "Imitation of Life". La recepción que mereció <i>Up</i> resulta comprensible: era un disco pensado para borrar pistas, casi una tabula rasa, en la que la vertiente melódica ("Daysleepeer" y "At My Most Beatiful", que parece escrita por o para Brian Wilson) se va extendiendo para dejar lugar a un pop anguloso y abstracto, contaminado por la melancolía ("The Apologist", "Sad Professor") y por una poesía marciana y abstrusa ("Diminished", "Parakeet", "Lotus" o la alucinante "Hope"). El único reproche: no poder retroceder en el tiempo para escucharlo otra vez en un <i>discman</i>.</span></p><p><span style="font-size: large;">Álex Vicente</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais. Babelia nº 1.677. Sábado 13 de enero de 2024</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-87524077249925089132023-12-28T05:03:00.000-08:002023-12-28T05:03:19.025-08:00De la tradición oral a la música barroca<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdmMJmjxsCIwt3ln-Cl7GrGdSnpCGIexpA-mHNFdjqaHLyGcbJHBlY99dd94BjZ0XJydD3EBMloOC0cX3out2GjgyOT91nKGEY0gOIQA0MDulwDYf0AD-IMe_ExR4w2q9K9d2BIsW-SXEAaOYGZbSTdQs12ZlcjtNbeKv34ZpCKV1CLjMqFh9nDmeJap4/s2904/Captura%20de%20pantalla%202023-12-28%20a%20las%2012.57.38%E2%80%AFp.%E2%80%AFm..png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1836" data-original-width="2904" height="202" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdmMJmjxsCIwt3ln-Cl7GrGdSnpCGIexpA-mHNFdjqaHLyGcbJHBlY99dd94BjZ0XJydD3EBMloOC0cX3out2GjgyOT91nKGEY0gOIQA0MDulwDYf0AD-IMe_ExR4w2q9K9d2BIsW-SXEAaOYGZbSTdQs12ZlcjtNbeKv34ZpCKV1CLjMqFh9nDmeJap4/s320/Captura%20de%20pantalla%202023-12-28%20a%20las%2012.57.38%E2%80%AFp.%E2%80%AFm..png" width="320" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large; text-align: left;">Retrato promocional del cantaor Sebastián Cruz. </span><span style="font-size: x-large; text-align: left;">GERÓNIMO NAVARRETE</span></div><p><span style="font-size: large;">FERMÍN LOBATÓN</span></p><p><span style="font-size: large;">23 DIC 2023</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El Cante está ya hecho”. La sentencia, muy recurrente, podría suponer una firme llamada al respeto de la ortodoxia o un directo rechazo a su contraria o a posibles innovaciones. Pero, paradójicamente, el gran edificio del cante flamenco no se entendería sin las aportaciones de muchos creadores y creadoras que se sintieron libres para dejar en la rica tradición oral sus melodías e inflexiones personales, que quedarían fijadas para siempre y se siguen interpretando con sus nombres. Todo ello, teniendo en cuenta que el canon ha permanecido prácticamente inalterado para las estructuras rítmicas y armónicas de la casi totalidad de los estilos flamencos.</span></p><p><span style="font-size: large;">Con la misma libertad de aquellos legendarios, los nuevos creadores hacen su propia lectura de ese canon e incorporan sus propias innovaciones. Entre ellas, la forma de presentar el propio cante. El clásico acompañamiento con guitarra, un binomio básico y mayoritario, no ha desaparecido y puede que no desaparezca nunca, pero también es cierto que han surgido nuevos formatos: obras sin guitarra, o con ella, pero, en muchos de esos casos, tratado de forma diferente o junto a otros instrumentos. La electrónica, signo de los tiempos, ha llegado quizás para quedarse. En lo relativo a la inspiración, ya sea en la lírica o en la música, existe una diversidad que dibuja un panorama muy heterogéneo: desde nuevas lecturas de la tradición oral hasta una mirada a la música barroca.</span></p><p><span style="font-size: large;">Esa es, por ejemplo, la fuente que inspira a la nueva obra del cantaor onubense Sebastian Cruz (Beas, Huelva, 1977), <i>Zarabanda</i>, editada por el prestigioso sello alemán Winter & Winter. Los encuentros entre la música antigua y el flamenco no son algo nuevo, valga con recordar los trabajos del violagambista sevillano Fahmi Alqhai junto al cantaor Arcángel (<i>Las idas y las vueltas</i>, 2014) y a la cantaora Rocío Márquez (<i>Diálogos de viejos y nuevos sones</i>, 2018). También Perrate viajó al Siglo de Oro en su última grabación, <i>Tres golpes</i> (2022). Lo de Cruz se antoja, sin embargo, como algo diferente: estamos ante un cantaor traspasado por la música barroca, de la que se enamora tras la escucha de la banda original de la película Todas las mañanas del mundo, que reúne obras de compositores franceses de ese tiempo. Tras ellos vendrían Haendl o Bach para componer toda una experiencia que, sin duda, ha transformado su aproximación a los estilos flamencos clásicos, de los que ya era acreditado conocedor.</span></p><p><span style="font-size: large;">La fidelidad a esos estilos no le ha impedido que los tiña ahora de una modulación distinta, una nueva lectura poblada de ecos y reminiscencias antiguas que se articulan por medio de la plasticidad de su voz y de una escolta instrumental que proporciona las atmósferas adecuadas al propósito. Quizás nadie como Raúl Cantizano (guitarras y zanfona) para la dirección musical. Junto a él, una reunión de músicos abiertos y desprejuiciados, muy demandados para proyectos de vanguardia: el saxofonista Juan M. Jiménez (también gaita gastoreña y flauta rociera), el percusionista Antonio Moreno y el contrabajista Marco Serrato. Los guitarristas Rafael Riqueni y Alfredo Lagos, con puntuales aportaciones, dejan su impronta en los cortes en los que participan. Malagueñas, fandangos, soleares, seguiriyas, caña, serrana, tanguillos o taranta -con letras tradicionales, adaptadas por el propio Cruz, la poesía popular de Lope de Vega y poemas de Ramón Andrés y de Edgar Allan Poe- viajan en el tiempo para encontrarse con la zarabanda, que se inspira en la de Haendel.</span></p><p><span style="font-size: large;">La grabación <i>Arteria</i>, de Rafael del Zambo (Jerez, 1990), solo disponible en plataformas, tiene unas raíces muy diferentes. Él es el nuevo eslabón que prolonga la dinastía de los Zambo, los Fernández Soto del barrio de Santiago de Jerez, de los que emergió su tío Luis en uno de los últimos ejemplos de tránsito desde el canto de uso hasta una profesionalidad que diríamos de culto. La familia es más amplia, como se puede comprobar en la genuina fiesta por bulerías que cierra la grabación, puro Jerez al compás. En su disco de presentación en solitario, el joven Rafael no traiciona su herencia, pero la lleva a su personal terreno con frescura y con la complicidad de otra ilustre saga, la de los Parrilla. Guiado por la implacable guitarra de Manuel y con detalles de sus hermanos Juan (flauta) y Bernardo (violín), el metal de los Zambo, que aúna jondura con un toque dulce y melodioso, es reconocible en todos los estilos, mayormente ligeros, pero de forma especial en la seguiriya, donde luce desnudo.</span></p><p><span style="font-size: large;">También por seguiriya se presenta el sevillano Juani Mora (Sevilla, 1999) en su estreno discográfico, <i>Mi calle no tiene nombre</i> (Karonte). Sorprende en ese intenso primer corte el rajo jondo y rancio del cantaor, un rajo que parece viejo pese a la juventud de su dueño. La incontestable calidad de esa garganta inunda toda la grabación y da carácter a un repertorio con predominio de estilos ligeros -canción andaluza, sevillanas, bulerías, rumba, bolero flamenco...-, que se presentan bien arropados por los ricos arreglos instrumentales de Jesús Bola, productor musical, que incluyen cuerda, metales y, también, unos omnipresentes coros vocales. El otro productor, Jesús de Fariña, firma la mayoría de las letras originales, con excepciones, como las sevillanas, del propio Mora, con las que homenajea a sus maestros.</span></p><p><span style="font-size: large;">De singularidad se puede calificar la grabación que protagoniza el cantaor Gragorio Moya (Argamasilla de Alba, Ciudad Real, 1984), <i>No duerme nadie</i> (La Droguería Music). Se trata de una antología, quizás un "grandes éxitos", de Enrique Morente, de cuya extensa discografía se han coleccionado 14 cortes, que van desde su grabación <i>Homenaje flamenco a Miguel Hernández </i>(1971) hasta la rompedora <i>Omega</i> (1996), pasando por los imprescindibles <i>Homenaje a Don Antonio Chacón </i>y <i>Despegando</i>, ambos de 1977. Los temas escogidos hacen fácil el paseo por la trayectoria del artista de Granada, y no solo porque sean conocidos para el aficionado, sino también por la fidelidad interpretativa que muestra Moya adaptando sus registros. ¿Se podría hablar de versiones? Tal vez pero el productor de la grabación, el musicólogo Chemi López, cuenta que acordaron que la mejor manera de tributar a Enrique era "calcando literalmente su obra". No obstante, el cantaor demuestra no ser un simple calco de Morente.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_8d9znKIy_qGtfPIdurDn-tfwNnNX4myvDEgIfUOJzEApPV1oNsKhn5hFzztgYUCL_11HwCuX_ddVcc2HGj52Sff1SuuXujrVutjVmz_wgVU12M0GaWCdowdsCOL9j1BRGwOtYZGxC4e6uLMh1MYf7LnDx5sUGRKlpxJIDM3FRGcP5snKr_ASyu-Wu_4/s2396/Captura%20de%20pantalla%202023-12-28%20a%20las%201.59.42%E2%80%AFp.%E2%80%AFm..png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2364" data-original-width="2396" height="316" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_8d9znKIy_qGtfPIdurDn-tfwNnNX4myvDEgIfUOJzEApPV1oNsKhn5hFzztgYUCL_11HwCuX_ddVcc2HGj52Sff1SuuXujrVutjVmz_wgVU12M0GaWCdowdsCOL9j1BRGwOtYZGxC4e6uLMh1MYf7LnDx5sUGRKlpxJIDM3FRGcP5snKr_ASyu-Wu_4/s320/Captura%20de%20pantalla%202023-12-28%20a%20las%201.59.42%E2%80%AFp.%E2%80%AFm..png" width="320" /></a></div><i style="font-size: x-large;">Sebastián Cruz "Zarabanda".</i><p></p><p><span style="font-size: large;"><i>Winter & Winter</i></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAFjHSStmoLh-UQpYdPKzIdrOjSWbas1qPhyjmcsrZJEbQtyzfOi_Rac8cy0uNcwRxjZwgiXQGSTD7MVR6vsItCNMPFKPxMOI-gpPqaoV4t0Fhpbj7IoGylL_fjAJf7yApJdV_mZ-XrPgq-m7GCfkGTLQyetXnU0N218fPgnw2wECH7nGGQ6mThjVSXiI/s600/R-26232170-1677415820-3789.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAFjHSStmoLh-UQpYdPKzIdrOjSWbas1qPhyjmcsrZJEbQtyzfOi_Rac8cy0uNcwRxjZwgiXQGSTD7MVR6vsItCNMPFKPxMOI-gpPqaoV4t0Fhpbj7IoGylL_fjAJf7yApJdV_mZ-XrPgq-m7GCfkGTLQyetXnU0N218fPgnw2wECH7nGGQ6mThjVSXiI/s320/R-26232170-1677415820-3789.jpg" width="320" /></a></div><br /><p><i style="font-size: x-large;">Gregorio Moya. "No duerme nadie"</i></p><p><span style="font-size: large;"><i>La Droguería Music</i></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijmLWGHtmvIvrEIdUSz9wdYa4Vk992TgIHUBU9zkj9CuM3vOT0s7sJyrCPhyphenhyphenpWsaHf1Im0Mb8JBAXQxn5hmAHj6L-gr1FElnJNPNf0ats4yOyLLVbpYrkxhUImmMLQrNjdGs-jM8qG292Rv60Xq0U8UZWM5wqgRqkdrBRnNfTHPeXUsP0OWNENeP-AcbA/s500/41NWNdzqTSL._UXNaN_FMjpg_QL85_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijmLWGHtmvIvrEIdUSz9wdYa4Vk992TgIHUBU9zkj9CuM3vOT0s7sJyrCPhyphenhyphenpWsaHf1Im0Mb8JBAXQxn5hmAHj6L-gr1FElnJNPNf0ats4yOyLLVbpYrkxhUImmMLQrNjdGs-jM8qG292Rv60Xq0U8UZWM5wqgRqkdrBRnNfTHPeXUsP0OWNENeP-AcbA/s320/41NWNdzqTSL._UXNaN_FMjpg_QL85_.jpg" width="320" /></a></div><br /><i style="font-size: x-large;">Rafael del Zambo. "Arteria".</i><p></p><p><span style="font-size: large;"><i>Autoeditado</i></span></p><p><span style="font-size: large;"><i><br /></i></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbx7yxlW_eAWH9-vVDHrjvr4-OV-SzC9QIuh9KGdigCL2ymsdbSFSqppTJiTd_SXtoakxbKBhXQtSG6TDHlZZoiKnW67xWHKXxljnIhjiFlk6bgy74b4WCCLf2K-bezHfhU4-O1NdSXPiX1be-Un5q6CxCiSolgeOC60cqy5pswPGY8eDQGF8CaE1ODM8/s225/descarga.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="225" data-original-width="225" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbx7yxlW_eAWH9-vVDHrjvr4-OV-SzC9QIuh9KGdigCL2ymsdbSFSqppTJiTd_SXtoakxbKBhXQtSG6TDHlZZoiKnW67xWHKXxljnIhjiFlk6bgy74b4WCCLf2K-bezHfhU4-O1NdSXPiX1be-Un5q6CxCiSolgeOC60cqy5pswPGY8eDQGF8CaE1ODM8/s1600/descarga.jpeg" width="225" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;"><i>Juani Mora. "Mi calle no tiene nombre"</i></span></p><p><span style="font-size: large;"><i>Karonte</i></span></p><p><span style="font-size: large;"><i><br /></i></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais. Babelia nº 1.674. Sábado 23 de diciembre de 2023</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><br /></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-18982753957505059422023-12-23T22:10:00.000-08:002023-12-23T22:10:27.439-08:00Novela musical de amor a la guitarra<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgUdx6qalcYRBAIe0QP1O8V8KhZQ8h5tjJNTrEolt0edsN00JkdbWkrsTRQUnxvFLU5dlBYmqwXf0WSohDYcphIvBYYfHkll1d4Uqx02jqIfvrWu4QUV_sFhyphenhyphenxNEPjvz_wl_qGgkf0m1NRz3Rwa9Ohs7M0XOe5mzhCb5hYwFpvUiD_5Z-cejFSns2I1io/s1672/Captura%20de%20pantalla%202023-12-24%20a%20las%207.07.23%E2%80%AFa.%E2%80%AFm..png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1124" data-original-width="1672" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgUdx6qalcYRBAIe0QP1O8V8KhZQ8h5tjJNTrEolt0edsN00JkdbWkrsTRQUnxvFLU5dlBYmqwXf0WSohDYcphIvBYYfHkll1d4Uqx02jqIfvrWu4QUV_sFhyphenhyphenxNEPjvz_wl_qGgkf0m1NRz3Rwa9Ohs7M0XOe5mzhCb5hYwFpvUiD_5Z-cejFSns2I1io/s320/Captura%20de%20pantalla%202023-12-24%20a%20las%207.07.23%E2%80%AFa.%E2%80%AFm..png" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both;"><span style="font-size: large;">Una tienda de guitarras en Las Vegas (Nevada, Estados Unidos).</span></div><div class="separator" style="clear: both;"><span style="font-size: large;">PAUL BRIDEN (ALAMY / CORDON PRESS)</span></div></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;">La historia de Juan Carlos Caja, sobre un frustrado guitarrista aficionado, es un muestrario vital en el que cualquiera que haya intentado tocar un instrumento podrá reconocerse.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Por Fernando Navarro</span></p><p><span style="font-size: large;">De un tiempo a esta parte, la industria editorial española sobre libros de música popular es abundante. Hasta cierto punto, incluso se podría decir que excesiva. Biografías, memorias, ensayos, manuales, guías, novelas gráficas o conversaciones con músicos han proliferado en la última década en un panorama que quizá intenta encontrar a un lector que ya no tiene tanta necesidad de comprar discos ante la consolidación del <i>streaming</i> y puede destinar sus esfuerzos a hacerse con literatura musical. Sin embargo, entre tanta abundancia, es dificil encontrar apuestas por la novela musical, si es que se la puede llamar así. Sin entenderse como un género en sí mismo, sería una narrativa española ubicada en el paisaje de la música popular, que despliega sus virtudes literarias a partir de contar un relato desde la propia inspiración del universo de las canciones. Es decir, lo que muchísimos escritores hacen con el cosmos de los libros y otros menos que el de las películas o la pintura. Este género narrativo musical es mucho más común en la literatura anglosajona y goza de muy buena salud, aunque, por suerte, hemos contado en España con nombres que han explorado con esmero como Kiko Amat, Miqui Otero o Rafa Cervera.</span></p><p><span style="font-size: large;">Lejos de especializarse en este no-género musical, la editorial Minúscula, siempre interesante en su búsqueda de la distinción, publica <i>Cuerdas al aire</i>, un testimonio en primera persona escrito por Juan Pablo Caja y que se podría incluir sin problemas en esta variante narrativa tan escasa y tan agradecida para los que consideran que Bob Dylan o Patti Smith, por decir unos de muchos, son personajes culturales tan grandiosos e inspiradores como Ernest Hemingway o Sylvia Plath. Más que un relato, <i>Cuerdas al aire</i> es una introspección narrativa, una incursión en la psicología de un personaje que bien podría ser el propio autor y que a partir de su amor a las guitarras y al mundo que generan, va dejando caer sinsabores y anhelos existenciales.</span></p><p><span style="font-size: large;">Minúscula, célebre en más de veinte años de vida por colecciones estupendas como Paisajes Narrados o Con Vueltas de Hoja, incluye este librito en su colección Micra, que, según la editorial, está dedicada a "textos breves y singulares". La singularidad de este texto reside en su insinuación más que en su ambición. Si bien es renqueante en el hilo argumental y en la profundidad emocional de lo insinuado, ofrece a partir del paisaje de la música un muestrario vital en el que cualquiera que haya intentado tocar un instrumento podría reconocerse. "Es difícil saber si las guitarras pasan por nuestras vidas o somos nosotros los que pasamos por las suyas", escribe Juan Pablo Caja, publicista y guionista que antes había publicado dos libros de relatos (<i>Intermedio y Relatos de vinilo, cinta magnética y celuloide</i>) y una novela (<i>Cerveza caliente</i>).</span></p><p><span style="font-size: large;">Con una prosa ligera y fina, <i>Cuerdas al aire</i> esboza algunas de las miserias de alguien que se dedica al arte de la guitarra, como no ser comprendido en una sociedad productiva, ser pagado en negro o resignarse a romper con una banda porque, sencillamente, "los grupos de música también tienen un último día", como los estudios o las parejas. Como el propio título sugiere, las cuerdas van dejando notas emocionales que crean una atmósfera sobre la condición humana de un protagonistas sin nombre que siente que su vida podría haber sido otra. "De mi relación con la guitarra lamento varias cosas, que supongo que se resumen en una: no haber intentado en serio ser mejor instrumentista", explica.</span></p><p><span style="font-size: large;">Ese guitarrista aficionado, con errores que podría haber sido más diestro y mejor con el instrumento que adora es, en definitiva, un hombre reflexivo y cuya memoria el lector puede conocer. Es fácil seguirle la pista a un texto que resuena e invita a recordar la importancia de la guitarra, ese instrumento esencial de la música popular y en desuso en la actualidad ante el auge de <i>traperos</i> y reguetoneros. Y lo hace con sentencias tan luminosas como esta: "La guitarra en los setenta era mucho más que música: era, para un adolescente, todo un símbolo, crecer, afirmarse, acceder a lugares nuevos, espacios por conquistar".</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilHQD5ewci47B_4docyS12GJptFilyhu9AayNKX6jmBMfCtPIMPdXQs8Vei5i3xguGipNJN8LMnlCV1rcDySStV15xUxQy6B5P9Q1U7xWkFM1Tl9FWh4miWcRKETvr0TSQGoNWajxp9Me_KlnZpS8hsiQnLraLM2qDeP_OXaAcaclp4JJjcOsszPX1ELE/s344/9788412662030.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="344" data-original-width="229" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilHQD5ewci47B_4docyS12GJptFilyhu9AayNKX6jmBMfCtPIMPdXQs8Vei5i3xguGipNJN8LMnlCV1rcDySStV15xUxQy6B5P9Q1U7xWkFM1Tl9FWh4miWcRKETvr0TSQGoNWajxp9Me_KlnZpS8hsiQnLraLM2qDeP_OXaAcaclp4JJjcOsszPX1ELE/s320/9788412662030.webp" width="213" /></a></div><br /><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-size: large;">Cuerdas al aire</span></p><p><span style="font-size: large;">Juan Pablo Caja</span></p><p><span style="font-size: large;">Minúscula, 2023</span></p><p><span style="font-size: large;">184 páginas, 14,50 euros</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais. Babelia nº 1.674. Sábado 23 de diciembre de 2023</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-69154702273903270092023-12-20T00:46:00.000-08:002023-12-20T00:46:27.119-08:00De la tradición a la renovación por la palabra<p><span style="font-size: large;"> Por Fermín Lobaton</span></p><p><span style="font-size: large;">No es un fenómeno nuevo. Junto a la rica tradición oral, que ha sido dominante, la lírica del flameco se ha nutrido también de las aportaciones de artistas que fueron grandes creadores de letras para el cante. No son pocos los cantaores y cantaoras contemporáneos que componen e interpretan sus propios versos. Valga como ejemplo Israel Fernández, que lo hace de una manera curiosamente conceptual, con grabaciones que tiene unidad temática. Una legítima forma de renovar y refrescar la tradición y ganar nuevos y jóvenes públicos para un cante que, en directo, goza de un gran momento de atención. La edición de disco es, nunca mejor dicho, otro cantar. En un panorama donde la autoedición es predominante, sorprende el caso de otro cantaor, Sebastian Cruz que ha publicado en una prestigiosa firma alemana.</span></p><p><span style="font-size: large;">La guitarra de concierto no deja de dar muestras de creatividad, aunque de una forma casi marginal. Con un grupo afianzado de guitarristas que sigue aportando grabaciones (Niño Josele, Bolita, José Carlos Gómez...), los relevos se suceden de forma imparable: tras la consolidación de los llamados mileniales del toque, una nueva generación, que podríamos denominar zeta, reclama la atención con un nutrido grupo de veinteañeros ya muy demandados. Entre ellos, encontramos a Alejandro Hurtado, que el pasado año publicó un primer trabajo de homenaje a los maestros Ramón Montoya y Manolo de Huelva, y que en el presente ha presentado sus propias composiciones en disco.</span></p><p><br /><br /><br /><br /><br /><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-OIf_uyraJhpANy630EWKPnQGDhXpZ6GdyUP9WA1MkISGaxAXuOzCIfCS5s_sliCIG81T5KMtSvBau69f8qgBRi73IS1RUzR5pfHSOixQdmwxUgSQTqT63YSuQqI7yOnjGOpTZwFY2pM1rJSrpPXY-2UpJA_JcAXOBQmWRD4msXTaCT35vE5JTuxEXoc/s500/319SjEYDrZL._UXNaN_FMjpg_QL85_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-OIf_uyraJhpANy630EWKPnQGDhXpZ6GdyUP9WA1MkISGaxAXuOzCIfCS5s_sliCIG81T5KMtSvBau69f8qgBRi73IS1RUzR5pfHSOixQdmwxUgSQTqT63YSuQqI7yOnjGOpTZwFY2pM1rJSrpPXY-2UpJA_JcAXOBQmWRD4msXTaCT35vE5JTuxEXoc/s320/319SjEYDrZL._UXNaN_FMjpg_QL85_.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">1. <b>Israel Fernández</b>. <i>Pura sangre</i> (Universal)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD0TS0n3Bhz1tl0e04DokcJf_DP9flLL3nAWTLGaKYbQFKJY8vpfZGVuQATFxcZg-RAgxZMKLOe6Za9qg_dX4aR4qoxP4QxfQzX3kuAOs8hBJHKrNPFpNFSX-CDjYZaFmpejFt4N5VpqI8PrDgltM1v0KKU-62cgzaK9mNhE5jpxoWHY1NCk5D6jMe3ws/s300/31824.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="299" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD0TS0n3Bhz1tl0e04DokcJf_DP9flLL3nAWTLGaKYbQFKJY8vpfZGVuQATFxcZg-RAgxZMKLOe6Za9qg_dX4aR4qoxP4QxfQzX3kuAOs8hBJHKrNPFpNFSX-CDjYZaFmpejFt4N5VpqI8PrDgltM1v0KKU-62cgzaK9mNhE5jpxoWHY1NCk5D6jMe3ws/s1600/31824.jpg" width="299" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">2. <b>Alejandro Hurtado</b>. <i>Tamiz</i> (Autoeditado)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUW7YON5UusQjJwqB80QTg-lzK9KyW6z9-N0004qYxc42PZ2l2aI7a7c_n1GkMLYoibpX_mf3fdInE9zLcko3vEj5MKAfl8et2gQX_kjYPxffjh9P0COFOGNnVm0gqF3IGNIeFkXNfKwiQCJhhDo0zFzLulw1avKc9HVcitaiwXvRDw5hZu-s1At3CaDU/s1000/SebastianCruz-Zarabanda.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="992" data-original-width="1000" height="317" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUW7YON5UusQjJwqB80QTg-lzK9KyW6z9-N0004qYxc42PZ2l2aI7a7c_n1GkMLYoibpX_mf3fdInE9zLcko3vEj5MKAfl8et2gQX_kjYPxffjh9P0COFOGNnVm0gqF3IGNIeFkXNfKwiQCJhhDo0zFzLulw1avKc9HVcitaiwXvRDw5hZu-s1At3CaDU/s320/SebastianCruz-Zarabanda.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">3. <b>Sebastián Cruz</b>. <i>Zarabanda</i> (Winter & Winter)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUCQXbHwH7VLJSxcKJssptljBhyxSEJ-elN3dN_BrXqTa4QIp9LaLOk02NdNftycvsE7Ew3i-xEB1egmyuj5odaaCSs05zZyJLA1JHC7FWqz9bfPeejvM8FaOm98obLuqH6EHqlYacCxOAn5ePkpHnxAspG8fg7Ys-0k0m6lcowuRSheeAhg1ICu_hSA4/s768/Lashuellasdedios-768x768.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="768" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUCQXbHwH7VLJSxcKJssptljBhyxSEJ-elN3dN_BrXqTa4QIp9LaLOk02NdNftycvsE7Ew3i-xEB1egmyuj5odaaCSs05zZyJLA1JHC7FWqz9bfPeejvM8FaOm98obLuqH6EHqlYacCxOAn5ePkpHnxAspG8fg7Ys-0k0m6lcowuRSheeAhg1ICu_hSA4/s320/Lashuellasdedios-768x768.png" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">4. <b>José Carlos Gómez</b>. <i>La huellas de Dios </i>(Autoeditado)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglRW8o5UlFtLlXHzILVrmFB9sjQ538KK8lPVKsyHFNIg0lVyH94nbZpy-d3OBy0pZ1IGWiFtjvJdIk9NhxftS-vsQ4G4X2Y5AaeZ_fzdFYCBdj1I0kKXzjT9U-i_y27zpRHcfk_OVjnT6PFFmZnw5NR5a5LgTSYAc_-zrKJXSEywOEvf3jPnB5wDlrgQk/s338/CristianDeMoretCD.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="338" data-original-width="338" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglRW8o5UlFtLlXHzILVrmFB9sjQ538KK8lPVKsyHFNIg0lVyH94nbZpy-d3OBy0pZ1IGWiFtjvJdIk9NhxftS-vsQ4G4X2Y5AaeZ_fzdFYCBdj1I0kKXzjT9U-i_y27zpRHcfk_OVjnT6PFFmZnw5NR5a5LgTSYAc_-zrKJXSEywOEvf3jPnB5wDlrgQk/s320/CristianDeMoretCD.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">5. <b>Cristian de Moret</b>. <i>Caballo rojo </i>(Autoeditado)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais Babelia nº 1.673. Sábado 16 de diciembre de 2023</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><br /></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-88489221526274825322023-12-19T05:57:00.000-08:002023-12-19T05:57:23.351-08:00Llevar el soul escrito en el alma<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXfY89Gmke4SSpKJfcQI70vsrIE3ZYTn6EA-H5sMpElg1J_v9Nak3AVK6Y0Fl-EZxP8KbsFBg31zVl1dtP1ll2ooclNFfOcYa3d2HtudVk7iOdX22S7fcuyClASDN4vuHOnlV1sa-HqoBean1dxxyiEe1p0ljYDkqhgGjy4xP5q-7_pLJCQK1fT5IuB1g/s3012/Captura%20de%20pantalla%202023-12-19%20a%20las%202.48.04%E2%80%AFp.%E2%80%AFm..png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1904" data-original-width="3012" height="202" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXfY89Gmke4SSpKJfcQI70vsrIE3ZYTn6EA-H5sMpElg1J_v9Nak3AVK6Y0Fl-EZxP8KbsFBg31zVl1dtP1ll2ooclNFfOcYa3d2HtudVk7iOdX22S7fcuyClASDN4vuHOnlV1sa-HqoBean1dxxyiEe1p0ljYDkqhgGjy4xP5q-7_pLJCQK1fT5IuB1g/s320/Captura%20de%20pantalla%202023-12-19%20a%20las%202.48.04%E2%80%AFp.%E2%80%AFm..png" width="320" /></span></a></div><p><span style="font-size: large;">El cantante Roebuck Pops Staples, de The Staple Singers, en una fiesta de Stax en Memphis en 1969. DON PAULSEN (MICHAEL OCHS ARCHIVES / GETTY IMAGES)</span></p><p><span style="font-size: large;">Por Fernando Neira</span></p><p><span style="font-size: large;">Hay trabajos hermosos y los hay esforzados. El de Cheryl Pawelski aúna los dos requisitos. Esta experimentada y prestigiosa productora discográfica, cofundadora del sello Omnivore (un término que la define como pocos) y con altas responsabilidades durante años en Rhino, Concord o EMI-Capitol, descubrió hacia el año 2010 un gigantesco e ignoto archivo documental con las grabaciones originales que los compositores de Stax —con seguridad la factoría de música negra, junto a Motown, más importante de la historia— realizaban de sus canciones para mostrárselas a las grandes estrellas de la compañía y que estas las interiorizasen, se las aprendieran y procedieran a inmortalizarlas en las grabaciones definitivas. El hallazgo se antojaba valiosísimo, pero casi inabordable por sus dimensiones ciclópeas: las estanterías albergaban unas 2.000 horas de música que, para poner las cosas más difíciles, casi nunca conservaban las más mínimas indicaciones sobre títulos, autores o año de gestación. Pero era evidente que en semejante plétora de material habrían de esconderse unos cuantos tesoros —bastantes— de evidente valor sonoro e histórico.