domingo, 30 de octubre de 2022

El lado romántico del "reggae" POR DIEGO A. MANRIQUE


El llamado lovers rock variante del género jamaicano que arraigó en el Reino Unido, es reivindicado por un nuevo recopilatorio y por la última película de Steve McQueen

    Lo llaman lovers rock y el nombre tiene truco: no hay nada de rock en esta dulce vertiente del reggae. El llamado "rock de los amantes" es una variedad del estilo jamaicano cantada habitualmente (pero no exclusivamente) por vocalistas femeninas, Se le suele atribuir un origen londinense y se sitúa su despegue hacia mitad de los años setenta, pero no pongan la mano en el fuego; ya desde la década anterior, en Jamaica se habría abundante reggae romántico, generalmente , con adaptaciones de temas del soul, el country y el pop (por ejemplo, el mayor éxito de Ken Boothe fue una versión de 'Everything I Own', del blandisimo grupo californiano Bread). Y sí, hasta los rastas más belicosos, del calibre de Peter Tosh, grabaron en algún momento canciones melosas.

Pero eso no bastaba para satisfacer a un sector dinámico del mercado exterior del reggae: las jovencitas que descendían de laboriosos antillanos que habían emigrado al Reino Unido. Querían canciones que reflejaran Sus vivencias, ellas raramente conectaban con los sermones rastafarianos que se facturaban en forma creciente desde Jamaica. Hasta que el productor Lloyd Coxsone tuvo la ocurrencia de grabar a Louisa Mark, una adolescente de 15 años, cantando 'Caught You In A Lie', Una historia de infidelidades original de Nueva Orleans. En el mundillo del reggae prendió la idea de que funcionaban las voces tiernas explorando las ambigüedades del amor primerizo. Se convirtió en un subgénero -lovers rock, a veces escrito lover's rock- y ocasionalmente llegó al gran público: Janet Kay alcanzó el número dos de las listas nacionales con "Silly Games". La canción abre el recopilatorio Lovers Rock: The Soulful Sound of Romantic Reggae, que acaba de publican Trojan en el Reino Unido. Este álbum doble reúne 25 de las grabaciones más populares e influyentes de un estilo que nació como necesario contrapunto al roots reggae, de corte más militante. Junta a Kay aparecen hombres como Carroll Thompson, Louisa Mark, Gregory Isaacs, Dennis Brown, John Holt y Sugar Minott.



Sobre estas líneas, Janet Kay, aurora de "Silly Games", número dos en las listas británicas durante el verano de 1979. A la derecha, Lovers Rock la película de Steve McQueen incluida en la saga Small Axe (Movistar +).DAVID CORIO (GETTY IMAGES) / AMAZON STUDIOS

  'Silly Games' ocupa también el momento central de Lovers Rock, la más amable de las cinco películas rodadas por el realizador Steve   McQueen en la serie Small Axe (estrenada por la BBC y en España en Movistar +) con retratos ásperos de la experiencia de integración de los caribeños en el Reino Unido. Lovers Rock, que contribuyó a que este estilo volviera a la actualidad, se queda con lo lúdico: cubre la preparación, el desarrollo y el desenlace de una blues party en la noche de un sábado. Nuevo trampantojo verbal: en una blues party no suena ningún tipo de blues. Se trataba de fiestas montadas por caribeños en casas particulares, con intención lucrativa, sin permisos municipales ni supervisión policial.

En Lovers Rock vemos la mudanza de muebles para lograr Una habitación despegada que sirva Como salón de baile y a continuación la instalación de un sound system, enormes bafles alimentados por una discoteca móvil con la particularidad tropical de que solo cuenta con un plato y un micrófono para que un toaster (Si, el antecesor del rapero) vaya soltando rimas, exhortaciones, avisos. En la cocina de abajo se preparan cazuelas con delicias de la isle añorada.

 Las protagonistas del relato son dos muchachitas, pertenecientes a buenas familias cristianas, que -¡ssssh!- se escapan en plena noche vestidas con sus mejores galas. Una de ellas sufrirá una experiencia potencialmente traumitica mientras la otra conoce a un chavalote sano con el que quizá se pueda profundizar la relación.

