viernes, 5 de abril de 2013

Habanos Sónicos







Antes de agosto de 1988, un disco como Cuba I Am Time no hubiera podido editarse en Estados Unidos. Durante más de veinticinco años, y hasta que el Congreso decidió volver a permitir la importación de grabaciones realizadas en la isla caribeña, cualquier intento de vender discos cubanos en casa del Tío Sam era una actividad ilegal.
Cuba I Am Time —incluido un cuaderno de 112 páginas, fuente de generosa información— es una espléndida muestra en cuatro discos compactos de lo que ha sido la música cubana de este siglo. Se podían haber hecho otras selecciones igual de sugerentes (en este caso, 57 obras para cuatro horas y media de música apabullante), pero difícilmente mejores. El compendio está dividido en cuatro partes: Cuba Invocations, Cantar en Cuba, Bailar en Cuba y Cubano Jazz.
La primera parte se centra en la impronta de la santería, a través de voces como las de Merceditas Valdés, Los Muñequitos de Matanzas o Lázaro Ros. La segunda, Cantar en Cuba, permite escuchar las voces clásicas de Roberto Faz, Tito Gómez o el Cuarteto D'Aida, y contemporáneas, como las de Pablo Milanés, Pedro Luis Ferrer o Isaac Delgado.
La tercera parte, Bailar con Cuba, propone grabaciones —de fiesta está la cintura— que van desde Beny Moré (Qué bueno baila usted) o Arcano y sus Maravillas (Mulatica revoltosa) hasta llegar a los Van Van (¡Qué sorpresa!) y El Médico de la Salsa (La bola). Finalmente, en Cubano Jazz, el cuarto capítulo, están las luminarias de la música instrumental: Mario Bauza, Chico O'Farrill, Cachao, Irakere, Gonzalo Rubalcaba...

Una curiosidad: el diseño de Cuba I Am Time es la réplica de una caja de puros cubanos, motivo por el cual, en Estados Unidos, se vende no solamente en tiendas de discos, sino también en los estancos; un hecho que ha generado el interés de varias asociaciones de fumadores de habanos.
Lo cierto es que Cuba está de moda. Su música suena cada vez más. Y los estadounidenses no quieren quedarse al margen. Se están editando allí los últimos discos del trompetista Jesús Alemañy y del pianista Alfredo Rodríguez; y aunque el primero vive en Londres, y el segundo, en París; ambos han grabado en La Habana y Santiago. Sellos como Bembe Records y Round World ofrecen al público sus primeras referencias cubanas; mientras, una empresa californiana ya está distribuyendo videoclips de música cubana.
Las tres joyas discográficas de los británicos de World Circuit van a estar pronto disponibles en el mercado norteamericano gracias a su acuerdo con Nonesuch: los aficionados no necesitarán viajar a Europa para conseguir A toda Cuba le gusta —al estilo de las grandes orquestas cubanas de la década de los cincuenta—, Buena Vista Social Club —el feliz encuentro de Ry Cooder con Compay Segundo y otros músicos históricos— o Introducing... Rubén González —la sorprendente aportación de un pianista septuagenario—.

Negociando con el enemigo
Todavía a principios de los años noventa, las leyes estadounidenses prohibían la contratación de músicos de Cuba. Lo llamaban "Trading with the enemy". Hoy, sin embargo, mientras algunos cavernícolas de la poderosa e influyente comunidad cubana de Miami se empeñan en impedir cualquier actividad musical relacionada con la isla, el Departamento de Estado concede visados a los músicos de Cuba para actuar en Hollywood, San Francisco o Nueva York.
Por si quedan dudas, el joven trompetista de jazz Roy Hargrove ha grabado Habana junto al pianista Chucho Valdés o al timbalero Changuito, y en The sign and the seal, el saxofonista Steve Coleman cuenta con los batá —tambores sagrados de las ceremonias de los Yoruba— del grupo AfroCuba de Matanzas.
El encuentro de los años cuarenta y cincuenta entre los ritmos cubanos y el jazz proporcionó una de las músicas más fecundas del siglo XX. Un apasionado idilio al que puso fin la ruptura de rela-ciones diplomáticas.
Ahora, tras un tedioso letargo, las puertas entre Estados Unidos y Cuba parecen abrirse de nuevo. Al menos para la música.

Carlos Galilea

Cuba I Am Time está editado por Blue Jackel / Arpa Folk.


El Pais de las Tentaciones viernes 5 de septiembre 1997

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