</span></p><p><span style="font-size: large;">Pawelski, ganadora de tres Premios Grammy, no se arredró. Pensó que bucear en aquellas 1.300 casetes digitales de hora y media de duración cada una era solo cuestión de tiempo, paciencia, constancia y entusiasmo. Una década más tarde, tras finalizar la escucha y catalogación de aquel legado al que nadie había prestado atención, se sintió exhausta pero eufórica. En aquellas olvidadas cintas aparecían, ocultas entre toneladas de registros sin demasiado interés, varios centenares de canciones sencillamente gloriosas. Y aún más asombroso: en 66 de los casos eran títulos que ningún artista llegó a grabar y que, de no ser por su tozuda perseverancia, se habrían disipado para siempre entre toneladas de polvo y olvido.</span></p><p><span style="font-size: large;">La historia, tan emocionante como las de esos viejos galeones reflotados con tesoros valiosísimos en sus bodegas, cobra ahora cuerpo en forma de cofre de siete cedés, tapas duras y 50 páginas profusamente ilustradas. Lleva por título <i>Written in Their Soul </i>y no parece temerario señalarlo como la antología discográfica (o <i>box set</i>, en la terminología anglófona) más asombrosa de la temporada, tanto por la excelencia del contenido como por su valor documental, un inesperado complemento a la historia que hasta ahora conocíamos de un sello comprometido con el soul, el <i>rhythm and blues</i>, la cultura afroamericana y las transformaciones sociales de aquellos azarosos años sesenta. Cheryl Pawelski contabilizó hasta 665 maquetas “perfectamente publicables”, pero <i>Written in Their Soul</i> se conforma al final con solo 146 grabaciones. Los cuatro primeros discos recopilan 80<i> demos </i>de piezas que sí acabarían llegando a los tocadiscos de los aficionados, casi siempre a través de artistas de la Stax pero también mediante préstamos a músicos que grababan para sellos como Atlantic, Hi! o Soul House. Se trata de un material pasmoso, sin duda, pero empalidece ante la certeza de que toda la música incluida en los tres discos siguientes, del quinto al séptimo, nunca había sido publicada ni difundida de ninguna manera ni circunstancia.</span></p><p><span style="font-size: large;">¿Material de desecho? ¿Filfa? ¿Morralla? Aparquen el escepticismo y súbanle el volumen a los auriculares: de entre esas cinco docenas largas de hallazgos absolutos, ocho o diez podrían haberse consagrado como clásicos del género e irrefutables éxitos a ambos lados del Atlántico.</span></p><p><span style="font-size: large;">Prodigios de otros tiempos, sin duda. Stax Records había echado a andar en Memphis (Tennessee) allá por 1957 con el propósito de convertirse en la gran catalizadora del soul sureño. Su fundador, Jim Stewart, era un violinista blanco más bien irrelevante, pero admiraba el modelo que Sam Phillips había sido capaz de implantar en Sun Records (Elvis Presley, B. B. King) y comprendió pronto que una parte mollar del negocio discográfico provenía de los derechos de autor y no tanto de los fonográficos. Por eso no tardó en fundar una compañía editorial, East Publishing (más tarde, East/Memphis Music), que agrupaba a cuantos compositores trabajaban a destajo para su escudería. De esa manera todo quedaba en casa: las interpretaciones y las autorías.</span></p><p><span style="font-size: large;">Los originales ahora desenterrados en este séptuple trabajo permiten descodificar los logros de Stax —la escudería en la que encontrarían acomodo Otis Redding, Sam and Dave, Isaac Hayes, The Staple Singers, Eddie Floyd y Carla and Rufus Thomas, entre otras luminarias— desde las entrañas. El mediocre violinista Stewart no escribía música, pero sus tres primeros empleados para el sello, Chips Moman, Steve Cropper y el afroamericano David Porter, eran compositores todoterreno. De ellos, Cropper se convertiría en piedra angular de Stax a través de Booker T. & The M.G.’s (los de ‘Green Onions’), aunque el aficionado medio lo recordará por sus apariciones en las películas de The Blues Brothers.</span></p><p><span style="font-size: large;">Una de las aportaciones más sobresalientes de<i> Written in Their Soul</i> la encontramos con el muy relevante papel de las mujeres en el elenco de compositores, un detalle sobre el que apenas se había incidido hasta ahora. Bettye Crutcher, firmante de varios éxitos para la familia Staples, abrió el camino en la factoría, aunque ella misma explica cómo tuvo que alternar las excelencias de sus canciones con la de sus espaguetis para granjearse la confianza de los intérpretes más recelosos. Continuó la saga Deanie Parker, que acabaría ostentando una vicepresidencia en la compañía. Y el caso más asombroso es el de Carla Thomas, a la que todos identificamos como cantante (‘B-A-B-Y’), pero que aquí acredita una solvencia abrumadora con un lápiz entre las manos.</span></p><p><span style="font-size: large;">En último extremo, <i>Written in Their Soul</i> permite escudriñar en las formulaciones originales de títulos que se harían inmensamente populares en sus versiones definitivas, desde ‘634-5789′ (Wilson Pickett) a aquel ‘Respect Yourself’ finísimo en las voces de The Staple Singers, pero de fiereza casi punk cuando salió de las manos de su firmante, Mack Rice.</span></p><p><span style="font-size: large;">Es muy divertido curiosear en esas interpretaciones frescas, descuidadas y primitivas, a veces tan cómicas como ese ‘Dy-no-mite’, luego famoso a través de The Green Brothers, en el que su autor imita con silbiditos las partes concebidas para los metales. Pero nada, insistimos, fascina tanto como las canciones rescatadas del agujero negro. Los autores del libreto, Deanie Parker y Robert Gordon, no dan crédito a que maravillas como ‘Everybody Is Talking Love’, de Bettye Crutcher, hubiesen sido desechadas y condenadas al ostracismo. Quizá ahora algunas de esas joyas ignotas se incorporen de manera tardía al canon de la mejor música estadounidense.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjTAU2d91Yc2rFxLDk0Xrpl-z50AXGKPeOaJ1HLAh07xQbEhK4OX0evavEvnclS9C9WF3JwAb73lL6xJGDjT2RZy3XlZQaLI5dFgN980Q9K82XOHkxLM-DRAWubXOBKvcD3q-i0QyUhC6THpXed43Logqzs7iZvx6N4jJ6Tyo-vYNUP8wFIOESceYWQwo/s700/a4030222930_65.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="700" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjTAU2d91Yc2rFxLDk0Xrpl-z50AXGKPeOaJ1HLAh07xQbEhK4OX0evavEvnclS9C9WF3JwAb73lL6xJGDjT2RZy3XlZQaLI5dFgN980Q9K82XOHkxLM-DRAWubXOBKvcD3q-i0QyUhC6THpXed43Logqzs7iZvx6N4jJ6Tyo-vYNUP8wFIOESceYWQwo/s320/a4030222930_65.jpeg" width="320" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p><span style="font-size: large;">VV. AA. </span></p><p><span style="font-size: large;">Written in Their Soul: The Stax Songwriter Demos </span></p><p><span style="font-size: large;">Craft Recordings / Music As Usual</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais. Babelia nº 1.670 Sábado 25 de noviembre de 2023</span></p><p><br /></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-69468568832029580822023-12-18T03:09:00.000-08:002023-12-18T03:09:02.840-08:00Lo que haya, lo que quepa, lo que se venda<p><span style="font-size: large;"> por Diego A. Manrique</span></p><p><span style="font-size: large;">Una paradoja. En tiempos catastróficos para la música en soportes físicos, las compañías vuelven a mostrar sus habilidades para hacer discos atractivos. Ha encogido la red de tiendas, que no han gozado de una protección especial por parte de la gran industria. Huecos que antes eran explotados por disqueras especializadas. Las pequeñas tienen problemas hasta para abastecerse: las multinacionales, que prescindieron de sus fábricas de vinilo, y ahora copan la producción. pero mejor olvidad tales disputas para acercarnos a la lógica de las actuales reediciones. Por ejemplo, la debilidad por las fechas redondas: los 25, 40 o 50 años de la publicación de una obra o la defunción del creador. Así que se agradecen los lanzamientos que prescinden de la fatalidad cronológica, como las maquetas de Stax o la colección de no-éxitos de Nancy Sinatra.</span></p><p><span style="font-size: large;">Respecto al contenido, las tres reglas: lo que haya, lo que quepa, lo que acepte el mercado. La versión Super Deluxe de <i>Diamonds and Pearls</i> suma 7 discos, gracias a la laboriosidad de Prince, que almacenaba las grabaciones desechadas, los directos y las diferentes variaciones sobre las canciones publicadas. Otra opción es la recopilación comisariada -disculpen el palabro- por el propio artista. Abundan las antologías de The Kinks, pero ahora sale <i>The Journey,</i> dos discos dobles donde Ray Davies ordena su repertorio según sus peripecias, desde la juventud ("hallando una identidad y una chica") hasta las crisis ("buscando la inocencia perdida"). Apena que las notas sean tan cicateras: no se menciona al productor, el formidable Shel Talmy, todavía vivo.</span></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><br /><br /><br /><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs2mOUfb__otKPZWQMJBW7Rfp6P7Nl5FQpOkU5SbIvI2RKPjD_xW1lQddn5IHZ74_vWtyk0r9k_B0qUSC-EJsmzsfW5CC16IMLx3pn0pTosp0RkVEaqoS1UuA9Ze6BKWrsGql9snz9_T8L8UqdAk40i4Yej2FyVoUlwW75RndKms_qpHE3P4HPjTfh_yg/s800/Neil-Young.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="445" data-original-width="800" height="178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs2mOUfb__otKPZWQMJBW7Rfp6P7Nl5FQpOkU5SbIvI2RKPjD_xW1lQddn5IHZ74_vWtyk0r9k_B0qUSC-EJsmzsfW5CC16IMLx3pn0pTosp0RkVEaqoS1UuA9Ze6BKWrsGql9snz9_T8L8UqdAk40i4Yej2FyVoUlwW75RndKms_qpHE3P4HPjTfh_yg/s320/Neil-Young.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">1.<b> Neil Young</b>. <i>Chrome Dreams </i>(Reprise)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYj4BSyuBPZLJnENXDAyAjZqiJRUOfmVAisf25znqbquAKvi3olMOEUYiOX01lDkKKC7A2wQEsuIZTQOlvJASVzpIIIs_ZPvoKoqOUH27OiKsTuVTS-L4BraClf85khZVxfQE9uMhJIk_2RO64huccdqks3bFNgbMyIHVCk7EYK0qdeb_4ZlLR0rxkYaw/s894/81vR07kKZWL._UF894,1000_QL80_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="894" data-original-width="894" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYj4BSyuBPZLJnENXDAyAjZqiJRUOfmVAisf25znqbquAKvi3olMOEUYiOX01lDkKKC7A2wQEsuIZTQOlvJASVzpIIIs_ZPvoKoqOUH27OiKsTuVTS-L4BraClf85khZVxfQE9uMhJIk_2RO64huccdqks3bFNgbMyIHVCk7EYK0qdeb_4ZlLR0rxkYaw/s320/81vR07kKZWL._UF894,1000_QL80_.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">2. <b>VV. AA</b><i>. Written in their Soul: the Stax Songwriter Demos</i> (Craft)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtzkUnw3RVGVN57Vu6wOGxG-FYa5bB5zzbFFo8MGi71JypYfIYi6yCpxtGAT5A5QV3jHtVjc-1lpIEvLUf4EXC3uhmlEDPDzywpXciA-yRm4BYyiUlwc5TO9jXve5d_Y0Fyd6zH5rxrTAjhMKT7A-n7btsV9G7KwyltQ1_i-vz_tON9f0ef0ZaztRrytM/s800/rem-up-2-lps-180-gr-edicion-craft-recordings.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="800" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtzkUnw3RVGVN57Vu6wOGxG-FYa5bB5zzbFFo8MGi71JypYfIYi6yCpxtGAT5A5QV3jHtVjc-1lpIEvLUf4EXC3uhmlEDPDzywpXciA-yRm4BYyiUlwc5TO9jXve5d_Y0Fyd6zH5rxrTAjhMKT7A-n7btsV9G7KwyltQ1_i-vz_tON9f0ef0ZaztRrytM/s320/rem-up-2-lps-180-gr-edicion-craft-recordings.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">3. <b>REM</b>. <i>Up</i> (Craft)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9LyeTChNAkJ38DKlpZTY315fKlDD2_3lXXg0ExEqL1TwlLsL3CrZy_i8VbJs8VKbw2M65lRQUbTiMnhEWZVDUu18pB3KXs7HOdLX9xngUqOk5Yixw6aB2Wbu4jneOJzAdAHtEfNrCBMZobj9lP6WOAifaCRs9iV5v1p5Tu6RBH49D6nXMIpNdDLD3yM4/s2000/tmp_2F1692727514291-t7zk1dze35-4d8ef279bce5203e75816e92fe38bfbe_2Flita208_frCvr_3000px_2000x.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2000" data-original-width="2000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9LyeTChNAkJ38DKlpZTY315fKlDD2_3lXXg0ExEqL1TwlLsL3CrZy_i8VbJs8VKbw2M65lRQUbTiMnhEWZVDUu18pB3KXs7HOdLX9xngUqOk5Yixw6aB2Wbu4jneOJzAdAHtEfNrCBMZobj9lP6WOAifaCRs9iV5v1p5Tu6RBH49D6nXMIpNdDLD3yM4/s320/tmp_2F1692727514291-t7zk1dze35-4d8ef279bce5203e75816e92fe38bfbe_2Flita208_frCvr_3000px_2000x.webp" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">4. <b>Nancy Sinatra</b>. <i>Keeps Walkin´:Singles, Demos & Rarities 1965-1978</i> (Light in the Attic)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHEaRXLPtCaJSCv33cnTw5PxYBEPtw-ksnPvn9X-DmgL1lm20v-tzSki0kRSMsl68IzVeFP8qvlZa_7zBlPNnNhuqKz7nKqeXsgCTBm65qReVX2ktvmbFUtwdchfsvK6jQlbuy2IW0BnGcBp09LigjMPzPnhRiUOWY4yKsBaJxrCCFvQS_UVPAVRVGVE4/s1600/5054197750533-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHEaRXLPtCaJSCv33cnTw5PxYBEPtw-ksnPvn9X-DmgL1lm20v-tzSki0kRSMsl68IzVeFP8qvlZa_7zBlPNnNhuqKz7nKqeXsgCTBm65qReVX2ktvmbFUtwdchfsvK6jQlbuy2IW0BnGcBp09LigjMPzPnhRiUOWY4yKsBaJxrCCFvQS_UVPAVRVGVE4/s320/5054197750533-1.jpg" width="320" /></a></p><p></p><p><span style="font-size: x-large;">5. </span><b style="font-size: x-large;">Tina Turner</b><span style="font-size: x-large;">. </span><i style="font-size: x-large;">Queen of Rock´n´Roll</i><span style="font-size: x-large;"> (Parlophone)</span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais. Babelia nº 1.673. Sábado 16 de diciembre de 2023</span></p><p><br /></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-25973730749840337892023-12-16T23:24:00.000-08:002023-12-16T23:24:25.566-08:00Y el mejor álbum del año... es de 2022<p><span style="font-size: large;"> Por Xavi Sancho</span></p><p><span style="font-size: large;">Para muchos medios internacionales, el mejor disco de 2023 es uno que salió en diciembre de 2022. Desde la edición estadounidense de la revista Rolling Stone nombró el <i>London Calling</i> de TheClash como mejor álbum de los años ochenta no se veía tamaña trampa al solitario. La excusa fue que el álbum se había editado en Reino Unido el 14 de diciembre de 1979, pero en EEUU no vio la luz hasta enero de 1980. Y no existía Amazon. En el caso de este año, el SOS de SZA se editó el 9 de diciembre de 2022 en todo el mundo, el mundo en el que hay Spotify y Amazon y, para desgracia de muchos de ellos, 2023 no trajo nada mejor.</span></p><p><span style="font-size: large;">Más allá del debate sobre si es lícito o no adaptar el calendario a las necesidades editoriales, lo cierto es que este ha sido un año bien flojo, tanto que sus mejores discos no solo pertenecen a diciembre de 2022 -como la rapera Little Simz, que también podría encabezar lo mejor del año-, sino que también al arranque de 2023. Muchos creen que el siglo XX acaba el 11-S. El año 2022 no acabó hasta febrero de 2023. Durante la primera quincena de ese mes salieron a la venta <i>Desire, I Want to Turn Into You</i>, de Caroline Polachek, y <i>Heavy Heavy</i> de Young Fathers. La exlider de Chairlift entregaba una obra descomunal de pop contemporáneo. Mientras, los escoceses expandían su ya original sonido, que juega con todo lo que es adyacente al hip hop sin serlo del todo, sumándole elementos <i>new wave</i> y pospunk, además de coros infantiles. Como los violines, jamás sobran los coros infantiles. </span></p><p><span style="font-size: large;">Lo cierto es que 2023 será recordado como el año que el mundo se puso a cantar rancheras y demás estilos del regional mexicano. La gran estrella del asunto fue, obviamente, Peso Pluma, pero a nivel artístico quienes llevaron el género a terrenos más sorprendentes y hasta la fecha no explorados fueron Carín León en <i>Colmillo de leche</i> y, sobre todo, Nathael Cano con su apabullante <i>Nata Montana</i>. La confirmación triunfal de estos artistas amplió el repertorio de armas a manos de la música en español para seguir su proceso de dominación mundial. Y mientras Tainy repasaba y actualizaba el reguetón, el puertorriqueño Eduardo Cabra, ex Calle 13, lanzaba <i>Martínez</i>, una obra ambiciosa en la que le daba un repaso -expansivo y extensivo- a la música latina en el mismo estilo que lo llevan haciendo durante años a los sonidos negros Beyoncé o Sudan Archives. (Postdata: este texto se ha escrito a mediados de diciembre con la esperanza de que a Frank Ocean o a Rihanna no se les ocurra lanzar un disco en lo que queda de año).</span></p><p><br /><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRxx0sGS-wmqPlGdxdNHglU-skp-D50Fm_lCc5R_RpECS7fAMfeN1yTMfXnySHyoaPwcEBRvkod5fKbmkaJ3Zy4QAbaPOY8EiDirJYgbrbf01kmu8Y5PVUhW1yXa4x4SzSQvCPVsMhN_m8jl2trY2Oj_O6z6MFPs042Kxsy4kMu4hRYqfVSedhYvH58i4/s894/7161aJCgAdL._UF894,1000_QL80_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="894" data-original-width="894" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRxx0sGS-wmqPlGdxdNHglU-skp-D50Fm_lCc5R_RpECS7fAMfeN1yTMfXnySHyoaPwcEBRvkod5fKbmkaJ3Zy4QAbaPOY8EiDirJYgbrbf01kmu8Y5PVUhW1yXa4x4SzSQvCPVsMhN_m8jl2trY2Oj_O6z6MFPs042Kxsy4kMu4hRYqfVSedhYvH58i4/s320/7161aJCgAdL._UF894,1000_QL80_.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">1. <b>Carolina Plachek</b>. <i>Desire, I Want to Turn Into You</i> (Perpetual Novice)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTN6b8QlEmQe_QS-Ld-az2QHGdeEN8yz2kmd27F7Hwnj1YqmOu-5kGKBe6pC7FnDBM2-MF1cR-_sUuOV69m8CR6pvOeBT8AnOFlv8VMlROm0dMN4ut6UT5NL4ghlIvLtU4bAod1l9uF_oQKRBsYp4tEbjGEjVnbjYzPXXkLMoPIKaiVe5P_4fWPXZk6ss/s1000/heavy-heavy-main.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTN6b8QlEmQe_QS-Ld-az2QHGdeEN8yz2kmd27F7Hwnj1YqmOu-5kGKBe6pC7FnDBM2-MF1cR-_sUuOV69m8CR6pvOeBT8AnOFlv8VMlROm0dMN4ut6UT5NL4ghlIvLtU4bAod1l9uF_oQKRBsYp4tEbjGEjVnbjYzPXXkLMoPIKaiVe5P_4fWPXZk6ss/s320/heavy-heavy-main.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-size: large;">2. <b>Young Fathers</b>. <i>Heavy Heavy</i> (Ninja Tune)</span><p></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzLumhsWFKGaCKH0LlTBtwQ3lCXaZqqXLZ9Fuj-nF95lLVOyJxa_kRdz_eNr_EPC24FCTwMGL5zZodruYck67iIdNwn72y7ib0xE4DNUWe3QLa4-u6GxkY2g0MvORARdc1BsQOGoeX-keOIIlJAUV_ZicYYHlmnRrngtftpCaSnMjzzbpj74L0GW-6GVs/s500/500x500.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzLumhsWFKGaCKH0LlTBtwQ3lCXaZqqXLZ9Fuj-nF95lLVOyJxa_kRdz_eNr_EPC24FCTwMGL5zZodruYck67iIdNwn72y7ib0xE4DNUWe3QLa4-u6GxkY2g0MvORARdc1BsQOGoeX-keOIIlJAUV_ZicYYHlmnRrngtftpCaSnMjzzbpj74L0GW-6GVs/s320/500x500.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">3. <b>Natanael Cano</b>. <i>Nata Montana</i> (La R Records)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZbeIJ_TF5vnj_VRc7QTCEpPCQhdIMjjt6SGhATEGo4iiBwuF1s6EfuA6BkGGTHBsPB4qlkhYIuey5az2Czho902CWkkuY5DNXHm7Vj-BHDkGeCaq3ncLDJqh9azlpnuSbzzUsbxG3JR1uvLu9oAR7NY7N8RNdU82hYsYEETyYy5VnQWyVOwA_UwGv6DM/s840/Sufjan_Stevens_Javelin-840x675.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="840" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZbeIJ_TF5vnj_VRc7QTCEpPCQhdIMjjt6SGhATEGo4iiBwuF1s6EfuA6BkGGTHBsPB4qlkhYIuey5az2Czho902CWkkuY5DNXHm7Vj-BHDkGeCaq3ncLDJqh9azlpnuSbzzUsbxG3JR1uvLu9oAR7NY7N8RNdU82hYsYEETyYy5VnQWyVOwA_UwGv6DM/s320/Sufjan_Stevens_Javelin-840x675.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-size: large;">4. <b>Sufjan Stevens</b>. <i>Javelin</i> (Asthmatic Kitty)</span><p></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgblXsJ_A_hSH0917clKm9mr0x-ptgU41wcapHj6zMazq5l9xOG8PyYfvuLy2t6iCUYnDUWxX6THB7tmEJqXFDvtmHyARp3NXQkC61QrxTqKOHgId7ErNrl_h3hhClIUga-Dt1mKu8KtsOOrd2XunQwsAfbnCRhyZoad9yreHL3v37KjhWfM-0PJ4jVudc/s840/Nation-of-Language-strange-disciple.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="840" data-original-width="840" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgblXsJ_A_hSH0917clKm9mr0x-ptgU41wcapHj6zMazq5l9xOG8PyYfvuLy2t6iCUYnDUWxX6THB7tmEJqXFDvtmHyARp3NXQkC61QrxTqKOHgId7ErNrl_h3hhClIUga-Dt1mKu8KtsOOrd2XunQwsAfbnCRhyZoad9yreHL3v37KjhWfM-0PJ4jVudc/s320/Nation-of-Language-strange-disciple.jpeg" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">5. <b>Nation of Language</b>. <i>Strange Disciple</i> (PIAS)</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais. Babelia nº 1.673. Sábado 16 de diciembre de 2023</span></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-64858734075179605372023-12-09T22:28:00.000-08:002023-12-09T22:28:53.894-08:00Charles Mingus: 100 años del gran volcán del jazz<p><b><span style="font-size: large;">Compositor inmenso, el músico celebraría este año un siglo de su nacimiento. Una caja de sus grabaciones de los setenta y la reedición de sus memorias conmemoran el aniversario</span></b></p><p><span style="font-size: large;">FERNANDO NAVARRO</span></p><p><span style="font-size: large;">08 DIC 2023</span></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTwcawquo3LU03Usr_Yk-hfcuYhyphenhyphennX4wUOAOaB2a2-wmsx4t33WQEBwtakzg2GjBQWhVTCrCF18kkq1JI61qQRsccZEc4VSKzjH4Fr3QbyzcR9F7543Cz9Zyy_eCEAELxlzDQHUa82qz-nplQOGrVt-ca0kAcUxmLGRyvO0t5h63uPmDDBd4INqEKK6uE/s1082/Captura%20de%20pantalla%202023-12-10%20a%20las%207.20.54%E2%80%AFa.%E2%80%AFm..png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1082" data-original-width="750" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTwcawquo3LU03Usr_Yk-hfcuYhyphenhyphennX4wUOAOaB2a2-wmsx4t33WQEBwtakzg2GjBQWhVTCrCF18kkq1JI61qQRsccZEc4VSKzjH4Fr3QbyzcR9F7543Cz9Zyy_eCEAELxlzDQHUa82qz-nplQOGrVt-ca0kAcUxmLGRyvO0t5h63uPmDDBd4INqEKK6uE/s320/Captura%20de%20pantalla%202023-12-10%20a%20las%207.20.54%E2%80%AFa.%E2%80%AFm..png" width="222" /></span></a></p><p><span style="font-size: x-large;">Charles Mingus (1922-1979) toca el contrabajo en un concierto en Michigan, en 1977.</span></p><p><span style="font-size: large;">STEVE KAGAN (THE CHRONICLE COLLE</span></p><p><span style="font-size: large;">El grandioso espectáculo de un volcán de emociones. Escuchar la música de Charles Mingus, uno de los mejores músicos de jazz de todos los tiempos, es como contemplar un volcán en todas sus posibilidades. A veces, ese grandullón de mirada profunda, rostro pétreo y pelos asilvestrados, con el puro en la boca echando humo, transmite una calma magnética, propia de esconder misterios indescifrables. Otras, esa montaña, bajo una tensión impresionante, se muestra a punto de estallar. Y, otras tantas, el fenómeno de la naturaleza revienta sin compasión, en un jolgorio de lava, gases y cenizas, toda una erupción musical al alcance de muy pocos. De una forma u otra, el impetuoso Mingus, contrabajista, pianista, compositor y director de orquesta, siempre buscó traspasar los límites.</span></p><p><span style="font-size: large;">Este año se conmemora un siglo del nacimiento de este músico, fallecido a los 56 años, en 1979. Por encima de todo, se distinguió como un compositor inmenso. Reconocido en los círculos más eruditos, cabe señalar que Mingus no goza de la popularidad de otros colosos del jazz, como su admirado Charlie Parker, Miles Davis, John Coltrane, Louis Armstrong o incluso Duke Ellington, una de sus más tempranas y decisivas influencias.</span></p><p><span style="font-size: large;">Aunque admirado por colegas y críticos, la historiografía oficial no ha terminado de ser justa con su legado, una obra apasionante, bella y rica, pura raza negra por librarse del adoctrinamiento blanco y en lucha constante contra los convencionalismos y la comercialización del arte. Pese a todo, su nombre se puede incluir junto al de los más grandes compositores de la historia de la música popular estadounidense, un creador insaciable y rompedor que, impulsado por un corazón primitivo y una cabeza privilegiada, agrandó horizontes y se mantuvo fiel a sí mismo hasta el final, tal y como se puede apreciar en el último lanzamiento discográfico bajo su firma, uno de los más destacados de este 2023 que expira.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPw0bFg_D0oXYx2yEVrPSREUEHY816WETPqCJ4cu3mB0G0Bd4xmwbTK5kTkTfbAtTxn6aNYwz8XsidzFBj-6Zo9R4LOWog_BEoCU203GGpZOVieS6IxLWIMYPHYyB-ZSHDShQunNBee0MCTy4uOldbFj3OKVauFZNYd-N67kkpafCtF9J8DXFuFBYHkjw/s2410/Captura%20de%20pantalla%202023-12-10%20a%20las%207.21.19%E2%80%AFa.%E2%80%AFm..png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2354" data-original-width="2410" height="313" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPw0bFg_D0oXYx2yEVrPSREUEHY816WETPqCJ4cu3mB0G0Bd4xmwbTK5kTkTfbAtTxn6aNYwz8XsidzFBj-6Zo9R4LOWog_BEoCU203GGpZOVieS6IxLWIMYPHYyB-ZSHDShQunNBee0MCTy4uOldbFj3OKVauFZNYd-N67kkpafCtF9J8DXFuFBYHkjw/s320/Captura%20de%20pantalla%202023-12-10%20a%20las%207.21.19%E2%80%AFa.%E2%80%AFm..png" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p><span style="font-size: large;">Charles Mingus toca el contrabajo en el Festival de Jazz de Montreux en Suiza, en 1975.</span></p><p><span style="font-size: large;">DAVID REDFERN (REDFERNS / GETTY</span></p><p><span style="font-size: large;">Para conmemorar estos 100 años de su nacimiento, Warner Music ha reeditado en una lustrosa caja en formato vinilo y cedé —<i>Changes: The Complete 1970′s Atlantic Recordings</i>— todos sus álbumes publicados en la década de los setenta en Atlantic Records, cuando, decepcionado por su paso por Impulse!, donde hizo obras maestras como <i>The Black Saint and the Sinner Lady</i> (1963) o <i>Mingus, Mingus, Mingus, Mingus, Mingus</i> (1964), regresó a uno de los sellos en los que, con otras obras sublimes como <i>Pithecanthropus Erectus </i>(1954) o <i>Blues & Roots </i>(1959), cultivó su imagen de <i>enfant terrible</i> de los cincuenta, la época dorada del <i>bebop</i>, como un artista apasionado entre las controversias y las rivalidades.</span></p><p><span style="font-size: large;">Abruma y cautiva adentrarse en una carrera tan magna como la de este ser de hambre artística voraz. Y más pensar que, en el fondo, Mingus murió relativamente joven, a los 56 años, víctima de ELA cuando buscaba un tratamiento alternativo para la enfermedad en México. De la caja de sus últimos años en Atlantic, se recogen los dos discos últimos editados tras su muerte, <i>Me, Myself an Eye</i> y <i>Something Like a Bird</i>, formado por unas sesiones de grabación que hizo desde una silla de ruedas y pensadas en su mayoría para una colaboración con Joni Mitchell. Ese era Mingus, una fiera indomable que siempre buscó y halló.