domingo, 23 de octubre de 2011

Marvin Gaye "LETS GET IT ON" 1973 TAMLA





No había acabado aún la Guerra de Vietnam (no lo haría hasta 1975), pero la necesidad de estima expresada en "What's Going On"(1971) —una brillante exposición de preocupaciones de toda índole, sociales, políticas e incluso de calado espiritual, que acababan resumiéndose en la llamada al amor universal que fue el mensaje de aquel LP— se había transformado en algo más profundo, personal y, hasta cierto punto, egoísta dentro de su universalidad. Marvin Gaye no cantaba aquí a la paz, ni a la congracia de los pueblos ni a la revolución interior colectiva: "Let's Get It On" no es un disco sobre la estima entre hermanos, sino sobre el amor entre personas en el plano íntimo, sobre el sexo entre hombre y mujer. turgente, apasionado y expuesto sin tapujos. Un disco valiente por la franqueza con que hablaba del sexo. Hay que recordar que, si bien es cierto que desde el blues los afroamericanos tradicionalmente se habían sentido menos cohibidos que los blancos a la hora de hablar abiertamente de sexo, en los primeros años setenta, con la era hippy finiquitada, en Estados Unidos se vivía un período muy conservador bajo el mandato presidencial de Nixon que no toleraba según qué libertades léxicas.
En manos de Gaye, todo ello, el amor, el sexo, se convirtió en una proclama natural, sincera, absolutamente humana: el octeto inaugurado con "Let's Get It On"y finalizado con "Just To Keep You Satisfied"naturalizó el disco de alcoba y desarrolló una corriente paraleladentro del soul, sedosa y ronroneante, que, por supuesto, nunca alcanzó el nivel de esta piedra de toque.
¿Por alguna razón? Por muchas, se podría decir. Porque nunca fue intención de Marvin Gaye promover una sola forma de ver el tema —el opuesto de, póngase por caso, Barry White, cuyas canciones siempre pretendieron ser estimulantes de dormitorio, Viagra sin receta—, sino que él explica el tema, explica su vida, explica (y sólo explica, nunca impone) que el sexo es algo natural y que, por tanto, hay que dejar que siga su camino.
"No veo nada erróneo en el sexo consentido", explicaba en las notas interiores del álbum. "Pienso que se practica mucho sexo. y, después de todo, los propios genitales son una de las partes principales del magnífico cuerpo humano. No tengo reproches hacia el papel que juegan en la reproducción de las especies; de todas maneras, el proceso reproductivo está asegurado por el placer que las dos partes reciben cuando se acoplan. Quiero decir que sexo es sexo y amor es amor'". Y esta reflexión ya dice mucho, y más sabiendo que es la letra —y por extensión el concepto, la música— de un Marvin Gaye en época juncal, feliz, todavía casado con Anna Gordy (de quien no se divorciaría hasta 1977) pero ya embarcado en una relación de pareja con Janis Hunter... que años más tarde se rompería cuando, jugando el papel de seductor y compitiendo en varonil lid con otro gallo del corral de la época, Teddy Pendergass, éste acabó arrebatándole a su amor.
Hablar de "Let's Get It On", al fin y al cabo, es llover sobre mojado. Se ha dicho al respecto todo —lo que menos, que algunas voces discrepantes, respetables, lo tienen por mejor que "What's Going On", una apreciación subjetiva pero del todo defendible, aunque sea porque éste, a la primera, entra mejor—, y todo lo escrito es tan verdad como que el sol sale cada día. Un disco exuberante en arreglos, magnífico en las cuerdas, con un Gaye que modulaba la voz y la convertía en el propio mensaje, cargado de sensualidad y caricias, sobrevolando el cuerpo a flor de piel —esta obra, bien escuchada, se escucha hasta por los poros—, con momentos afrodisíacos y palpitantes como "You Sure To Ball", "Keep Gettin' It On"o "If I Should Die Tonight", canciones complejas en el groove pero directas y tan imborrables como el primer beso verdadero. Sencillamente grandioso. JAVIER
BLÁNQUEZ

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