El blues party funcionaba como una isla en un medio hostil. Vemos a algunos gamberros blancos rondando, pero son fácilmente espantados. Los asistentes acuden con sus rollos, malos o buenos, y sólo la envergadura y la paciencia del portero evitan peleas. El arte del pinchadiscos consiste en alternar bloques de canciones Para parejas con los temas mis alucinados, los experimentos de productores de Kingston. En la película de McQueen cuesta que se emparejen: así, son las chicas las que asaltan la pista cuando suenan los grandes éxitos. Los chicos enloquecen a la hora del dub más abstracto: con 'Kunta Kinte', de The Revolutionaries, uno de los asistentes cae al suelo y entre en trance. Nadia se asombra O se preocupa.

El lovers rock supuso una feminización del reggae, con su subtexto bíblico- patriarcal envenenado aún más por los preceptos reaccionarios de la ideología rasta. De rebote, el lovers rock también facilitó la reivindicación de sus practicantes británicos del reggae (en la película hace un cameo el gran productor en instrumentista Dennis Bovell). En términos económicos el reggae era un producto isleño que dependía mayormente de la exportación a la diáspora jamaicana, y así fue por lo menos hasta la entronización global de Bob Marley. El reggae fabricado en el Reino Unido había dado con una fórmula ganadora, que de puro simple llegó a ser despreciada (aunque también imitada) en la patria jamaicana.




VV AA

Lovers Rock: The Soulful Sound of Romantic Reggae 

Trojan




 BABELIA EL PAIS, SABADO 10 DE SEPTIEMBRE DE 2022 MUSICA

             

 

 

  




          

jueves, 27 de octubre de 2022

Los fantasmas de Kendrick


El músico Kendrick Lamar, en un retrato promocional. INTERSCOPE RECORDS HIP HOP



El quinto disco del rapero estadounidense peca a ratos de exceso de intensidad, pero también es un trabajo muy relevante, así como una obra necesaria y difícil de agotar

POR IKER SEISDEDOS


Mucho ha pasado desde el anterior disco de Kendrick Lamar, Damn (2017): tres años de Donaldla pandemia, el asesinato de George Floyd, Black Lives Matter, el asalto al Capitolio y la penultima plaga de violencia armada. Lamar gang un Pulitzer y un Oscar, y actuó en la Super Bowl. También, aparentemente, en esos 1.835 días (la cuenta es suya, y la suelta en los primeros compases de la canción que abre su nuevo álbum, "United in Grief") sufrió un devastador bloqueo creativo y la corona del artista de rap más relevante de su tiempo le pesó demasiado. Tal vez por eso en la portada de Mr. Morale & The Big Steppers, en la que aparece junto a su familia, esa corona es de espinas. Un gesto que abona una idea, tan extendida en la culpa popular actual, del creador famoso como mártir y mesías doliente de una sociedad decidida por fin a salir del armario del sufrimiento.

El disco es un soberbio tratado sobre la ansiedad de la experiencie de ser un joven negro en la América que despertó del sueño roto de Obama. Y Lamar no se ahorra casi nada: el adulterio, la terapia, los traumas individuales y colectivos, la homofobia, la religion, la masculinidad herida, la violencia, las relaciones tóxicas, la violación o la discriminación trans. Ademas de la fama, claro.

En 'Count Me Out', el pobre chico de Compton se pregunta, como si no llevara haciéndolo decide el principio de su brillante earrera: "¿Puedo abrirme? ¿Es seguro o no?". Antes, en 'We Cry Together', en la que aspira a batir el disputado récord de fuckyous en una canción de rap, ofrece la escalofriante instantánea de una relación tóxica con la ayuda de Taylour Paige, que emprende un interesante camino, de la interpretación al hip hop, contrario al habitual. Aunque el tema que tal vez mejor resume el tono general es "Mother I Sober", junto a Beth Gibbons, de Portishead. En él se detiene en so historia de violencia familiar, que incluye, entre otros episodios, la violación de su madre, y termina con las palabras redentoras de su esposa, Whitney Alford, una presencia intermitente en los más de 70 minutos  del disco. "Lo lograste. Rompiste Una maldición generacional", je dice, y a continua- ción se escucha a la hija de ambos decir: "Gracias, papa". Y justo después: "Gracias, mama".

Con tantos agrios ingredientes, es inevitable que Lamar ponga a prueba a ratos la paciencia del oyente, Como ese personaje de Cazafantasmas que tocaba las teclas mis agudas del piano Para cabrear a los espectros. Las ráfagas de teclados disonantes están por todas partes en una producción rebosante de hallazgos. Pero en este caso los fantasmas existen y son los del propio rapero.