</span></p><p><span style="font-size: large;">Esta fase final de su carrera, que la caja recoge en siete álbumes entre 1973 y 1979, está repleta de hallazgos, como en<i> Cumbia & Jazz</i> (1977), en el que el <i>calypso</i> se mezcla con el <i>hard-bop </i>o el góspel. Con una educación de conservatorio en fundamentos de clásica donde empezó con el trombón, él decía que su música procedía de la iglesia. A decir verdad, había siempre en ella esa pulsión espiritual, arcaica e incluso celebrativa de la comunidad afroamericana, pero la elevaba con su gran conocimiento del jazz y la música clásica europea. Podía hablar en los mismos términos de Bach o Debussy como de Freddie Webster o Art Tatum.</span></p><p><span style="font-size: large;">Así, los hallazgos más impresionantes que se encuentran en esta caja están en los discos <i>Mingus Moves</i> (1973), <i>Changes One</i> (1973) y <i>Changes Two</i> (1974). Tres obras muy distintas entre sí y que, por sus texturas instrumentales, tonalidades abrasivas y vibrantes registros emocionales, hoy serían un hito para cualquier jazzman de primer nivel. Músico controvertido, incapaz de dejar indiferente, Mingus llegó al mundo en un pueblo de Arizona, aunque creció en Watts, uno de los barrios más conflictivos de Los Ángeles. Su biografía es la de un hombre hecho a sí mismo, como bien se cuenta en sus memorias, Menos que un perro, descatalogadas desde hace años en castellano y reeditadas ahora por Libros del Kultrum, en una versión ampliada y revisada con tres textos inéditos, con un prólogo del trompetista Richard Williams, que tocó con Mingus desde finales de los cincuenta.</span></p><p><span style="font-size: large;">Publicadas originalmente en 1971 y escritas en tercera persona, el músico no ofrece en ellas una biografía al uso, sino que relata las batallas ganadas y perdidas del “pobre chico Mingus”, dejando atrás las anécdotas musicales y los logros artísticos y adentrándose en la psicología de un superviviente que llegó a ejercer de chulo de barrio con prostitutas y dejar la música por trabajar en Correos, un oficio que le agradaba y por el que no tenía que pelear contra los tejemanejes del negocio discográfico que siempre denunció. “El jazz no es una profesión. Es pura extorsión”, sentenció. Los numerosos pasajes de vivencias del inframundo y sexuales comparten espacio con los maltratos de su padre y las denuncias raciales. Su piel negra le dio problemas ya no sólo con los blancos, sino también en el gueto, porque era demasiado clara debido a antepasados chinos y británicos.</span></p><p><span style="font-size: large;">El libro exige al lector desprenderse de las ideas preconcebidas sobre su autor, como él mismo hacía con su música. Mingus, que acabó cansado y desilusionado del negocio y que no creía en las buenaventuras del <i>free jazz</i>, era siempre intrépido e incansablemente independiente. Un artista que podía calmar y seducir e, inmediatamente después, zarandear y abofetear. Una convulsión impredecible. “El arte sólo representa la vida de un individuo”, dijo en 1971 en una entrevista. Ese individuo era una fuerza de la naturaleza que representó un espectáculo irrepetible: un volcán de jazz.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFtWj5dA8f5bwO1d83vd7dqpC18oV01kE_mn5UuX6BdsEYWYpQn9rACiIYdIn9gvdEKHqNq_CYuPKkmy2VCKACn7aXKuvSqnM5zqRZW5XKjfGQMdYuyuQwzSSMRdmB_ceC3lszJ3r1D5Js7uItaFfc1TEvOeShU8ua6Fa2-OMQwVblfJ4RHgTUsSiG9xw/s500/41ns-yrHq1L._UXNaN_FMjpg_QL85_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFtWj5dA8f5bwO1d83vd7dqpC18oV01kE_mn5UuX6BdsEYWYpQn9rACiIYdIn9gvdEKHqNq_CYuPKkmy2VCKACn7aXKuvSqnM5zqRZW5XKjfGQMdYuyuQwzSSMRdmB_ceC3lszJ3r1D5Js7uItaFfc1TEvOeShU8ua6Fa2-OMQwVblfJ4RHgTUsSiG9xw/s320/41ns-yrHq1L._UXNaN_FMjpg_QL85_.jpg" width="320" /></a></div><p><span style="font-size: x-large;">'Changes: The Complete 1970’s Atlantic Recordings'</span></p><p><span style="font-size: large;">Charles Mingus. Atlantic /Warner. 7 CD.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikrp7bfKVBNJwNk4lDYkKKDUaIW36dvmEVKBJ5-K3CS3LcmIW8qezeQuC0k7xsDw0OwwKTFrRGTTOF4FgfsVy1Q9xzerZ1NRImZcY5_Us89jYQT7tpVNQYExd_ZWbQUufmcL60Cros5mpWRg5m5rJl3iUbT-u6Zl2c0VT57AspHYTRNmR1NQAppK5KZDE/s1000/71Hk0AdT6AL._AC_UF894,1000_QL80_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="639" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikrp7bfKVBNJwNk4lDYkKKDUaIW36dvmEVKBJ5-K3CS3LcmIW8qezeQuC0k7xsDw0OwwKTFrRGTTOF4FgfsVy1Q9xzerZ1NRImZcY5_Us89jYQT7tpVNQYExd_ZWbQUufmcL60Cros5mpWRg5m5rJl3iUbT-u6Zl2c0VT57AspHYTRNmR1NQAppK5KZDE/s320/71Hk0AdT6AL._AC_UF894,1000_QL80_.jpg" width="204" /></a></div><span style="font-size: x-large;">Menos que un perro. El mundo que compuse’</span><p></p><p><span style="font-size: large;">Charles Mingus. Traducción de Francisco Toledo Isaac</span></p><p><span style="font-size: large;">Libros del Kultrum, 2023</span></p><p><span style="font-size: large;">383 páginas. 24 euros.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El pais. Babelia nº 1.672 sábado 9 de diciembre de 2023</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-19678922346608890292023-07-15T10:33:00.000-07:002023-07-15T10:33:04.403-07:00Pop para reír, bailar, llorar y pensar<p><span style="font-size: large;"> Por Rafa Cervera</span></p><p><span style="font-size: large;">En algún momento de la década de los setenta se convino que, en el campo de la música popular, el rock sería sinónimo de música transcendental, de discos y canciones importantes, relegando así el concepto de pop a la categoría de música bobalicona de usar y tirar. Nadie pareció recordar que los propios Beatles habían abierto la gran confluencia entre la melodía del pop y la fuerza del rock. Después llegaron los años ochenta y alguien decidió que la música hecha con sintetizadores jamás merecería el mismo respeto que el rock hecho con guitarra, bajo y batería. Nadie se paró a pensar en el sabor a futuro que tenían las canciones de Kraftwerk y las robóticas producciones de Giorgio Moroder.</span></p><p><span style="font-size: large;">Fue justo en ese momento, cuando los dúos compuestos por un vocalista y un teclista empezaban a estar mal vistos, que Neil Tennant y Chris Lowe crearon Pet Shop Boys. Triunfaron de inmediato con "West End Girls" y por ello fueron contemplados con escepticismo; posiblemente fuesen otra de esas grandes sensaciones que nadie recordará mañana. Pero no fue así. También triunfó el segundo <i>single</i>, y el siguiente, y el que vino después, y unos cuantos más. Su reinado osciló en intensidad, pero se prolongó durante años y mantuvo su vigencia a la vez que sus canciones iban conformando un camino de baldosas amarillas hacia ese Oz que ya no sabemos qué es o dónde está, pero que nunca dejamos de buscar. Aunque solamente sea porque una canción puede darnos la energía necesaria para revivir el peor de los momentos.</span></p><p><span style="font-size: large;">Treinta y cinco años después, 37 de esas canciones aparecen reunidas en <i>Smash. The Singles 1985-2020</i>, revelándose como mucho más que una impresionante colección de fabulosos sencillos. Alguien dijo que Tennant y Lowe son como Gilbert & George dedicándose a la música en lugar de a las artes plásticas. Son subversivos sin que se les note. Son irónicos, elegantes. Y tenaces, ya que siguen haciendo música como si aún cupiera la posibilidad de que eso pudiera cambiar, aunque sea un poquito, este mundo.</span></p><p><span style="font-size: large;">Semejante misión es mucho más fácil de llevar a cabo si se tiene un fondo de armario musical como el que han ido acumulando durante su trayectoria. El pop de Pet Shop Boys sirve para reír, para llorar, para bailar, pero también -oh, sorpresa- para pensar. Más que como una colección de grandes éxitos, debería ser visto como una especie de retrospectiva artística. Aquí vemos, por ejemplo, sus puntos débiles convirtiéndose en su gran poder. De la misma manera que al ser sosos en escena desarrollaron conciertos teatrales que casi eran musicales, Tennant también impuso el sello de su voz, vulnerable, humana. Una voz que es colectiva cuando habla de la vida en las afueras de las ciudades ("Suburbia"), del insoportable lastre de la culpa ("It´s A Sin"), de la melancolía que produce la nostalgia por aquello que fue y se fue desvaneciendo con el tiempo.</span></p><p><span style="font-size: large;">Eso último lo plasmaron en la inmensa "Being Boring", una de sus mejores canciones, pero también una de las mejores canciones de la historia de la música pop. Distinguida y contenida, es también un ejemplo embatible a la hora de desarmar la teoría de que esta pareja sólo hace canciones facilonas para bailar. Más allá de la vestimenta sonora que lleven puesta, las composiciones de Pet Shop Boys lo mismo puede tocarlas toda una orquesta que un señor con un banjo. Dusty Springfield y Liza Minelli cantaron canciones suyas y ellos, a su vez, transformaron un clásico de Elvis ("Always On My Mind") y lo situaron en centenares de clubes donde docenas de hombres sin camiseta bailaban a su ritmo. Porque Pet Shop Boys son maestros en el arte de la descontextualización. Se reafirmaron como tales cuando <i>amariconaron</i> por todo lo alto un tema de U2 y lo convirtieron en música de baile, fundiéndolo con una canción ligera de Franki Valli. Ellos, el dúo del cual una vez su cantante dijo que no eran un grupo gay, sino un grupo de pop cuyos componentes eran gays. Puede parecer lo mismo, pero no lo es en absoluto.</span></p><p><span style="font-size: large;">Su ironía puede dar a entender que sólo les interesa lo frívolo. Falso. En 1994 transformaron la fiesta que en su fía habia sido "Go West", de Village People, en una elegía por las víctimas del sida. Un año después interpretaban ese tema en la gala de los Brit Awards acompañados por un coro de mineros galeses. Con ese gesto hermanaron a dos colectivos históricamente oprimidos -el LGTB y el de la minería- antes de películas como <i>Billy Elliot </i>o <i>Pride</i>, escenificando uno de los más hermosos alegatos políticos de la música pop del pasado siglo. Lo hicieron con la misma naturalidad con la que después absorbieron ritmos latinos para canciones como "Bilingual" o "Se a vida é", justo cuando sus compatriotas presumían de nacionalismo con el britpop. O como cuando se puso de moda la electrónica analógica y ellos hicieron un álbum con pianos y guitarras. Además, están los títulos como sacados de conversaciones: "I Don´t Know What You Want But I Can´t Give It Anymore" (No sé lo que quieres pero yo no puedo dártelo) o "How Can You Expect To Be Taken Seriously?" (¿Cómo esperas que te tomen en serio?, supuestamente dedicado a George Michael y ausente en esta colección). Sparks inventaron la fórmula gramatical, pero ellos han sabido refinarla. </span></p><p><span style="font-size: large;">Aunque <i>Smash</i> coincida con la actual gira del dúo, centrada en sus éxitos, es un disco que se mantiene en pié por sí mismo. Su arsenal de grandes canciones -y no todas ellas han sido publicadas en formato <i>single</i>- es innegable, pero Pet Shop Boys también tienen obras mayores -<i>Actually, Behaviour, Very</i>- cuya importancia real será reconocida algún día. Sus álbumes comenzaron a perder fuerza durante los dos mil, pero la recuperaron en la siguiente década, con las producciones de Stuart Price, que les ayudó a dar forma a los temas que aparecen en el último tramo del recopilatorio: "The Pop Kids", "I Don´t Wanna" o la sublime "Love Is A Bourgeois Construct", que recurre al truco que Prince y Madonna usaron con "Hung Up", pero sustituyendo el <i>loop</i> de Abba por uno de Michael Nyman que les va como un guante.</span></p><p><span style="font-size: large;">Nadie podrá acusarlos de haberse abandonado a la inercia, aunque difícilmente vuelvan a ascender al primer puesto de las listas. Los tiempos cambian. No obstante, sea cual sea el futuro que nos aguarde, esa institución cultural británica que son Pet Shop Boys debe ser respetada y venerada. Eso es lo que piden todas esas magníficas canciones, tan importantes, tan duraderas como las que más.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtNkV0zS1GhpshoUP1zLyv4Timy-dz3kdF7CToJrT-ujWk1H5vrHKAyCI3xAo2G-_ozHbajeK_8Ywht6CVUbivx56WIKeHpJeHoq109uOTpDBClT-JFpo4bfYToZpNaEWD37gW_7sWZ-iwnlNkQEYQHJ-27idXPtE8t79DKpD1WpiDWjpblaQ9DRcfTzc/s500/5177lfdr6TL._SL500_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtNkV0zS1GhpshoUP1zLyv4Timy-dz3kdF7CToJrT-ujWk1H5vrHKAyCI3xAo2G-_ozHbajeK_8Ywht6CVUbivx56WIKeHpJeHoq109uOTpDBClT-JFpo4bfYToZpNaEWD37gW_7sWZ-iwnlNkQEYQHJ-27idXPtE8t79DKpD1WpiDWjpblaQ9DRcfTzc/s320/5177lfdr6TL._SL500_.jpg" width="320" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">Pet Shop Boys</span></p><p><span style="font-size: large;">Smash. The Singles 1985-2020</span></p><p><span style="font-size: large;">Parlophone/Warner</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais. Babelia nº 1.651. Sábado 15 de julio de 2023</span></p><p><br /></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-40207561919667319992023-05-15T11:57:00.008-07:002023-05-15T11:57:55.832-07:00La diva prudente<p><span style="font-size: large;"> Por Diego A. Manrique</span></p><p><span style="font-size: large;">Con su cuarto álbum Adele saca partido a su divorcio y a su nueva vida en Los Ángeles, llevando al límite una esforzada naturalidad.</span></p><p><span style="font-size: large;">Dos argumentos principales esgrime Adele Adkins (Londres, 1988) para defender su cuarto álbum frente a los automatismos de la crítica: primero, que no es su "disco estadounidense", aunque lleve varios años residiendo en Los Ángeles; segundo, que tampoco se trata de un típico "disco de divorcio", a pesar de haber pasado recientemente por ese trance. Entre paréntesis, se comprende lo del traslado. Basta con mirar por la ventana para que cualquier británico entienda que sus estrellas prefieran instalarse en California. Lo que molesta particularmente en el viejo reino es que esa mudanza vaya respaldada por una <i>americanización</i> de su arte, en concesión al principal mercado mundial. Se conoce en la industria discográfica británica como "hacer un Rod Stewart", en referencia a su adiós-muy-buenas que supuso su disco <i>Atlantic Crossing</i>.</span></p><p><span style="font-size: large;">Lo cierto es que no, que <i>30</i> (Sony) no suena tan diferente de sus tres predecesores. Adele continúa necesitando colaboradores polivalentes para pulir sus canciones, como el refuerzo ocasional del Equipo Suecia -los productores Max Martin y Shellback, ahora con la incorporación de Ludwig Göransson- para tunear determinados temas que necesitan <i>hooks</i>, ganchos comerciales. Siguen apareciendo los badalones de piano, con discretos coros. La residencia estadounidense apenas se nota. Bueno, está "All Night Parking", esa <i>jazzy </i>colaboración de ultratumba con el pianista Erroll Garner (fallecido en 1977, nada puede objetar). Si pensaban que Adele deseaba competir en audacia formal con su idolatrada Beyoncé, olvídenlo: lo más estadounidense es seguramente la apoteósica pieza que cierra el disco, "Love Is a Game", que podría confundirse con algún <i>standard</i> olvidado del Tin Pan Alley neoyorquino en los años cuarenta.</span></p><p><span style="font-size: large;">Con todo, conviene puntualizar. Técnicamente, <i>30</i> sí que es su primer álbum estadounidense. Tras cumplir su contrato de tres discos con XL, la independiente londinense, Adele ha fichado por la gigantesca Sony, que anteriormente ejercía simplemente como distribuidora de su producto en América del Norte. Frustración para XL, que creía haber desarrollado músculo suficiente para transportar a Adele en su siguiente trayecto, después de lidiar con una novata testaruda que tardó en adaptarse a las realidades del negocio. Seguramente, tras la luna de miel, Sony también necesitará un periodo de aprendizaje, tratándose de una artista cuya respuesta instintiva a cualquier novedosa propuesta es "no" (luego, claro que acepta negociar).</span></p><p><span style="font-size: large;">No se piensen que Adele encaja en el perfil de diva veleidosa. Pero es desconfiada y sabe de la necesidad de pisar con cuidado. Contempló consternada los patinazos de diversas vocalistas coetáneas. Duffy perdió credibilidad por unos anuncios tontorrones de Diet Coke. Lily Allen se lio en agrias polémicas en las redes que eclipsaron su música. Sobre todo, asistió horrorizada a la aniquilación de Amy Winehouse, que -aparte de ser una inspiración directa- se había formado en la londinense BRIT School, en la que Adele también fue educada profesionalmente.</span></p><p><span style="font-size: large;">Lo de Amy le tocó íntimamente: pertenecía a la clase trabajadora y creció en un hogar quebrado, como Adele. La experiencia de la intérprete de "Rehab" al menos limitó sus excesos al alcohol y los cigarrillos. Conscientemente, evitó a determinado tipos de novios peligrosos, prefiriendo relaciones con hombres mayores y centrados. Tales detalles no son banales en el caso de una artista que organiza su obra según su cronología: ya saben que los títulos de <i>19, 21, 25</i> y, ahora, <i>30</i> corresponden a su edad en el momento de preparación de cada álbum, que debe reflejar su correspondiente temperatura sentimental.</span></p><p><span style="font-size: large;">Desde el inicio, Adele tuvo modos de alma vieja. Decidió pronto que los grandes festivales no eran para ella: allí perdía el control sobre su espectáculo y disminuía su carisma. Se resistió durante un tiempo honorable al <i>streaming</i>, valorando los vínculos que establecen los formatos físicos. También hizo una purga entre su pandilla con técnicas propias del MI6: si sospechaba de la lealtad de algún integrante, compartía alguna intimidad inventada: si el (falso) secreto aparecía en un tabloide de los que pagan en metálico por confidencias, la persona infiel pasaba a la lista negra. El método debe haber funcionado: la voraz prensa británica no pudo cubrir su boda o la posterior relación con el rapero Skepta, que ahora parece ser referenciado en la canción "Woman Like Me".</span></p><p><span style="font-size: large;">Y llegamos al elefante en la habitación: ¿es <i>30</i> un disco de ruptura? No en el sentido de desarrollar un pliego de cargos contra la otra persona o de sugerencias de reconciliación. En todo caso, se trata de un disco de una mujer divorciada que encara su nueva vida. Los cortes con pulso acelerado sugieren que Adele ha vuelto a salir y que ha disfrutado de nuevos amigos. Encontramos incluso su canción seguramente más sexual, "Oh My God". Es la nueva Adele, bendecida por Oprah Winfrey en una entrevista donde la presentadora envidia su figura actual: 45 kilos perdidos sin dietas, gracias a visitas regulares a un gimnasio de Hollywood. Sin olvidar los reportajes para <i>Vogue</i>, que retratan a Adele como modelo a imitar. Claro que la lectora media de esa revista no dispone de suficiente efectivo para comprar una segunda casa en su calle de Beverly Hills, para uso y disfrute de su ex, Simon Konecki. Se trata, explica la cantante, de que tenga acceso regular al hijo de ambos, Angelo, cuyo custodia comparten.</span></p><p><span style="font-size: large;">De hecho, Angelo es la excusa para el momento más embarazoso de <i>30</i>: en "My Little Love" se insertan grabaciones surgidas de una sesión de terapia del niño y la madre a cuenta del divorcio. Tal vez sea llevar demasiado lejos la estrategia de verosimilitud.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyRBvI_-p1vDaQyjf8r9gyfqu_Mnwv1Ifp5TrDUzstUYhbGQqDNFqF14odZl1BfyxfzUKRSRNucs9hppqgnFgyebyftXFYSegkyHoiL7Kcv95LoOpC4nvPrR9hzqAw3mhtE3KYD2Eb7s2bEKUSmtUpeePXPz9iMArr9QnjMp2r-amEouUalOxP3Vss/s640/f09631f6-4497-4d04-b7fd-a8d3a9d3ead8.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="640" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyRBvI_-p1vDaQyjf8r9gyfqu_Mnwv1Ifp5TrDUzstUYhbGQqDNFqF14odZl1BfyxfzUKRSRNucs9hppqgnFgyebyftXFYSegkyHoiL7Kcv95LoOpC4nvPrR9hzqAw3mhtE3KYD2Eb7s2bEKUSmtUpeePXPz9iMArr9QnjMp2r-amEouUalOxP3Vss/s320/f09631f6-4497-4d04-b7fd-a8d3a9d3ead8.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-size: x-large;"><b>Adele </b></span><p></p><p><b><span style="font-size: x-large;">30</span></b></p><p><span style="font-size: large;">Sony</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais Babelia nº1.565 sábado 20 de Noviembre 2021</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-91617740171408129312023-03-04T07:37:00.000-08:002023-03-04T07:37:05.439-08:00Muere el saxofonista Wayne Shorter, el jazzista total, a los 89 años<p><b><span style="font-size: large;">El músico fue fundador de Weather Report, pilar del mejor quinteto de Miles Davis y uno de los compositores más influyentes de la historia del jazz</span></b></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjboi2VcbLzvV-j8EvNPmejMifPiZBZBTy2NbQarKYX3ign1gYtfoSrCX7vbfgyTs3Uc4hKnRDxhEGwboph2qY-TeSeLRGVekSMLUPN3C3XrFyMe2JXkX1w_28mDwPz_awaNx2_iblgx7vZSAqjMkQvjmxPclX68uOMWgO27y_CcbQ30OR28vZvmhVS/s2338/Captura%20de%20pantalla%202023-03-04%20a%20las%207.33.48.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1688" data-original-width="2338" height="231" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjboi2VcbLzvV-j8EvNPmejMifPiZBZBTy2NbQarKYX3ign1gYtfoSrCX7vbfgyTs3Uc4hKnRDxhEGwboph2qY-TeSeLRGVekSMLUPN3C3XrFyMe2JXkX1w_28mDwPz_awaNx2_iblgx7vZSAqjMkQvjmxPclX68uOMWgO27y_CcbQ30OR28vZvmhVS/s320/Captura%20de%20pantalla%202023-03-04%20a%20las%207.33.48.png" width="320" /></a></div><span style="font-size: x-large;">El saxofonista de jazz Wayne Shorter actuando en un festival en Marsella, el 23 de julio de 2013.</span><p></p><p><span style="font-size: large;">CLAUDE PARIS (AP)</span></p><p><span style="font-size: large;">YAHVÉ M. DE LA CAVADA</span></p><p><span style="font-size: large;">02 MAR 2023 </span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">Entre los muchos artistas geniales que ha dado el siglo XX, algunos son jazzistas. De entre ellos, pocos como Wayne Shorter aglutinaron tantos talentos a un nivel magistral: ya sea como instrumentista, como compositor, como pionero en la confección de nuevos sonidos, como figura referencial en diferentes estilos a lo largo de las décadas, como enriquecedor acompañante de artistas ajenos al jazz o como líder de sus propias bandas, Shorter destacó siempre por encima de casi todos sus coetáneos. Solo por alguna de estas facetas ya podría pasar a la historia del jazz, pero Shorter imperó en todas ellas, y su influencia en el jazz moderno es incalculable.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Una lista básica de su trayectoria no deja dudas: despuntó en los Jazz Messengers de Art Blakey, convirtiéndose en uno de sus miembros más valiosos, fue un pilar esencial en la música de Miles Davis en la segunda mitad de los años sesenta —una de las etapas más importantes de la obra del trompetista—, grabó algunas de las principales obras maestras del sello Blue Note, compuso numerosos temas que enseguida se convirtieron en estándares del jazz, fundó el super grupo Weather Report, modelando gran parte del sonido del jazz y la fusión en los años setenta, e inauguró el nuevo siglo con un cuarteto que durante casi veinte años se mantuvo como uno de los grupos de jazz más sólidos e inspirados del mundo.</span></p><p><span style="font-size: large;">Sobrevolando todo ese legado, una cuestión muy importante y poco habitual: a lo largo de sus más de seis décadas de carrera se mantuvo en todo momento inquieto y creativo, alejándose de cualquier atisbo de complacencia y evitando caer en lo rutinario o en inercias propias de artistas que, a partir de cierta edad, vuelven sobre sí mismos con maestría y solera, pero sin la frescura del artista que vive y crea para el momento presente.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Shorter, por el contrario, no abandonó nunca un genuino pulso creativo, más que ningún otro jazzista de su generación que se haya mantenido activo hasta bien entrado el siglo XXI. Tras retirarse de los escenarios en 2018 por problemas de salud, no cesó su labor artística y acometió la composición de una ópera llamada <i>(Iphigenia), </i>mano a mano con Esperanza Spalding, que fue estrenada a finales de 2021. Shorter falleció en Los Ángeles este jueves, 2 de marzo, a los 89 años de edad, según ha comunicado su publicista, sin indicar la causa de la muerte.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Wayne Shorter nació en Newark, Nueva Jersey, el 25 de agosto de 1933. Comenzó tocando el clarinete pero enseguida pasó al saxo tenor, estudiando en la Universidad de Nueva York antes de hacer el servicio militar. A finales de 1958 se licencia en el Ejército y toca con la orquesta de Maynard Ferguson, en la que conoce a Joe Zawinul —junto a quien años después fundaría Weather Report—, pero pronto Art Blakey lo ficha para sus Jazz Messengers, con quienes a lo largo de cuatro años grabará algunos de los álbumes más memorables del hard bop, como <i>A Night In Tunisia, Like Someone In Love, Buhaina’s Delight </i>o<i> Mosaic</i>, entre otros. En este periodo el saxofonista crece enormemente como solista, convirtiéndose también en director musical del grupo de Blakey y firmando varias piezas para este—algunas de ellas, como <i>Lester Left Town </i>o<i> One By One</i>, se volverían clásicos en el repertorio de los Messengers—, dando muestra de su capacidad compositiva. En estos años la influencia de John Coltrane ya era muy poderosa para los saxofonistas jóvenes pero, aunque Shorter mostraba trazas de esta, fue uno de los pocos saxofonistas tenor de la época que supo desarrollar un estilo personal, con frases más cortas, un tono más grueso y una capacidad lírica muy pulida.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En 1964, Miles Davis lo convoca para el que se convertiría en uno de los grupos de jazz contemporáneo más importantes de la historia: el segundo gran quinteto del trompetista, junto a Herbie Hancock, Ron Carter y Tony Williams. Juntos escribirían algunas de las páginas más fascinantes del género, documentadas discográficamente en obras maestras de Davis como <i>E.S.P., Miles Smiles, Nefertiti</i> o las grabaciones en directo en el club Plugged Nickel de Chicago. Es en estos años en los que Shorter se convierte en un músico realmente colosal, como instrumentista y como compositor. Su aportación al imaginario de Miles Davis es capital, y su saxo se revela como uno de los más originales y elocuentes de la época.