lunes, 18 de febrero de 2013

MY BLOODY VALENTINE "Loveless" 1991 Creation





Secuela impensada de un "Isn't Anything" (1988) que, a pesar de dar origen a toda la escena shoegazer, no presagiaba grandes gestas en el periplo del británico Kevin Shields y su equipo por la alta fidelidad, "Loveless" cayó a plomo y de improviso en la escena independiente de principios de los noventa con la fuerza de un clásico instantáneo, que indirectamente intentaba poner algo de orden en un magma de sensaciones confusas, aunque excitantes, brindadas, entre otros, por Pixies, Sonic Youth o Cocteau Twins, e incluso en las primeras fricciones entre el rock alternativo y la música electrónica. Este último punto no es baladí: llegó a decir Brian Eno que si "Loveless" hubiera sido grabado por un creador afiliado al selecto IRCAM (Institute de Recherche et Coordination Acoustique/Musique), aquel año seguramente se habría llevado todos los premios posibles en los certámenes de composición contemporánea.
La pureza sonora de esas guitarras grabadas y regrabadas en turnos incontables, esos delays prístinos, la distorsión llevada a su máximo grado de sofisticación, perfección técnica y, a la vez, emoción incontenible acababan representando una paleta sonora compleja e inaudita, obra de alguien que sabía escuchar sinfonías celestiales en su cabeza y trasladarlas al pentagrama. En entrevistas posteriores, Kevin Shields afirmaba que el resultado de piezas marcadas a fuego en la memoria indie colectiva como "Soon"se debieron más al azar que al plan maestro, pero sería saludable dudar de su dejadez, de su desidia, de sus ganas de quitarle importancia a aquello. Porque aquello no pudo ser fruto de la casualidad. Nunca.
Chicos tímidos -el concepto shoegazer se aplicó a aquellas bandas que, vencidas por el miedo escénico, preferían refugiarse de la observación del público buscándose la punta de los zapatos, evitando así cruzar las miradas-los cuatro componentes de My Bloody Valentine -Colm O'Ciosoig (batería, sampler), Bilinda Butcher (voz, guitarra), Debbie Googe (bajo) y el director de operaciones Kevin Shields (guitarra, voz, sampler)- eran también chicos listos, o como mínimo chicos con una idea estética muy clara,
"Loveless" es una de las piedras angulares del noise pop, de ese misterioso arte, aprendido del "Psychocandy" (1985) de The Jesús & Mary Chain pero destilado en una acústica menos ruda y más acuosa, que consiste en hacer convivir las melodías más frágiles y etéreas posibles con indomables capas de ruido, distorsión, leedbacky toda la gama de efectos que un buen estudio, un ordenador poderoso y una pedalera bien surtida pueden proporcionar. En ese sentido, la obra magna de My Bloody Valentine epitomiza todas las virtudes del noise. Magna y última: el peso de la presión, el culto desbordado y la responsabilidad de estar a la altura de los clásicos que ya eran eternizó la grabación de una secuela que, afrontémoslo, nunca ocurrirá, y nunca habrá suficiente para conformarse con las remezclas hechas por Shields en estos años ni en sus producciones para Primal Scream, nunca.
Maravillas como "OnlyShallow"o la purísima "Come In Alone", los diferentes vaivenes de electricidad y felicidad (melodías como la de "Blown A Wish" muchas en este disco, pero poquísimas en los demás), la rabia arty de  "What You Want".,. y la extraordinaria "Soon", la pirueta impensada tras el derroche de genio, sitúan estos cuarenta y ocho minutos alucinantes en un lugar de privilegio en la historia de ese rock que, yendo a contracorriente de las convenciones, acaba por girar un poco más la tuerca, echar un paso adelante (en este caso, una zancada de avestruz), generar fuegos artificíales en el cerebro, servir de luz y guía para una vida ("Loveless", sí, es un imposible disco generacional), forzar el regreso de la nostalgia.
Pasan los años y el misterio sigue refulgente, indescifrable, JAVIER BLANQUEZ

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