Blur Blur





CAPITOL, 1997 La quinta visita de Damon Albarn y los suyos a unos estudios de grabación tenía clara vocación redentora. En efecto, era el momento de asumir queThe great escape (1995) bordeaba la ramplonería y que el famoso cuento del brit-pop y las supuestas rivalidades con Oasis merecían pasar a mejor vida. Como todo gran álbum, Blur prende la mecha de modo irreprochable: la taciturna Beetlebum figura entre lo más granado de su discografía, mientras que el zurriagazo punk de Song 2 le chiflaba a ese niño gamberro que todos llevamos dentro. El disco, denso y poliédrico, se comprendió mejor al otro lado del Atlántico, pero el tiempo ha afianzado toda su hondura emocional. Nada que ver, desde luego, con el muermo de 13, sólo un par de temporadas más tarde. Fernando Neira

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