</span></p><p><span style="font-size: large;">Paralelamente a su trabajo con el trompetista, Shorter graba para el sello Blue Note una ristra de álbumes que lo consolidan también como líder: títulos como <i>Speak No Evil, Adam’s Apple, Night Dreamer </i>o<i> The All Seeing Eye</i> muestran a un Shorter diferente al que escuchamos con Davis, aunque no menos brillante, y capaz de escribir temas tan sugerentes como <i>Yes Or No, Masqualero, Dance Cadaverous, Black Nile, House Of Jade, Infant Eyes</i> o su composición más popular, y una de las más interpretadas de la historia del jazz, <i>Footprints</i>.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En 1969, con el quinteto de Davis ya oficialmente desmantelado, Shorter participa en las sesiones del seminal álbum del trompetista <i>In A Silent Way</i>, pasándose en este caso al saxo soprano, algo que marcaría un cambio muy significativo en su lenguaje durante los años venideros. A partir de entonces, Shorter se consagra mucho a este instrumento, convirtiéndose en uno de los grandes referentes del mismo, con un sonido y estilo muy diferentes al de su otro gran referente contemporáneo, John Coltrane.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">A raíz de su reencuentro con Joe Zawinul, con quien coincide en las sesiones de grabación de <i>In A Silent Way</i> y del otro gran clásico del Miles Davis eléctrico, <i>Bitches Brew</i>, Shorter y Zawinul se unen al contrabajista checo Miroslav Vitous y a los percusionistas Alphonse Mouzon y Don Alias para formar Weather Report, un grupo que comenzaría sobre los preceptos de la improvisación libre y los sonidos eléctricos recién llegados al jazz para pronto convertirse en una de las bandas más importantes del jazz fusión. A lo largo de la década de los setenta y buena parte de los ochenta, y con cambios en la formación que traerían a la banda a otras luminarias como Jaco Pastorius o Alex Acuña, Weather Report será el principal vehículo creativo de Shorter, lo que no evita que este continúe con su carrera en solitario o colabore asiduamente con artistas fuera de la órbita del jazz, como Joni Mitchell, Santana, Milton Nacimiento o Steely Dan, entre muchos otros.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En los noventa, tras unos años ligeramente menos activo, Shorter protagoniza una especie de regreso con algunos discos que no son particularmente destacables, como <i>High Life</i> o su dúo con su amigo Herbie Hancock <i>1+1</i>, pero a finales de la década forma un cuarteto colosal junto al pianista Danilo Pérez, el contrabajista John Patitucci y el baterista Brian Blade, inaugurando una etapa de madurez en la que el saxofonista vuelve a erigirse como una de las voces esenciales del jazz del momento. Esto será así hasta su retirada en 2018, tras cinco álbumes fabulosos e innumerables conciertos con el cuarteto; recitales en los que la tónica es siempre la interacción intuitiva más pura por parte de los cuatro músicos, con resultados sobrecogedores y una espontaneidad que solo muestran los improvisadores más talentosos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Ese compromiso tan brutal con la música y con la creación genuinamente artística acompañó a Shorter hasta el último segundo de su carrera en los escenarios, siendo ya una leyenda viviente que, a pesar de cierta merma física por su edad, siempre fue mucho más que digna. En cada momento de su carrera fue uno de los mejores en todos los aspectos de su personalidad artística, y el vacío que deja es irremplazable.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">El Pais. Sábado 4 de marzo de 2023</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-81721776578026504102022-12-13T03:50:00.001-08:002022-12-13T03:50:35.459-08:00Estos chalados y sus locos instrumentos<p><span style="font-size: large;"><b>Del Paleolítico a la electrónica. Wade Matthews recorre la historia de los objetos musicales desde un punto de vista cultural y antropológico además de técnico.</b></span></p><p><span style="font-size: large;">Por Mercedes Cebrián</span></p><p><span style="font-size: large;">He aquí un ensayo que nos lleva a plantearnos infinidad de preguntas acerca de los instrumentos musicales: ¿puede un japonés llegar a tocar bien la guitarra flamenca?¿tiene género un instrumento musical? o ¿por qué un pincel no equivale a un clarinete? A todas ellas trata de dar respuesta desde distintas perspectivas el músico e investigador Wade Matthews en las páginas de <i>El instrumento musical. Evolución, gestos y reflexiones.</i></span></p><p><span style="font-size: large;">Por la facilidad con la que despierta curiosidad en los lectores, este ensayo no ha de clasificarse como un estudio dirigido exclusivamente a los melómanos. Este es un libro para quienes se sienten atraídos por los seres humanos, sus inventos y habilidades.</span></p><p><span style="font-size: large;">El ensayo repasa los instrumentos musicales desde la época en que eran meros huesos agujereados -hace aproximadamente 40.000 años, según los ejemplares encontrados en la cueva alemana de Hohle Fels- hasta hoy, cuando la electrónica los ha convertido en máquinas generadoras de sonido de toda índole.</span></p><p><span style="font-size: large;">Pero, como ya he dejado caer, este no es solo un libro de historia de los instrumentos: es, al mismo tiempo, una observación detallada acerca del vínculo entre las personas y las herramientas con las que accedemos a la música, verbo elegido por Matthews para condensar las funciones de estos objetos musicales, incluyendo en esta categoría la voz humana.</span></p><p><span style="font-size: large;">Matthews rastrea tanto en el origen de los instrumentos como en el de la sorprendente variedad de habilidades fisioneurológicas necesarias para hacer música, y para ello nos hace viajar en el tiempo, describiendo una escena muy pertinente: "En la elaboración de una punta de lanza de sílex, el humano neolítico ya empleaba y desarrollaba la coordinación muscular guiada por la escucha. ¿No serán estas las habilidades necesarias para tocar las flautas encontradas, por ejemplo, en Hohle Fels?", se pregunta el autor, si bien descarta que nuestros ancestros desarrollasen estas capacidades solo para fines musicales.</span></p><p><span style="font-size: large;">La sección del ensayo titulada "Orígenes I" recorre además los mitos de los orígenes de ciertos instrumentos musicales, como el arpa gaélica irlandesa, que figura hasta en el escudo del país, lo cual nos lleva a debates propios del campo de la etnomusicología y la organología. De hecho, Matthews dialoga -y a veces discute- a lo largo de su libro con dos textos que se ocupan también de los objetos que empleamos para hacer música: el fundacional estudio de Peter Schaeffer titulado <i>Tratado de los objetos musicales </i>(Alianza Música, 2003) y el escrito por Bernard Sève (<i>El instrumento musical. Un estudio filosófico</i>; Acantilado, 2018), centrado principalmente en los instrumentos acústicos occidentales.</span></p><p><span style="font-size: large;">El capítulo dedicado al gesto musical contiene refinadas observaciones acerca de todo tipo de intérpretes: los de jazz, los de rock y los de clásica, cuya gestualidad a la hora de abordar el instrumento es característica de lo acotado de su repertorio. El autor distingue entre los gestos operativos, necesarios para hacer sonar el instrumento, y otros tantos de distinto carácter, como los expresivos, que ayudan al público a entender las intenciones de los intérpretes.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrD68CeNy2I5zhfP_v1rC6aKiMwaRkeWo2eV8ER1gKbsnkevQpxihrdPgWRRaibve-6JA6ohyuzAbGSn2p7XM_BjJMFkrYRFHvGfYdKAeIxvUsyqynpe-MGHGL8--szvIdJZJ78vvxFL-swKeKnHL8xvFvGeS4wzgDpgc4BXxgaeSePSZgGAtCSnQq/s3176/Captura%20de%20Pantalla%202022-12-13%20a%20las%2012.47.23.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2020" data-original-width="3176" height="204" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrD68CeNy2I5zhfP_v1rC6aKiMwaRkeWo2eV8ER1gKbsnkevQpxihrdPgWRRaibve-6JA6ohyuzAbGSn2p7XM_BjJMFkrYRFHvGfYdKAeIxvUsyqynpe-MGHGL8--szvIdJZJ78vvxFL-swKeKnHL8xvFvGeS4wzgDpgc4BXxgaeSePSZgGAtCSnQq/s320/Captura%20de%20Pantalla%202022-12-13%20a%20las%2012.47.23.png" width="320" /></a></div><br /><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-size: large;">Un miembro de Electrónicos Fantásticos!, un grupo artístico japonés que usa instrumentos antiguos y caseros. FRANK ROBICHON (EFE/EPA)</span></p><p><span style="font-size: large;">En esta completa sección solamente se echa de menos un análisis de la figura del director de orquesta, cuyos gestos son particularmente llamativos en su interpretación musical. Quizá porque no es posible considerar instrumentistas a quienes dirigen orquestas o coros, estos no figuran en este ensayo, si bien para profundizar en sus movimientos y ademanes escénicos tenemos el libro de Mark Wugglesworth titulado <i>El músico silencioso. Por qué hay que dirigir a la orquesta</i> (Alianza Música, 2021).</span></p><p><span style="font-size: large;">Matthews dedica la segunda mitad de su ensayo a los instrumentos digitales. Como ya hizo en la primera parte, no se limita a examinarlos, sino que explora "la evolución de las tecnologías y los conceptos que desembocarían en ellos". Comenzando por el <i>telharmorium</i>, un instrumento de 200 toneladas patentado por Thadeus Cahill en 1897, y siguiendo con los primeros sintetizadores como el RCA Mark II, Matthews va trazando una historia de los instrumentos electrónicos en paralelo a la de su <i>hardware</i>, su <i>software</i> y el concepto sociocultural en el que se desarrollaron.</span></p><p><span style="font-size: large;">La evolución de la notación musical en sintonía con la de los instrumentos musicales también tiene su espacio en este libro, especialmente su adaptación al nacimiento de la música electroacústica, donde la idea de instrumento se va haciendo cada vez más difusa. De hecho, en las páginas finales del libro, Matthews llega a preguntarse, en sintonía con el músico Atau Tanaka, si hoy en día el concepto de instrumento musical no será más bien "una metáfora útil que define conceptos creativos para la tecnología, delimita exigentes escenarios de uso y vincula la innovación con la tradición artística".</span></p><p><span style="font-size: large;">Cierra el ensayo la figura del <i>disk jockey</i>, ese instrumentista contemporáneo que, con sus gestos y tecnología analógicos, controla una serie de sonidos de origen digital, pero que, en cualquier caso, consigue que los pies se nos vayan al compás de la música igual que lo harían los instrumentistas de la banda de una verbena de pueblo.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguEqlEx8P0w9I-EbfIoV6RYKiPNVfclwXUeDZ8kfjr6GGO3AN3N-ATNcmv8FX1nRbEGyt-xsfxGUMlF2VwVlL2ZfHTJa3GwcnCHL-9wPIly8jzOipHeyHs2I0_4w7puocBH4PO3RvSvwqrWlZ9fEi4QqW8EWdxDYFPOCu3ZDDP4yC-sS6HmzYDf-hA/s1240/Instrumento-musical-1.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1240" data-original-width="797" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguEqlEx8P0w9I-EbfIoV6RYKiPNVfclwXUeDZ8kfjr6GGO3AN3N-ATNcmv8FX1nRbEGyt-xsfxGUMlF2VwVlL2ZfHTJa3GwcnCHL-9wPIly8jzOipHeyHs2I0_4w7puocBH4PO3RvSvwqrWlZ9fEi4QqW8EWdxDYFPOCu3ZDDP4yC-sS6HmzYDf-hA/s320/Instrumento-musical-1.jpeg" width="206" /></a></div><br /><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-size: large;"><b>El instrumento musical</b></span></p><p><span style="font-size: large;"><i>Wade Matthews</i></span></p><p><span style="font-size: large;">Turner, 2022</span></p><p><span style="font-size: large;">448 páginas. 26,83 euros</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais. Babelia nº 1.609. Sábado24 de septiembre de 2022</span></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-13884410248820687632022-10-30T10:50:00.007-07:002022-12-12T09:30:24.647-08:00El lado romántico del "reggae" POR DIEGO A. MANRIQUE<p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><b><span style="font-size: large;"><span>El llamado <i>lovers rock</i> variante del género jamaicano que arraigó en el Reino Unido, </span><span>es reivindicado por un nuevo recopilatorio y por la última película de Steve McQueen</span></span></b></p><p><span style="font-size: large;"><span> </span><span>Lo llaman <i>lovers rock</i> y el nombre tiene truco: no hay nada de rock en esta dulce </span><span>vertiente del <i>reg</i></span><span><i>gae</i>. El </span><span>llamado "rock de </span><span>los amantes" es una variedad del estilo jamaicano cantada habitualmente (pero no exclusivamente) por vocalistas femeninas, Se le suele atribuir un origen londinense y se sitúa su despegue hacia mitad de los años setenta, pero no pongan la mano en el fuego; ya desde la década anterior, en Jamaica se habría abundan</span><span>te <i>reggae</i> romántico, generalmente , con adaptaciones de temas del soul, el <i>country</i> y el pop (por ejemplo, el mayor éxito de Ken Boothe fue una versión de 'Everything I Own', del blandisimo grupo californiano Bread). Y sí, hasta los rastas más belicosos, del </span><span>calibre de Peter Tosh, grabaron en </span><span>algún momento canciones melosas.</span></span></p><p><span style="font-size: large;"><span>Pero eso no bastaba para satisfacer a un sector dinámico del mercado exterior del reggae: las jovencitas que descendían de laboriosos antillanos que habían emigrado al Reino Unido. Querían canciones que reflejaran Sus vivencias, ellas raramente conectaban con los sermones rastafarianos que se facturaban en forma creciente desde Jamaica. Hasta que el productor Lloyd Coxsone tuvo la ocurrencia de grabar a Louisa Mark, una adolescente de 15 años, cantando 'Caught You In A Lie', Una historia de infidelidades original de Nueva Orleans. En el mundillo del reggae prendió la idea de que funcionaban las voces tiernas explorando las ambigüedades del amor primerizo. Se convirtió en un subgénero</span><span> </span><span>-<i>lovers rock</i>, a veces escrito<i> lover's rock</i>- y ocasionalmente llegó al gran público: Janet Kay alcanzó el número dos de las listas nacionales con "Silly Games". La canción abre el recopilatorio </span><span><i>Lovers Rock: The Soulful Sound of Romantic Reggae</i>, que acaba de publican Trojan en el Reino Unido. Este álbum doble reúne 25 de las grabaciones </span><span>más populares e influyentes de un estilo que nació como </span><span>necesario contrapunto al <i>roots reg</i></span><span><i>gae,</i> de corte más militante. Junta a </span><span>Kay aparecen hombres como Carroll </span><span>Thompson, Louisa Mark, Gregory </span><span>Isaacs, </span><span>Dennis Brown, John Holt y </span><span>Sugar Minott.</span></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhS01yaLbdkbJWSQr2hwaIvrl2oOdp75G5rf_3PThsw6gTbC3wv5LkLeZjaiXhjAMBHc_sTaX54fEcTCktEEGFeZRAbJhrSi_B57x_1rQZyDapmpk3CD04ZpUZx2xchY8js4pKowZztlF1dpbeIkDoEEr0EYRtyBPxe4HV50AVaEZIzT0B0ylV5KTT6/s2246/Captura%20de%20Pantalla%202022-10-30%20a%20las%2018.42.21.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="2246" data-original-width="1540" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhS01yaLbdkbJWSQr2hwaIvrl2oOdp75G5rf_3PThsw6gTbC3wv5LkLeZjaiXhjAMBHc_sTaX54fEcTCktEEGFeZRAbJhrSi_B57x_1rQZyDapmpk3CD04ZpUZx2xchY8js4pKowZztlF1dpbeIkDoEEr0EYRtyBPxe4HV50AVaEZIzT0B0ylV5KTT6/s320/Captura%20de%20Pantalla%202022-10-30%20a%20las%2018.42.21.png" width="219" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIFHy4AhJLp_UABL0Sebz4m_bPQbCLBJF2LRglGnSnzyhKeuiSLyARcQR78YCDRIWTD-G3IUmzLueXDlRlvMrCu7P9Ppme49krih1p2ghI5vsI0GSmZbF2EMuN2NVZr2688vpgaXFogKi_ezzUr1n7cssg18-yEkJjat0QGajicfXcU0k4eW2VMH58/s1628/Captura%20de%20Pantalla%202022-10-30%20a%20las%2019.34.39.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1224" data-original-width="1628" height="241" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIFHy4AhJLp_UABL0Sebz4m_bPQbCLBJF2LRglGnSnzyhKeuiSLyARcQR78YCDRIWTD-G3IUmzLueXDlRlvMrCu7P9Ppme49krih1p2ghI5vsI0GSmZbF2EMuN2NVZr2688vpgaXFogKi_ezzUr1n7cssg18-yEkJjat0QGajicfXcU0k4eW2VMH58/s320/Captura%20de%20Pantalla%202022-10-30%20a%20las%2019.34.39.png" width="320" /></span></a></div><span style="font-size: large;">Sobre estas líneas, Janet Kay, aurora de "Silly Games", número dos en las listas británicas durante el verano de 1979. A la derecha, Lovers Rock la película de Steve McQueen incluida en la saga Small Axe (Movistar +).DAVID CORIO (GETTY IMAGES) / AMAZON STUDIOS</span><p></p><p><span style="font-size: large;"> 'Silly Games' ocupa también el momento central de <i>Lovers Rock</i>, la más amable de las cinco películas rodadas por el realizador Steve McQueen en la serie Small Axe (estrenada por la BBC y en España en Movistar +) con retratos ásperos de la experiencia de integración de los caribeños en el Reino Unido. <i>Lovers Rock</i>, que contribuyó a que este estilo volviera a la actualidad, se queda con lo lúdico: cubre la preparación, el desarrollo y el desenlace de una blues party en la noche de un sábado. Nuevo trampantojo verbal: en una<i> blues party </i>no suena ningún tipo de blues. Se trataba de fiestas montadas por caribeños en casas particulares, con intención lucrativa, sin permisos municipales ni supervisión policial.</span></p><p><span style="font-size: large;"><span>En<i> Lovers Rock</i> vemos la mudanza de muebles para lograr Una habi</span><span>tación despegada que sirva Como salón de baile y a continuación la instalación de un <i>sound system</i>, enormes bafles alimentados por una discoteca móvil con la particularidad tropical de que solo cuenta con un plato y un micrófono para que un <i>toaster</i> (Si, el antecesor del rapero) vaya soltando rimas, exhortaciones, avisos. En la cocina</span><span> de abajo se pre</span><span>paran cazuelas </span><span>con delicias de</span><span> la isle añorada.</span></span></p><p><span style="font-size: large;"><span> Las protagonis</span><span>tas del relato son dos muchachitas, </span><span>pertenecientes a buenas familias cristianas, que -¡ssssh!- se escapan en plena noche vestidas con sus mejores galas. Una de ellas sufrirá una experiencia potencialmente traumitica mientras la otra conoce a un chavalote sano con el que quizá se pueda profundizar la relación.</span></span></p><p><span style="font-size: large;"><span>El blues party funcionaba como una isla en un medio hostil. Vemos a algunos gamberros blancos rondando, pero son fácilmente espantados. Los asistentes acuden con sus </span><span>rollos, malos o buenos, y sólo la envergadura y la paciencia del portero evitan peleas. El arte del pinchadiscos consiste en alternar bloques de canciones Para parejas con los te</span><span>mas mis alucinados, los experimen</span><span>tos de productores de Kingston. En </span><span>la película de McQueen cuesta que </span><span>se emparejen: así, son las chicas las </span><span>que asaltan la pista cuando suenan</span><span> los grandes éxitos. Los chicos enlo</span><span>quecen a la hora del <i>dub</i> más abs</span><span>tracto: con 'Kunta Kinte', de The Revolutionaries, uno de los asistentes cae al suelo y entre en trance. Nadia se asombra O se preocupa.</span></span></p><p><span style="font-size: large;"><span>El <i>lovers rock</i> supuso una feminización del reggae, con su subtexto</span><span> </span><span>bíblico- patriarcal envenenado aún más por los preceptos reaccionarios de la ideología rasta. De rebote, el <i>lovers rock</i> también facilitó la reivindicación de sus practicantes británicos del <i>reggae </i>(en la película hace un cameo el gran productor en ins</span><span>trumentista Dennis Bovell). En términos económicos el <i>reggae </i>era un producto isleño que dependía mayormente de la exportación a la diáspora jamaicana, y así fue por lo menos hasta la entronización global de </span><span>Bob Marley. El <i>reggae</i> fabricado en el </span><span>Reino Unido había dado con una fórmula ganadora, que de puro simple llegó a ser despreciada (aunque también imitada) en la patria jamaicana.</span></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlHgDqSpTgiahxYRhHiTE8C8lY91Lx1JWJhYgXF2_-xnOAuUfufMPtbgHnI-0x1naM8Qwb-a9ORHRuV09URc1FMNMW6zXXjK41PlTdYZtU_MGWL1gGKNJ31SlvJOwr2WMgW4bG57wS9Paaju7XKd6CgkMBxx96g1Md1t3emuUwL-yoWDII7S1DJ-ZP/s225/descarga.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="225" data-original-width="225" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlHgDqSpTgiahxYRhHiTE8C8lY91Lx1JWJhYgXF2_-xnOAuUfufMPtbgHnI-0x1naM8Qwb-a9ORHRuV09URc1FMNMW6zXXjK41PlTdYZtU_MGWL1gGKNJ31SlvJOwr2WMgW4bG57wS9Paaju7XKd6CgkMBxx96g1Md1t3emuUwL-yoWDII7S1DJ-ZP/s1600/descarga.jpeg" width="225" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">VV AA</span></p><p><span style="font-size: large;"><span>Lovers Rock: </span><span>The Soulful Sound of Romantic Reggae </span></span></p><p><span style="font-size: large;">Trojan</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"> BABELIA EL PAIS, SABADO 10 DE SEPTIEMBRE DE 2022 MUSICA</span></p><p><span style="font-size: large;"> </span></p><p></p><p><span style="font-size: large;"> </span></p><p><span style="font-size: large;"> </span></p><p><span style="font-size: large;"> </span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"> </span></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-8896913699500901502022-10-27T13:14:00.003-07:002022-10-27T13:14:22.406-07:00Los fantasmas de Kendrick<p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5i5TvhPYWSkPCsXDpJ5gXVKqrpV5E6RUT4vLmVUg88CZ_Bs8N-7sb0zrdlDfrqW9g3SrP7WYsXuOrlJ36zEa1ImGtHvzfMgDeFdTfZ-Kwwk0aom7oDGdvjRcj31ts9TGOG0LdTfJslOHG7KDR_l_aVYf9yR29j7dr9zP7PIBTJMEU6Dusb46bjyf-/s2518/Captura%20de%20Pantalla%202022-10-27%20a%20las%2022.12.04.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2422" data-original-width="2518" height="308" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5i5TvhPYWSkPCsXDpJ5gXVKqrpV5E6RUT4vLmVUg88CZ_Bs8N-7sb0zrdlDfrqW9g3SrP7WYsXuOrlJ36zEa1ImGtHvzfMgDeFdTfZ-Kwwk0aom7oDGdvjRcj31ts9TGOG0LdTfJslOHG7KDR_l_aVYf9yR29j7dr9zP7PIBTJMEU6Dusb46bjyf-/s320/Captura%20de%20Pantalla%202022-10-27%20a%20las%2022.12.04.png" width="320" /></a></div><span style="font-size: x-large;">El músico Kendrick Lamar, en un retrato promocional. INTERSCOPE RECORDS HIP HOP</span><p></p><p><br /></p><p><br /></p><p><span style="font-size: large;">El quinto disco del rapero estadounidense peca a ratos </span><span style="font-size: x-large;">de exceso de intensidad, pero también es un </span><span style="font-size: x-large;">trabajo muy </span><span style="font-size: x-large;">relevante, así como una obra </span><span style="font-size: large;">necesaria y difícil de agotar</span></p><p><span style="font-size: x-large;">POR IKER SEISDEDOS</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">Mucho ha pasado desde el anterior disco de Kendrick Lamar, </span><span style="font-size: x-large;"><i>Damn </i></span><span style="font-size: large;">(2017): tres años de Donald</span><span style="font-size: x-large;">la pandemia, el asesinato de George </span><span style="font-size: x-large;">Floyd, Black Lives Matter, el asalto al Capitolio y la penultima plaga de violencia armada. Lamar gang un Pulitzer y un Oscar, y actuó en la Super Bowl. También, aparentemente, en esos 1.835 días (la cuenta es suya, y la suelta en los primeros compases de la canción que abre su nuevo álbum, "United in Grief") sufrió un devastador bloqueo crea</span><span style="font-size: large;">tivo y la corona del artista de rap más relevante de su tiempo le pesó demasiado. Tal vez por eso en la portada de <i>Mr. Morale & The Big Steppers</i>, en la que aparece junto a su familia, esa corona es de espinas. Un gesto que abona una idea, tan extendida en la culpa popular actual, del creador famoso como mártir y mesías doliente de una sociedad decidida por fin a salir del armario del sufrimiento.</span></p><p><span style="font-size: large;">El disco es un soberbio tratado </span><span style="font-size: large;">sobre la ansiedad de la experiencie </span><span style="font-size: x-large;">de ser un joven negro en la América </span><span style="font-size: large;">que despertó del sueño roto de Oba</span><span style="font-size: x-large;">ma. Y Lamar no se ahorra casi nada:</span><span style="font-size: x-large;"> el adulterio, la terapia, los traumas </span><span style="font-size: x-large;">individuales y colectivos, la homofo</span><span style="font-size: x-large;">bia, la religion, la masculinidad heri</span><span style="font-size: x-large;">da, la violencia, las relaciones tóxicas, </span><span style="font-size: x-large;">la violación o la discriminación trans. </span><span style="font-size: x-large;">Ademas de la fama, claro.</span></p><p><span style="font-size: large;">En 'Count Me Out', el pobre chi</span><span style="font-size: x-large;">co de Compton se pregunta, como si </span><span style="font-size: x-large;">no llevara haciéndolo decide el prin</span><span style="font-size: x-large;">cipio de su brillante earrera: "¿Puedo </span><span style="font-size: x-large;">abrirme? ¿Es seguro o no?". Antes, en </span><span style="font-size: x-large;">'We Cry Together', en la que aspira a </span><span style="font-size: x-large;">batir el disputado récord de <i>fuckyous </i></span><span style="font-size: x-large;">en una canción de rap, ofrece la esca</span><span style="font-size: x-large;">lofriante instantánea de una relación tóxica con la ayuda de Taylour Paige, que emprende un interesante camino, de la interpretación al hip hop, contrario al habitual. Aunque el tema que tal vez mejor resume el tono general es "Mother I Sober", junto a Beth Gibbons, de Portishead. En él se detiene en so historia de violencia familiar, que incluye, entre otros episodios, la violación de su madre, y termina con las palabras redentoras de su esposa, Whitney Alford, </span><span style="font-size: x-large;">una presencia intermitente en los más de 70 minutos </span><span style="font-size: large;"> del dis</span><span style="font-size: x-large;">co. "Lo lograste. Rompiste Una maldición generacional", je dice, y a continua- ción se escucha a la hija de ambos decir: "Gracias, papa". Y justo después: "Gracias, mama".</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Con tantos agrios ingredientes, es inevitable que Lamar ponga a prueba a ratos la paciencia del oyente, Como ese personaje de <i>Cazafantasmas</i> que tocaba las teclas mis agudas del piano Para cabrear a los espectros. Las ráfagas </span><span style="font-size: x-large;">de teclados disonantes están por to</span><span style="font-size: x-large;">das partes en una producción rebo</span><span style="font-size: x-large;">sante de hallazgos. Pero en este ca</span><span style="font-size: x-large;">so los fantasmas existen y son los del </span><span style="font-size: x-large;">propio rapero.