lunes, 18 de febrero de 2013

WOODY GUTHRIE "DUST BOWL BALLADS" 1964 RCA





A pesar de lo sencillo de su fórmula, cuesta definir a Woody Guthrie (1912-1967). Quizá esa extrema austeridad sea el mayor obstáculo. Se le considera "el artista más importante del folk estadounidense de la primera mitad del siglo XX". El problema está en la palabra artista: Guthrie se veía como un trabajador de la música cuya misión era contar las historias de su gente; en este caso, los granjeros que lo perdieron todo en las grandes tormentas de polvo, especialmente en la de 1935. Un pequeño apocalipsis, en plena depresión económica, que provocó migraciones masivas a California (una experiencia que el autor vivió de primera mano).
Armado de guitarra y armónica, aspiraba a convertirse en la voz del pueblo. No puede existir meta mayor. El nivel de sus alumnos (de Bob Dylan a Bruce Springsteen) y las incontables versiones de su repertorio demuestran que no fracasó del todo. "Dust Bowl Ballads", editado en 1964, recopila en un solo álbum las canciones de dos discos de seis temas publicados por RCA-Victor en 1940 y adjunta dos más. En ellas encontramos al Guthrie periodista que cuenta el desastre ("Talking Dust Bowl Blues'), la esperanza ante la tierra prometida -"Blowin' Down TheRoad (I Ain't Going lo Be Treated This Way)"- y la decepción al pisarla ("Do-re-mi'). También resucita el mito de Robin Hood ("PrettyBoy Floyd", un personaje real) y describe el acoso a los emigrantes ("VigilanteMan'). Música cruda, desnuda, con acento impersonal y vulnerable (perfecto para el papel de "hombre corriente" que se había asignado).
No busquemos ambición o innovación. En el libreto interior, Guthrie incluye un comentario elocuente: "Siempre uso las mismas notas. Las remato de forma distinta, pero son las mismas viejas notas de siempre". A cambio, cultiva la música popular como medio de comunicación. La mejor muestra: " I
Ain'tGot No Home", su respuesta a un himno baptista, popularizado por la Carter Family, que invitaba a la resignación a quien no tuviera techo (Guthrie prefiere buscar responsables: "Mi cosecha ingresada/en la caja del banquero'). "Dust Pneumonia Blues", lo más duro del lote, habla del absurdo de las melodías felices cuando se tienen los pulmones llenos de suciedad. "Tom Joad", basada en "Las uvas de la ira", confirma la conexión con John Steinbeck, autor de la novela, y John Ford, director del film (y con Springsteen, cuyo "The Ghost Of Tom Joad" de 1995 se inspira en el mismo material). Dignidad y resistencia, a veces terminal, como en "Dust Can't Kill Me". El sonido de la clase obrera descubriendo que son las personas quienes están al servicio del mercado (y no viceversa). Aún suena vigente, valiente e inoxidable. VÍCTOR LENORE

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