domingo, 14 de octubre de 2012

VAN MORRISON "MOONDANCE" 1970 WARNER BROS






En 1969 Van Morrison era un hombre dichoso. Se había deshecho de Bert Berns (productor que quería convertirlo en un rockero más), había exorcizado demonios y devaneos alcohólicos en uno de los mejores discos de la historia, el onírico "Astral Weeks"(1968), se había mudado a Estados Unidos y acababa de casarse con Janet Planet. Instalado en Woodstock, el irlandés más negro estaba dispuesto a traducir en música uno de los períodos más felices de su existencia. Y si alguien tiene ese don intangible y sobrenatural para fundir versos y acordes, arreglos y armonías en un lenguaje autónomo y multisensorial, emocionante y humano, ése es Van Morrison. Él entiende y maneja la música como un código expresivo y sugestivo, y no sólo como música. En "Moondance" se puede ver el agua correr por el arroyo, se sienten los latidos de los corazones adolescentes, se oyen los pasos de la caravana, se comparten deseos, se contagian anhelos...

Empapado de poesía romántica, de blues y soul, el de Belfast compuso en "Moondance" una deliciosa aventura sonora para los cinco sentidos. Su tercer disco, con perlas como "And It Stoned Me"-ídilica jornada en un edén campestre- o "Moondance"-clásico entre clásicos, entre el jazz y el folk británico-, será el reverso de "Astral Weeks", obra mágica llena de claroscuros. Aquí, el radiante optimismo impregna cada fotograma: la curativa "CrazyLove", la bohemia excursión de "Caravan", ese "tú y yo somos invencibles"'de "Into The Mystic"que conduce hasta las puertas del olimpo del amor, el vibrante gospel-soul de "Come Running", los vientos matemáticos e infalibles de "These Dreams Of You", el deslumbrante amanecer de "Brand New Day" con los rayos de sol apoyándose en las teclas del piano, los planes de regreso de "Everyone", la revisión de "Brown Eyed Girl" en "Glad Tidings"... "Moondance" es la felicidad absoluta en diez canciones que no necesitan utilizar la palabra felicidad.

Con una banda completamente nueva -ninguno de los músicos de "Astral Weeks" repitió aquí- y asumiendo por primera vez la producción, Morrison firmó otra obra de majestuosidad extramusical. Oyendo "Moondance" se siente algo más que el deseo de zambullirse horas y horas en sus canciones: se tiene la imperiosa necesidad de ir a por un mapa, buscar ese rincón del mundo donde Morrison imaginó esas escenas de felicidad silvestre, de fábula, y esconderse allí por los siglos de los siglos. Esos sueños suyos, tan reales,tan verdaderos... Van Morrison era un prodigioso compositor de paraísos sonoros y "Moondance", su última y más envidiable creación. Un antídoto para las mañanas más negras. El cielo en disco, NANDO CRUZ

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