martes, 17 de enero de 2012

SEX PISTOLS "NEVER MIND THE BOLLOCKS" 1977 VIRGIN







Cuando en "Rastros de carmín" Greil Marcus asoció la irrupción del punk con las consignas situacionistas del Mayo del 68, se abrió uno de los marcos de debate más interesantes en los noventa. Personajes influyentes del underground londinense (a la cabeza Stewart Home, promotor de las huelgas de arte, ideólogo del neoísmo y velador de la esencia anti-artística del punk) reaccionaron contra la intención historicista de Marcus desandando su camino para recobrar la lectura que ellos creían verdadera. Punk, ¿reacción social instantánea o recuperación de la estética situacionista? Porque la tercera lectura, y la más asimilada, es la que ya nos había dejado Malcolm McLaren: la del punk como ítem de un comercio más que rentable.
¿De qué hablamos cuando hablamos de punk? La diversidad de opiniones está servida, aunque se suele recurrir al mismo grupo, Sex Pistols, y, por extensión, al único LP que grabaron, "Never Mind The Bollocks" El único álbum oficial del cuarteto que un día se inventara Malcolm McLaren ha sobrevivido, no ya como disco clave del punk, sino como un punto y aparte en la manera de entender lacultura popular. McLaren, que en 1974 ya había experimentado en New York Dolls sus intenciones de combinar música con la fuerza de una imagen rompedora, volvió a Londres en la primavera de 1975 para llevar a cabo su obsesión de publicitar la estética punk desde su tienda en King's Road. En ella trabajaba Glen Matlock (bajo); de ella eran asiduos Steve iones (guitarra) y Paul Cook (batería): McLaren reunió a los tres para moldear su grupo. El speech de John Lydon (después Rotten) se antojaba perfecto para dar vida al monstruo que le cambiaría la cara a la cultura pop.
Cuando el álbum llega a las tiendas, el punk era plastilina en manos del mercado. La fecha es el 4 noviembre de 1977, un mes antes de la última actuación de los Sex Pistols en Inglaterra y dos antes de que Rotten forzara la disolución del grupo tras un concierto en San Francisco donde preguntó al público: "¿Alguna vez os habéis sentido engañados?". El engaño de que hablaba revela la cara oculta del punk. Ésa que no remite a un catálogo de complementos sino a la misma motivación del fenómeno. Lydon tenía claro que el punk era el sonido de la gente descubriendo su propio poder. Cuando los jóvenes británicos vieron a los Sex Pistols aberrando delante del presentador Bill Grundy, muchos querían hacer lo mismo sin pararse a pensar por qué. Quizás porque eran las víctimasmás directas de una política conservadora deshumanizante. ¿No da qué pensar que una gran parte de la juventud británica respondiera así cuando se les dio voz? Pero la rápida absorción comercial convirtió una posible arma en cash para las cajas registradoras. Quizás éste sea el comienzo de la cultura pop tal como hoy la entendemos. "Never Mind The Bollocks" ha quedado como el gran clásico del punk y, a su vez, su víctima menos reconocida.
Dijo John Lydon que el punk murió cuando alguien se puso un imperdible por imitación. Ese otro bien pudiera ser Sid Vicious, el recambio de Matlock a mitad de la grabación del disco y quizás la prueba fehaciente de que el punk había olvidado la ética al ir en busca de la fama. En este sentido, "Never Mind The Bollocks" fue el producto post-moderno de Malcolm McLaren y la lectura menos comprometida de la actitud situacionista. Pero gracias a él la gente empezó a creer en la libertad estética, en que cualquiera podía hacer música e incluso que se podía hacer un gran disco con tres acordes. Pautas que todavía hoy sienten como suyas aquéllos que no vivieron esta historia en primera persona.
Desde la portada, todo "Never Mind The Bollocks" está premeditado. McLaren se la encargó a Jamie Reid, socio y cómplice de sus ideas, quien vio en ellos la punta de lanza de unmovimiento artístico al que asociar la estética de la propaganda rusa o del dadaísmo. Una idea apoyada por toda la publicidad que habían generado los Sex Pistols desde la publicación de Anarchy In The U.K."en noviembre de 1976, pues su fama hacía innecesaria la aparición de sus rostros en las portadas. Todo esto iba solidificando una cultura punk centrada en la autorización de la negación que, engullida por el marketing, ha venido seduciendo a lo largo de los años a aquellos estratos sociales que incluso fueron blanco de la rabia punk. ¿Y las canciones? Desde una exposición directa que siempre aludía a la destrucción, Rotten y su maníaca voz aplicaban en ellas sus lecturas sobre la Internacional Situacionista: había que destruir para poder empezar a construir. Sin embargo, temas como "Bodies"o "God Save The Queen"(número uno en la primavera de 1977 con una curiosa censura: su puesto en el 'Billboard' aparecía en blanco) aportaban un giro sarcástico y cruel que luego tomarían grupos como Dead Kennedys. La urgencia casi dramática de Lydon cuando repite '!no soy un animall"en "Bodies" es todo menos gratuita. Como si pensara que su grito era tan necesario que no podía ser sostenido en el mundo que les creó Malcolm McLaren. Lo que pensaran tenía
que decirse alto y rápido. Porque tal vez no tendrían otra oportunidad. CÉSAR ESTABIEL

No hay comentarios:

Publicar un comentario