sábado, 22 de octubre de 2011

ELVIS PRESLEY "FROM ELVIS IN MEMPHIS" 1969 RCA






"El sonido de un hombre redescubriendo para qué le pusieron en este mundo". No se puede resumir mejor el significado de este disco que con la frase que culmina el texto escrito por Colin Escott para la remasterización realizada en 2000 de "From Elvis In Memphis". A Elvis Presley le pusieron en el mundo para interpretar canciones.
El modelo ya empezaba a cuestionarse, pero todavía eran tiempos en que la distinción entre autor y ejecutante —algo ahora prácticamente reservado al pop de consumo (adolescente)— no suponía ningún descrédito especial en la consideración artística, sino que realzaba la personalidad y la grandeza de los cantantes con composiciones perfiladas en el trabajo diario y filtradas de toda tentación superflua hasta alcanzar la redondez.
Tampoco había empacho en recurrir a cuantas versiones apeteciera, no importa su antigüedad o su éxito previo en manos de otros. Ambas cuestiones se fundían en una: la capacidad para apropiarse de las canciones, hacerlas suyas. Y "From Elvis In Memphis" es uno de los ejemplos más sublimes. Imposible pensar en otra manera de abordar las fábulas morales de "ln The Ghetto"y "Long Black Limousine", imposible acordarse de Chuck Jackson ante la contradictoriamente exultante "Any Day Now", imposible olvidarse del compromiso de Elvis en el estándar "Gentle On My Mind"al escuchar las visiones de Glen Campbell, Aretha Franklin o el mismísimo Frank Sinatra.
Aunque las mitificaciones siempre hay que tomárselas con cierta reserva, dice Escott que revisando Elvis las cintas del especial televisivo de 1968 que marcó su regreso al contacto directo con el público, tras más de media década de lastimoso periplo por platós de Hollywood y exteriores en Hawai, decidió "no volver a grabar canciones en las que no creyera". Esto puso algo nervioso a su entorno, que veía peligrar los beneficios de la editorial a través de la cual facturaba la mayoría de sus "estrenos". Al mismo tiempo, para recuperar la excitación perdida por tanto disco peliculero, algunos amigos le sugirieron volver a grabar en Memphis —lo que no había vuelto a hacer desde que dejó Sun Records—, dado que el sonido de la ciudad vivía un estado de ebullición (Stax en primera línea) del que ese mismo año también sacaría provecho Dusty Springfield. Así pues, queda para la leyenda que del American Studio del productor Chips Moman salió el primer álbum en muchos años, quién sabe si de su vida, en que Elvis decide el qué y el cómo lo canta.
La influencia del soul, que vive momentos de apogeo, se presenta en esos coros femeninos de clara raíz gospeliana que desde el vibrante arranque ("Wearin' That Loved On Look') sobrevuelan por todo el álbum con un efecto demoledor, además de en baladas sentimentales como "Only The Strong Survive" —grabada antes porJerry Butler y coescrita por los futuros amos del sonido de Filadelfia, Huff & Gamble—, "True Love Travels On A Gravel Road" o la propia "In The Ghetto".
Pero esa contemporaneidad sonora acaba conjugándose también con una mirada a las raíces anteriores a su irrupción en la cultura popular: el blues ( 'Power Of My Loved", "After Loving You') y el country dolientes (I´ll Hold You In My Heart", "It Keeps Right On A-Hurtin"', "Long Black Limonsine"), o a punto de convertirse en rockabilly ("I'm Movin' On'), que le rodearon en su juventud teñidos de un nuevo brío.
La reedición en CD añade otros seis temas de la misma sesión que luego se desperdigaron a ambos lados de diversos sencillos. Entre ellos, deslumbra el definitivo "Suspicious Minds", el single, no incluido en el LP original, que en 1969 le devolvió al número 1 después de siete años y que, en su excelencia, resume al único Elvis que puede permitirse prescindir de su condición de icono para dejarnos a solas con el poder de sus canciones y volver a sentirse, por fin, intérprete. FÉLIX SUÁREZ

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