lunes, 18 de junio de 2012

"ANTHOLOGY OF AMERICAN FOLK MUSIC. EDITED BY HARRY SMITH" 1952 FOLKWAYS



En contraste con la sensación de alivio completista que produce adquirir una caja recopilatoria, la antología de Harry Smith (1923-1991) es una puerta al misterio y un brillante ejercicio artístico-político de confusión e impacto. A juzgar por la lujosa presentación de la reedición en CD de 1997, con CD-Rom y las firmas de Greil Marcus, John Fahey o Elvis Costello, se diría que ésta es una recopilación más con valor puramente informativo.

Pero Harry Smith no era Alan Lomax. Antes que antropólogo, Smith (teosofista, cineasta experimental, coleccionista, amigo de Allen Ginsberg, productor de The Fugs y gorrón profesional) era un vanguardista dispuesto a dinamitar el mundo con su arte. Según sus palabras, la antología era "un objeto artístico" de vanguardia donde reunió las piezas de folclore estadounidense (y no de folk, según su acepción actual) más "exóticas" que encontró, en reacción contra el conservadurismo estadounidense de los años cincuenta.

Su antología recoge música tradicional norteamericana de géneros diversos: hillbilly, blues, gospel, instrumentales para bailes de salón, cajun y piezas rurales de todo tipo grabadas a finales de los años veinte y principios de los treinta por algunos artistas profesionales de la talla de la clásica THE CARTER FAMILY, pero también por otros muchos músicos amateurs que llegaron a grabar un disco gracias a la explosión de la industria discográfica previa a la Depresión, con la introducción en el mercado de la clase baja y los sectores rurales, y los deseos del público de reconocerse en una música tradicional que por entonces ya sonaba antediluviana.

Las voces de ultratumba de la antología, acostumbradas a cantar sin amplificación, suenan hoy extrañamente expresivas; sus banjos y curiosas técnicas guitarrísticas parecen distantes y cercanas a la vez; un pozo de inspiración de la Norteamérica oculta que no concuerda con el cuento de hadas con que se identifica la identidad nacional y cuyo poder de evocación sigue intacto más de setenta años después de su grabación. ¿Es éste otro mundo o somos nosotros en sueños?

La selección de Smith se ha considerado democrática porque no tiene en cuenta el factor de la raza en la selección de las canciones (aunque excluye la tradición judía). Lo cierto es que la antología se basa en una red de relaciones de similitudes melódicas y temáticas, y un fondo filosófico entre la sabiduría cosmológica, la intuición y el capricho, un pozo caótico apasionante e hilarante. Comprende tres volúmenes dobles (en el año 2000 se publicó un cuarto disco que no había visto la luz en su momento), dedicados respectivamente a baladas narrativas sobre sucesos en su mayoría sangrientos, la música de acompañamiento de las reuniones sociales (de los bailes rurales al gospel) y canciones en primera persona, en apariencia confesionales, aunque en realidad igual de distantes y enigmáticas. Éstas son canciones de zapateros que pierden su trabajo por culpa de la tecnología y desearían ser lagartos en primavera, revestidas de una dimensión histórica casi infinita: muchas de ellas son versiones actualizadas de composiciones centenarias de la vieja patria europea, recuperadas aquí no sólo para salvarlas del olvido sino, según Smith, para cambiar el mundo. Y algo de eso sucedió: la influencia de la antología, "emocionalmente demoledora, pero incomprensible en términos culturales"(Jon Pankake), llevó a jóvenes como Bob Dylan o John Fahey, pero también a Roger McGuinn yJerry García, a querer imitar a esos artistas que no podían comprender racionalmente; un aprendizaje en propias carnes en busca de la auténtica cultura del país de la mano de Smith, que era también una búsqueda de la identidad personal y de la utopía, lo que hace que la antología resulte tan fascinante por su contenido como por su rico pasado y su carga de futuro. 

LAURA SALES

1 comentario:

  1. Al igual que Harry Smith, Richard Spottswood recopiló también una magnífica antología de la música folk estadounidense que alguien ha amablemente digitalizado, y que, en mi opinión, debería tener mucho mayor reconocimiento. Adjunto enlace al post que he escrito al repecto por si a alguien le interesa echarle una ojeada:
    http://bailarsobrearquitectura.wordpress.com/2013/12/02/folk-music-in-america/
    Saludos y enhorabuena por el blog,
    Iago López

    ResponderEliminar