domingo, 14 de octubre de 2012

TELEVISION "MARQUEE MOON" 1977 Elektra







Aunque la anécdota pertenece al periodo de gestación de "Adventure" (1978), el disco posterior a "Marquee Moon", es harto representativa sobre la idiosincrasia de Television. Al parecer, Tom Verlaine estaba escuchando "Mr. Tambourine Man" de Bob Dylan cuando descubrió que el arpegio de guitarra de esa canción sería mejor todavía sí estuviera interpretado al revés, con los acordes ordenados a la inversa y las notas tocadas de la última a la primera. Pero, ¡maldita técnica!, Verlaine era incapaz de hacer que saliera del mástil de su guitarra. Le faltaba destreza, habilidad. Así que llamó a Richard Lloyd, el segundo de a bordo en Television y, por lo que se puede deducir, mejor instrumentista, para que lo ejecutara por él. Y, voilá!, acababa de nacer "Days".

Es éste un episodio con moraleja incorporada. Que los dedos de Verlaine no se movieran con la misma soltura y velocidad que su imaginación era lo de menos. En su mente él ya tenía la emoción que quería transmitir. Incluso sabía, porque lo oía, cuál iba a ser el sonido. Es una cuestión de talento. Y eso se tiene o no se tiene. Porque igual que un buen escritor no tiene porqué ser un buen mecanógrafo, un músico debe crear y tocar con la cabeza, con el corazón, incluso a veces con las tripas; nunca con los dedos. Lo otro, la pericia con el instrumento, es sólo práctica. Práctica pura y dura.

Cuando Television entraron a grabar "Marquee Moon" con Andy Johns (otrora ingeniero en discos de The Rolling Stones y Led Zeppelin), llevaban tres años practicando las ocho canciones que formarían el disco. Según Lloyd, ensayaban "seis horas al día, seis o siete días a la semana". Eso explica, en parte, por qué resulta difícil creer que éste sea un álbum de debut todos los temas aparecen en su mejor versión, la más pulida, la más redondeada, la más madura. La compenetración entre los miembros del grupo era ya tan extrema que una canción tan compleja y sutil como "Marquee Moon", que desde que se compuso hasta que se grabó había perdido sus orígenes acústicos, se registró en una sola toma. ¡Y Billy Ficca, batería de la banda, creía que era un ensayo!

Este entendimiento total entre Tom Verlaine, Richard Lloyd, Billy Ficca y Fred Smith (sustituto de Richard Hell), es la clave para entender otro de los secretos de "Marquee Moon". Sin un ensamblaje maestro entre los miembros del grupo, Television no podían haber importado al rock esos diálogos, lindando la improvisación, entre instrumentos tan propios del jazz, género que adoraban tanto Lloyd como Verlaine, admirador desde joven de John Coltrane y Albert Ayler. Y como en el jazz, los solos en este disco son otra cosa.- Son un medio, no un fin; un camino para alcanzar esa belleza asimétrica que domina este trabajo de punta a cabo,

"Marquee Moon" y su juego de encajes múitiples abrió un nuevo libro de estilo en la música de guitarras. Por eso es posible acercarse a estas ocho canciones desde dos ángulos distintos y opuestos. Primero, desde la ciencia exacta: se puede indagar en la química instrumental absoluta, la geometría de la electricidad, la puntillosa arquitectura compositiva... Y segundo, desde la vertiente poética. Porque en este disco hay una nueva retórica de la canción, una nueva manera de rimar instrumentos. Y no sólo por los textos de Verlaine (que cambió su apellido real, Miller, en honor al poeta francés), sintéticos, abiertos, misteriosos y, a la postre, hermosos en su sencillez. Porque no es lo mismo poner música a una poesía que hacer música con intención poética. Y Television hacían ambas cosas.

Quizá "Marque Moon", como oda urbanita que es, no hubiera podido existir jamás de no haber nacido en Nueva York. Desde mediados de los setenta, el rock neoyorquino era un marco donde no sólo no se castigaba la diferencia sino que se cultivaba y aplaudía. Y Television sonaban radicalmente diferentes. Podían darse un aire a The Velvet Underground, a The Byrds, a algunas bandas de garage-psicodelia de los sesenta, pero no eran lo mismo. En la Nueva York de la no wave, Patti Smith, los primeros Talking Heads, The Modern Lovers, Suicide o Blondie, cada artista era de su padre y de su madre, pero todos parecían tener una intención similar: dar carpetazo al pasado y empezar de cero. Como el punk. Pero Television, a pesar del calendario, tampoco eran exactamente punk. De hecho, Richard Hell fue invitado a abandonar la banda por desmadrarse demasiado sobre el escenario. Verlaine y compañía, que a menudo tocaban en directo sentados, no estaban por saltar y hacerse notar, sino por la música.

Así que, todavía hoy, es difícil englobar "Marquee Moon" dentro de alguna corriente mayor. ¿Punk-rock progresivo?, ¿art-rock garagero?, ¿rock urbano de vanguardia? Los tres cuartos de hora que van del tañido inicial de "See No Evil" al tembloroso llorar de "Torn Curtain"combínan revolución y melancolía, transgresión y nocturnidad, intelectualidad y enigma, emoción y audacia. Ocho canciones que han servido, sirven y servirán de vademécum para generaciones y generaciones de bandas de rock de guitarras. Por eso, y contradiciendo la frase final de "Prove It", el caso Television no estará nunca cerrado, JOAN PONS

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