El quinto disco de Lamar supone su esfuerzo más experimental hasta la fecha, es demasiado largo y peca a ratos de exceso de intensidad. También cae en otras trampas propias del album ambicioso-e-importante (en las que tropezaron antes Stevie Wonder, Smashing Pumpkins o Kanye West, por poner tres ejemplos). Pero también es un trabajo extraordinariamente relevante, así como una obra necesaria y difícil de agotar.



Kendrick Lamar

Mr. Morale & The Big Steppers 

Aftermath / 

Interscope / 

Universal



            

martes, 25 de octubre de 2022

Reina de la graduación

EL PAIS, SABAD0 1 DE OCTUBRE DE 2022 BABELIA Nº 1.610

'R&B'

Entre el funk, el pop y el hip hop, Sudan Archives entrega un apabullante segundo largo, lleno de capes, de ideas y de canciones que se caen y luego se vuelven a levantar


POR XAVI SANCHO

Uno de los peores vicios de la crítica cultural es comparar el trabajo de mujeres con el de otras mujeres. Y no solo porque haya algo eminentemente femenino que las emparente, Sino porque el esquema mental androcéntrico hace que una cantante de folk remita siempre a Joni Mitchell, casi nunca a Loudon Wainwright III o, Dios nos libre, a Bob Dylan. En el case de Brittney Parks, la mujer que opera musicalmente bajo el sombre de Sudan Archives, todas las comparaciones que vienen a la cabeza cuando se escucha su apabullante segundo largo son otras mujeres. Pero, en este caso, por un motivo bastante mis justificado: hoy en día solo hay mujeres que produzcan música así de rica y desprejuiciada con una sana relación de amor-odio tanto con el pasado como con el futuro. Así, los hombres que se vienen a la cabeza al escuchar los 18 cortes que confirmen este álbum son los de Janelle Monáe, FKA Twigs, Billie Eilish, Beyoné o incluso Tracy Chapman.


La cantante Brittney Parks, conocida como Sudan Archives. EDWIG HENSON


Natural Brown Prom Queen llega casi tres años después de su debut, Athena, en el que la de Ohio dejaba atisbos de su capacidad como mujer orquesta, alga resabiada y bastante combativa. Pero donde aquel largo incidía demasiado en lo simpatico y fotogénico que es aún para el discurso dominante que una mujer de color toque el violin, hasta terminar, victima de su propio relato, conformándose con eso, Natural Erown Prom Queen hace todo lo contrario. Cuando creíamos que Sudan Archives iba a ser uno de esos proyectos muy de hoy, nada de mañana, que están bien, pero ni molestan ni enamoran. Parks entrega esta auténtica maravilla. Este es el trabajo de una mujer que sabe que lo puede hacer todo y que ha llegado a la conclusión de que no existe ningún motivo para no hacerlo. Solo en los dos primeros cortes del largo, 'Home Maker' y 'NBPQ (Topless)', ya se puede entrever lo que va a suceder en este disco. Funk digital, hip hop, pop, fraseos sincopados, canciones que se caen, se levantan y se vuelven a caer. Un batiburrillo lleno de capas al que se le puede prestar toda la atención del mundo, Como si fuera un sesudo ejercicio pluriestilístico, o simplemente bailarlo y hasta corearlo. En 'Ciara' o en 'Flue', Parks recupera su violín pala estrujarlo y, más que hacerlo sonar, lo hace chirriar. Los dos cortes son una delicia. En 'Loyal (EDD)', el protagonismo es para los ritmos africanos y los arreglos de viento. El resultado es festivo y adrenaliníco. En 'Freakalizer' se vale de Una producción impecable de R&B digital para componer una melodía adhesiva.

En estos tiempos fragmentados, desprejuiciados y de justo y festiva celebración de lo mis denostado por la cultura dominante se ha intentado muchas veces hacer este disco. Y casi nunca se ha logrado. Solo Janelle Monáe lo ha hecho. Y solo una recopilación de los tres últimos largos de Beyoncé podría asemejarse en calidad a estos 18 cortes. Parece una exageración. Pero es que si algo es este disco es una exageración.


                                      


Sudan Archives 

Natural Brown Prom Queen 

Stones Throw