miércoles, 31 de julio de 2013

JONI MITCHELL "BLUE" 1971 REPRISE




Como una granada de mano: así describió David Crosby el impacto que le produjeron la voz y las letras de Joni Mitchell, poseedoras de una agresividad insólita para una cantante de folk-pop de credo antibelicista y apariencia frágil e inofensiva.

En tanto que intérprete femenina independiente, Joni Mitchell ha sido inevitablemente víctima de los estereotipos (de "cantante folk hippy e ingenua" a "fresca egocéntrica que se tiró por lo menos a tres miembros de Crosby, Stills, Nash & Young"). Lo cierto es que, pese a su inmensa influencia en los cantautores norteamericanos, Joni Mitchell es única e inigualable, y el talento que exhibe en su cuarto disco, "Blue", probable culminación de la canción de autor de los años setenta y de la carrera de la propia Mitchell, es tan estratosférico, personal e incomparable que prácticamente escapa a una valoración racional.

Joni es Joni y es imposible no respetarla, amarla, comprenderla y temerla; todo a la vez. Con su voz aguda y cristalina, desestabilizadora, cuya exhibición nunca pierde en sinceridad, compositora, poeta e intérprete encajan aquí con una coherencia insólita. Las versiones de temas de Joni Mitchell suenan casi siempre opacas porque les falta esta voz espectacular que explora a la perfección unas notas altas inusuales en la música pop y tuerce las melodías con intervalos provenientes del jazz, un reflejo perfecto de los altibajos vitales y de la eterna búsqueda de un espíritu valiente,luchador, romántico e iconoclasta.

"Estoy en una carretera solitaria y viajo, viajo, viajo", canta en "All I Want". Querer ser fuerte, pertenecer a los vivos, romperse las medias bailando rock'n'roll en cualquier antro, sentirse libre. El tema que abre "Blue" avanza con una voz aparentemente frágil pero que se mueve con seguridad en su relato de una vida difícil en la que, pese a todo, no se pierde la esperanza. "Blue" sienta las bases del prototípico disco de cantautora: la vivencia personal reflejada con desnudez en unas canciones narrativas compuestas en un viaje por Europa y el intimismo de un acompañamiento mínimo a cargo de James Taylor (al parecer algunas de las canciones están basadas en la relación que Mitchell tuvo con él), Stephen Stills y la pedal steel guitar de Sneaky Pete Kleinow, además del dulcémele, el piano y la guitarra de la propia Mitchell.

Las melodías insólitas del disco, vitales e intensas, mantienen una tensión implacable tanto en la tristeza como en el entusiasmo; la fortaleza de una voz que difícilmente languidece, una exuberancia que Mitchell posiblemente tomó de la atormentada Laura Nyro y que recubrió con una actitud observadora e inteligente. Sólo en "Little Green", compuesta en 1967, Joni Mitchell retoma la antigua levedad de su voz para hablar de la hija que dio en adopción en su primera juventud.

Con la profunda desolación de "Blue"o la melancólica melodía navideña de "River", pero también con la energía de "Carey" y "California", y la habilidad para practicar la ironía sin perder la calidez ("My Old Man" o "Carey"), Mitchell relata la llegada y la pérdida del amor, y se detiene en su soledad y en una frustración que refleja el declive de los años sesenta. La brillante "A Case Of You"expresa la síntesis de dolor y fortaleza con la espontaneidad poética y la libertad propia de sus letras: "Justo antes de que nuestro amor se extraviara dijiste,- 'Soy tan constante como una estrella del norte'. Y yo dije: 'Siempre a oscuras, ¿dónde está eso? Si me necesitas, voy a estar en el bar'". Tentativas y riesgos, el romanticismo de la vida turbulenta del artista en "The Last Time I Saw Richard", triunfos y fracasos que guiaron la trayectoria sentimental de las primeras feministas en su lucha por amar sin renunciar a la búsqueda de la propia identidad, y que hoy no han perdido ni su vigencia ni su deslumbrante belleza terrenal.

LAURA SALES

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