viernes, 15 de junio de 2012

A la caza del nuevo talento

La discográfica catalana Fresh Sound continúa en el rescate de títulos olvidados.
Prometedores músicos españoles y extranjeros debutan en el sello.



El pianista Brad Mehldau es una de las revelaciones de los últimos años.

FEDERICO GONZÁLEZ

Para desarrollar un proyec­to del ánimo artesanal que define a los productos Fresh Sound hace falta te­ner madera de héroe. Pero Jordi Pujol (ninguna relación con el president) y Pedro Soley son mucho más partidarios de la ta­rea callada y tenaz que de las ac­ciones épicas pero aisladas. Pron­to se cumplirán 16 años desde que publicaron su primer disco, y todavía prefieren moverse en la sombra de la edición esmerada antes que salir bajo los focos de la superproducción. Pujol, alma mater del sello, explica que el ori­gen de este gigante amigable y doméstico se remonta al verano de 1983. "Yo era cliente de Jazz Collectors [tienda barcelonesa que en su época de esplendor fi­guraba entre las tres mejores de Europa], donde intentaba conse­guir ciertos discos de jazz de la west coast terriblemente difíciles de encontrar. De aquellas con­versaciones con Pedro Soley [co­propietario de la tienda] surgió la idea de recuperar títulos olvida­dos siguiendo el meticuloso mo­delo japonés de reedición. Las ti­radas eran cortas, pero ofrecía­mos un producto muy cuidado que no se encontraba en ningún otro lugar y la respuesta fue en­tusiasta. Lo que ganábamos lo invertíamos de inmediato en nue­vas ediciones, y en poco tiempo el catálogo creció hasta alcanzar dimensiones considerables".

Aquella filosofía inicial fue fijándose poco a poco otros obje­tivos. El saxofonista Dave Pell, de quien Fresh Sound había ree­ditado buena parte de su obra de los años cincuenta, inauguró en 1984 la serie de grabaciones ori­ginales. Recientemente, la etique­ta catalana también ha iniciado la publicación en bloque del ex­quisito sello Nocturne y, a través de la productora Blue Moon, ha culminado la edición integral de Vee Jay y Dawn, dos pequeños sellos que pueden presumir de te­ner en sus archivos obras firma­das por Wayne Shorter y Randy Weston, entre otros.

En 1987, Pujol se trajo de Nue­va York otra flamante idea. "Es­cuché a algunas orquestas cuba­nas que me interesaron mucho. Sabía que nuestro público era básicamente de jazz, pero pensé que si a mí me gustaría ver reedi­tados los discos de la buena épo­ca de Machito o Tito Puente –que además solían tener como invitados en sus orquestas a exce­lentes músicos de jazz–, a nues­tros clientes les pasaría otro tan­to. Teniendo en cuenta que hablo de un momento en el que la mú­sica cubana no gozaba ni de la mitad de popularidad que tiene hoy, la acogida de una pequeña colección inicial de 12 títulos fue magnífica". Pujol y Soley tam­bién insistieron en este camino y hoy el sello hermano Palladium supera las sesenta referencias.

Con todo, el jazz ha sido siem­pre el principal eje propulsor de Fresh Sound. Tanto es así que el programa de reediciones funcio­na desde 1992 en paralelo con una línea de nuevos productos grabados por músicos jóvenes de ambos lados del Atlántico. "Sur­gió la posibilidad de publicar grabaciones de la París-Barcelo­na Swing Connection y del pia­nista Lluís Vidal", recuerda Pu­jol. "Nos pareció que no encaja­ban dentro del catálogo general y creamos un subsello para las pro­puestas de los jóvenes españoles. Ese fue el principio de Fresh Sound New Talent. Luego, en otro viaje a Nueva York, escuché en clubes alejados del circuito convencional, como Small's o Mondo Perso, a músicos poco conocidos. Hacían un jazz mu­cho más sincero y atractivo para el verdadero aficionado que el que normalmente se ofrece al tu­rista en salas de relumbrón. Así fue como empezamos a ver la po­sibilidad de montar un catálogo con músicos de aquí y de allá".

El primer aviso de que la caza de nuevos talentos iba en serio lo dio un disco protagonizado por los hermanos Mario y Jorge Rossy y el pianista Brad Mehl­dau, sin duda uno de los hallaz­gos más felices de los últimos años. A aquel ya emblemático When I fall in love le siguieron discos de los saxofonistas Perico Sambeat, Eladio Reinón, Víctor de Diego y Mikel Andueza, de los guitarristas José Luis Gámez, Joaquín Chacón y Joan Abril, de los pianistas Joan Monné y Al­bert Bover, de la cantante Carme Canela, del contrabajista David Mengual y del grupo Alguimia, entre otros. El apartado de ex­tranjeros se fue colmando con in­corporaciones de alto nivel, co­mo la del guitarrista Kurt Rosen­winkel, colaborador habitual del gran Paul Motian, o la de los sa­xofonistas Nat Su, Dan Faulk, Matt Renzi y Chris Cheek. Otro joven maestro del tenor asiduo de los discos New Talent, Mark Turner, ya ha despegado hacia el reconocimiento mayoritario de la mano de una multinacional.

