Nueva piel para la vieja ceremonia

Su discografía nos ilustra sobre su carácter: timidez, virtuosismo, silencios JUAN JOSÉ TÉLLEZ 13 ABR 2015 Manolo Sanlúcar (izquierda) y Paco de Lucía, ante el cineasta Carlos Saura, durante el rodaje de 'Sevillanas'. / SANTOS CIRILO Era un niño dickensiano en la Algeciras de la segunda posguerra: estrecheces aliviadas con el punteo de las guitarras en la nocturnidad y alevosía de los tratos, del negocio apalabrado entre limetas de vino y olor a zotal de los cabarés. Paco de Lucía se comió el mundo después de que le dieran un premio especial en el Concurso de Jerez de 1962, donde triunfó su hermano Pepe. Antes de incorporarse ambos a la compañía de José Greco, el guitarrista tuvo que sacarse el carnet de artista en la Plaza del Duque de Sevilla, ante la severa mirada de Pepe Pinto y Pastora Pavón: “Ea, Paquito, acompaña a Angelita Gómez”. Lo cuenta la bailaora: “Y Paco venga a lloriquear, que no, que no, que yo quiero tocarle a mi hermano”. Y acompañó nuevamente a Pepe...