miércoles, 28 de septiembre de 2011

El kulto de los Kinks






Inventores del pop inteligente, precursores del “garage” y del “heavy”, padrinos absolutos del “brit-pop”… Los Kinks han sido una influencia máxima en 30 años de rock. Su cerebro, Ray Davies, nos presenta su nuevo disco en directo.



“Yo no soy como los demás”. Ray Davies repite esta frase cuatro veces en cada estribillo de ese himno de rabia adolescente que es I´m not  like everybody else. Su voz se modula desde un tono burlón a un grito desafiante y maldito. Es uno de los momentos más espeluznantes del rock. También es una monumental autodescripción: como dicen los compositores, Ray Davies no es como los demás. Es uno de los artesanos de la canción más cultos que ha trabajado este género, y sus compañeros de profesión se llaman Townsend, Dylan y Lennon/McCartney. Pero a pesar de su labia, Davies no tiene ni un átomo de presunción en el cuerpo. Sus canciones tienden a ser sencillas y directas. Se lanzan de lleno al corazón del tema, o a los huesos, para citar el título del nuevo álbum de los Kinks, To the bone (Al hueso).

Tres décadas de historia de los Kinks se resumen magníficamente en este nuevo compacto doble del grupo, que une material en directo y una sesión desenchufada grabada a te una reducida audiencia en el estudio de los Kinks, Konk, en Londres. Dos temas nuevos, Animal y To the bone, demuestran que Davies está en plena forma musical. “Me encanta el nuevo disco”, dice el alma de los Kinks. “Creo que es muy bueno, porque nadie nos obligó a hacerlo. No hubo presión por parte de ningún sello discográfico ni nada por el estilo”.

Más que ninguno de sus contemporáneos, Ray Davies parece haber dominado el arte de envejecer con garbo. Su reciente ronda de actuaciones en solitario que combinan historias y canciones han dado una nueva orientación teatral al rock en directo. Tiene previsto lanzar un álbum en solitario el año que viene y planes para revivir su viejo sello discográfico, Konk. Dirige talleres de composición musical en Gran Bretaña y, parece cómodo en el papel de experto estadista del rock.



Presumidos y Gamberros



Raymond Douglas Davies ha escrito algunas de las canciones más influyentes de la era del rock: You really got me, All day and all of the night, Sunny afternoon, Lola, Celluloid heroes, Superman, Come dancing… Algunas fueron grandes éxitos. Otras son clásicos de culto. Todas son memorables. Las melodías de Davies han sido utilizadas por todo el mundo, desde Van Halen hasta Shonen Knife, desde Herman´s Hermits hasta los Pretenders- su líder, Chrissie Hynde, fue amante de Ray a principios de los ochenta. Tuvieron una hija y multitud de broncas que gozaron de una amplia difusión, pero eso es otra historia-.

Cuando los Kinks entraron por primera vez en escena en 1965, llevaban el pelo más largo y tocaban la música más dura de todos los grupos de rock and roll. Eran andróginos y atractivamente desaliñados, presumidos y gamberros al mismo tiempo. Les prohibieron actuar en EEUU a finales de los sesenta, y tuvieron problemas con la policía franquista española por pisar el césped de la madrileña Plaza de España. Garage, punk, heavy metal… Busca los antecedentes de cualquier estilo antisocial y duro de música rock hasta sus orígenes y te encontrarás con ellos.

A finales de los sesenta, Ray Davies había demostrado que, en su caso, la no conformidad no era simplemente una pose de moda. Cuando todo el mundo del rock predicaba la revolución hippy, los Kinks cantaban con nostalgia sobre praderas rurales, tazas de té y decoro victoriano. Eran sarcásticos cuando el rock era ingenuo y utópico, sentimentales cuando el rock era disoluto y cínico. A lo largo de los 30 años de su carrera han probado estilos poco modernos como la revista musical británica, el country y la canción popular estadounidense. Su excentricidad les ha hecho granjearse las simpatías de un pequeño pero fanático grupo de inadaptados que les profesan devoción.

Los Kinks fueron uno de los primeros grupos de rock de culto. Aunque el éxito comercial se les escapó durante décadas, también aprovecharon el hecho de volar bajo y quedar fuera del alcance del radar. Cuando la revolución punk estalló en 1977, ellos fueron uno de los grupos de rock de los sesenta que se libraron de la censura universal. En cambio, The Jam hicieron una versión de David Watts, el himno futbolístico de la clase trabajadora. “Lo bueno de los Kinks”, dice Davies, “es que ninguno de los grupos de punk dijo que fuéramos unos tipos anticuados y aburridos; sabían que podíamos ser más punkis que ellos. Desde luego, Dave podía”.

Por supuesto, Dave es David Russell Davies, el hermano menor de Ray y guitarrista solista de los Kinks. La constante rivalidad fraternal de los hermanos es tan legendaria como todos los éxitos clásicos de los Kinks. Han batido todos los récords conocidos de broncas en el escenario y piques musicales. A su lado, Caín y Abel parecen unos santos. Salta a la vista que Liam y Noel Gallagher, de Oasis, han aprendido muchas cosas de Ray y Dave, y no sólo en lo relativo al mandamiento de “odia a tu hermano”. Ray Davies y los Kinks son reconocidos como los padrinos del brit-pop, los progenitores musicales de Blur, Pulp, Elastica y todos los profesionales de temas bien hechos de tras minutos de duración, con letras inteligentes y melodías pegadizas. Texto:Alan di Perna

El Pais Jueves 27/ viernes 28 de marzo de 1997

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