jueves, 28 de julio de 2011

Miles Davis "Kind of blue"











 1959 Columbia

Si éste es el disco más vendido de la extensa discografía de Miles Davis (1921-1991) y uno de los más vendidos de la historia del jazz, por algo será. Una razón importante debe ser su prestigio: la crítica ha hablado tanto y tan bien de él, y ha aparecido en tantas listas, que las nuevas generaciones de aficionados se ven poco menos que obligados a comprárselo. Hay gente que sólo tiene un disco de jazz, y  suele ser "Kind of blue".
Que la crítica sea tan unánime (ahora; no cuando salió) se debe, claro está, a su importancia histórica: este disco alteró profundamente el curso del jazz, aunque no era la primera vez que Miles Davis convulsionaba el ambiente jazzístico. Cuando todavía era un chaval ya había participado en la revolución be bop que impulsaron Charlie Parker y Dizzie Gillespie; y una vez empezada su carrera en solitario, se planteó cada trabajo como un nuevo reto que una vez cumplido abandonaba para dedicarse al siguiente. Así, en 1949 creó el cool jazz al grabar las doce composiciones que bajo el título de "Birth of the cool" se editaron en LP en 1957 y donde abandonaba la frenética improvisación be bop para centrarse en un sonido mñas natural y reposado, con arreglos de Gil Evans y acompañado por músicos blancos como Gerry Mulligan y Lee Konitz. Y cuando la moda cool se impuso y triunfaron blanquitos como Stan Getz y Chet Baker, Davis recuperó la tradición del bop y le dio nuevo lustro en "Walkin´" (1954), el LP que dio paso a otra moda: la del llamado hard pop.
En 1955 formó el primero de sus dos grandes quintetos, dando la alternativa al todavía desconocido John Coltrane, y fichó para Columbia, donde debutó con "Round about midnight" (1957). El mismo año le siguió "Miles Ahead", de nuevo junto a una gran formación y con arreglos de Gil Evans que recogían la influencia de impresionistas franceses como Ravel y Debussy. Y aún tendría tiempo de irse a París a ultimar la banda sonora de la película de Louis Malle "Ascensor para el cadalso" y de ampliar el quinteto a sexteto con la incorporación del portentoso saxo alto Julian "Cannoball" Adderley, con quien grabaría por primera vez en "Milestones" (1958). Poco después, Miles despidió a los miembros más golfos de la banda, el pianista William "Red" Garland y el batería Philly Joe Jones, y los sustituyó por Bill Evans -un joven pianista blanco de formación clásica- y Jimmy Cobb. Este sexteto, que completaba Paul Chambers al contrabajo, se mantuvo unido entre mayo y noviembre del 58, y se volvió a reunir la siguiente primavera para grabar "Kind of blue".
Bill Evans, conocedor de otros sistemas armónicos más allá de las típicas progresiones de acordes que usaban en el jazz y amante de los mismos compositores clásicos que adoraba Miles - los citados, más los rusos Stravinsky, Shostakovich, Rachmaninov...-, dio alas a su jefe para lanzarse a la experimentación modal. Davis, que andaba buscando un marco más libre para la improvisación que el que le proporcionaban los férreos cambios de acordes, ya conocía los modos (escalas alternativas a la de do mayor, usadas en la música de la antigüedad y la Edad Media y en las músicas tradicionales) a través de los compositores, arreglistas y directores de banda George Russell y Gil Evans. De hecho, ya los usó en el tema que da título a "Milestones", el disco previo a "Kind of blue". En la práctica, es como tocar en un solo acorde -a veces, dos- en todo el tema, por lo que el músico no tiene que estar pendiente de los cambios y es mucho más libre de improvisar en cualquier dirección. A los miembros de la banda que no conocían el sistema modal, Miles les decía: "Puedes tocar desde esta nota hasta ésa, pero sólo las teclas blancas del piano".
Más allá de la teoría, el resultado es la síntesis perfecta del hard bop de Nueva York y el sonido cool de la Costa Oeste, con todo el ritmo del primero y el lirismo tranquilo del segundo. Al no cambiar casi de acorde, la música queda como suspendida en el tiempo y el espacio, y el oyente se sumerge en un mar de sonido cálido y relajante, pero con todo el swing del buen jazz. Este efecto es que ha seducido a generaciones de amantes de la música, aficionados al jazz o absolutamente legos, ya que Miles abrió la puerta para que los modos se colaran en el pop y el rock, y el melómano contemporáneo los tiene asimilados sin saber qué son.
"Kind of blue" también demuestra que la maestría no está reñida con la sencillez, y lo prueba el hecho de que temazos como el vacilón "So what", "All blues" o "Blue in green" figuren en todos los libros de jazz para principiantes -mención aparte merece "Flamenco sketches", que dio pie al siguiente álbum de Miles, "Sketches of Spain" (1960)-. En cuanto al t´tiulo, "Una especie de blues (o de tristeza)", define muy bien la atmósfera del disco, donde los ritmos optimistas -como el blues de "Freddie Freeloader", el único tema del disco donde toca Wynton Kelly, entonces pianista titular del sexteto- van siempre acompañados de una sombra de melancodía, que es lo que los hace tan disfrutables hoy como ayer y tan adecuados para cualquier estado de ánimo.
Esteve Farrés

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