"Ahora es cuando estamos empezando a ver la reacción a New Talent", comenta Pujol. "Hasta hace poco, el jazz español casi ni contaba, pero ahora notamos un interés creciente y cada vez reci­bimos más cintas interesantes. Creo que los músicos se dan cuenta de que defendemos otra forma de hacer jazz: jamás forza­mos la situación. Graban con sus propios grupos y se expresan co­mo quieren, sin presiones. No nos importa que vendan poco porque lo que nos interesa de verdad es crear un catálogo de buena música". Dos espléndidos discos, firmados respectivamente por el saxofonista vallisoletano José Luis Gutiérrez (Núcleo) y por el batería canario Ramón Díaz (¿O si no qué ?), confirman que aquel insólito Made in Spain que figuraba en la contracubierta de los discos Fresh Sound ya no es una traba atávica, sino un ali­ciente con futuro.
El apartado New Talent crece a ojos vista y ya está a punto de llegar a la casi milagrosa cifra de cincuenta referencias. Por suerte, para los responsables de Fresh Sound la cantidad no está reñida con la calidad, y entre los últimos discos hay al menos tres de obli­gado conocimiento. El primero lleva la firma de un excelente grupo sin líder explícito, reunido en torno a la memoria de la tem­pranamente desaparecida pianis­ta y compositora Mercedes Rossy. Los otros dos se deben a la densa inventiva de Ethan Iver­son, un pianista tan capaz de componer piezas realmente origi­nales como de diseccionar los clásicos para darles un aspecto nuevo. Puede que en breve recla­me un puesto junto a Brad Mehl­dau entre lo mejor que ha dado el siglo en su último suspiro, y también en este caso habrá sido Fresh Sound el rumboso padrino de la criatura. La etiqueta catala­na aún ha encontrado hueco pa­ra presentar World Jazz, un nue­vo subsello para el que ya ha gra­bado el pianista cubano Bebo Valdés como invitado del saxofo­nista Eladio Reinón. No es ex­traño que Pujol se desespere por lo poco que le duran sus días: "Nunca hemos recibido subven­ciones de ningún tipo y casi no hacemos publicidad, pero si pu­diera producir 10 discos diarios lo haría encantado. Lo que me fastidia es no tener tiempo para sacar adelante más proyectos".


TANGO, FLAMENCO Y OTRAS PASIONES
La mesa de trabajo de Fresh Sound es un hervidero de iniciativas valientes. La primera pasión de la etiqueta catalana, el jazz, no le ciega para atender a otras formas musicales tan absorbentes como el tango, los distintos palos latinos, el flamenco, la canción popular española y hasta la zarzuela. Ya se ha esbozado el origen del sello hermano Palladium, pero hay mucho más. Bajo la enseña del sello Bandoneón, la muy activa factoría barcelonesa ha publicado nada menos que la integral de Carlos Gardel en 21 compactos, junto a maravillas de Astor Piazzolla, Aníbal Troilo, Francisco Canaro, Osvaldo Pugliese y otros gigantes del tango. Desde Tumbao ha rescatado páginas entrañables de la música primitiva cubana escritas por sus representantes más ilustres: Sexteto Habanero, Trío Matamoros o el cuarteto y sexteto Caney, entre otros. También ha recuperado trabajos de Xavier Cugat, Pérez Prado y Antonio Machín de los de antes de que la fama les hiciera peligrosamente universales. En Alma Latina se pueden escuchar antiguas grabaciones de glorias nacionales como Rita Montaner, Libertad Lamarque, Lolita Garrido, Trío Los Panchos, Pedro Vargas o Jorge Negrete junto a voces que se creían definitivamente olvidadas. En el apartado del blues, el sello catalán ha decidido centrarse en nombres oscuros que, en muchos casos, nada tienen que envidiar a los consagrados, y en zarzuela se ha especializado en versiones originales interpretadas por nombres tan señeros como Hipólito Lázaro, Marcos Redondo, Felisa Herrero o Emilio Vendrell. También tienen enorme interés la integral operística dedicada al tenor Miguel Fleta y un delicioso estuche profusamente documentado que recoge melodías populares de películas españolas de los años cuarenta. En todos los casos, el sistema de trabajo se basa en la perseverancia para obtener los master originales o las copias en mejor estado y en el rigor para acompañarlos de unas notas más - que informativas y una cubierta atractiva. Al final se trata, como dice Jordi Pujol, de ofrecer el mejor producto posible. / F. G

El Pais, 9 de enero de 1999

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