Juerga flamenca en Nueva York
Jackson Browne y Raúl Rodríguez se unen en el espectáculo ‘Song y Son’. El músico de EE UU confiesa su fascinación por el duende, que descubrió con una casete de Morente y Sabicas
FERNANDO NAVARRO
Nueva York 4 MAR 2016
Jackson Browne y Raúl Rodríguez, en su actuación del jueves por la noche dentro del espectáculo 'Song y Son', en Nueva York. ÁNGEL RODRÍGUEZ
Browne no para de soltar “olés” y de grabar con el móvil sin soltar su vaso de whisky. Hay motivos para la celebración. Hace apenas cinco horas el músico, nacido en Alemania pero nacionalizado estadounidense, y Rodríguez han triunfado por segunda noche consecutiva en el Festival de Flamenco de Nueva York, que han inaugurado con el espectáculo Song y Son, presentado para la ocasión y que lleva el delicioso cancionero de Jackson Browne al terreno flamenco.
“Hay una conexión especial de mis canciones con el flamenco gracias a que Raúl me lo hizo ver. Ponía atención en el ambiente que hay en ellas para moldearlas”, dice Jackson Browne (Heidelberg, 1948) tras acabar la prueba de sonido antes de su segunda actuación en The Town Hall, donde se han agotado las 1.500 entradas para las dos noches.
El compositor norteamericano y el guitarrista andaluz se conocen desde finales de los noventa. Rodríguez era guitarrista de Kiko Veneno cuando este versionó Take It Easy, el mayor éxito de Browne a través de la repercusión mundial que le dieron The Eagles. Su creador quedó maravillado con la libre versión de Veneno llamada Tú tranquilo. Entablaron amistad. “Hemos tenido un contacto muy rico a pesar de la distancia geográfica, generacional y artística”, afirma Raúl Rodríguez (Sevilla, 1974). Desde entonces han ido compartiendo conocimientos a medida que Browne alimentaba su pasión por el flamenco.
Sentado sobre una butaca del teatro, él mismo se encarga de recordar cómo se quedó de impresionado cuando un amigo de Barcelona, donde tiene un piso, le regaló un casete de Enrique Morente con Sabicas. A partir de ahí, la música flamenca “adquirió valor” en su oído. “La guitarra española es bella”, dice Browne. “Hay unas tonalidades distintas. La expresión parece como más libre en el flamenco”, añade. Con un pañuelo corsario rojo, Rodríguez asiente con la cabeza y habla sobre este proyecto que empezó a coger forma hace un año, después de que leyese a Jackson recomendar el disco de Son de la Frontera como lo mejor del año en una entrevista en la revista musical Mojo. Trabajaron “poco a poco”, con contacto por correo electrónico y con sesiones de ensayo en Barcelona. “Lo importante era que no sintiera violencia de que los ritmos flamencos entraran dentro, que pudiera cantar sus canciones con su propia naturaleza”, explica el guitarrista, “pero tenía que sentir que el ADN del flamenco pudiese entrar dentro de la canción norteamericana, del lenguaje del rock, el country y el folk”.
Raúl Rodríguez y Jackson Browne en las butacas del teatro The Town Hall de Nueva York. Alycia Kravitz
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Sobre el escenario de The Town Hall, Browne, el mismo tipo que apadrinó a los Eagles y al que admiran Neil Young, Bruce Springsteen o Tom Petty, goza con las partes instrumentales de sus canciones en las guitarras flamencas de Rodríguez y Mario Mas y con toda la atmósfera de pellizcos mediterráneos de la percusión de Pablo Martín y Alex Tobías.
Es flamenco pero también son. El cantante estadounidense destaca el conocimiento de Rodríguez para empastar los sonidos andaluces con el legado cubano y caribeño. “Para mí todo esto tiene que ver con uno de mis héroes personales, Ry Cooder. Hay más grandeza en la música cuando cruza fronteras. Cooder demostró que hay una unión posible entre Nueva Orleans y Cuba”, explica Browne. “Somos un país que viene de bluesmen como Skip James y, desde él, puede haber una conexión hasta con The Ramones. Por eso, me interesan estas conexiones”, sentencia.
El espectáculo acaba con el público en pie y una gran ovación. El proyecto que nació de la admiración mutua y sin ninguna pretensión tiene previsto moverse por festivales flamencos de Chicago y Los Ángeles. Luego, tal vez se pasee por España y por Europa. “Sí, cómo no”, dice Browne en castellano.
Jackson Browne, a la izquierda, charla con Willie Nile antes del concierto.
En la madrugada de Nueva York, la fiesta no se acaba. El músico neoyorquino Willie Nile, que ha tocado con Bruce Springsteen, The Who o Ringo Starr, le dice a Browne: “Ha sido fabuloso”. Y Jackson Browne, dando palmas, se pone a cantar Volando voy, la canción con la que han cerrado el concierto. La juerga flamenca, apadrinada por el autor de Running on Empty, no ha hecho más que comenzar.
CANTE Y BAILE A LA SOMBRA DE LOS RASCACIELOS
El músico estadounidense Jackson Browne, autor de canciones inolvidables como Stay o Running on Empty y el español Raúl Rodríguez abrieron durante las noches del miércoles y el jueves el Festival de Flamenco de Nueva York, que se celebra en distintas localizaciones de la ciudad hasta el 19 de marzo. Ambos presentaron el espectáculo Song y Son, que lleva el rico cancionero del músico californiano hasta los sonidos de la guitarra española.
Otros platos fuertes de esta cita neoyorquina son el debut, ayer, de Vicente Amigo en el prestigioso Carnegie Hall o los espectáculos Improvisao, de Farruquito, y Nómada, de la Compañía Manuel Liñán, ambos los días 10 y 12 de marzo respectivamente en el New York City Center.
En el Joe’s Pub también hay recitales de Rocío Márquez (5 de marzo), Nelida Tirado (día 6) y Nino de los Reyes (día 19).
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