jueves, 1 de agosto de 2013

"Made in Japan" cumple 25 años

El mítico álbum se reedita con todo lujo en su 25º aniversario. Deep Purple cambió la vida de muchos aprendices de músicos y sus discos se siguen vendiendo por toneladas. 
Por Diego A. Manrique

Ritchie Blackmore


Qué curioso: EMI se niega a dar las cifras de ventas de las reediciones en CD de los discos clásicos de Deep Purple. "Es embarazoso", me susurra alguien: "Venden por encima de los grupos de moda que ocupan las portadas de New Musical Express o Select".
En realidad, esas grabaciones incluso despachan ahora más copias que cuando salieron por primera vez. Paul Holland, responsable de reediciones en la EMI británica, no puede ocultar su pasmo: "Si mejoras el sonido de Revolver o Pet sounds, sabes que vas a atraer a varias generaciones: los Beatles o los Beach Boys hicieron discos icónicos. Pero artistas como Deep Purple te dan la sorpresa: tras remasterizar Machine head, ha vendido más en CD que lo que vendió en vinilo. Los nuevos compradores no lo ven como un disco antiguo; para ellos es simplemente un buen disco".

Lo que conviene saber sobre Deep Purple: que el nombre (Morado Oscuro) proviene de una canción de los años treinta, bastante más sugerente que el otro que manejaban, Concrete God (Dios de Hormigón). Cuando debutan, en 1968, lo hacen con seguridad: son músicos de culo pelado que, siguiendo la fórmula de Vanilla Fudge, creen asegurarse el éxito regrabando —pero en versiones dramáticas— temas estadounidenses: Hush (sí, la de Kula Shaker es una fotocopia), River deep, mountain high o Kentucky woman; Bill Cosby cree en ellos y son fichados para su compañía, Tetragrammaton.

Pero la leyenda comienza con la segunda encarnación del grupo: a Ritchie Blackmore (guitarra), Jon Lord (teclados) e Ian Paice (batería) se unen Roger Glover (bajo) e Ian Gillan (voz); este último combina Deep Purple con sus lucrativos compromisos con Jesucristo Superstar. Y hace bien en tomar precauciones: el primer disco de Deep Purple II, un Concierto para grupo y orquesta, es una impía mixtura de lo peor del rock y la clásica. Pero todo se enmienda con los tres siguientes discos de estudio, In rock (1970), Fireball (1971) y Machine head (1972).

¡Lección de historia! En los primeros setenta, se materializan las principales tendencias del heavy metal. El rollo de Led Zeppelin es místico y se basa en el blues y en el folk. Black Sabbath se inclina por la temática siniestra y un sonido más cerril, más de urbe industrial. Lo de Deep Purple es menos pretencioso en textos, pero más ambicioso en su arco de referencias. Jon Lord: "Eramos como ardillas musicales. Robábamos del jazz, de la clásica, del viejo rock and roll, de aquí y de allá". Y arrasan. Brotan figuras barrocas (Vivaldi, Bach) en los dedos de Blackmore y Lord, el órgano Hammond también da rugidos de jazz, Gillan se desgañita, hay solos implacables hasta de batería.

Roger Glover

El Made in Japan es una casualidad. En los primeros setenta, los grupos trabajan como remeros de galera: sacan un disco al año y se patean los mercados más apetecibles. Uno de ellos es Japón, adonde Deep Purple llega de mala manera (Gillan acaba de pasar una bronquitis). Tres conciertos que son grabados por su compañía nipona, "eso ayudará a vender otros discos del grupo". El primer día en Osaka, uh, están machacados; el tercer show, en Tokio, es potente, pero la acústica del Budokan no ayuda. Así que casi todo Made in Japan procede del segundo concierto en Osaka.

CINTAS ORIENTALES
Nadie presta demasiada atención a las cintas orientales; únicamente la sección de ritmo está presente en las mezclas. Lo del disco en directo como táctica dilatoria —para que el grupo pueda generar nuevas canciones— o como testimonio de una energía única todavía no se ha implantado en la conciencia de la industria. De hecho, Made in Japan sólo se edita fuera de Japón cuando aparecen en las tiendas copias importadas y EMI teme que ese material sea aprovechado por los piratas. Cuando sale, un doble elepé con siete temas —que duran de 7 a 20 minutos— lleva un precio especial: en el Reino Unido, 3,25 libras.