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El quinto disco de Lamar supone </span><span style="font-size: x-large;">su esfuerzo más experimental hasta </span><span style="font-size: x-large;">la fecha, es demasiado largo y peca a </span><span style="font-size: x-large;">ratos de exceso de intensidad. Tam</span><span style="font-size: x-large;">bién cae en otras trampas propias del </span><span style="font-size: x-large;">album ambicioso-e-importante (en </span><span style="font-size: x-large;">las que tropezaron antes Stevie Won</span><span style="font-size: x-large;">der, Smashing Pumpkins o Kanye West, por poner tres ejemplos). Pero también es un trabajo extraordinariamente relevante, así como una obra necesaria y difícil de agotar.</span></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2QBAESD9DH8EbdP4CnW_dEfvOkQb0cFSk03Gul2J-PagkfYzRtbrzI92pXKWV6aLVv8LC_qvg_Oty-DLT0OVmWCGv_8KP6WBUZO3XP6VtEzNU_yhHn2t4g2kMostIeccUUbGbirlLHycEDnVXiUU7VU7eUr98iw17DNzvfqcQ73nqfsWMgFwSWgYV/s680/Mr-Morale-1652298318.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="680" data-original-width="680" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2QBAESD9DH8EbdP4CnW_dEfvOkQb0cFSk03Gul2J-PagkfYzRtbrzI92pXKWV6aLVv8LC_qvg_Oty-DLT0OVmWCGv_8KP6WBUZO3XP6VtEzNU_yhHn2t4g2kMostIeccUUbGbirlLHycEDnVXiUU7VU7eUr98iw17DNzvfqcQ73nqfsWMgFwSWgYV/s320/Mr-Morale-1652298318.jpeg" width="320" /></a></div><br /><p><span style="font-size: x-large;">Kendrick Lamar</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Mr. Morale & The Big Steppers </span></p><p><span style="font-size: x-large;">Aftermath / </span></p><p><span style="font-size: x-large;">Interscope / </span></p><p><span style="font-size: x-large;">Universal</span></p><p><br /></p><p><br /></p><p><span style="font-size: large;"> </span></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-42194411933208084032022-10-25T12:50:00.001-07:002022-10-25T12:50:07.219-07:00Reina de la graduación<p><span style="font-size: large;">EL PAIS, SABAD0 1 DE OCTUBRE DE 2022 BABELIA Nº 1.610</span></p><p><span style="font-size: large;">'R&B'</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>Entre el funk, el pop y el hip hop, Sudan Archives entrega un apabullante segundo largo, lleno de capes, de ideas y de canciones que se caen y luego se vuelven a levantar</b></span></p><p><br /></p><p><span style="font-size: x-large;">POR XAVI SANCHO</span></p><p><span style="font-size: large;">Uno de los peores vicios de la crítica cultural es comparar el trabajo de mujeres con el de otras mujeres. Y no solo </span><span style="font-size: x-large;">porque haya algo eminentemente femenino que las emparente, Sino porque el esquema mental androcéntrico hace que una cantante de folk remita siempre a Joni Mitchell, casi nunca a Loudon Wainwright III o, Dios nos libre, a Bob Dylan. En el case de Brittney Parks, la mujer que opera musicalmente bajo el sombre de Sudan Archives, todas las comparaciones que vienen a la cabeza cuando se escucha su apabullante segundo largo son otras mujeres. Pero, en este caso, por un motivo bastante mis justificado: hoy en </span><span style="font-size: x-large;">día solo hay mujeres que produzcan música así de rica y desprejuiciada con una sana relación de amor-odio tanto con el pasado como con el futuro. Así, los hombres que se vienen a la cabeza al escuchar los 18 cortes que confirmen este álbum son los de Janelle Monáe, FKA Twigs, Billie Eilish, Beyoné o incluso Tracy Chapman.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOdPDT7key_MYldFtny0Jmnb9Dh103cCYzo2yzDCgPIx-BgTP1zmBqHGRnK3GKKfs4f8UmX1TRnBBBHXPCWTNkj6DjyAf1llIS-qTMF3xtvpSWAx-uqjdMbXB3F4FkHU7L8WV0an1B-NP9sNZEd1tZ-gyRqPJHoh3OBzqCCCGJuabU0usmWF5u9dal/s2270/Captura%20de%20Pantalla%202022-10-25%20a%20las%2021.47.53.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2270" data-original-width="1746" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOdPDT7key_MYldFtny0Jmnb9Dh103cCYzo2yzDCgPIx-BgTP1zmBqHGRnK3GKKfs4f8UmX1TRnBBBHXPCWTNkj6DjyAf1llIS-qTMF3xtvpSWAx-uqjdMbXB3F4FkHU7L8WV0an1B-NP9sNZEd1tZ-gyRqPJHoh3OBzqCCCGJuabU0usmWF5u9dal/s320/Captura%20de%20Pantalla%202022-10-25%20a%20las%2021.47.53.png" width="246" /></a></div><span style="font-size: x-large;">La cantante Brittney Parks, conocida como Sudan Archives. EDWIG HENSON</span><p></p><p><span style="font-size: large;"><i><br /></i></span></p><p><span style="font-size: large;"><i>Natural Brown Prom Queen</i> llega casi tres años después de su debut, <i>Athena</i>, en el que la de Ohio dejaba atisbos de su capacidad como mujer orquesta, alga resabiada y bastante combativa. Pero donde aquel largo incidía demasiado en lo simpatico y fotogénico que es aún para el discurso dominante que una mujer de color toque el violin, hasta terminar, victima de su propio relato, conformándose con eso, <i>Natural Erown Prom Queen</i> hace todo lo contrario. Cuando creíamos que Sudan Archives iba a ser uno de esos proyectos muy de hoy, nada de mañana, que están bien, pero ni molestan ni enamoran. Parks entrega esta auténtica maravilla. Este es el trabajo de una mujer que sabe que lo puede hacer todo y que ha llegado a la conclusión de que no existe ningún motivo para no hacerlo. Solo en los dos primeros cortes del largo, 'Home Maker' y 'NBPQ (T</span><span style="font-size: x-large;">opless)', ya se puede entrever lo que va a suceder en este disco. Funk digital, hip hop, pop, fraseos sincopados, canciones que se caen, se levantan y se vuelven a caer. Un batiburrillo lleno de </span><span style="font-size: x-large;">capas al que se le puede prestar toda </span><span style="font-size: x-large;">la atención del mundo, Como si fuera </span><span style="font-size: x-large;">un sesudo ejercicio pluriestilístico, o simplemente bailarlo y hasta corearlo. En 'Ciara' o en 'Flue', Parks recupera su violín pala estrujarlo y, más que hacerlo sonar, lo hace chirriar. Los dos cortes son una delicia. En 'Loyal (EDD)', el protagonismo es para los ritmos africanos y los arreglos </span><span style="font-size: x-large;">de viento. El resultado es festivo y adrenaliníco. En 'Freakalizer' se vale de Una producción impecable de <i>R&B</i> digital para componer una melodía adhesiva.</span></p><p><span style="font-size: large;">En estos tiempos fragmentados, desprejuiciados y </span><span style="font-size: x-large;">de justo y festiva ce</span><span style="font-size: x-large;">lebración de lo mis </span><span style="font-size: x-large;">denostado por la cul</span><span style="font-size: x-large;">tura dominante se </span><span style="font-size: x-large;">ha intentado muchas veces hacer este disco. Y casi nunca se ha logrado. Solo Janelle Monáe lo ha hecho. Y solo una recopilación de los tres últimos largos de Beyoncé podría asemejarse en calidad a estos 18 cortes. Pare</span><span style="font-size: x-large;">ce una exageración. Pero es que si algo es este disco es una exageración.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0vk4po8Zd-UqONR9f5NoukUP7Fsjtnels2kEO1q_yCx4dslVe0MKlLG9cUvrEy61UYBJfQnvvLng0mt2DzOUwCl2K1ZIGrA66lvNaW5atE9asegVlsreYutSDb9iKPs9Da66Xkser3doUCxRCpcoi17dHjAxCGSGbzVbtP0bRrzzYoJdeI4H4HChd/s500/413FrGr6aUL.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0vk4po8Zd-UqONR9f5NoukUP7Fsjtnels2kEO1q_yCx4dslVe0MKlLG9cUvrEy61UYBJfQnvvLng0mt2DzOUwCl2K1ZIGrA66lvNaW5atE9asegVlsreYutSDb9iKPs9Da66Xkser3doUCxRCpcoi17dHjAxCGSGbzVbtP0bRrzzYoJdeI4H4HChd/s320/413FrGr6aUL.jpeg" width="320" /></a></div><br /><p><b style="font-size: x-large;">Sudan Archives </b></p><p><span style="font-size: large;"><i>Natural Brown Prom Queen </i></span></p><p><span style="font-size: large;">Stones Throw</span></p><p><span style="font-size: x-large;"> </span></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-37589695452908624532022-09-09T23:56:00.000-07:002022-09-09T23:56:33.104-07:00Jazz. Nueva Orleans<p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6ji-nKw2o25slMB1TgarrqqsaPRd9o7VVEeAH4geBXw7pJyMCOkVrVNXx1u9L0HIgHDRPyRGsY8LfMINNziCMMCflYXry6Y6zKoZTfAA-totrfF4dLhIqpL88BOEsk8UlQbaoMEWpxQlx_qz10QraEgojlSE1tAga6QCA8T6tW7ezEmsSvzPli4qi/s1693/portada%20no.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1157" data-original-width="1693" height="219" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6ji-nKw2o25slMB1TgarrqqsaPRd9o7VVEeAH4geBXw7pJyMCOkVrVNXx1u9L0HIgHDRPyRGsY8LfMINNziCMMCflYXry6Y6zKoZTfAA-totrfF4dLhIqpL88BOEsk8UlQbaoMEWpxQlx_qz10QraEgojlSE1tAga6QCA8T6tW7ezEmsSvzPli4qi/s320/portada%20no.jpg" width="320" /></a></div><br /><p><span style="font-size: large;">A orillas del Misisipí, Nueva Orleans siempre ha sido un crisol abierto a toda clase de razas y músicas. Pero son el jazz y el blues los sonidos que le otorgan un carácter único. Es su cuna y allí pervive su templo: el Preservation Hall, donde los blancos buscan los sonidos de los negros.</span></p><p><span style="font-size: large;"> </span></p><p><span style="font-size: large;">TEXTO: JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ</span></p><p><span style="font-size: large;">FOTOGRAFÍA: ALVARO LEMA</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbqq1K6ARhVXcigc9-HkyU1IbK0Tl-pzYvDg5hu56SYWqFtWT5Qs7TEwtK6KmqeXi9-9O9sgho3Fdv_c6BY_wuOG_2tarF88uKwdlxbqHZBnN0ZcFoo_zQMGerzeNzdJWc33qDK8yr80Lzg_uQcwNL7tOLcwiYFDdU1iO1jwKV6xYOo5EsxTyXuz7U/s1205/n4(1).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="866" data-original-width="1205" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbqq1K6ARhVXcigc9-HkyU1IbK0Tl-pzYvDg5hu56SYWqFtWT5Qs7TEwtK6KmqeXi9-9O9sgho3Fdv_c6BY_wuOG_2tarF88uKwdlxbqHZBnN0ZcFoo_zQMGerzeNzdJWc33qDK8yr80Lzg_uQcwNL7tOLcwiYFDdU1iO1jwKV6xYOo5EsxTyXuz7U/s320/n4(1).jpg" width="320" /></span></a></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">Dicen los viejos músicos de Nueva Orleans que los duendes del jazz están abandonando Bourbon Street. Escapan de una ciudad corrompida por el turismo para regresar al bayou, a las regiones pantanosas. Desde allí tenderán de nuevo su manto de sabiduría e inspiración, de feeling (sentimiento), sobre los olvidados intérpretes rurales. Entonces el jazz habrá vuelto a la vida, habrá recuperado su pureza y podrá regresar para asentarse de nuevo, esta vez con la cabeza bien alta, en una hasta entonces desierta calle del Bourbon. Nueva Orleans dejará para siempre de ser considerada por la Norteamérica conservadora como el burdel del sur, y retomará la condición de cuna del jazz.</span></p><p><span style="font-size: large;">Un público sobrealimentado y mal vestido devora música conapetito feroz en las calles que forman el Barrio Francés, en el viejo corazón de Nueva Orleans. Son blancos que buscan sonidos creados e interpretados por negros. Turistas de piel lechosa que tratan de adquirir, por el precio de una jarra de cerveza, algunas dosis de la música más pasional y sincera jamás creada. El jazz y el blues otorgan a la ciudad portuaria del Estado de Luisiana un carácter especial que, en opinión de los jazzmen más veteranos, conserva poco de las primitivas y verdaderas raíces del género. Es una nueva forma de tiranía, dicen; una corrupción a la que se ve sometida una parte importante de la cultura de un pueblo para poder sobrevivir.</span></p><p><span style="font-size: large;">Nueva Orleans, la antigua ciudad de los placeres, se resiste a perder por completo tan privilegiada condición. El jazz nació en Storyville, el barrio de las casas de citas, por razones obvias: los músicos no podían tocar sus sucias canciones, la mayor parte de las veces con el sexo y el exorcismo como temas centrales, en las iglesias, y en las calles hacía demasiado calor, o demasiado frío. Los burdeles acogieron a los primeros músicos de jazz, y les pagaron por poner ritmo a sus clientes. En 1917, el almirantazgo cerró Storyvine, en un intento por acabar con la oleada de violencia y vicio que asolaba la ciudad. En la calle de Bienville aún se puede ver lo que queda de uno de los garitos de aquella época dorada, mientras en el Barrio Francés se levantan ahora los nuevos burdeles, camuflados como saunas o bares en los que bailan chicas. "Todo está al alcance de tu mano en Nueva Orleans", asegura el portero, de aspecto tan retorcido y dañino como una serpiente, que vigila la entrada a uno de los clubes situados en la calle de Chartres. "Lo único que hay que saber es dónde encontrarlo y cuánto hay que pagar por ello".</span></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWDbw2-pDb_dzipEUtgDqX0kJzahwUkgmV8R32FpfHWTUJaeWMAZh3oS7Ei0t2X-CILQZxnrK6U0QN9rcZxa5t-OBIEmIMMHx38NgS1ddyHO9qFjfUU8aLkbou5c23ePfUmidkDhB6cA4gdZd-NFybGn3emHlKtm4b2akB2hCwfqLdow9P5sAiN5lM/s1101/n5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1101" data-original-width="571" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWDbw2-pDb_dzipEUtgDqX0kJzahwUkgmV8R32FpfHWTUJaeWMAZh3oS7Ei0t2X-CILQZxnrK6U0QN9rcZxa5t-OBIEmIMMHx38NgS1ddyHO9qFjfUU8aLkbou5c23ePfUmidkDhB6cA4gdZd-NFybGn3emHlKtm4b2akB2hCwfqLdow9P5sAiN5lM/s320/n5.jpg" width="166" /></span></a></p><p><span style="font-size: large;">Críticos con la realidad, muchos músicos recuerdan con añoranza un pasado que, aseguran, siempre fue mejor. Ahora los negros hacen la música y los blancos la disfrutan. Apenas hay gente de color entre el público de los principales locales; si no están sobre el escenario, estarán sirviendo en la barra o recogiendo las mesas. Son los brutales contrastes de una ciudad que navega entre acentos criollos, empresas petroleras, comida explosiva y ritos del vudú; una ciudad que es el tercer puerto más importante del mundo y posee el ritmo de un sonido inimitable y eterno.</span></p><p><span style="font-size: large;">Hoy el río tiene un color chocolate nada apetecible, y sus orillas están sembradas de fábricas y almacenes; el reconstruido Barrio Francés ha sido tomado por hordas de turistas y los barrios más calientes se han convertido en guetos intransitables. De la presencia española quedan los nombres de las calles; de la francesa, la arquitectura de algunas zonas y la melancolía de sus habitantes. Nueva Orleans mantiene, pese a todo, la magia de la ciudad que gestó el jazz.</span></p><p><span style="font-size: large;">El Preservation Hall, templo sagrado de esta música, es un buen ejemplo. Decrépito, ajado por el paso del tiempo y del público, este club se levanta desde 1861 en el número 726 de la calle de St. Peter. Hoy y son necesarias colas de hasta dos horas para poder entrar, algo muy diferente a lo que sucedió cuando se puso en práctica la idea original de sus propietarios. Cuando el jazz dejó de ser una música rentable en Nueva Orleans, hacia 1940, un marchante de arte contrató a un puñado de músicos veteranos para que animasen su galería. Allen Jaffe, director del Preservation Hall durante los primeros años sesenta, recuperó esta idea y convirtió su local en una particular casa de caridad. Ayudaba a los instrumentistas viejos y pobres, les preparaba giras y, de paso, trataba de recuperar con su presencia la época dorada del local, los días en los que fue una sala de baile frecuentada por todas las estrellas del momento.</span></p><p><span style="font-size: large;">Sentados en el suelo, sin poder tomar una sola copa, decenas de personas se apiñan en el minúsculo local cada noche para escuchar a los veteranos músicos de la Preservation Hall Jazz Band. Suena St. Louis blues, de William Christopher Handy; Mood Indigo, de Duque Ellington, y las tradicionales His eye is on the sparrow y When the saints goes marchin'in. "Tocar aquí es como pintar en la Capilla Sixtina", dice uno de los miembros de la banda mientras limpia meticulosamente la boquilla de su clarinete.</span></p><p><span style="font-size: large;">Ferdinand Joseph Lamothe, más conocido por el seudónimo de Jelly Roll Morton, alardeaba de dos cosas: de ser el creador del jazz y de su capacidad para satisfacer sexualmente a 10 mujeres. Tan buen músico como vividor y bocazas, Morton seguramente mentía en ambas afirmaciones.</span></p><p><span style="font-size: large;">El jazz es una música demasiado abierta y compleja como para poder adjudicar su paternidad a un solo nombre; por otro lado, su mujer llegó a afirmar, para su vergüenza, que "no era lo que normalmente se llamaría un hombre de gran actividad sexual". Lo cierto es que, partiendo del ragtime, llegó hasta lo que se entiende por jazz en las primeras décadas del siglo XX. Con una vida plagada de anécdotas, que inventaba y mantenía, Jerry Roll Morton está considerado como uno de los primeros reyes del jazz. Después vendrían otros nombres, tan oscuros como los de Joe Oliver o Jimmy Mc Portland y tan populares como los del mismísimo Louis Armstrong, el huracán de Nueva Orleans.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBTs7ZY2VXxfFHHkFLUWNAgC7dQto074l0hR2Shb68qbtdPczGpJwGkHGMAGXLy8PmikgijkHfwUY2Qg4y6eSHsyilyfRhKTPNiLwwQlugsOxsw_33eT5zWaf9xNyquHvKC2xCbqe80Hnk_I8sx_8Vbc1C8jBk4WfNwzzansu_MGuqx_gkZLHOiha6/s1164/n6.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="461" data-original-width="1164" height="127" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBTs7ZY2VXxfFHHkFLUWNAgC7dQto074l0hR2Shb68qbtdPczGpJwGkHGMAGXLy8PmikgijkHfwUY2Qg4y6eSHsyilyfRhKTPNiLwwQlugsOxsw_33eT5zWaf9xNyquHvKC2xCbqe80Hnk_I8sx_8Vbc1C8jBk4WfNwzzansu_MGuqx_gkZLHOiha6/s320/n6.jpg" width="320" /></span></a></p><p><span style="font-size: large;">Armstrong es para muchos el músico responsable del éxito y expansión del jazz a nivel mundial. Sin él, posiblemente este género nunca hubiera salido de las calles de Nueva Orleans. Nació, según cuenta en su autobiografía, el 4 de julio de 1900, en un barrio llamado El Campo de Batalla, en el sector más duro de Nueva Orleans. Aprendió a tocar la trompeta en el reformatorio, donde fue internado con 14 años por disparar una pistola en plena calle para celebrar el año nuevo, y comenzó su ascensión acompañando a la Creole Jazz Band en los años veinte. El arquitecto Le Corbusier le recordaba como "el titán del grito, del apóstrofo, de la carcajada y el trueno". Jean Cocteau veía en Armstrong "el punto perfecto donde coinciden la oración celeste y el erotismo infernal". Armstrong, siempre humilde, se consideraba un amante de su trompeta y de su ciudad. "Cuando toco en Nueva Orleans", aseguraba, "siento cómo el resto del mundo está detrás de mí".</span></p><p><span style="font-size: large;">El músico de la frente sudorosa, el pañuelo blanco y la trompeta feroz murió en Nueva York el 6 de julio de 1971. La ciudad del Misisipí le rindió un merecido homenaje bautizando con su nombre uno de los parques más hermosos de la ciudad. La leyenda dice que los músicos de Nueva Orleans comienzan tocando sobre el césped de ese parque y, si son fieles a su música, terminarán haciéndolo sobre los escenarios de los mejores locales de Canal Street o de Bourbon Street. La primera de estas calles separa el sector norteamericano de Nueva Orleans, la parte alta, de la antigua zona francesa, la baja. Es una frontera natural, que no figura en los mapas pero sí en la memoria de los trabajadores, que, al bajar de los transbordadores que navegaban por el Misisipí, recorrían su bulevar de cemento en busca de diversión. Bourbon Street, perpendicular a Canal, tomó su nombre de la familia real francesa, aunque resulte más sencillo y acertado asociarla con el potente licor creado en Kentucky.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGhQCwgf-jld2YXWW3AMx9FjN_Vtdc2RQ7wHaj2cT7mKA_g7x_IVXvXUHGMPaJGuEfThVnlg7XCDje5Bor49QJjnZ1vWKXcJEd8kTM3e_V-CikqHCkZVU2S7m9K4xXcmVnp7BGz_y0KsQ7bF7BrZz5QdoAGE480M8OtyTXtOss5qPyyaasGXKePnoR/s790/no7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="569" data-original-width="790" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGhQCwgf-jld2YXWW3AMx9FjN_Vtdc2RQ7wHaj2cT7mKA_g7x_IVXvXUHGMPaJGuEfThVnlg7XCDje5Bor49QJjnZ1vWKXcJEd8kTM3e_V-CikqHCkZVU2S7m9K4xXcmVnp7BGz_y0KsQ7bF7BrZz5QdoAGE480M8OtyTXtOss5qPyyaasGXKePnoR/s320/no7.jpg" width="320" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span style="font-size: large;">Situada a orillas del río Misisipí, en una curva a 145 kilómetros de la desembocadura de éste en el golfo de México, Nueva Orleans siempre se ha considerado un crisol abierto a toda clase de razas y músicas. Fundada en 1718 por los hermanos D'Bienville y D'Iberville, jefes de una expedición que llevaba más de 20 años recorriendo el río, adquirió rápidamente la condición de ciudad abierta. El puerto sureño más importante de Estados Unidos se convirtió en el lugar perfecto para las juergas de comerciantes y trabajadores con dinero fresco. Proliferaron las casas de juego y los prostíbulos, y la vida alegre se adueñó de la ciudad. En 1722 el antiguo Barrio Francés ya estaba levantado, y en él vivían aproximadamente 500 personas. La lucha por un lugar tan privilegiado como la llamada Marsella de Estados Unidos no se hizo esperar. Los españoles la conquistaron en 1762. Los franceses la recuperaron 18 años después, para vendérsela en 1803 a los norteamericanos como parte importante de la compra de Luisiana. Para entonces 11 ciudad tenía casi 25.000 habitantes, cifra que se duplicó en 1851 con una invasión de trabajadores irlandeses. A finales de 1900 llego el jazz, y con él la explosión definitiva.</span></span></div><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Cuentan que en 1897 el intendente Sidney Story concentró el un barrio, al que llamó Storyville todos los garitos de la ciudad. Lin daba con la plaza de Congo, barrio de criollos de clara influencia francesa, y con la calle de Perdido barrio miserable poblado por antiguos esclavos y sus familias. Grupos rivales, con culturas y música distintas: fanfarrias europeas y militares los primeros, blues los segundos. Las fiestas y los funerales se celebraban con orquestas grandes bailes, y para soluciona las dificultades se recurría al vudú</span></p><p><span style="font-size: large;">La principal función del vudu es combatir el mal y procurar el bien. Nada que ver, por tanto, con la hechicería y otras formas de magia negra. Los esclavos africano llegaban a Centroamérica ligero de equipaje: ritmo, rencor y vudú y terminaron por instalarse en e sur de Norteamérica, en el corazón de Luisiana. La parte baja, la francesa también recibe el nombre de Barrio Criollo. La música, la cocina la literatura y la lengua de Nueva: Orleans, en definitiva, su cultura en Luisiana son básicamente criollos. Blancos y negros, los miembros de esta minoría se ven sumergidos en constantes discusiones sobre el significado de la palabra que trata de definirles. Para el diccionario son "personas de raza pura nacidas en las colonias". Ellos se consideran hijos de Luisiana, descendientes directos de los primeros colonos, de origen francés. Otra etnia importante es la cajun, formada por los descendientes de los pobladores franco-canadienses de Acadia, instalados en el suroeste de Luisiana en el siglo XVIII; su idioma es el francés, en un estado primitivo muy puro, y su música, un folk acústico y energético similar al criollo.</span></p><p><span style="font-size: large;">Nueva Orleans es ahora sólo memoria. El último burdel, un impresionante edifico llamado Mahogany Hall, fue demolido en los años cincuenta. Nadie llora su ausencia. La sublime nostalgia de Faulkner, las mansiones que ardían en Lo que el viento se llevó, las aventuras de Tom Sawyer y los más oscuros ritos del vudú son, como sucede con el Mahogany, parte de una historia cargada de melancolía y belleza. </span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><span style="font-size: large;">El Pais Semanal<br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-28879408715045568492022-09-05T10:29:00.000-07:002022-09-05T10:29:13.907-07:00Los discos prohibidos del franquismo por Diego A. Manrique<p><b><span style="font-size: large;">Los censores de Franco mantuvieron una tenaz cruzada contra lo que consideraban deslices libertinos del pop y el rock. Eliminaban canciones, cambiaban portadas y estribillos... Un libro recopila una voracidad represora que llegó al esperpento.</span></b></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">DIEGO A. MANRIQUE</span></p><p><span style="font-size: large;">22 ENE 2012 </span></p><p><span style="font-size: large;">La censura franquista tenía poder. En 1972 era capaz de obligar a los Rolling Stones a preparar una portada alternativa para el primer elepé del grupo en su propio sello,<i> Sticky fingers</i> (literalmente, Dedos pegajosos). La prevista, obra de Andy Warhol, ofrecía una foto del pantalón vaquero de Joe Dallesandro, con la particularidad de que la cremallera se podía bajar y se veían los calzoncillos del actor. Para España se utilizó una imagen de unos dedos que salían de una lata de melaza. Inevitablemente, la edición española -donde también se reemplazaba la dramática <i>Sister Morphine </i>por <i>Let it rock</i>- se convertiría en objeto de deseo para coleccionistas del mundo entero.</span></p><p><span style="font-size: large;">Pero los censores sobreestimaban su influencia: en 1973, tras escuchar <i>Black licorice</i>, una historia de amor interracial de Grand Funk Railroad, exigieron que se cambiara la letra. En vez de "me envuelve con sus finas piernas / su caliente piel negra pegada a la mía", sugirieron que el grupo lo regrabara como "me rodea con sus finos brazos / se abraza firmemente a mí", rimara o no. Dado que, para Grand Funk, España era un mercado mínimo, la propuesta difícilmente iba a prosperar. El elepé <i>We're an American band </i>salió aquí sin <i>Black licorice</i>.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjV_bUghYpH9a9Da78Q_meST9Jr-rCbOZMJawxnorFusZjA4v5K-xwujw9tK1fenrOuHm2z_oKPUdDJXVSCV17BSuUQuOShtxQNyZfZdbxfnDYrvEYDGo8H_oU7YKc-8eljIvVLPbAcP3x1IKqpN9EOERvzGfMi-LoWRoxsT6WyRZQFZQNo6HoV5zuN/s2016/Scan-170614-0004.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="2016" data-original-width="1946" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjV_bUghYpH9a9Da78Q_meST9Jr-rCbOZMJawxnorFusZjA4v5K-xwujw9tK1fenrOuHm2z_oKPUdDJXVSCV17BSuUQuOShtxQNyZfZdbxfnDYrvEYDGo8H_oU7YKc-8eljIvVLPbAcP3x1IKqpN9EOERvzGfMi-LoWRoxsT6WyRZQFZQNo6HoV5zuN/s320/Scan-170614-0004.jpg" width="309" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxjgsJ_sT560xLm4NzPpihu_uqxg8gSSiFXibVaPsiF2tKCaurV_sB1SXBeJFQNppiaahWq6MwcmGlOvg_aYmXfktpRJOjT-ZRRtMAIxZSN8X9OFw7HkIp29mqqMLShs6-Iu1DIcw3EW4zhoD4BRLtWlO6YII6wPs9zsC5xb2KAYpdFdEISg8myE_8/s639/Scan-170614-0005.