LAURIE ANDERSON "BIG SCIENCE" 1981 WARNER BROS.




Laurie Anderson, nacida en Chicago en 1947, siempre se ha destacado como una fantástica equilibrista del lenguaje escénico, y sus juegos a dos bandas son los que, todavía ahora, pero sobre todo en el refulgente arranque de su carrera (iniciada en el circuito de performances del Manhattan bohemio y culto de finales de los setenta), le han permitido tener postrado a ese abanico de público que se desvive por el pop con desvíos cultos (electrónica de laboratorio, poesía, composición contemporánea) o, en el camino inverso, por la música de cámara con muchos e irresistibles ganchos melódicos.

Sobre el papel, el planteamiento teórico de "Big Science" podía parecer cosa de locos: sirva como ejemplo la canción "Born, Never Asked", que con ese violín a lo Tony Conrad o Philip Glass aparece en primera instancia más apta para una ópera de diseño post-moderno, con escenografía de Robert Wilson, pero que en su cadencia sencilla, armada como mucho rock del momento en dos acordes y poco más, se dejaba escuchar con una fluidez inusual. Y otra bendita anomalía: el single "O Superman (For Massenet)"estaba inspirado en un aria de la ópera "Le Cid" del francés Jules Massenet estrenada en París en 1885, y a la vez remitía a un mito pop como Superman, en un brillante ejercicio de contrastes muy habitual en la futura compañera de Lou Reed; sorprendentemente, se convirtió contra pronóstico en uno de los primeros best-séllers de la música electrónica.

En conjunto, así es "Big Science", un derroche de tecnología y tradición -sintetizadores contra violín, melodía contra atonalidad, opacidad intelectual contra sencillez popular- donde los lenguajes de la academia, el underground y una emergente música de consumo donde iba a ser tan importante la forma como el fondo se fundían permitiendo diferentes lecturas, todas definitorias de una estética única y, todavía, irrepetida. Fue ciencia (musical), pero sobre todo grande. 

JAVIER BLÁNQUEZ

Comentarios

Entradas populares de este blog

La movida de Ariel Rot

Green Day, el segundo advenimiento

Joaquín Sabina El crápula reformado Por Diego A. Manrique. Fotografía de Javier Salas