Mientras Made in Japan se convierte en un clásico, Deep Purple se descompone. En la siguiente visita a Japón, Gillan tira la toalla. El grupo todavía tiene combustible creativo, pero el clima interno se ha deteriorado, con un Blackmore cada vez más insoportable que en 1975 funda Rainbow. Luego, las rupturas, las reuniones, las enemistades eternas que se arreglan para pagar facturas. Todo un laberinto que vuelve loco a cualquier confeccionador de árboles genealógicos y que sólo dominan los muy fanáticos.

Ian Paice

Las grabaciones niponas son algo así como el vellocino de oro de Deep Purple. En 1993, se edita incluso un triple Live in Japan, que reúne casi todo lo que tocaron en 1972. Pero es ahora, coincidiendo con el 25° aniversario de su edición, cuando se vuelve a lanzar un Made in Japan remasterizado con mimo en Abbey Road, con el aliciente de un segundo CD con tres bises.
Rosendo Mercado tiene curiosidad por escuchar esta remasterización: "Hace mucho que no he puesto Made in Japan y me da cierto miedo, hemos acostumbrado el oído a mejores grabaciones y algunos de esos discos suenan espantosos en los noventa". El rockero quedó impactado por aquel disco en directo: "Era lo que más molaba entre músicos que nos intentábamos ganar la vida a la vez que asimilábamos aquellas barbaridades de Jethro Tull o Rory Gallagher. Tenía el aroma de lo prohibido: ni se oía en la radio ni en directo". Cuando Rosendo logra ver una actuación de Ritchie Blackmore, la decepción: "Actuó con Rainbow y estuvo odioso, rompió la guitarra y ni siquiera parecía que amara la música". ¿El encanto de Made in Japan? "Tres cuartos de chulería, un cuarto de borriquería musical. Pero yo no me colgué con Deep Purple, a diferencia de aquellos sevillanos de Storm. Con Leño yo no podía cantar lo bien que follaba la Woman from Tokyo, lo que deseaba transmitir era la mierda que suponía vivir en el Madrid del franquismo. ¿Mi postura personal? Ser fiel a mí mismo, no a la fantasía de imitar a Deep Purple u otros rock stars".

Ian Gilliam

EL PUNTO MACARRA
Julián Hernández, padre prior de Siniestro Total, no recuerda ser consciente del lanzamiento de Made in Japan. "Pero en aquellos años los discos duraban mucho y Deep Purple era uno de los modelos más citados por los compañeros de colegio: 'Mira, hacen en directo unas versiones superdiferentes de las de estudio'. Y era verdad". A Julián le divertía "el punto macarra" del grupo. Y le impresiona el gancho actual de aquellos peludos británicos: "En Vigo hay un Club de Adictos a Deep Purple que son auténticos fanáticos de lo que ellos llaman la saga. La última vez que vinieron a Galicia, llenaron el Coliseum de A Coruña. Ocho mil personas, lo que significa que convocaron público de varias generaciones".
Más de una vez Siniestro ha tocado Smoke on the water en directo, "hasta una versión descacharrante en ska". Los vigueses hicieron un homenaje oblicuo a Deep Purple con su disco de Made in japan. Aunque, qué cosas, se grabó en Memphis, Tennessee.

Fernando Pardo, de Sex Museum y Matadors, tiene una larga relación con Made in Japan y Deep Purple. "Hacia 1977 me prestaron el disco. En aquellos tiempos, mi padre, que era hincha del Atleti, se iba algunos domingos a ver el partido y aprovechábamos para oír música en su equipo, algo que nos estaba prohibido. Pero volvió antes de tiempo y se armó una gorda. No sólo por haber invadido su territorio, él decía que aquella música era una mierda. Pero a partir de entonces empezó a compartir con nosotros su colección de discos, ejercía de rockero de la vieja escuela y lo más moderno que le gustaba eran los Beatles".

Jon Lord

Él no se sintió entonces impresionado por Made in Japan, recuerda Fernando. Su reconciliación con Deep Purple tuvo lugar ya entrados los ochenta, cuando la new wave le impulsó a investigar en el rock británico de los sesenta: "De la primera encarnación, cuando ellos hacían Hush o Kentucky woman, no costaba mucho saltar al Purple más heavy. Desarrollamos la opinión de que no había tanta distancia entre Deep Purple y MC5 o los Stooges, lo que nos hizo impopulares en los ambientes cool. Hasta nos recomendaron que no lo mencionáramos: 'Os van a entrevistar periodistas modernos que acaban de esconder In rock o Machine head bajo la cama'. Pero no podíamos ocultar nuestra admiración: Deep Purple deliraba en directo, pero lo tenía todo controlado, no flojeaba. Lo que se veía como macarrismo era la misma agresividad de los grupos high energy más santificados por la crítica".