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="639" data-original-width="490" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxjgsJ_sT560xLm4NzPpihu_uqxg8gSSiFXibVaPsiF2tKCaurV_sB1SXBeJFQNppiaahWq6MwcmGlOvg_aYmXfktpRJOjT-ZRRtMAIxZSN8X9OFw7HkIp29mqqMLShs6-Iu1DIcw3EW4zhoD4BRLtWlO6YII6wPs9zsC5xb2KAYpdFdEISg8myE_8/s320/Scan-170614-0005.jpg" width="245" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /><br /><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4XuqJ_7SljDaEQtNKLXdCbcw66P-Oi8vltYo0B4sAGUKzpw5eKq5EXB7lNdrOkgnxT2GZjuaFlnHPOaMTmvnMzrn6UPEHv8N-Pzl11ATJSqKDc-zMUT5jcLRRrIbVgm7bE-ZTnIjW9Ze21CgUHCcI5ON8X5sS7bn53CrW1FNMGSbRenD3zXFWjFmH/s1137/Scan-170614-0008.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1137" data-original-width="415" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4XuqJ_7SljDaEQtNKLXdCbcw66P-Oi8vltYo0B4sAGUKzpw5eKq5EXB7lNdrOkgnxT2GZjuaFlnHPOaMTmvnMzrn6UPEHv8N-Pzl11ATJSqKDc-zMUT5jcLRRrIbVgm7bE-ZTnIjW9Ze21CgUHCcI5ON8X5sS7bn53CrW1FNMGSbRenD3zXFWjFmH/s320/Scan-170614-0008.jpg" width="117" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjauVOgxmaomyV-31SmuQzSudHq3R03EdADHVeXkYsxtQhD84YA-rOuPRwCUqUNuCEqFSgoqyc1i3Kn_Imaj4NmW24Nck4C43Su49rJT-NNv8xT5bjaI5OSl7E0rdRvF42gk3CFzVzUFCrfSf0REHXcQODvuYBFwFI7e3zxamyB13Luyc7H4zhiwNZA/s2444/Scan-170614-0001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1220" data-original-width="2444" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjauVOgxmaomyV-31SmuQzSudHq3R03EdADHVeXkYsxtQhD84YA-rOuPRwCUqUNuCEqFSgoqyc1i3Kn_Imaj4NmW24Nck4C43Su49rJT-NNv8xT5bjaI5OSl7E0rdRvF42gk3CFzVzUFCrfSf0REHXcQODvuYBFwFI7e3zxamyB13Luyc7H4zhiwNZA/s320/Scan-170614-0001.jpg" width="320" /></span></a><span style="font-size: large;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjauVOgxmaomyV-31SmuQzSudHq3R03EdADHVeXkYsxtQhD84YA-rOuPRwCUqUNuCEqFSgoqyc1i3Kn_Imaj4NmW24Nck4C43Su49rJT-NNv8xT5bjaI5OSl7E0rdRvF42gk3CFzVzUFCrfSf0REHXcQODvuYBFwFI7e3zxamyB13Luyc7H4zhiwNZA/s2444/Scan-170614-0001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE4B4nVNTds6NBCd6gTssDbtrNhJCDT03aZNcav7Qb0nPMYBwWjpuwU-nftREqnsPcRp4Y4RDFL3SBsKiUfQhpUixq76PHiPr0NGfDIZNGhybvpS8Gbsru8pc6lu9hrPlE1msPvhE0aTws8O1yMyYgm0WuvqpLyB_h-wE70zBZ9Nf-A19GZFXcOYsK/s1282/Scan-170614-0006.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1216" data-original-width="1282" height="304" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE4B4nVNTds6NBCd6gTssDbtrNhJCDT03aZNcav7Qb0nPMYBwWjpuwU-nftREqnsPcRp4Y4RDFL3SBsKiUfQhpUixq76PHiPr0NGfDIZNGhybvpS8Gbsru8pc6lu9hrPlE1msPvhE0aTws8O1yMyYgm0WuvqpLyB_h-wE70zBZ9Nf-A19GZFXcOYsK/s320/Scan-170614-0006.jpg" width="320" /></a></div></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhf-EHwfPOc9MZm9schnr7USpIxR2nfsy9Qb51yh1ucgcZp_Fx-og7d-dV_SGQRkTFrn5w0sscr-jntq31grBEStzjDTD4qTW5pGcU5fc1cyqPcLdpwB-CpW9k734DN_SbUHDE2sDoNofY9HerQJWYbLh68U02J6dlw3TkNckOtHmn_9rj1UhoJTmFp/s594/Scan-170614-0012.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="569" data-original-width="594" height="307" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhf-EHwfPOc9MZm9schnr7USpIxR2nfsy9Qb51yh1ucgcZp_Fx-og7d-dV_SGQRkTFrn5w0sscr-jntq31grBEStzjDTD4qTW5pGcU5fc1cyqPcLdpwB-CpW9k734DN_SbUHDE2sDoNofY9HerQJWYbLh68U02J6dlw3TkNckOtHmn_9rj1UhoJTmFp/s320/Scan-170614-0012.jpg" width="320" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWE4A4WyWb4hDsVE5bHV4yIRs99QtHqF27wkAPkWHwDBNR4DosqVYq53JxZIsMP935wI8HXH9Z9lK6uB30A958nsFhtkC8rI9cWtWIHF0ysaQqLmxzk0ThZUeZseByZcSnDABLddUKHDaktcGNMfWu1aNY8qQ0azyJC_KUPMLdygr73LGfwAAx2iRB/s648/Scan-170614-0016.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="565" data-original-width="648" height="279" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWE4A4WyWb4hDsVE5bHV4yIRs99QtHqF27wkAPkWHwDBNR4DosqVYq53JxZIsMP935wI8HXH9Z9lK6uB30A958nsFhtkC8rI9cWtWIHF0ysaQqLmxzk0ThZUeZseByZcSnDABLddUKHDaktcGNMfWu1aNY8qQ0azyJC_KUPMLdygr73LGfwAAx2iRB/s320/Scan-170614-0016.jpg" width="320" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuopxliIYziocD24kVCReulo9e6C6Ve8LP0HNQGN4kppfvKbbe7WH0cxwabqb9Tn8T3VcXHi6Tt8YRtz-Uz-rP7HGGUeXZ3VtSm1hgSmLalgYzt69d5sImdxHzNIzG-N4DN5SJDQFBG5uDwpy7WJM9JpN0Zx7gpkgfQQym528R6ZTrut2fsHtnTuh9/s1303/Scan-170614-0015.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1303" data-original-width="647" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuopxliIYziocD24kVCReulo9e6C6Ve8LP0HNQGN4kppfvKbbe7WH0cxwabqb9Tn8T3VcXHi6Tt8YRtz-Uz-rP7HGGUeXZ3VtSm1hgSmLalgYzt69d5sImdxHzNIzG-N4DN5SJDQFBG5uDwpy7WJM9JpN0Zx7gpkgfQQym528R6ZTrut2fsHtnTuh9/s320/Scan-170614-0015.jpg" width="159" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8UosJpSZQNW8U-KHkQclf1OwlUpITWEMablwooWPtZN_DFz7miVa3fzxjkpM38yZvp8p0Zhk3fYQBAZl63gA2N45_idXDpTJsIe1h__XdYXgKfYhAr6KxsNJkHHZXVk8Ar_FVyLt1D09DtD3ffDQ22PRjFU8FlP54vFOOd7qYJYD-pYvOu8NaLL4T/s1307/Scan-170614-0014.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1307" data-original-width="647" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8UosJpSZQNW8U-KHkQclf1OwlUpITWEMablwooWPtZN_DFz7miVa3fzxjkpM38yZvp8p0Zhk3fYQBAZl63gA2N45_idXDpTJsIe1h__XdYXgKfYhAr6KxsNJkHHZXVk8Ar_FVyLt1D09DtD3ffDQ22PRjFU8FlP54vFOOd7qYJYD-pYvOu8NaLL4T/s320/Scan-170614-0014.jpg" width="158" /></span></a></div><p><span style="font-size: large;">No se libraba nadie. Los Brincos, grupo modélico, vio proscritas dos portadas porque estaban desnudos de cintura para arriba</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">Un inminente libro de la editorial Milenio, Veneno en dosis camufladas: la censura en los discos pop durante el franquismo, contiene docenas de anécdotas similares. Su autor, Xavier Valiño (Cospeito, Lugo, 1965), sabía que se ha investigado exhaustivamente la censura en el cine, en la literatura e, incluso, en la canción politizada. Sin embargo, conocíamos poco sobre los mecanismos de control de las ediciones discográficas. Esta censura, que determinaba lo publicable (o no) en España, se institucionalizó en 1966, por orden de Fraga Iribarne, entonces ministro de Información y Turismo. Don Manuel pretendía traer aires liberalizadores al país, pero ocurrió todo lo contrario en el campo de la edición fonográfica: al crear el órgano se desarrolló la función. Entre 1966 y 1977, los centinelas musicales fueron implacables y asombrosamente activos para tratarse de cuatro personas, en comparación con la plantilla de entre 25 y 30 que vigilaba los libros. Técnicamente no debía de ser tarea sencilla: carecían de reglas tan nítidas como las cinematográficas y solían ser puenteados por discográficas con acceso a sus superiores.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhdkGCBRweBsCvGXla4ZBb3LaVESEFKSzDEm7iGUzcRok8iu5YVp6bEB0pKngHm8FidP9PO8xTO423LFTp2homzWo_-6S3vdqW2teNz0dvTknu2ZYNHAWcrjZBwBGCHw2p2_0K4N6p2_Tn0gkqqY9WwpWVXChOtL1YszZiZS-1O8FWwBrJuIm8pfIO/s1216/Scan-170614-0007.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1216" data-original-width="1174" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhdkGCBRweBsCvGXla4ZBb3LaVESEFKSzDEm7iGUzcRok8iu5YVp6bEB0pKngHm8FidP9PO8xTO423LFTp2homzWo_-6S3vdqW2teNz0dvTknu2ZYNHAWcrjZBwBGCHw2p2_0K4N6p2_Tn0gkqqY9WwpWVXChOtL1YszZiZS-1O8FWwBrJuIm8pfIO/s320/Scan-170614-0007.jpg" width="309" /></span></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">Así quedó la portada del grupo 'Golden Earing' de su disco 'Moontan'.</span></p><p><span style="font-size: large;">Valiño acudió al Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares, donde localizó montañas de expedientes que incluían las denegaciones, los recursos de las empresas y demás correspondencia oficial. Hay un lamentable vacío documental respecto a la supervisión de portadas: cabe imaginar que, debido al incómodo tamaño de las carpetas de los elepés (31×31 centímetros), seguramente terminaron en el basurero en algún traslado. Valiño se ha tomado el santo trabajo de comparar centenares de portadas sospechosas con los originales internacionales.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg440atvACi_elg_GYupsm90mBmjbNFsM2otSpjg2r14kXRMcdGSafzFAX5RyzYDcwoM8RVlZaOSdCQcfSa5k2a4xUykjSE24DvPps4rc7arSV6uau-U4vYuRVtRpdiv2r90Ob8C0BAEovvBvFqqSnSAx2AapbeiyWempmhjN_DlGr-7wwaE4Va_XTF/s1278/Scan-170614-0002.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1278" data-original-width="610" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg440atvACi_elg_GYupsm90mBmjbNFsM2otSpjg2r14kXRMcdGSafzFAX5RyzYDcwoM8RVlZaOSdCQcfSa5k2a4xUykjSE24DvPps4rc7arSV6uau-U4vYuRVtRpdiv2r90Ob8C0BAEovvBvFqqSnSAx2AapbeiyWempmhjN_DlGr-7wwaE4Va_XTF/s320/Scan-170614-0002.jpg" width="153" /></span></a></p><p><span style="font-size: large;">Algunos son estropicios famosos, merecedores de figurar en la historia del absurdo. Leonard Cohen puede recibir hoy reconocimientos oficiales, como el Príncipe de Asturias, pero en 1974 se manipuló la portada de <i>New skin for the old ceremony</i>, basada en un grabado del siglo XVI que hubiera encajado perfectamente en cualquier museo diocesano.</span></p><p><span style="font-size: large;">Los señores censores daban mucho trabajo a los departamentos de diseño de las disqueras españolas. En el libreto de <i>Quadrophenia</i> se mostraba el dormitorio del protagonista, con una pared cubierta con fotos de desnudos. Dado que The Who era un grupo vendedor, alguien tuvo que "vestir" a las descocadas modelos. Más perverso fue el tratamiento aplicado a Some time in New York City, el doble elepé de unos John Lennon y Yoko Ono radicalizados. La funda imitaba la primera página de The New York Times, con columnas ocupadas por las letras. Aparte de eliminar fotos, en la edición española, los textos fueron reemplazados por garabatos sin sentido.</span></p><p><span style="font-size: large;">No se libraba nadie. Los Brincos, grupo modélico bien conectado con el régimen, vio proscritas sucesivamente dos portadas pensadas para lo que sería su disco final, Mundo, demonio, carne. Una de ellas era un retrato del notable pintor hiperrealista Claudio Bravo, pero ¡estaban desnudos de cintura para arriba! Los Canarios también tuvieron sus encontronazos, aunque cantaran en inglés. Sus letras eran "tendenciosas", sentenció el cancerbero encargado de escrutar el elepé <i>Libérate!</i> Ya en 1968 se manifestaba la capacidad de Teddy Bautista como encantador de serpientes, si hemos de creerle. Enfrentado a la posibilidad de que prohibieran lo que se convertiría en su máximo momento de gloria, <i>Get on your knees</i>, Teddy desvió la atención de una letra que sugería una felación. Contó a los censores que pretendía "bajarle los humos" a una altiva británica a la que había conocido en Ibiza, que despreciaba todo lo español. Así se coló <i>Get on your knees,</i> por un alarde de patriotismo genital. Que conste que el editor del disco, el productor Alain Milhaud, no recuerda semejante contencioso.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">Para ejercer de censor convenía tener un afilado sentido de la coyuntura. Valiño recuerda las cuitas de un quinteto barcelonés llamado Los No, desaparecidos de las ondas en 1966 por coincidir con un referéndum en el que el aparato franquista pedía el sí. Para más desdicha, su disco comenzaba con una canción titulada <i>Moscovit</i>, que en verdad criticaba la vida cotidiana en la Unión Soviética. Igualmente inoportuno fue un grupo de laboratorio llamado Doctor Pop, que precisamente en 1975 publicó el retrato de una bella noctámbula llamada Sofía, víctima de algún trauma: "Siempre se acuesta de día / va sola, sin compañía". Alguien debió de pensar que la letra podía ofender en La Zarzuela y la canción se regrabó inmediatamente como Lucía.</span></p><p><span style="font-size: large;">En contra de la caricatura de funcionarios cenutrios, algunos de estos guardianes de la moral hilaban fino. Detectaron la metáfora erótica de la serpiente de Jim Morrison en la grabación de los Doors <i>Crawling king snake</i>. También interpretaron correctamente la referencia a la vagina en <i>I'm a king bee</i>, el clásico de Slim Harpo. Exhibían conocimientos de la jerga hip cuando se empeñaban en rechazar una pieza de Ray Charles. Se enzarzaban en disquisiciones teológicas a partir de <i>Jesus Christ Superstar</i>, cuya banda sonora fue finalmente autorizada.</span></p><p><span style="font-size: large;">Valiño ha identificado a los temibles cuatro censores e incluso llegó a conversar con dos de ellos. Sus perfiles resultan insospechados: uno de ellos, exiliado tras la Guerra Civil, supuestamente había sido oficial del Ejército Rojo y, de vuelta en España, consiguió entrar en el ministerio por su conocimiento del ruso; otro tenía vocación literaria y aseguraba que rompió con el régimen cuando le impidieron la publicación de un libro, refugiándose en Francia. Carecían de motivaciones ideológicas: era "un trabajo más".</span></p><p><span style="font-size: large;">Cierto que sus penalidades personales no justifican su voracidad represora. El estudio de Valiño sirve como catálogo de monumentales aberraciones. Enfrentados a letras poéticas o misteriosas, inmediatamente imaginaban blasfemias o referencias a la homosexualidad, la prostitución o la mítica subversión. Veían la sombra del comunismo donde seguramente solo había algún eco del jipismo o una torpe expresión juvenil.</span></p><p><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4VyXD1Eqx1-FoQ2FhUjwdOTOmzPyuiBM2bRajGyb0qH1TPzuInEwog_JUK9xA9HmJDSp7Na9GUPLUg9_BSCAmBo2oh1V3zfCRGYUTG-pR_TFi5uMm2u9Mh_xwIS7znPzGsv-7UExnut9sHK-OD0J1XnUWRZbsSdq9iGw5YGyKganfrzktCFFQ7YbO/s1432/Scan-170614-0010.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1432" data-original-width="1402" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4VyXD1Eqx1-FoQ2FhUjwdOTOmzPyuiBM2bRajGyb0qH1TPzuInEwog_JUK9xA9HmJDSp7Na9GUPLUg9_BSCAmBo2oh1V3zfCRGYUTG-pR_TFi5uMm2u9Mh_xwIS7znPzGsv-7UExnut9sHK-OD0J1XnUWRZbsSdq9iGw5YGyKganfrzktCFFQ7YbO/s320/Scan-170614-0010.jpg" width="313" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEqWbP_hExlPdJCpCMFPQR8yMtgwLbzRohzFVCWJITrdsGhD7SQcT0g9kfQP_-MAcDk-yHVX495PzIq1CVledQZEp0Uj8MfRqCPNfHzLki7cnFET3IgbdxavTx_sbS8Qoy0Vt6jMj_R8WCfO2fzEItriAWwGnFO7FtkcNYw9OJwjXwkK4dTHMYG12S/s647/Scan-170614-0011.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="647" data-original-width="598" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEqWbP_hExlPdJCpCMFPQR8yMtgwLbzRohzFVCWJITrdsGhD7SQcT0g9kfQP_-MAcDk-yHVX495PzIq1CVledQZEp0Uj8MfRqCPNfHzLki7cnFET3IgbdxavTx_sbS8Qoy0Vt6jMj_R8WCfO2fzEItriAWwGnFO7FtkcNYw9OJwjXwkK4dTHMYG12S/s320/Scan-170614-0011.jpg" width="296" /></a></span></p><p><span style="font-size: large;">Hay que entender que se jugaban el cargo. Y cometieron pifias como dar el beneplácito a <i>Je t'aime... moi non plus</i>, de Serge Gainsbourg y Jane Birkin. Circulan diferentes versiones sobre ese despiste. Quizá hubo picardía de la discográfica al presentar el tema como "instrumental" y eliminar el desnudo de la inglesa. Otra explicación es que los señores censores no escuchaban los discos en cuestión, realizando su labor a partir de transcripciones de las letras proporcionados por las editoras, no siempre con sus traducciones. Y allí no se consignaban los jadeos.</span></p><p><span style="font-size: large;">El sello Hispavox sufrió una de las más humillantes intervenciones de la censura. La distribuidora poseía los derechos para España de uno de los éxitos más contagiosos de 1972, <i>American pie</i>, de Don McLean. Se trataba de una parábola sobre la evolución del rock, pivotando sobre el accidente de avioneta que acabó con las vidas de Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper, a los que McLean denominaba "el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo". La Dirección General de Cultura Popular se negó a bendecir semejante irreverencia y se llegó a una solución de compromiso: editarlo con un pitido que tapaba las palabras "ofensivas".</span></p><p><span style="font-size: large;">Los archivos de Alcalá guardan una correspondencia alucinante donde se discutía sobre el escaso nivel de inglés de los españolitos, la dificultad de traducir el <i>slang</i> o la tolerancia del pacifismo como ideal. Tras la muerte de Francisco Franco, la censura perdió fuelle, aunque sus colaboradores siguieron en nómina. El elepé <i>Zuma</i>, de Neil Young, fue publicado íntegro, con la única modificación de disimular el título de <i>Cortez the killer</i>, donde se acusaba a Hernán Cortés de genocida, rebautizado como <i>Cortez Cortez</i>. Para entonces, los tijeretazos hasta se habían convertido en argumento de mercadotecnia: la reedición en 1976 de <i>Rock'n'roll animal</i>, de Lou Reed, proclamaba orgullosa que incluía el anteriormente denegado tema <i>Heroin</i>.</span></p><p><br /></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-53949487913901760742022-09-05T01:12:00.000-07:002022-09-05T01:12:28.505-07:00Una sonora edad de oro por Diego A. Manrique<p><b><span style="font-size: large;">Varias décadas de periodismo musical dan para mucho: una charla sobre el comunismo con Leonard Cohen o la paranoica seguridad para acceder a la vivienda de Elton John. También sirven para constatar cómo, poco a poco, la promoción discográfica se ha ido convirtiendo en una maquinaria precisa e hipercontrolada. Este es un recorrido por la historia reciente del pop rock contada en primera persona por el cronista que ha alternado con sus más destacados exponentes.</span></b></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">DIEGO A. MANRIQUE</span></p><p><span style="font-size: large;">23 ENE 2015</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg51D_LhX4kWljuhWMduf5uO9Owsp5JzVeJTqRFGqx2C6lgMc3gemR6Ae3Z-G6xRdiD2EWQVC6G9nWW76-QEBx6q_bdJqmTPqMGx6BPXbK6v3EJpvqzHnFwi-lXLf0VcrZas0MrY4BSz4iR_eqej0Kmm0EvBDhQCDbbQKj3J8-lnyUD0pPDC1Q-ohEP/s980/XITFFKBNTX4YK6XPWPKH4CVZZY.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="578" data-original-width="980" height="189" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg51D_LhX4kWljuhWMduf5uO9Owsp5JzVeJTqRFGqx2C6lgMc3gemR6Ae3Z-G6xRdiD2EWQVC6G9nWW76-QEBx6q_bdJqmTPqMGx6BPXbK6v3EJpvqzHnFwi-lXLf0VcrZas0MrY4BSz4iR_eqej0Kmm0EvBDhQCDbbQKj3J8-lnyUD0pPDC1Q-ohEP/s320/XITFFKBNTX4YK6XPWPKH4CVZZY.jpeg" width="320" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br />Elton John, 9-9-2001. Para acceder a su mansión oculta en Windsor había que superar neuróticos controles de seguridad.</span><p></p><p><span style="font-size: large;">JASON BELL (CAMERA PRESS)</span></p><p><span style="font-size: large;">Revisando estos días mis aportaciones a El País Semanal, confirmo una intuición que me costaba verbalizar: el dominical me permitió disfrutar plenamente una cierta edad de oro del periodismo musical. Verán: en los tiempos anteriores a Internet, la entrevista cara a cara constituía un elemento central de la estrategia de lanzamiento de un disco. Más aún: en los años ochenta, por ejemplo, resultaba relativamente raro que un periodista español cruzara el Atlántico para conversar con una figura estadounidense; cuando lo hacía, gozaba de un tiempo y un acceso hoy inimaginables.</span></p><p><span style="font-size: large;">Así, uno podía terminar en un reluciente salón de la mansión de Berry Gordy Jr. en Bel Air. Por aquel entonces no era habitual que el fundador del sello Motown concediera entrevistas. Y el reportero se halló rodeado de una docena de personas: Gordy convocó a un equipo de vídeo –y a buena parte de su familia– para que quedara constancia del acontecimiento. También me esperaban decepciones: acudí a Memphis para realizar un reportaje sobre el fenómeno de las peregrinaciones a Graceland, la casa de Elvis. Había oído hablar tanto de la hospitalidad y la gastronomía sureñas que me quedé noqueado cuando el director de Elvis Presley Enterprises, la compañía que explota su legado, me llevó a un establecimiento de hamburguesas (“en los restaurantes se pierde mucho tiempo”).</span></p><p><span style="font-size: large;">Tras unos cuantos años de experiencia, tendíamos a generalizar. Sabíamos que los grupos británicos resultaban duros de roer, sobre todo si su fama era reciente y se presentaban como una pandilla de <i>hooligans</i>. Por el contrario, los artistas estadounidenses sí entendían la necesidad de fingir que abrían su corazón. En la realidad, hasta lo más absurdo podía ocurrir: Carlos Santana convocaba en San Francisco a la prensa internacional para presentar la continuación de su millonario disco de reaparición, <i>Supernatural</i>, y el acto debía interrumpirse ya que el equipo de reproducción elegido apenas tenía volumen.</span></p><p><span style="font-size: large;">Uno también viajaba con sus prejuicios. Entre ellos, que la desidia creativa de Rod Stewart se contagiaba a sus entrevistas. El autor de <i>Maggie May</i> alardeaba en 2007 de que ya no tenía interés en escribir canciones: “Lo vivo más como un descanso que como una frustración. Componer no es algo que me divierta. No soy Bob Dylan o Tom Waits. ¿Para qué? Mis contemporáneos se empeñan en sus canciones nuevas y el público no quiere saber nada. ¿Cuánto ha vendido lo último de los Stones, de McCartney, de Elton? Mi <i>Still the Same</i> entró al número uno [en Estados Unidos]. Con eso está todo dicho”. Cuando objeté que Dylan había llegado al número uno con <i>Modern Times</i>, se le cayó la máscara de indiferencia: “Según mis cálculos, allí solo hay cuatro canciones nuevas. El resto son blues clásicos, aunque Dylan firme como autor”. Que conste que en 2013 Stewart lanzó Time, un disco con temas propios, aunque debió recurrir a muchos colaboradores para rematar las canciones.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgig-ZzBqKrgMMqAxGANpCfIRsXoqbHwrTfskXh3r7pdtkGgOyvf-hLN7AZKPZva_fTIzCfjIwRWItL3_iZFErXF_Usr7IL6fSYZEdM8FqcApSxqw3gk6mEhdBdrebtndFUCT2u0d1vTHB34Wo4dR6sHM7YwzV5P-_kijlzq1op3OU9vx2nGX_-7UaV/s1960/FZGOMFFI7QHJRKV3IGC7VIJG7A.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1320" data-original-width="1960" height="216" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgig-ZzBqKrgMMqAxGANpCfIRsXoqbHwrTfskXh3r7pdtkGgOyvf-hLN7AZKPZva_fTIzCfjIwRWItL3_iZFErXF_Usr7IL6fSYZEdM8FqcApSxqw3gk6mEhdBdrebtndFUCT2u0d1vTHB34Wo4dR6sHM7YwzV5P-_kijlzq1op3OU9vx2nGX_-7UaV/s320/FZGOMFFI7QHJRKV3IGC7VIJG7A.jpeg" width="320" /></span></a></div><p><span style="font-size: large;">Leonard Cohen. 17-2-1985. Eran los ochenta, otra época. El canadiense habló de Lorca y la guerra civil española, e incluso posó haciendo el pino para la fotografía.</span></p><p><span style="font-size: large;">Los profesionales de la simpatía pueden manifestarse inesperadamente secos. Antes de encontrarse con Paul McCartney, un asistente avisaba de que el excomponente de los Beatles no iba a firmar ningún autógrafo ni tampoco aceptaba fotografiarse con el plumilla. A la salida se le escapó el motivo de tanta negativa: “Paul detesta la idea de que una firma suya o una foto terminen vendiéndose en eBay”. Un planteamiento chocante para quien entonces era el hombre más rico del planeta pop.</span></p><p><span style="font-size: large;">Por el contrario, cualquier acercamiento a Bono garantizaba la diversión: alternaba entre el cachondeo y la gravedad, era capaz de agarrar una guitarra e interpretarte un tema inédito, pensaba en voz alta, exhibía lo que los irlandeses llaman el “gift of the gab”, que aquí podríamos traducir como “pico de oro”. Hasta que U2 se convirtió en la banda más importante del mundo y cambió el ambiente que les rodeaba: las apuestas habían subido. Ellos ni se enteraron, pero un servidor fue amenazado, muy seriamente, por el director de su compañía española, que aseguraba que adelantar una semana la publicación de los detalles de un nuevo disco equivalía a sabotear los sacrosantos planes de <i>marketing</i>.</span></p><p><span style="font-size: large;">Muy frecuentemente, los excesos de protección correspondían al entorno del artista. Entrar en la residencia campestre de Elton John en Windsor exigía someterse a procedimientos propios del servicio de seguridad del presidente de un Gobierno particularmente paranoico: “Le trasladaremos a una zona de servicio en un coche del que no se podrá bajar hasta que alguien aparezca para recogerle”. En contraste, Elton se reveló cordial y encantado de hablar de música, tanto la propia como la ajena: “Cuando me veo con alguien como Sting, lo que hablamos gira sobre la música, que es nuestro oficio. Lo consideramos vital y es un signo de buena voluntad el compartir los descubrimientos de cada uno. Yo compro varias copias de cada CD, una para cada una de mis casas, pero si hay algo que me apasiona, como el debut de Groove Armada, encargo 200 ejemplares y voy regalándoselos a mis amigos”.</span></p><p><span style="font-size: large;">A veces, las pautas fijadas cambiaban. Para una de las raras audiencias de Bob Dylan con la prensa europea advirtieron que no se podía llevar magnetofón (y no nos asombramos: Prince exigía lo mismo y sus guardaespaldas hasta cacheaban a los escasos periodistas que se le acercaban). En realidad, Dylan aceptó a última hora las grabadoras, pero dato tan vital no me llegó: pasé lo que resultó ser efectivamente una informal rueda de prensa tomando notas apresuradas de lo que allí se decía. Sufrí tanto agobio que olvidé entregarle el obsequio que había traído: una botella de buen rioja que, según me habían informado, podría agradecer.</span></p><p><span style="font-size: large;">Las reglas del juego de la entrevista promocional no incluyen los regalos. Los términos del pacto son nítidos: el artista cede su tiempo a cambio de espacio en el medio. Una transacción poco prometedora, pero ocasionalmente se rompen las convenciones. Un comentario inocente a Bryan Ferry sobre sus modestos orígenes desencadenó un torrente de lágrimas: su padre, un hombre de campo, acababa de morir. La muerte sigue siendo el gran tabú en una música basada en la idea de la eterna juventud: Annie Lennox debió interrumpir la charla cuando se le escapó que su primer hijo “nació muerto”.</span></p><p><span style="font-size: large;">En verdad, una buena conversación periodística depende de muchos imponderables. Era una delicia cualquier encuentro con Leonard Cohen, cuando todavía no estaba beatificado: hablaba a tumba abierta y además planteaba sus curiosidades sobre la cultura española. Se sentía tan cómodo que se ofreció a posar para la fotógrafa haciendo el pino, postura gimnástica que realizó sin esfuerzo… y plenamente consciente de que era una foto tan extravagante que no se publicaría.