martes, 9 de octubre de 2012

Festejando los sonidos clásicos cubanos



Omara Portuondo y Eliades Ochoa se zambullen en la nostalgia y recuperan música de otros tiempos



Omara Portuondo canta boleros, pregones o mambos en su último disco. Foto: Pablo Salazar/ Getty Images



Por Juan Puchades


De la mano de Wim Wenders y Ry Cooder, Buena Vista Social Club, en 1999, sacó la música cubana de la isla y la puso en el escaparate de la moderni­dad. ¿Recuerdan aquello? Luego vinie­ron años de bonanza para soneros de corte clásico: los viejitos y los no tanto vivieron sus días de gloria (muchos los últimos de su vida) en giras internacio­nales, grabando con gran despliegue promocional (algunos por vez prime­ra). La música cubana estaba dé moda, pero como toda moda, y pese a resistir varias temporadas, resultó pasajera: las giras se espaciaron, los discos aca­baron de saldo, llegó el olvido. Al final la saturación hizo estallar una burbuja hermosa pero falsa: estábamos disfru­tando de trabajos sublimes que dete­nían el tiempo en la Cuba de Batista, como si Castro nunca hubiera existido. Una gran impostura que dejó nuevas grabaciones que buscaban el sonido de aquel periodo y que también sirvió, afortunadamente, para que de los ar­chivos de EGREM salieran los viejos vinilos y fueran digitalizados.


Poco ha quedado de todo aquello, como si hubiera sido un espejismo. Pe­ro Omara Portuondo y Eliades Ochoa, dos de los protagonistas de Buena Vis­ta, han aguantado los embates del tiem­po y, regularmente, siguen grabando. Sin embargo, como sino de los tiem­pos, sus dos últimas obras llegan con retraso a las tiendas españolas. Pero al menos llegan, podríamos añadir. Que no es poco.


El cede de Omara Portuondo tiene mucho de experimento o de gigantes­ca zambullida en la nostalgia, según se mire, pues se han recuperado las pistas musicales originales sobre las que Paulina Alvarez, La Emperatriz del Danzonete, grabó en 1964 su primer elepé, ahora con Omara registrando su voz encima de ellas. De este modo, escu­chamos con técnicas de restauración modernas cómo sonaba la orquesta de Rafael Somavilla. El oyente puede pre­guntarse si esto es, como se asegura desde la portada, un tributo a Paulina. Alvarez o un burdo engaño... La ética sugiere lo segundo, pero después de haber presenciado cómo ilustres falle­cidos hace décadas salían digitalmente de sus tumbas para grabar dúos con vocalistas vivos, estamos preparados para casi todo. Por otro lado, la voz de Omara Portuondo, la última de las grandes cantantes, encaja perfecta­mente con esta sonoridad retro en la que ella misma se educó. Así que una vez superada la sorpresa inicial, lo me­jor es dejarse llevar y disfrutar de estos boleros, pregones o mambos en los que Portuondo despliega sus poderes vocales, sola o acompañada de la jo­ven Xiomara Valdés y, cómo no, de la propia Paulina Alvarez en algunos dúos.


Por su parte, Eliades Ochoa, en Un bolero para ti, también ofrece sonidos que buscan el pellizco clásico que tan bien funcionó entre el público occiden­tal cuando la burbuja. Cierto que con su voz profunda Ochoa borda un reper­torio que se desliza con suavidad entre boleros eternos de algunos grandes compositores además de dejar algunas piezas propias de intachable factura. En todo caso, el reloj sigue detenido en 1958. •


Rompiendo la ratina, de Ornara Portuondo y Un bolero para ti, de Eliades Ochoa, están editados por Nuba Records / Karonte.






El Pais Babelia 11.08.2012

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