viernes, 5 de abril de 2013

Tequila

Rock desinhibido, canciones pegajosas, lenguaje descarado: Tequila revolucionó nuestra música. Veintiún artistas rinden homenaje a su grandeza 15 años después de la desaparición. Ariel Roth y Alejo Stivel cuentan la cara y la cruz del grupo que legitimó el rock español. Apura este buen trago.



Tequila, en un poster de la época. De izquierda a derecha, Felipe "Lipe" Rodríguez, Ariel Roth, Manolo Iglesias, Julian Infante y Alejo Stivel.



Texto: Diego A. Manrique

Verano de 1976. Primero llegó Ariel (Roth). Luego, Alejo (Stivel). Huían de la quema: la represión desatada en su Argentina natal por las hordas militares. Tenían muchos boletos para la lotería de los bárbaros: hijos de judíos, familias sospechosas ("más libre-pensadores que izquierdistas"), revoltoso temperamento juvenil. "En España todavía no se había desencadenado el cambio, pero se podía respirar", comprobó Ariel. La sorpresa de Alejo: "El primer día salgo a pasear con Ariel y ¡se para a pedir fuego a un policía! En Argentina, si te cruzabas con la cana, sólo se te ocurría callar, mirar al frente y rezar".
No eran, sin embargo, buenos tiempos para el rock español. Por lo menos, para el rock and roll que ellos tenían en mente: funcionaban algunas mixturas, como el jazzístico rock layetano o el andaluz rock con raíces; en Madrid, cierto rock urbano presumía de marginalidad.
Los Zipi y Zape porteños se juntaron con el guitarrista Julián Infante, el bajista Felipe Lipe y el baterista Manolo Iglesias. Traían un proyecto inusitado: cantar en castellano —todavía había gente que pontificaba que el rock sólo tenía sentido en inglés— y ser enormemente populares. Los respaldaba el haber crecido en la tradición del rock argentino, una música de rica trayectoria y grandes logros.
Miguel Ángel Arenas, Capí, cazatalentos, dio la voz de alarma: "He visto un quinteto de dos sudacas guapos al frente". Luis Soler y Vicente Mariscal Romero se fijaron más en su música oxigenante: los ficharon para el segundo volumen de Viva el rollo, recopilación a modo de cata en el empobrecido underground madrileño. Los dos temas que grabó Tequila alborotaron los despachos de Zafiro, que preparó un lanzamiento a lo grande.
Matrícula de honor fue el primer elepé de Tequila. En la portada, chicos malos de colegio en un aula diminuta; en la contraportada, fotos en ropa de calle y con exceso de maquillaje. Claramente, se les promocionaba como objetos del deseo adolescente. Por si estas compradoras potenciales no lo pillaban a la primera, se puso en marcha la tequilamanía. Las fotos de las primeras apariciones en El Gran Musical revelan una abundancia de pancartas desmelenadas, todas escritas por la misma mano misteriosa. Ariel: "Al no haber circuito ni canales para el rock, se lo inventaron todo".
Matrícula se abría con Rock and roll en la plaza del pueblo. Resultaba una perfecta metáfora. Tequila irrumpía en una España un tanto pueblerina con la medicina adecuada: "Un poco más de rollo / no vendría mal, / si no estoy colocado / no puedo tocar. / El rock está en mi cuerpo, / saltar y desmadrarme, / me puedo liberar, / si el rock está en tu cuerpo / salgamos a bailar". Todo aderezado con guitarras aullantes, armónica, piano, saxo, un coro, derroche de adrenalina.
Barbudos y golpistas
Imagina: en la España de barbudos cejijuntos y militares golpistas, alguien que proponía el rock como liberación. El rock como tan-tan generacional, planteando problemas básicos: estar sin pelas, agobiado por la soledad, caliente, enfrentado con los padres y la sociedad adulta. Y todo ello gritado con lenguaje coloquial, con descaro, sin reprimirse un pelo.
De golpe, Tequila desvirgó a la España de Suárez en cuestión de rock. El sector femenino que la industria alimentaba con las babas de Los Pecos y similares saltaba al rock de guitarras. Un rock lo suficientemente auténtico para ganarse el aprecio de un público masculino que ansiaba que le contaran vivencias en su idioma. Y se convirtieron en estrellas.
Estaba luego el mensaje de hedonismo, el placer-por-encima-de-todo. Alejo: "No éramos conscientes de ello, sólo de que habíamos llegado a un país gris, donde la gente iba vestida de loden. Por eso nosotros llevábamos ropas de colores. Y, desde luego, no se follaba tanto como podría parecer al ver los quioscos llenos de revistas de destape". Ariel: "Éramos fans de los Faces, los Stones y los New York Dolls. Nos gustaba lo glamouroso, el raso, las ropas de chicas. ¡A veces parecíamos drag queens!".
Vivieron el rock and roll hasta el fondo: el anecdotario más salvaje del rock español tiene como protagonistas a uno, varios o todos los miembros de Tequila. Ariel: "Desde luego, apuramos la tríada de sexo, drogas y rock and roll. Éramos jóvenes, teníamos cuerpos sanos... ¡Calcula! Llegamos a Barcelona en la primera visita de promoción, estamos saludando a la chica de Zafiro y aparecen dos policías: 'Acompáñennos'. Habíamos fumado en el avión y llevábamos unos talegos en el equipaje. '¿Dónde está la mierda?'. Fíjate qué modernos eran. Terminamos en un centro para toxicómanos, después de las típicas fotos con los números debajo. Los cinco encerrados, el manager [Gay Mercader] intentando sacarnos, Zafiro anulando todas las citas".
Alejo intenta dar una idea del ritmo que llevaban: "La promoción para cada single eran 15 días en diferentes ciudades. Empezabas a las siete de la mañana en un programa para currantes y terminabas a las dos de la madrugada en el programa de enrollados, con petas y demás. Así que volvíamos al hotel con tres o cuatro horas para dormir y... ¡seguíamos la juerga! Ochenta galas en verano y el resto del año tocando los fines de semana. Me pasé unos cuantos años antes de poder ir unos días a Londres, que era un sueño mío. Pero no debo quejarme, ya que yo me ocupaba de dar la lata pidiendo más promoción, más vallas, más de todo".