</span></p><p><span style="font-size: large;">Ya había quebrado su imagen al recordar sus años de radicalismo político: “Visité Cuba cuando los castristas estaban en pie de guerra, tras la invasión de la bahía de Cochinos. No recuerdo qué es lo que me hizo trasladarme allí, alguna idea romántica del poeta luchando contra el capitalismo. Dos cosas se me han quedado grabadas. Fue la primera vez que una mujer me echó un piropo. Supongo que se trataba de una prostituta en paro, ya no había turistas norteamericanos. Iba por la calle y ella me dijo que tenía unos ojos muy bonitos. El segundo recuerdo es más desagradable. La mayor parte de los internacionalistas presentes en la isla venían del Este, checoslovacos y gente así. Pero me encontré con un comunista estadounidense y terminé discutiendo con él. Dije algo crítico ¡y me escupió! Nunca me llevé bien con los comunistas. Admiraba a los que conocía en Montreal, totalmente paranoicos y terriblemente dogmáticos. Pero ellos me detestaban: como mi familia tenía una empresa textil, me consideraban como un símbolo de la decadencia del enemigo de clase”.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiH1C9OyTspv8zJldTZTvtQpFkup4esohfm0lDv9O8TMhqZeaPePi-mQGbLRwXYz7O6iDE4NGxwWbYlH04Eq2Ct8ry7PR74DRtDop1XoOuZNC_Pp31d6szZZBypmEeD6U4pUvekjzpMVFkJAyFQGLQbaRDG3OGeh2d4yxE9tOqeHnuGUNRy81RsvE7/s1960/6PDHTEXA7RUMJXEVZJW3D4CFSU.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1320" data-original-width="1960" height="216" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiH1C9OyTspv8zJldTZTvtQpFkup4esohfm0lDv9O8TMhqZeaPePi-mQGbLRwXYz7O6iDE4NGxwWbYlH04Eq2Ct8ry7PR74DRtDop1XoOuZNC_Pp31d6szZZBypmEeD6U4pUvekjzpMVFkJAyFQGLQbaRDG3OGeh2d4yxE9tOqeHnuGUNRy81RsvE7/s320/6PDHTEXA7RUMJXEVZJW3D4CFSU.jpeg" width="320" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><span style="font-size: large;">Bryan Ferry. 21-7-1985. Presentaba su primer disco en solitario y el artista derramó lágrimas al recordar la muerte de su padre.</span></span></div><p><span style="font-size: large;">Se podría establecer que la calidad de la cosecha periodística con un personaje es inversamente proporcional al número de entrevistas programadas. Tuve la buena fortuna de quedar con Mick Jagger en Toronto, en medio del lento proceso de poner a punto a los Rolling Stones, para la gira que siguió al disco<i> A Bigger Bang</i> (2005). Aunque suele ser un maestro de la evasión, aquel día los ensayos comenzaban tarde y tenía ganas de explayarse sobre, por ejemplo, la herencia de Mao Zedong. En 1979, los Stones pretendieron girar por China: “Me reuní con el embajador chino en Washington y no pude aguantar su hipocresía: un régimen que mató a 70 millones de sus ciudadanos por decisiones disparatadas de Mao y que me ponía objeciones a letras que tratan de sexo… ¡Por favor! Y todavía no sabíamos los estragos de barbaridades como el Gran Salto Adelante”.</span></p><p><span style="font-size: large;">Por el contrario, lo peor que te puede acontecer es que seas el último de la fila en un día ajetreado. Lo experimenté con un socio de Jagger, el baterista Charlie Watts. Le había tocado promocionar la reedición ampliada de un clásico stoniano, el álbum <i>Some Girls</i>, y supongo que estaba harto de que le interrogaran por la influencia de la disco music en el grupo y le salió la vena provocadora: “Mick iba mucho por [la discoteca neoyorquina] Studio 54, pero los demás escuchábamos la música del momento. A mí me gustaban los Sex Pistols y The Clash”. En su tiempo, semejante declaración hubiera sido un titular: el punk rock había surgido en oposición a los Rolling Stones y demás dinosaurios, como se les denominaba despectivamente.</span></p><p><span style="font-size: large;">Dinosaurios y orgullosos de serlo se mostraron dos de los supervivientes de Led Zeppelin, Jimmy Page y John Paul Jones. Indagar por la etapa de ambos como músicos mercenarios no fue una buena idea. Jimmy: “¿Que si toqué en el <i>Black is Black</i> de Los Bravos? No me suena. De todas formas, yo no quisiera que se me recordara por un trabajo tan poco estimulante. Tocar en el estudio era como fichar en una oficina. De las nueve a las doce, con una cantante. De la una a las tres, con un grupo. Por la tarde, con una orquesta. Muchas veces, ni sabíamos el nombre de la canción… ¡o del artista!”. Tímidamente, Jones intentó alegar que había sesiones en las que sí se podía desarrollar la imaginación: “Yo recuerdo momentos divertidos, cuando hacía cosas para los Rolling Stones o Donovan”. Page le cortó: “No debías de divertirte tanto cuando me pedías que te metiera en mi grupo”. Cuarenta años después y Jimmy todavía hablaba de Led Zeppelin como “mi grupo”, nada de “nuestro grupo”.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvE67g7EJaLLZhVmPSeWMQJoHSMgAUggubrafOpCoXiY0pztsFu7Ap-gtyyEpw6Mgvfxs4knGBFxlY4v8TPU-QH2U1BeHVWWW9NIamv-sPu9bVQ1xPWVlngRPH-NrUPOH5z98IVR0_ACDaa6_-geCLNAq5ENcHqLu5VTRWQtHKXkOQ4ZTDNuxKUsxG/s2510/PATOMN6EXED3OKINL5NTTR3FWU.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="2510" data-original-width="1960" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvE67g7EJaLLZhVmPSeWMQJoHSMgAUggubrafOpCoXiY0pztsFu7Ap-gtyyEpw6Mgvfxs4knGBFxlY4v8TPU-QH2U1BeHVWWW9NIamv-sPu9bVQ1xPWVlngRPH-NrUPOH5z98IVR0_ACDaa6_-geCLNAq5ENcHqLu5VTRWQtHKXkOQ4ZTDNuxKUsxG/s320/PATOMN6EXED3OKINL5NTTR3FWU.jpeg" width="250" /></span></a></div><p><span style="font-size: large;">Marianne Faithfull. 22-8-2004. “Qué horror”, exclamó la musa al enterarse de que la entrevista se desarrollaba en la suite que ocuparon los Beckham cuando llegaron a Madrid.</span></p><p><span style="font-size: large;">JESÚS UBERA</span></p><p><span style="font-size: large;">Las entrevistas, a veces, simulaban un <i>tête-à-tête</i>. En 2004, Marianne Faithfull atendía tumbada en una inmensa cama del hotel Santo Mauro. Comenté que estábamos en la misma suite que ocuparon, durante su desembarco en Madrid, los Beckham. Preguntó la musa del swinging London: “¿Bacon, el pintor?”. “No, Beckham, el futbolista”. Se puso en pie de un salto: “Por Dios, qué horror. Si hubiera sido la habitación de Francis Bacon, hasta me hubiera emocionado”.</span></p><p><span style="font-size: large;">Aunque ahora suene increíble, en 1985 era posible quedar con Morrissey en su camerino, en las horas previas a lo que sería el concierto más multitudinario de The Smiths, en el madrileño paseo de Camoens. Confesaba su entusiasmo por Marianne Faithfull –“suyo fue el primer disco que me compraron”– y se explayaba sobre el vendaval de posibilidades que trajeron los años sesenta: “La gente sentía que tenía libertad y se embarcó en proyectos. En los setenta cambió el clima social; en Inglaterra se fue erosionando la solidaridad entre las comunidades de la clase trabajadora. En el presente, yo creo que se debe recuperar la esperanza, que hay voluntad de lucha contra el paro o las armas nucleares, que hay una reacción de búsqueda de la posibilidad perdida. Por eso se vuelve la mirada hacia los sesenta”.</span></p><p><span style="font-size: large;">Pero nosotros debemos avanzar hasta el presente. Tengo la sensación de que ahora se ha hecho más difícil el acceso incondicional a las grandes figuras planetarias. Lo que antes eran entrevistas presenciales, a veces con apariencia de intimidad, hoy están mediatizadas por la vigilancia de personal de la discográfica o el <i>management</i>. En esto también Madonna fue pionera: ya en 2005, detrás del intruso se situaba su jefa de prensa con un cronómetro en la mano.</span></p><p><span style="font-size: large;">Se podría decir que el negocio de la música ha aprendido las peores lecciones de la mercadotecnia del mundo del cine: la cita se mide en minutos, no en horas; el temario debe cubrir el producto específico que se pretende vender; misteriosos ayudantes están fisgoneando y las preguntas inconvenientes pueden desembocar en el final prematuro de la audiencia con su excelencia.</span></p><p><span style="font-size: large;">Cualquier entrevistador ha pasado por situaciones así de humillantes. Y tiene lógica: con la multiplicación de los medios digitales, el tiempo de las <i>superstars</i> se hace más valioso. Con frecuencia, la única opción disponible es la entrevista telefónica –el detestable <i>phoner</i>, en la jerga de la promoción– o por correo electrónico, con la sospecha de que te puede estar contestando un empleado del artista.</span></p><p><span style="font-size: large;">Divas y divos actuales tienden a esquivar al periodista inquisitivo, explotando las redes sociales para conectar con sus fans. Arma de doble filo: la sobreexposición corroe intangibles como el carisma. Razón de más para admirar a los cascarrabias que, desde siempre, intentan evitar el ritual de pregunta-respuesta. He soportado algún plantón de Van Morrison, aunque aclaro que la cita no estaba cerrada, más allá de un “te avisaremos esta tarde”. Y queda latente esa curiosidad por acercarse al Misterio de Belfast. Puro morbo: la última vez que atendió a un periodista inglés, Van se presentó con abrigo, gafas negras y bufanda. Intentaba pasar desapercibido, pero el encuentro tuvo lugar en la terraza de un hotel en un verano cálido. Eso es algo que sí echo de menos: el entrar, aunque sea fugazmente, en los mundos de Yupi de estrellas que todavía creen que pueden reconvertirse en ciudadanos anónimos a voluntad.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">El Pais Semanal </span></p><p><br /></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-14942825935096857232022-09-04T01:21:00.003-07:002022-09-04T01:21:41.608-07:00Perrate, la evolución de la tradición<p><b><span style="font-size: large;">El cantaor regresa con un álbum grabado junto a Pedro G. Romero y Raül Refree qué supone un salto cualitativo en su trayectoria</span></b></p><p><b><span style="font-size: large;">POR FERMÍN LOBATÓN</span></b></p><p><span style="font-size: large;">Existen algunos detalles simbólicos en esta grabación. Uno es que Tomás, hijo de José Fernández Granados, el cantaor Perrate de Utrera, deja atrás su nombre de pila, con el que hasta ahora se presentaba, y enarbo-la únicamente el de su familia, asumiendo quizás una responsabilidad que, sin eludirla, había situado tras una línea de respeto. Él es heredero natural de un linaje muy antiguo que, además del propio de la línea paterna, —sobrino de María la Perrata, primo de Juan Lebrijano y Pedro Peña y tío de Dorantes, entre otros parentescos—, entronca por parte materna con la saga de los Soto, lo que —vía Jerez—alcanza al mismísimo Manuel Torre, del que es bisnieto. Tenía herencia y cualidades, pero también la personalidad para elegir su camino y sus preferencias musicales, en las que, cuestión de edad (nació en 1964), no faltó el rock. Su esencia flamenca quedó limitada durante años al ámbito familiar, aunque el impacto de su cante por bulerías en una boda llegara a trasladarse a la prensa escrita de la época. Mientras tanto, construyó una carrera profesional ajena al arte, hasta que, tras tímidas apariciones en obras colectivas a finales de los noventa, se presentó en la Bienal de Flamenco de Sevilla de 2002, donde recibiría el Premio Giraldillo al artista revelación. Su estreno discográfico no llegó hasta 2005 con el celebrado <i>Perraterías </i>(Flamenco Vivo), que no grabó de cualquier manera: con banda eléctrica, producido por Ricardo Pachón y con la guitarra de Antonio Moya como ancla en la raíz. En similar línea, publicó <i>Infundio</i> (Discmedi, 2011), con la producción del guitarrista lebrijano Rycardo Moreno. Con su nuevo disco, <i>Tres golpes</i>, Perrate profundiza en su independencia, confirma rasgos que lo han definido y, a la vez, encuentra nuevos espacios donde alojar su innata curiosidad, y todo ello sin traicionar a la tradición de la que procede, una ecuación que puede parecer inverosímil, pero no lo es. La clave residiría en el metal de su garganta —arcaico y mineral, de una densidad cavernosa— y en la jondura e intensidad de su cante, rasgos todos ellos que se encuentran en una obra que supone un salto cualitativo en su trayectoria. Para registrarlo se ha rodeado de nombres señalados, como Pedro G. Romero, que dirige el proyecto artístico, o Raül Refree, que lo produce, y con el que Tomás comparte arreglos. Además de las guitarras señeras de Alfredo Lagos y Paco de Amparo, que marcan carácter, son relevantes también las contundentes percusiones de Antonio Moreno, el saxofón de Juan Jiménez y el contrabajo de Miguel Ángel Cordero.</span></p><p><span style="font-size: large;">El jerezano Lagos ilustra la seguiriya con un toque renovado mientras Perrate se ciñe al canon en las variantes de Jerez y los Puertos, que se rematan con el cambio de Juanichi el Manijero. Su interpretación de los estilos tradicionales es tan canónica que en ocasiones anteriores ha denominado a sus seguiriyas como didácticas. Esa misma condición tendrían también las conocidas soleares de La Serneta, que interpreta junto a Paco de Amparo. No sigue la misma línea el antiguo romance sefardí —tan de la tierra, tan de la familia—, al que otorga una lectura revisada, pero sin perder la cadencia y el carácter que lo identifica. Se podría pensar que, sobre el papel, las tonas,</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTfk4c1Uoq8b0yX0MKteus4xgDnOkfkcTDIq7Etj55kQYMiH-YcX5X9Ek3AVRI2d18X73dt3-8-0seWFW-b9ifS7-WRxITfPs4tqEhA1LIu3SCNLiJGImFh7v1XbPlENxCuJ_CX_2blOgdeq2sEXtuWXGvQzx4d1fVq1bQ_KzHAxV0XFqQ8XZ1yvgj/s1573/Captura%20de%20pantalla%202022-09-04%20a%20las%2010.18.38.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1139" data-original-width="1573" height="232" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTfk4c1Uoq8b0yX0MKteus4xgDnOkfkcTDIq7Etj55kQYMiH-YcX5X9Ek3AVRI2d18X73dt3-8-0seWFW-b9ifS7-WRxITfPs4tqEhA1LIu3SCNLiJGImFh7v1XbPlENxCuJ_CX_2blOgdeq2sEXtuWXGvQzx4d1fVq1bQ_KzHAxV0XFqQ8XZ1yvgj/s320/Captura%20de%20pantalla%202022-09-04%20a%20las%2010.18.38.png" width="320" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><span style="text-align: left;">El cantaor Tomás de Perrate, en un retrato promocional. </span><span style="text-align: left;">CLAUDIA RUIZ CARO</span></span></div><p><span style="font-size: large;">consustanciales en el repertorio de Perrate, iban a mantener la constante, pero no resulta así: la escucha depara no pocas sorpresas. La primera que se incluye, debida a Jacinto Almadén, tiene tintes oscuros y el aire tenebroso que otorgan unos arreglos complejos. Pero es en la segunda tona donde se produce la mayor ruptura, y, además, con una fuerte carga simbólica de nuevo. No hay letra como tal, tan solo los sonidos guturales de unas sílabas versificadas (el poema <i>Karawane</i>, del autor dadaísta alemán Hugo Ball) que transmiten un aire tan primitivo como lo es el propio cante. Tras la transgresión, la voz de su padre Perrate de Utrera, tomada de una antigua cinta, le responde abrochando el corte. La raíz y la experimentación se funden en apenas unos segundos. La lectura de la intención es libre.</span></p><p><span style="font-size: large;">El componente festivo o burlón ha sido otra de las constantes en las grabaciones de Tomás. En esta, ese tono encuentra continuidad en varios cortes, especialmente en el que la abre, la picara chacona 'A la vida bona' (Juan Arañes, del siglo XVII), muy popular entre los amantes de la música antigua, cobra aquí una singular fortaleza con su flamenca acentuación. Se encuentran más formas preflamencas en una inquietante folia y en la más socarrona jácara, cortes en los que Perrate lleva su garganta a registros muy graves, casi de barítono. Pero son las seguiriyas del Alosno ('Arde la casa de Cupido'), con la <i>moronera</i> guitarra de Paco de Amparo, las que nos devuelven el tono plácido y el guiño mordaz. En similar tono, los pegadizos fandangos callejeros que dan título a la grabación, tomados de un grupo folelórico colombiano.</span></p><p><span style="font-size: large;">Pero la fiesta verdadera reside en los gozosos ocho minutos de las bulerías finales. En ellas, Perrate parece renovar el lazo flamenco que une a Utrera con Morón a través de la guitarra de Paco de Amparo, que ilustra los cantes con arzapúas y giros al estilo de Diego del Castor. La tanda constituye un variadísimo surtido de acentos: se cuelan elementos de cuplés, muy queridos por el cantaor, e incluso componentes tomados del cine americano (<i>Johnny Quitar</i>). Al artista se le escucha cómodo, disfrutando como en una celebración familiar.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9JpnrgVnCu2jfCUvYTld5kU8Yrzxwzlpm7L3XrNLdFKmy8T7waEUEtydLMnIc1zhOywzgBGByYbTibsuqr2BPz6byZHqEW1hhJo4_dkby99ItsT63A8GtMtcOI1oE5IwBZ1l5cEcF6iw-_ArfIF4KM1Hi1DdUIK5hlhI0zejjI1EP9NfXDKlRC5Nj/s500/Perrate-Tres-Golpes-comprar-vinilo-online.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9JpnrgVnCu2jfCUvYTld5kU8Yrzxwzlpm7L3XrNLdFKmy8T7waEUEtydLMnIc1zhOywzgBGByYbTibsuqr2BPz6byZHqEW1hhJo4_dkby99ItsT63A8GtMtcOI1oE5IwBZ1l5cEcF6iw-_ArfIF4KM1Hi1DdUIK5hlhI0zejjI1EP9NfXDKlRC5Nj/s320/Perrate-Tres-Golpes-comprar-vinilo-online.jpeg" width="320" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p><b><span style="font-size: large;">Perrate</span></b></p><p><i><span style="font-size: large;">Tres golpes</span></i></p><p><span style="font-size: large;">EL volcán/ Lovemonk</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div><span style="font-size: large;"> EL PAIS BABELIA Nº 1.597 , SÁBADO 2 DE JULIO DE 2022</span></div>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-18895365756451004222022-08-13T08:07:00.000-07:002022-08-13T08:07:02.461-07:00Luz de jazz para tiempos oscuros<p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-Wo3ie-8mKlsbpyoawEogTVmP8sSpRpVUCS0kxA2eZnLhPvo1cBmkPdL_TuenP_MK9JgHl-9jNGGNpvRJ3DPWxQxz8jV5pQvwwk4kvlHVPIOWt_mXTs5rqGHc32mHum6idVx6p5ZImCGaEkpXth8i8YNml1v4WRxeNRKnHW_jN1b9baDORKzxp3dA/s1488/Captura%20de%20pantalla%202022-08-13%20a%20las%2016.47.25.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="969" data-original-width="1488" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-Wo3ie-8mKlsbpyoawEogTVmP8sSpRpVUCS0kxA2eZnLhPvo1cBmkPdL_TuenP_MK9JgHl-9jNGGNpvRJ3DPWxQxz8jV5pQvwwk4kvlHVPIOWt_mXTs5rqGHc32mHum6idVx6p5ZImCGaEkpXth8i8YNml1v4WRxeNRKnHW_jN1b9baDORKzxp3dA/s320/Captura%20de%20pantalla%202022-08-13%20a%20las%2016.47.25.png" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;">La pianista Myra Melford, en un trío junto a Joelle Léandre y Lauren Newton, en mayo de 2021 en Moers (Alemania). DPA/PICTURE ALLIANCE/GETTY</span></div><p><b>Varios álbumes concebidos y grabados en pandemia muestran la excelente salud del género, que en lo que va de año ya ha brindado algunas obras memorables</b></p><p>POR YAHVÉ M. DE LA CAVADA</p><p>Confundimos en ocasiones la originalidad, concepto esquivo que ha de mirarse en muchos espejos antes de poder afirmarse con rotundidad; con la frescura o el ingenio. No es necesario inventar algo nuevo cada dos por tres para mantener una música relevante, sino establecer nuevos planteamientos o prismas por los que mirar ideas ya existentes. Ahora que estamos empezando a escuchar el grueso de álbumes concebidos y grabados en pandemia, encontramos deslumbrantes brotes de creatividad surgidos de las limitaciones provocadas por la situación global, que ponen un foco sobre el jazz como una música profundamente viva.</p><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4yDf2ro3M1epw4a7vdWgNU6Rp75jAqZDkrwHnDDKRH4iP4Qo621A1A-a6E_HTB1kNn-FXG2B3wIbA5PSNfFcznH9LatriEDF0Te6dXSFvgB04Xr4cWFCvSZItjJ1TEEvxT9dPC7w5PgeVvD6QoGhSdVvh4ns0D9zR9x6cvP-9jNPoooB1WsU9RpdS/s900/secularpsalms.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="900" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4yDf2ro3M1epw4a7vdWgNU6Rp75jAqZDkrwHnDDKRH4iP4Qo621A1A-a6E_HTB1kNn-FXG2B3wIbA5PSNfFcznH9LatriEDF0Te6dXSFvgB04Xr4cWFCvSZItjJ1TEEvxT9dPC7w5PgeVvD6QoGhSdVvh4ns0D9zR9x6cvP-9jNPoooB1WsU9RpdS/s320/secularpsalms.jpeg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Secular Psalms (Greenleaf Music)</div><p><br /></p><p>Si hay un jazzista a quien no hay pandemia que pueda parar es el hiperactivo trompetista y compositor Dave Douglas. Su último álbum, <i>Secular Psalms </i>(Greenleaf Music), es uno de los mejores que ha publicado en los últimos años, y consiste en una suite comisionada para celebrar el 600º aniversario del majestuoso <i>Altar de Gante</i>, de Jan van Eyck, en la que Douglas parte de fuentes tan ajenas a él como misas latinas, música folclórica medieval o compositores del siglo XV, para crear una obra totalmente contemporánea. Completando el triple salto mortal, Douglas, obligado por la pandemia, rompe una regla esencial del jazz y presenta un álbum con la parte de cada músico grabada en diferido y por separado desde diferentes ciudades del mundo. Nadie lo diría: el sexteto, compuesto por Douglas, tres jóvenes belgas, la pianista polaca Marta Warelis y la fabulosa chelista norteamericana Tomeka Reid, suena completamente orgánico y natural. Pura magia.</p><p>Reid es una de las protagonistas de otra <i>suite</i> extraordinaria recién publicada, firmada por Myra Melford, una de las más estimulantes pianistas de la música creativa actual. Antes de la pandemia, durante una residencia en la legendaria sala The Stone de Nueva York, Melford formó puntualmente un quinteto estelar junto a Reid, la guitarrista Mary Halvorson, la saxofonista Ingrid Laubrock y la percusionista Susie Ibarra, todas ellas máximos exponentes de sus respectivos instrumentos, para una sesión de improvisación libre. La experiencia fue tan satisfactoria que se planteó extender la colaboración, pero el confinamiento truncó los planes de reeditar en directo alquinteto. A cambio, Melford se sentó a escribir este <i>For the Love of Fire and Water </i>(RogueArt), un álbum fascinante que consigue algo muy raro y valioso: mostrar a cinco improvisadoras extremadamente personales en total armonía, con todas ellas manteniendo su identidad sin tensiones ni desvirtuar lo colectivo del proyecto.</p><p><br /></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQoRUFsVsEuV6PWjDa95pB59UcJXqxy0o2PsOMeUpdm3bRsB8jGi7ugzYHINO-M_peVqWhb16ZxDmXo73PcMn9yHvzOaKcXKb-JfVAbYd25hURPEyHxwvPGjxx7sW_y7IG0e5Yk77gYIstxz-r0NagYD8_cegvEl7Z0MSs2GKZOQJAY2ftBxtfymwY/s1200/asembly.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQoRUFsVsEuV6PWjDa95pB59UcJXqxy0o2PsOMeUpdm3bRsB8jGi7ugzYHINO-M_peVqWhb16ZxDmXo73PcMn9yHvzOaKcXKb-JfVAbYd25hURPEyHxwvPGjxx7sW_y7IG0e5Yk77gYIstxz-r0NagYD8_cegvEl7Z0MSs2GKZOQJAY2ftBxtfymwY/s320/asembly.jpeg" width="320" /></a></p><p><span style="text-align: center;">Assembly (Yestereve)</span></p><p style="text-align: center;"><br /></p><p>Volviendo a los triples saltos mortales provocados por la pandemia, el trombonista Jacob Garchik, uno de los más brillantes músicos de la escena norteamericana y compañero habitual de titanes como Henry Threadgill, Mary Halvorson o Anthony Braxton, ha rizado el rizo en su nuevo álbum y le ha salido más que bien: <i>Assembly</i> (Yestereve) es sin duda uno de los mejores discos que ha dado el jazz en lo que va de año. Y lo hace con un espíritu <i>a priori</i> antijazzístico y un resultado prodigioso: durante la pandemia, Garchik juntó a un quinteto de amigos (el saxo soprano Sam Newsome, el pianista Jacob Sacks, el contrabajista Tilomas Morgan y el baterista Dan Weiss) y organizó algunas sesiones en un estudio con diferentes cabinas para cada músico, grabando <i>standards</i>, bines y piezas dentro de la ortodoxia jazzística. Después, Garchik se pasó varios meses en el estudio cortando, pegando, uniendo, formando y deformando la música hasta construir un colosal frankenstein, un álbum excitante y original, como hace tiempo no escuchábamos en el género. Si es jazz o no, es lo de menos: es una obra maestra.</p><p>En otro extremo, sintetizando al máximo la idea del instrumentista en soledad, nos encontramos con el último disco del guitarrista John Scofield. Un disco íntimo de título homónimo (ECM) en el que todo es Scofield y solo Scofield: el guitarrista en solitario, respaldado por sí mismo con un <i>looper</i> en el que graba previamente delicados acompañamientos, interpretando un repertorio que es, en cierto modo, un personal autorretrato musical que nos lleva de versiones de Hank Williams y Buddy Holly a viejos <i>standards</i> y un puñado de originales. Una pura delicia interpretativa que muestra la talla de uno de los grandes guitarristas de la historia en su expresión más pura y esencial.</p><p><br /></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg55KCRQYSwska51YnT2QbeNOVMC_K3p7nLI4JXPOply7NUtsXy81o6iz0epPqaQCR9S5XYbHiDaZP2ysLFbgz6PsW1FfUeCpJ9LDsphRQG87kySEQKmd2noKrHMVjFIQEya3wsU_cZWqAE-Yzl-hwprpUqwb4lmN5YkcvYWusKqjgxsZfeyyxUQfdK/s1643/nuna_david_virelles_cover_final.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1443" data-original-width="1643" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg55KCRQYSwska51YnT2QbeNOVMC_K3p7nLI4JXPOply7NUtsXy81o6iz0epPqaQCR9S5XYbHiDaZP2ysLFbgz6PsW1FfUeCpJ9LDsphRQG87kySEQKmd2noKrHMVjFIQEya3wsU_cZWqAE-Yzl-hwprpUqwb4lmN5YkcvYWusKqjgxsZfeyyxUQfdK/s320/nuna_david_virelles_cover_final.jpeg" width="320" /></a></p><p>Nuna (Pi Recordings)</p><p><br /></p><p>También en soledad está concebido otro álbum cautivador, aunque muy diferente al de Scofield. Mientras el del guitarrista está apoyado en el divertimento y la distensión, <i>Nuna</i> (Pi Recordings), de David Virelles, surge de la reflexión y la búsqueda de ideas, tanto en el plano de la composición como en el de la profundización en el sonido del instrumento. Virelles, probablemente el jazzista cubano más interesante desde Gonzalo Rubalcaba, aglutina varias raíces musicales: la herencia latina en general, y cubana en particular, el jazz contemporáneo, la improvisación libre y la tradición europea germinan por igual en su personal música. <i>Nuna</i> es un conjunto de miniaturas que muestran todas estas raíces, y un viaje al interior de la identidad pianística de Virelles, formada de continente en continente, y lúcido reflejo de la globalidad del músico de jazz del siglo XXI.