martes, 27 de noviembre de 2012

KRAFTWERK "TRANS EUROPA EXPRESS" 1977 EMI





La visión de la portada de este disco es perturbadora y fascinante. En ella aparecen Ralf Hütter y Florian Schneider, junto a Karl Bartos y Wolfgang Flür, no se sabe muy bien si vestidos de científicos de la NASA o de grises oficinistas de Berlín Oriental. Ha pasado ya un cuarto de siglo, y esa portada sigue despertando la misma sensación de desasosiego que cuando se publicó (por cierto, en la edición original alemana el álbum se tituló "Trans Europa Express", en alemán, mientras que en la internacional se optó por el inglés: "Trans-Europe Express"; también las canciones se titulaban y se cantaban en alemán en una y en ingles en la otra).
Sin embargo, pese al misterio que les envuelve, nunca hasta entonces Kraftwerk habían sonado tan asequibles como en este disco, que en cierta forma constituyó un puente entre la vertiente más experimental y minimalista de sus primeros trabajos -especialmente "Autobahn"(1974) y "Radio-Activitát"/ "Radio-Activity"'(1975)-y su enfoque posterior más pop, cuando convirtieron la tecnología sonora en material de hitparade,

Por otro lado, "Trans Europa Express" es también un álbum claramente anticipatorio, en el sentido de que preludió el triunfal advenimiento del tecno-pop y de unos "nuevos románticos" fascinados por la idea de una Europa utópica, inexistente. De hecho, todo el disco es un canto a Europa, a sus mitos y sus fantasmas.
"Europa Endlos" ("Europe Endless') es, precisamente, el tema inicial del álbum. Se trata de una pequeña sinfonía retrofuturista, puro muzak espacial, que con sus sonidos sintéticos crea ese lirismo minimalista, tan sencillo como magistral, que constituye uno de los principales atributos de un grupo que siempre ha sabido extraer magia y poesía de la más simple encadenación de palabras y de las melodías más asequibles. Esta receta fue después el alimento principal de Vince Clarke, Gary Numan, OMD y demás adalides del synth-pop.
Por lo demás, el disco entero desprende un halo onírico y evocador que se ve acentuado en el algo tétrico "Spiegelsaal" ("The Hall Of Mirrors'), un tema que suena como The Velvet Underground en clave electrónica, y que con sus ecos letárgicos se adelantó en muchos años al sub-dub de Pole o Farben, a ese deseo de explorar con sonidos las profundidades del alma. Y también está presente su pasión por el mundo de la moda, como demuestran en "Schaufensterpuppen" ("Showroom Dummies'), una deliciosa canción de electro-pop robótico e infeccioso que no sorprende que años después Sr. Coconut acabara transformando en un chachachá en su álbum "El baile alemán"(2000).
Pero este disco ha pasado a la historia fundamentalmente por el tema que le da título, "Trans Europa Express", un espasmo electro-funk de atmósfera inquietante y voces robóticas que sirvió de base al himno electro "Planet Rock" de Afrika Bambaataa, quien, curiosamente, definió a Kraftwerk como "esos chicos alemanes tan funkies". Una descripción perfecta que echa por tierra el pretendido espíritu ario que algunos han querido ver en ellos, ya que su influencia en la música negra de los últimos veinte años (electro, house, techno) ha sido, sencillamente, gigantesca. Tanto como su capacidad para adelantarse a los acontecimientos. Y es que "Metall Auf Metall" ("Metal On Metal"; con sólo leer el título se puede pensar en John Foxx, otro de los abducidos por Kraftwerk, también enamorado de la misma idea romántica de Europa) es una suerte de remix avant la lettre de "Trans Europa Express", al que aportan un sonido más metálico y prístino. Es, en cierta forma, una aplicación al mundo de la electrónica prehistórica del concepto "versión" que utilizaba el dub jamaicano. En cuanto a lo de titular uno de sus temas "Franz Schubert", dejando a un lado la evidente ironía, quizás obedece a la naturaleza misma de la pieza, sin duda la más melódica del disco y, por tanto, aquélla donde los cuatro de Düsseldorf se acercan a la agradable espontaneidad de las melodías del compositor austríaco. Aunque paralelismos más o menos forzados al margen, "Franz Schubert" destaca sobre todo porque profundiza en la emoción que palpita en las máquinas, una emoción que Kraftwerk han sabido expresar mejor que nadie.
El final de este fascinante viaje por una Europa tan melancólica como excitante llega con "Endlos Endlos"("Endless Endless'),una coda de menos de un minuto del tema que abre el disco, que en realidad es una nueva versión dub con ecos misteriosos y espectrales. Al completar el trayecto se tiene la impresión de haber realizado algo así como un viaje iniciático a los albores del techno, a una época en que tas máquinas comenzaban un períplo fascinante, uniendo dos tendencias artísticas: el futurismo y el arte pop. Al fin y al cabo, Kraftwerk mostraban al mundo con orgullo una música tan simple como el mecanismo de un juguete y más hermosa que la Victoria de Samotracia.

LUIS LLES

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