Lejos del paraíso
DIEGO A. MANRIQUE Bebo Valdés sufrió el sino de tantos músicos cubanos. Tierra fabulosamente fértil en ritmos y melodías, sus artistas se ven obligados a emigrar, por conmociones políticas o, más frecuentemente, por la pura necesidad de ganarse un sustento decente, algo a veces imposible en un mercado tan áspero como el de Cuba. Así nos encontramos con biografías guadianescas, pasmosas, como la de Bebo. Figura esencial de la explosión de la música habanera durante los rutilantes años cuarenta y cincuenta, funcionó como pianista, compositor, arreglador y líder de bandas. Habitual del Tropicana, fue convocado cuando llegó Nat King Cole para grabar en español. Como tantos otros instrumentistas de su generación, andaba fascinado por las posibilidades del jazz, desarrollando su versión de las jam sessions con las descargas. También intentó dar la respuesta al mambo que popularizó Pérez Prado, con su batanga. Pero, insisto, no se pierdan los exuberantes discos de populares artistas de aqu