</p><p>Y donde Virelles repiensa, a su manera, el piano solo, el demoledor grupo Punkt.Vrt.Plastik de la pianista eslovena Kaja Draksler, el contrabajista sueco Petter Eldh y el baterista alemán Christian Lillinger va mucho más allá de la introspección y el estudio, reinventando el trío clásico de piano, contrabajo y batería con música que nace de la disciplina y de la espontaneidad a partes iguales. Las piezas del trío, angulosas y alambicadas, se apoyan tanto en ostinatos obsesivos como en las constantes fluctuaciones del ritmo, con los tres instrumentos construyendo un andamiaje improvisado en el que cada uno parece ir por su lado y, al mismo tiempo, todo suena asombrosamente ensamblado. Su nuevo álbum, <i>Zurich Concert</i> (Intakt), tiene el plus de estar grabado en directo, mostrando que en la apabullante música del grupo no hay trucos: son tan buenos como parecían en el estudio. Auténtico jazz del siglo XXI, con una categoría que pocos tienen hoy.</p><p>Otra interesante reinvención, muy diferente a estas, viene de nuestro país: el saxofonista Josetxo Goia-Aribe ha publicado <i>Sarasateando</i> (Karonte), un álbum compuesto por 10 piezas en las que parte de la música del violinista y compositor Pablo Sarasate para crear algo muy curioso: aunque la estética entronca con lo jazzístíco —el grupo es un cuarteto de saxo, piano, contrabajo y batería—, no podemos decir que estemos ante un disco de jazz, pero mucho menos aún ante relecturas cercanas a la música clásica. El atractivo del proyecto reside en su respetuosa irreverencia y en su ánimo de revitalizar-armonías románticas y raíces folclóricas, llevándolas al terreno del saxofonista y entregándolas como un puñado de exquisitas miniaturas.</p><p><br /></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZsCQPbuXbFXQwgGHzy_u0EUwIfzjOeH-pUaGwN8quDCKOPOthPjK8wyjCGiZm8WI1qukvvHejqJSiiqIgfIngAeoPjnpk1-lRQCi3M1dIqwKQh8JXfQbsuW6PQJadn_3IOg1wuXQM7YgimUEwh8-WWXr8D4JIvExENpcjVtAbKg9J-NAL3VQfTZ9d/s600/cf586cd-600.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZsCQPbuXbFXQwgGHzy_u0EUwIfzjOeH-pUaGwN8quDCKOPOthPjK8wyjCGiZm8WI1qukvvHejqJSiiqIgfIngAeoPjnpk1-lRQCi3M1dIqwKQh8JXfQbsuW6PQJadn_3IOg1wuXQM7YgimUEwh8-WWXr8D4JIvExENpcjVtAbKg9J-NAL3VQfTZ9d/s320/cf586cd-600.jpeg" width="320" /></a></p><p>Zaidín (Clean Feed)</p><p><br /></p><p>Pero, como decíamos al principio, tampoco hay que inventar nada para crear una obra fresca y rotunda en el jazz contemporáneo, basta con tener el lenguaje y la personalidad del extraordinario trío de Liba Villavecchia con Vasco Trilla y Álex Reviriego, que han publicado uno de los más redondos discos de jazz publicados internacionalmente en lo que. va de año, <i>Zaidín</i> (Clean Feed). Música libre, profunda y vibrante, creada en España durante los turbulentos tiempos de la covid. Y estos son solo algunos ejemplos; sin duda, aún queda resaca creativa por descubrir.</p><div> EL PAÍS. BABELIA Nº 1.602, SÁBADO 6 DE AGOSTO DE 2022</div>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-84828856677869721272022-08-05T22:26:00.004-07:002022-08-05T22:26:37.605-07:00Músicas ocultas<p><span style="font-size: large;">IDA Y VUELTA</span></p><p><span style="font-size: large;">ANTONIO MUÑOZ MOLINA</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjddNelV6AeA42e3fsTQ4goeW5Ocrpg-WzPW3lVj6L9wh8-iQ3dlDwPMCxrscwTuUvIP1lsS77d2p69TxeXq4ELBxTF_18MwNdT8VOHWtNSpTlt43ncG6WI7t6H57npuLGOjsiUYItfrxAL7h-SLTN8IF3gsXT84SUeRtDI9utNQ4FK_89Z9G6xkj8f/s1080/Captura%20de%20pantalla%202022-08-06%20a%20las%207.20.24.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="827" data-original-width="1080" height="245" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjddNelV6AeA42e3fsTQ4goeW5Ocrpg-WzPW3lVj6L9wh8-iQ3dlDwPMCxrscwTuUvIP1lsS77d2p69TxeXq4ELBxTF_18MwNdT8VOHWtNSpTlt43ncG6WI7t6H57npuLGOjsiUYItfrxAL7h-SLTN8IF3gsXT84SUeRtDI9utNQ4FK_89Z9G6xkj8f/s320/Captura%20de%20pantalla%202022-08-06%20a%20las%207.20.24.png" width="320" /></span></a></div><p><span style="font-size: large;">John Mauceri dirige un concierto en el Hollywood Bowl de Los Ángeles, en septiembre de 1997. iris schneider (los angeles times/ getty)</span></p><p><span style="font-size: large;">La sorpresa de lo nuevo y lo inesperado no es una experiencia frecuente para el aficionado a lo que sigue llamándose música clásica. Dejando aparte festivales especializados, podemos predecir antes del comienzo de cada temporada una gran parte de los programas que se nos invitará a escuchar, y también sabremos que casi en todos ellos predominarán obras escritas hace más de un siglo. Llevar muerto al menos 100 años, y preferiblemente 200, es un mérito que favorece mucho a un compositor, casi tanto como ser varón, y blanco, y de habla alemana, aunque tampoco garantiza la interpretación regular de sus obras. Los repertorios culturales se definen no tanto por lo que celebran como por lo que ocultan, o ni siquiera eso, lo que desdeñan y olvidan, a veces por un sostenido empeño de eliminación, basado en anatemas ideológicos o estéticos. La mayoría abrumadora de las obras que se tocan en las salas de conciertos fue compuesta en el siglo XIX, con la excepción de unas cuantas sinfonías de Mahler y de Shostakóvich. Hay personas convencidas de que un atributo necesario del oficio de compositor es llevar muerto mucho tiempo. Los compositores vivos, numerosos, pero en gran medida invisibles para el público no muy especializado, logran de tarde en tarde un hueco en la primera parte de los programas, que en la segunda ofrecerán, para compensar, una obra bien conocida de algún muerto glorioso. A los compositores vivos se les encargan obras que será difícil escuchar después del estreno, o se les confina en el ámbito todavía más minoritario de lo contemporáneo, el de una música oscura y chocante para muchos oídos que no sale nunca de su propio gueto, aunque desde hace ya tres cuartos de siglo es, en líneas generales, la promovida por instituciones educativas superiores, la patrocinada por fundaciones y concursos internacionales, la celebrada por el<i> establishment </i>crítico en Europa y en Estados Unidos. Como sucede en las artes plásticas, también en la música, y sobre todo en la ópera, que es más vistosa, una actitud de permanente vanguardia se ha convertido en ortodoxia institucional: tiene todo el poder para establecer las reglas y se declara subversiva; se las arregla al mismo tiempo para ocupar el poder y para propagar la rebeldía; se nutre en muchos casos de los presupuestos públicos y del capricho cultural de los ricos, y proclama con grandes aspavientos su radicalismo corrosivo, su voluntad de iconoclastia. Salvo cuando interviene el esnobismo, o el interés práctico, a nadie llega a gustarle algo por obligación. La música clásica pasa muchas veces, sin término medio, de la prestigiosa arqueología a la inhóspita novedad, en una alternancia que acaba alejando al público y que según John Mauceri se estableció después de la II Guerra Mundial, cuando muchos compositores jóvenes que habían conocido de primera mano el horror consideraron necesaria una ruptura radical con todo lo que perteneciera a aquel pasado irredimible. Las efusiones orquestales de sentimentalidad y belleza melódica habían sido cómplices de la barbarie. Las normas de la armonía y la tonalidad habían enmascarado impulsos bestiales. El doctor Mengele y Adolf Eichmann eran devotos de Schubert. Hitler se conmovía hasta las lágrimas con <i>Tristán e Isolda</i> y con las operetas vienesas. Y en el otro lado de la recién instaurada Guerra Fría, el despotismo cultural soviético imponía a la fuerza la pintura figurativa y una ortodoxia musical congelada en el siglo XIX. John Mauceri es un entusiasta práctico que ejerce el activismo de la dirección orquestal y la divulgación. Yo lo descubrí en uno de esos libros iluminadores que abren al máximo un mundo al aficionado que se acerca a él sin conocimiento técnico, <i>For the Love of Music</i>. Ahora ha escrito uno más provocador, y todavía más vehemente, <i>The War on Music: Reclaiming the Twentieth Century</i>. El hilo conductor del libro es ese enigma doble de la congelación de la música clásica en un repertorio invariable de obras del pasado cada vez más lejano, y de la imposibilidad de la música contemporánea de encontrar un público y de convertirse en tradición viva. Entre uno y otro extremo, lo que Mauceri encuentra no es un vacío, sino una ausencia escandalosa, el silencio de toda una música del siglo XX que casi nadie interpreta, pero que podría ofrecer lo que hace falta con más urgencia en los programas y en las salas de conciertos: el estímulo de lo inesperado y novedoso sin la antipatía del hermetismo, lo contemporáneo que no necesita afirmarse en la negación tajante de todo lo pasado, el reconocimiento de que la música, la música seria, la llamada clásica, es y ha sido siempre permeable a las músicas populares y no ha dado la espalda con puritana arrogancia al éxito comercial, ni a la exaltación de las emociones, ni al descaro del melodrama y de la risa.</span></p><p><span style="font-size: large;">Desde los años cincuenta, muchos pintores —y pintoras— quedaron desprestigiados y hasta excluidos de la historia del arte por la primacía de la abstracción, con sus rigurosos anatemas, no dictados por pintores, sino por críticos y expertos. De modo parecido, la vanguardia obligatoria de la música, explica John Mauceri, borró con eficaz injusticia a algunos de los compositores más originales y poderosos del siglo XX, en castigo por no haberse sometido a la obligación de la atonalidad y la vanguardia, y en algunos casos, además, por el pecado imperdonable de escribir para el cine. Para mayor tristeza, la mayoría de esos compositores habían sufrido ya un anatema previo: judíos alemanes y austríacos, o militantes de izquierda, el nazismo calificó su arte de "música degenerada", y si no acabaron en campos de exterminio fue porque huyeron a tiempo y encontraron refugio en Estados Unidos. Nombres mayores: Erich Wolfgang Korngold, Kurt Weill, Max Steiner, Franz Waxman, Paul Hindemith, Miklos Rozsa. Arnold Schonberg no llegó a escribir para el cine, pero formó parte de aquella diáspora, y en Los Ángeles siguió componiendo obras admirables, aunque menos sujetas a los rigores de su propia doctrina, y fue amigo y admirador de George Gershwin. John Mauceri se ha especializado como director en la recuperación de partituras de esos maestros postergados, incluyendo bandas sonoras que merecen por su calidad el pedestal de una sala de concierto.</span></p><p><span style="font-size: large;">Pero Mauceri, para afirmar lo que ama, no necesita negar nada. Tonal o atonal, vanguardista o conservadora, lo que importa de una obra es el talento creativo que se manifiesta en ella. En el corazón de su libro están la amistad y la admiración mutua que se profesaron Schonberg y Gershwin. Tenemos la suerte de vivir en un tiempo en que es posible ser partidario fervoroso de los dos.</span></p><div><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: large;">El Pais. Babelia nº 1.598, sábado 9 de julio de 2022</span></div><div><br /></div>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-14453569917146017962022-08-04T01:31:00.005-07:002022-08-04T01:31:36.598-07:00La venganza tardía de Michael Head<p><b>Venerado por Oasis o The Coral, el exlíder de The Palé Fountains vive, a los 60 años, una segunda juventud. Su nuevo disco, el espléndido <i>Dear Scott</i>, ha hecho entrar al músico por primera vez en el <i>top ten</i> británico</b></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUyDqmGR9WW1bJ5TFe7G4uSMj806_g4A48WuAsR2L0wVDIJF0945zLCcLSJ5dTBhqERVaRT13NFHf0i71XyZMhwIn_e5J3XPJUjtuubIhqPLakPiF-OCyvBWdHX6fcy8_Rd5prP_PwWzUkRK5-fExAzCZC55mG3dRvD-MRuBDU6QdOLMz3MlOmlBI-/s2841/Babelia01.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2841" data-original-width="2063" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUyDqmGR9WW1bJ5TFe7G4uSMj806_g4A48WuAsR2L0wVDIJF0945zLCcLSJ5dTBhqERVaRT13NFHf0i71XyZMhwIn_e5J3XPJUjtuubIhqPLakPiF-OCyvBWdHX6fcy8_Rd5prP_PwWzUkRK5-fExAzCZC55mG3dRvD-MRuBDU6QdOLMz3MlOmlBI-/s320/Babelia01.jpg" width="232" /></a></div><br /><p><br /></p><p>POR IÑIGO LÓPEZ PALACIOS</p><p>Por fin lo consiguió. Michael Head ha tardado 40 años en colar un disco en el <i>top ten</i> del Reino Unido. <i>Dear Scott</i>, su nuevo álbum, entró directo al número seis. Es un milagro. Su trayectoria se resume en nueve discos en cuatro décadas que han sido estrepitosos fracasos comerciales. Una dinámica asesina para un compositor excepcional de delicadas maravillas pop que llegó un punto que no sabía por dónde le daba el aire: "No quiero ser famoso. Aunque tampoco he tenido la oportunidad. No sé qué cojones ha pasado", declaró en 1992. Sí, pero no, la historia de su vida.</p><p>Por aquel entonces, parecía haberse rendido después de uno de los casos de mala suerte más asombrosos de toda la historia del pop. Aquel año, Shack, su grupo de entonces, preparaba el lanzamiento de su segundo disco, <i>Waterpistol</i>. El primero, <i>Zilch</i> (1988), no había llegado a ningún sitio, pero eso no era nuevo para los dos líderes, los hermanos de Liverpool Michael y John Head, que ya se habían estrellado contra la indiferencia del público con su primer grupo, los maravillosos The Palé Fountains. Lo que no cambiaba tampoco es que cada vez que tenían algo nuevo entre manos les decían que esta vez sí, que ahora iban a triunfar.</p><p><i>Waterpistol</i> terminó de grabarse en 1991, después de dos años de trabajo complicados por los problemas habituales con Head, adicto a la heroína. Pero todo el mundo parecía estar muy satisfecho con el resultado. Hasta que una noche el estudio se incendió, destruyendo el master del álbum. En teoría no pasaba nada, porque el productor había hecho una copia de seguridad... que se dejó en un coche de alquiler en EE UU. Siguieron meses de búsqueda para dar con las cintas. Al final se recuperaron, pero el sello se había declarado en quiebra. Quedó aparcado en una balda.</p><p>Lo terminó lanzando una discográfica alemana en 1995. Y sonaba fabuloso, "como unos The Stone Roses en acústico o unos The La's no obsesionados con los sesenta", escribió el crítico Stewart Mason. Las reseñas fueron unánimes. "Si esto se hubiera publicado años antes...", decían casi todas. A Head, metido de lleno en la adicción, aquello le sonó a chiste. El grupo se había disuelto hacía años y él había logrado uno de los sueños de su vida, ser guitarrista en una gira de su ídolo, Arthur Lee, líder de Love, el grupo que le obsesiona desde adolescente, hasta el punto de saber tocar todas sus canciones (y lucir sus camisetas en sus retratos promocionales).</p><p>Había editado un disco increíble con el nombre de The Strands, <i>The Magical World Of The Strands</i> (1997), cuando le convencieron de refundar Shack. En 1999 publicaron <i>HMS Bable</i>, con el cantante entrando y saliendo de desintoxieación. Incluía una de las canciones más gloriosas de los noventa, 'Comedy', y la entonces todopoderosa revista musical británica <i>NME</i> le colocó en su portada con el titular: "Este hombre es nuestro más grande compositor. ¿Le reconoces?". Y aun así el disco no entró en el top 20.</p><p>Shack editarían dos álbumes más. El último, <i>The Corners Of Miles And Gil</i>, en el sello de uno de sus mayores admiradores, Noel Gallagher, que no llegó ni al top 50. Fue el fin. Michael Head no publicaría ningún otro álbum hasta 2017, acompañado por la misma The Red Elastic Band con la que ahora edita este exitoso <i>Dear Scott</i>. Inesperadamente exitoso, porque nadie se figuraba que esto iba a pasar. Ni él ni su desconocida discográfica, Modern Sky UK, la sucursal británica de un gigante chino, que por algún motivo decidió abrir oficina en Liverpool, hogar de Head. Se intuye que en el fichaje del músico de 60 años algo ha tenido que ver que sus únicos compañeros de sello con cierto renombre son The Coral. Uno de los fundadores de la banda, Bill Ryder-Jones, otro rendido admirador de Head, es el productor de <i>Dear Scott </i>y ha hecho un trabajo espléndido. Sus melodías nunca han sonado tan pulidas.</p><p>Esta no es la primera vez que Head, inglés hasta la médula, ficha con un sello de origen foráneo. El primer sencillo de su carrera lo publicó la sección británica de una discográfica belga, Les Disques du Crépuscule. Entonces, Michael Head era un jovencito de 21 años, líder de The Palé Fountains, una desconocida banda de Liverpool. La noche que los ficharon era la primera vez que actuaban fuera de su ciudad. Horas antes de aquel concierto en Londres de abril de 1982 estuvieron hablando con el trompetista de la banda a la que iban a telonear y descubrieron que ambos eran muy fans de un grupo californiano de los sesenta entonces bastante olvidado, Love. Le invitaron a subir al escenario con ellos. La trompeta y las ambiciosas canciones pop encajaron a la perfección y pasó a ser miembro oficial de los Fountains. Entre el público estaban los responsables del sello, que les ofrecieron allí mismo grabar un sencillo. Aquel <i>single</i>, 'Just A Girl / 'Something On My Mind' salió en julio de 1982 y hoy, exactamente 40 años después, sigue sonando maravilloso. Tres meses después fichaban por una multinacional, Virgin, que les adelantó 150.000 libras, una gran cantidad para unos debutantes.</p><p>A partir de ese comienzo fulgurante, todo fue cuesta abajo. Nada de lo que hicieron después cuajó. The Palé Fountains apenas duraron tres años, pero publicaron dos discos, <i>Pacific Street</i> (1984) y <i>From Across The Kitchen Table</i> (1985), que aún hoy suenan, especialmente el primero, exquisitos. A Love, a John Barry o a Aztec Camera, compañeros de generación con más suerte comercial.</p><p>Michael Head siempre tuvo voz de tener 40 años y un gusto por la instrumentación acústica y atemporal, los coros, las trompetas y los violines. Podría encajar en muchas partes y no encajaba en ninguna. Se lee constantemente que es de esos artistas bendecidos por la crítica, pero ignorados por el público. No es exactamente así. En una época en la que hasta la más pequeña banda cuenta con un libro o un documental, él no tiene nada de eso. Y él parece haber vivido gran parte de su vida pasmado ante la paradoja de ser ocasionalmente reconocido como uno de los grandes y que eso no signifique nada.</p><p>Cuentan los que han estado en los conciertos de la pequeña gira que ha realizado con este álbum que él está espléndido, sano, ni rastro de sus viejas adicciones. "Lo dejé gracias a una increíble red de apoyo... y a no poder pagarlo", dijo recientemente. En algunos directos le ha acompañado su hermano John. En los vídeos de YouTube se le ve sonriente, agradecido como un chaval, con esa mirada del que oye los aplausos y piensa: "Ya era hora".</p><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4KRlg7ZpkjFf40bW9g6f4lblHvfrerAOQ0Mq2Vt_jVS6oZajr-qKcfeOuiKk2vOPTbiYnzJZ2gXOCwxaHj3ScjHR6Ew0oWZTqQSdlHtPbiwn88YbCpr5qTdh_nDaAZ7DId9yPxb4xg_DBG4VX4beWWkLRJR87b_cgs1CT1bk3j_9TtgPQiUg9_uRq/s355/61CXW+wwz-L._SY355_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="355" data-original-width="355" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4KRlg7ZpkjFf40bW9g6f4lblHvfrerAOQ0Mq2Vt_jVS6oZajr-qKcfeOuiKk2vOPTbiYnzJZ2gXOCwxaHj3ScjHR6Ew0oWZTqQSdlHtPbiwn88YbCpr5qTdh_nDaAZ7DId9yPxb4xg_DBG4VX4beWWkLRJR87b_cgs1CT1bk3j_9TtgPQiUg9_uRq/s320/61CXW+wwz-L._SY355_.jpg" width="320" /></a></div><br /><div><br /></div><div><div><b>Michael Head & The Red Elastic Band</b></div><div><i>Dear Scott</i></div><div>Modern Sky UK</div><div><br /></div></div><div> EL PAÍS. BABELIA Nº 1.599, SÁBADO 16 DE JULIO DE 2022</div>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3949054254335674306.post-77198786022899935642022-07-30T09:59:00.003-07:002022-07-30T09:59:20.289-07:00Rosalía, una artista rompedora, pero de estímulos fáciles por DIEGO A. MANRIQUE<p><b>Hay un arte, sin duda, en ordenar un repertorio tan poliédrico, a veces elaborado con producciones secas. También es irrefutable que vende su furiosa radicalidad</b></p><p><br /></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh17hAvjwhSn3st8CAZRqiHxwzD05Y0AEEjBbQN-ZzwwNq25qe35GtoKRQuAoaIfExXs_YtJr7n2iNTZst-zQ6ihIj634-_VFuKCiDw6ajaWZ192Rq8GU85CaLDAbXq5NpGP6gubVj7dBd6Noa5-gPX6pCfnSEtjb-DmxQ8bNk3sEK3Yf9T4roReayP/s330/Captura%20de%20pantalla%202022-07-30%20a%20las%2018.53.21.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="330" data-original-width="328" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh17hAvjwhSn3st8CAZRqiHxwzD05Y0AEEjBbQN-ZzwwNq25qe35GtoKRQuAoaIfExXs_YtJr7n2iNTZst-zQ6ihIj634-_VFuKCiDw6ajaWZ192Rq8GU85CaLDAbXq5NpGP6gubVj7dBd6Noa5-gPX6pCfnSEtjb-DmxQ8bNk3sEK3Yf9T4roReayP/s320/Captura%20de%20pantalla%202022-07-30%20a%20las%2018.53.21.png" width="318" /></a></p><p>Rosalía, de espaldas en le concierto en el WiZink Center de Madrid del pasado 19 de julio.</p><p>Foto: CLAUDIO ÁLVAREZ </p><p><br /></p><p>DIEGO A. MANRIQUE</p><p>30 JUL 2022</p><p>Ha sido brusco pero placentero: con más gritos que susurros, Rosalía ha arrastrado el pop español a pleno siglo XXI. Un tiempo en el que las discográficas, supuestamente finiquitadas por la era internet, no solo prosperan sino que hasta gandulean. Sus artistas más avezados prescinden de consejos: trabajan por su cuenta y conciben en su taller lo que antes se planificaba en los despachos. Los ejecutivos reciben el paquete completo, ponen cara de póquer… y observan encantados sus efectos. Las disqueras, antes verdaderos incordios, son ahora esencialmente bancos que, si es necesario, adelantan los gastos y, si se cumplen las promesas, al final reparten generosamente. O eso deseamos creer.</p><p>Ocurre que los artistas del presente no son necesariamente víctimas de las disqueras: tienen margen para elegir. Rosalía debutó con <i>Los ángeles</i> (2017) en Universal, la única multinacional —bendita sea— que invierte en flamenco. Sin embargo, cuando inmediatamente dio el giro hacia los sonidos urbanos con <i>El mal querer</i> (2018), paseó la propuesta por otras oficinas y al final se fue con la competencia, Sony Music, con el compromiso firmado de apoyo por parte de la central estadounidense. Hoy nos parece una apuesta lógica pero no, se necesitaba valor y visión. Ayudó que Rosalía conociera las claves secretas del <i>modus operandi </i>del artista del siglo XXI.</p><p>Rosalía sabía que no necesitaba intermediarios: para comunicarse con su público potencial, domina y juega con las redes sociales, que se supone lleva directamente. No es cierto que prescinda de los prescriptores: los necesitaba al principio, para plantear su relato (el suyo, con la vivencia del flamenco, era imbatible). Vuelve a usarlos cuando lanza nuevos productos, sean grabaciones o giras. La diferencia está en que ahora da lo mismo su valoración: los medios se espantan ante la perspectiva de llevarle la contraria; saben que ella cuenta con millones de partidarios que aplastan a las voces disidentes en el ciberespacio.</p><p>Si hemos de ser sinceros, esos refuerzos no son un invento nuevo. Antes, hablamos del siglo XX, las discográficas contaban con escuadrones de fans que hacían felices el trabajo sucio de ensobrar, buzonear, repartir octavillas y escenificar entusiasmos ante las cámaras. No se hablaba mucho de aquellos ejércitos secretos, para esquivar la legislación laboral. Hoy, sin embargo, una Rosalía ha establecido un pacto implícito con su tropa. Son su Legión Extranjera: pueden grabar todo, multiplicando su impacto. Ya no es necesario firmar autógrafos o hacerse selfis: los vídeos certifican que el o la creyente está donde debería estar, en medio de la ceremonia, cumpliendo con el compromiso de captar el ritual y lanzarlo al mundo.</p><p>Ellos agradecen la relativa sobriedad de la Motomami World Tour, la gira que termina su recorrido por España el lunes en Palma de Mallorca, sin grandes efectos ni interludios circenses tipo mira-donde-nos-gastamos-tu-dinero. Consideran que la (casi) total ausencia de instrumentos sobre el escenario es otra genialidad más. Saben o intuyen que los discos ya no se hacen con sabios instrumentistas reunidos en un estudio grande y caro: se elaboran en habitaciones llenas de máquinas y fácilmente los músicos y cantantes colaboradores pueden estar en países diferentes. Así que no necesitan simulacros de una actividad simultánea y colectiva que, en verdad, nunca ocurrió.</p><p>La desaparición de los músicos de los escenarios no es una novedad. De hecho, fue la norma en la <i>disco music</i> en los años setenta y, en la década siguiente, con el <i>hip hop</i>. Con la llegada de las divas, el foco visual pasó a los cuerpos de baile y sus coreografías. Y nadie protestó. Bueno, sí: gruñones veteranos como Elton John, que se asombraba de que Madonna pudiera seguir cantando mientras efectuaba extenuantes acrobacias. Pero, en general, los rockeros no rechistaron: muchos usaban partes pregrabadas, disparadas desde un rincón discreto: lo vi en las bambalinas de un<i> show </i>de U2. Su <i>manager,</i> Paul McGuinness, se burlaba del asombro de los puristas: “Con un espectáculo complejo, la espontaneidad se hace inviable. Manda lo visual, lo teatral. Y nadie protesta”.</p><p>Nadie protesta tampoco en las galas de Rosalía. Saben que nada tienen que ver con un concierto de rock, un recital de jazz o una descarga de música caribeña. La única protagonista es Rosalía Vila Tobella y sus metamorfosis, alardeando de libertad corporal, audacia verbal, eclecticismo rítmico, jefa de la pandilla. Se trata de arrasar, comprimiendo su repertorio en versiones recortadas, sin llegar al sucedáneo del <i>medley</i>, el temible popurrí de los triunfadores longevos.</p><p>Hay un arte, sin duda, en ordenar un repertorio tan poliédrico, a veces elaborado con producciones secas. También es irrefutable que vende su furiosa radicalidad, la distancia tomada desde sus años como cantaora flamenca, incluso su discreta prudencia. Cuesta imaginar a Rosalía, por mucha Niña de los Peines que haya escuchado, cantando a las banderas republicanas que adornaron el puente de Triana en Sevilla.</p><p>Oiga: no estoy pidiendo una Rosalía politizada, para nada. Quizás sí desearía una Rosalía a la altura de su cultura, musical y de la otra. En las entrevistas suele dar la sensación de que exagera su (falsa) inocencia y su juventud. En discos, especialmente en <i>Motomami</i>, habla de sí misma, pero —con la mano en el corazón— no se la entiende demasiado, por sus peculiaridades vocales y su mixtura de jergas e idiomas. Ya puestos, el deseo de una Rosalía que se olvide de Beyoncé y salga del bucle del mimetismo de lo <i>urban</i>: hay demasiados momentos en que parece estar felicitándose a sí misma, celebrando haberse subido al carro en el momento justo, cuando podría estar elaborando una música más liberada y liberadora.</p><p><br /></p><p>El Pais</p><p><br /></p><p><br /></p>Ojo de Melkarthttp://www.blogger.com/profile/16023200322308198272noreply@blogger.com0