"Bueno, y ahora en serio..."
Eso suena a esclavitud, pero ellos lo soportaban con gusto y vacile. Alejo: "Lo que más recuerdo de los miles de entrevistas de Tequila era que, en un momento, el periodista o locutor decía: 'Bueno, y ahora en serio...". Ariel: "Teníamos un lenguaje propio, mezcla de cheli y lunfardo, para comunicarnos sin que nadie entendiera. 'Cool con el kía' era 'cuidado con ese tío'. Éramos como hermanos y como matrimonios, compartíamos habitaciones y nos podíamos tirar dos semanas viajando en una furgoneta. Un microclima muy viciado: surgían todo tipo de tensiones".
Fueron cuatro elepés en otros tantos años, con todos los complementos promocionales: vinilos de colores, maxis con versiones largas, regalos de pósteres y pegatinas. Alejo: "Quizá sí hubo una saturación de Tequila. Todo nos parecía poco". Ariel sugiere que en los ochenta cambió el decorado y Tequila quedó fuera de sitio: "Estaba la movida, y la compañía, que de repente pensó que era más respetable vender heavy tipo Obús o Barón Rojo. Los excesos nos pasaron factura. No teníamos estímulos, pero sí unas relaciones internas bastante desgastadas".
El final, en 1982, fue un anticlímax. Ariel: "Soltamos la bomba de que se acababa Tequila, y ni la compañía ni el manager ni los medios dijeron nada. Nadie sugirió: 'Tomaos seis meses de descanso'. Nuestra autoestima estaba por los suelos: para la nueva ola éramos carcas... ¡y teníamos 21 años!". Así que, en el proceso de grabar las maquetas para el quinto disco, se evaporó Tequila. Alejo piensa que fue "lógico". "Empezó como una aventura adolescente y nos habíamos hecho mayores. Teníamos casas, mujeres, hijos, problemas variados. Y las drogas hicieron bastante daño". Ariel remacha: "En aquellos días, la heroína no estaba mal vista socialmente y nosotros éramos Tequila, así que estaba presente en nosotros, como todas las demás".
No se hizo gira de despedida, ni se derramaron lágrimas: "Es curioso que apenas se nos mencione en las historias del rock español". Éste es un país ingrato, ya se sabe. Por eso les suena especialmente dulce esta reivindicación tardía en forma de disco de homenaje, Mucho tequila! "Los únicos que hicieron canciones de Tequila fueron Parchís, así que esto nos quita el mal sabor de boca". 

Mucho tequila! está editado por GASA.


ANGELES CAÍDOS
Como en todas las pesadillas del rock, Tequila comprobó al final que el dinero había volado. Los contratos de Zafiro eran famosos por poco productivos y, de hecho, sólo consiguieron la carta de libertad renunciando a sus royalties. Ariel Roth grabó dos discos como solista con la compañía y produjo a Pistones, Sergio Makaroff, Albania. Volvió a Argentina, donde conectó con Andrés Calamaro, se lo trajo a España y renació con Los Rodríguez. Julián Infante, que no ha querido ser entrevistado para este artículo, tuvo una trayectoria similar. Pasó por numerosos grupos (Pistones, Academia Parabuten, Glutamato) e hizo alguna producción. Huyó hacia la costa, pero volvió a tiempo de reengancharse en los gloriosos Rodríguez.
Alejo Stivel pasó la descompresión viajando un año por el mundo. A la vuelta hizo jingles y montó un estudio con Nacho Cano. Produjo artistas variados y ejerció de manager con Los Ronaldos. Asegura carecer de la vanidad necesaria para salir al escenario.
Felipe 'Lipe' Rodríguez fue el primero en apearse y lo pasó mal: "Nada te prepara para el bajón de quedarte en la calle después de ser una estrella". Pasó años en la heroína hasta que fue rescatado por Proyecto Hombre, donde ahora trabaja como terapeuta. También forma parte de dos grupos, Rafa & Co. y El Refugio, que ha editado Bajo el sol (First Riss Records).
Felipe siguió de cerca la tragedia de Manolo Iglesias: "Intentó reembarcarse en la música tocando con Paul Collins. Se fue a Mallorca; yo retomé el contacto cuando le descubrí en un hospital de Madrid, machacado por el sida y en estado terminal. Murió en junio de 1994". Respecto a la debacle de Tequila, Felipe afirma: "Tenía que pasar, ya que subimos demasiado rápidos. En el colmo de los despropósitos, firmamos el contrato en el retrete de una discoteca, tras 20 copas y otros tantos porros. Luego descubrimos que Zafiro había registrado el nombre y nunca lo devolvió, íbamos a negociar con ellos y sólo aceptaban la capitulación".


El Pais de las Tentaciones 15 noviembre 1996




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