En 1995, Sex Museum pudo telonear a Deep Purple. En realidad se lo ganó: "Discutimos en el grupo si lo hacíamos o enterrábamos nuestra etapa Purple, tan mal acogida. Pero mandamos un CD nuestro a su manager y nos aceptaron. Fue fantástico: resultaron los músicos más normales del mundo. Nada que ver con Sonic Youth, que se subían a una furgoneta para recorrer los 50 metros que separaban los camerinos del escenario. Tocamos con ellos en varias ciudades, y daba gusto ver que comían en la misma mesa que sus técnicos y procuraban disfrutar de cada momento en vez de quejarse de no poder llenar un estadio".

PERIFERIA ROCKERA
Los ecos de Deep Purple llegan hasta la periferia del rock, a las parcelas patrulladas por sellos como Por Caridad Producciones. La compañía madrileña quiere iniciar su Colección Perversiones con un disco dedicado a recreaciones imposibles de Smoke on the water, "incluyendo alguna que prescinda de su famoso riff; se permiten las aberraciones". Habla Ajo, la cantante de Mil Dolores Pequeños: "Conocí a Deep Purple en casa de una amiga. Sus hermanos eran muy musicales, leían Vibraciones y oían a King Crimson. Me grabaron casetes y recuerdo machacarme con Smoke on the water mientras limpiaba la casa y mi tía se indignaba, 'no sé cómo aguantas una música tan ratonera'. Ocurría en Saldaña, provincia de Palencia". Ajo espera contar en el disco con un abanico amplio de intérpretes, de Enemigos a Pascal Comelade, "que ya grabó Smoke on the water como una miniatura, un haiku para piano". Y un detalle que viene a recalcar que el famoso riff ya forma parte del acervo popular, como un tema folclórico cualquiera: "Madelman no sabía qué cosa era Smoke on the water, pero reconoció enseguida la melodía, '¿eso era de Deep Purple?".
Made in Japan se ha reeditado en EMI.




HUMO SOBRE EL AGUA, FUEGO EN EL CIELO

Sol-si bemol-do, sol-si bemol-re bemol-do. O algo así. El 'riff' inicial de 'Smoke on the water' es lo primero que aprende a tocar el aspirante a guitarrista de rock. Cierto que el solo posterior era bastante más duro y que muchos no perseveraron: con gratificante candor, The Damned explicaban que ellos aspiraban a tocar cosas tipo 'Smoke on the water', pero carecían de la paciencia necesaria y se escaparon por el atajo 'punk rock'.
La más inmortal de las canciones de Deep Purple está basada en un hecho real. El 4 de diciembre de 1971 se incendió el Casino de Montreaux mientras tocaba Frank Zappa; ellos lo vieron desde la otra orilla del lago. No hubo víctimas mortales, pero el edificio —donde los ingleses iban a grabar— quedó arrasado y el equipo de las Madres del Ingenio se perdió (para Zappa no fue más que el preludio del desastre: seis días más tarde, un descerebrado le tiró del escenario al foso del Rainbow londinense, dejándole mal herido y amarrado a una silla de ruedas durante 1972).
Por el contrario, el Casino en llamas inspiró a Deep Purple ese 'Smoke on the water', que continuaba narrando cómo grabaron lo que luego sería 'Machine head', llevándose el estudio móvil de los Rolling Stones al desierto Grand Hotel de Ginebra. Inauguraban, sin darse cuenta, otra de las tradiciones del rock: la utilización de las andanzas de los músicos como materia para su propio repertorio. En 'Made in Japan', Gillan presenta 'Smoke on the water' con cierto orgullo, con el 'stiff upper lip' de los británicos que se crecen ante las adversidades. D. A. M.


Sobré estas líneas, la letra original de 'Smoke on the water'.Abajo, manual básico para tocar el mítico inicio de la canción:
1. Sol. Tocar al aire —sin pisar— la tercera y cuarta cuerdas, a la vez. La tercera marca la melodía, la cuarta la acompaña —esto se repite después en todas las notas—.
2. Si bemol. Pisar esas dos cuerdas en el tercer traste.
3. Do. Pisar las dos cuerdas en el quinto traste.
4 y 5. Sol si bemol. Se repiten los pasos 1 y 2.
6. Re bemol. Pisar las dos cuerdas en el sexto traste.
7. Do. Pisar las dos cuerdas en el quinto traste.






El Pais, viernes 27 de Febrero de 1998


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