viernes, 23 de septiembre de 2011

The Jimi Hendrix Experience “Electric Ladyland” 1968 Track




Electric Ladyland” es el tercer y último disco oficial de Jimi Hendrix Experience; en 1969 se editó “Smash Hits”, pero se trataba de una recopilación de los singles del grupo. Es también el último trabajo en estudio que Jimi Hendrix vio publicado; había ultimado “The Cry of Love” (1971), pero éste apareció a los seis meses de su muerte, acaecida el 18 de septiembre de 1970, un mes y diez días después de su tortuosa actuación en el festival de la isla de Wight.
“Electric Ladyland” supuso, igualmente, el fin de la Experience, compuesta por Mitch Mitchell (batería) y Noel Redding (bajo); poco después formaría un grupo eventual con Buddy Miles (batería) y Billy Cox (bajo), Band of Gypsys, y de la fusión de ambas bandas surgiría el último trío con el que Hendrix trabajó, con Mitchell y Cox. Este disco doble, experimental, psicodélico, entre el blues lisérgico y el rock conceptual, supone, finalmente, la madurez de un músico que no quería pasar a la historia sólo como un guitarra inventivo e incendiario, y que halló en el estudio de grabación, ante las posibilidades de la mesa de mezclas, el esporádico refugio con que mitigar su castigada y acelerada leyenda de guitar hero.
“Electric Ladyland” demostró por primera y única vez las habilidades de Hendrix como productor, ensamblando ideas a partir de los procesos tecnológicos de la época y prestando más atención al concepto sonoro que a la evolución de sus canciones tal como las había diseñado y tocado hasta entonces. Esto desconcertó a buena parte de sus seguidores. Vuelve a cumplirse el axioma, inexorablemente: las obras innovadoras siempre tardan años en ser valoradas.
Los temas que Hendrix grabó con posterioridad, en unos estudios de su propiedad bautizados precisamente con el nombre de Electric Ladyland Studios, y que aparecieron desperdigados en discos destinados básicamente a engordar la cuenta corriente de los managers y herederos del zurdo de Seatlle, no poseen el mismo calibre, pese a que en muchos de ellos prima lo que es el signo distintivo de “Electric Ladyland”, pureza y experimentación, la vena más lírica de Hendrix junto a su carácter más extravertido: el tema instrumental “Pali Gap”, incluido en “Rainbow Bridge”(1971), podría haber pertenecido a este recorrido por el país de la dama eléctrica.
Hendrix, Mitchell y Readding no necesitaron colaboradores cuando realizaron "Are you experience"(1967) y “Axis: Bold as Love”(1967). Por el contrario, en la laboriosa gestación de “Electric Ladyland” en los estudios Record Plant de Nueva York el guitarrista recurrió a varios amigos y conocidos para que le ayudaran a plasmar el torbellino de ideas que bullían sin acabar de concretarse. El trío lo fue menos en esta ocasión, pero, curiosamente, la presencia de un nutrido número de colaboradores “externos” permitió limar diferencias de carácter instrumental, al menos en las sesiones de estudio, y fundir mucho mejor la característica actividad rocosa de la sección rítmica con los malabarismos de la guitarra, del wah wah tantas veces citado, reverenciado, copiado y sacado de contexto de “Voodoo Chile” (escríbase también “Voodoo Child”; de las dos formas es aceptada esta canción sobre lunas de fuego rojo, profecías de gitana, hombres a lomos de un águila e hijos del vudú) a los arpegios psicodélicos de “Burning of the midnight lamp”, la graduación blues de “Rainy Day, Dream Away”, el riff pop de “Crosstown Traficc” o la guitarra emocionada de la reinvención de “All along the watchtower” de Bob Dylan.
Steve Winwood (organo), Mike Finnegan (organo), Al Kooper (piano), Freddie Smith (saxo), Chris Wood (flauta), Buddie Miles (percusión) y Jack Casady (bajo) aportaron pinceladas que no hubieran tenido cabida en las dos anteriores obras del grupo. No se trataba solamente de que Hendrix concibiera “Electric Ladyland” como un álbum doble, siguiendo así los pasos de su admirado Bob Dylan cuando se atrevió con el primer disco doble del rock, “Blonde on blonde”(1966). Más allá de la amplitud del espacio, Hendrix podía permitirse experimentos como el titulado “Moon, turn the tides…gently gently away”, o pasajes extremadamente líricos como los de “1983(A merman I should turn to be)”, porque se sentía en posesión de una seguridad como creador que hasta entonces, por su propio carácter introspectivo y por lo que se esperaba de él, le había sido esquiva.
Hendrix, al grabar “Electric Ladyland”, estaba plenamente convencido de sus posibilidades como compositor. Que era un espléndido instrumentista lo sabian todos, de Pete Towshend a Jimmy Page, de Chuck Berry a Eric Clapton, de Muddy Waters a Jeff Beck, de Roger McGuinn a Brian Jones, por citar guitarristas de la época que influenciaron a Hendrix o a quienes influenció.
La muerte cercenó, como en los casos de Jeff Buckley, Ian Curtis o del cineasta Jean Vigo, una obra irremediablemente corta, amputada, pero a la vez consciente de que había abrazado la madurez.
Quim Casas

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