miércoles, 6 de febrero de 2019

BIG BLACK "SONGS ABOUT FUCKING" 1987 Touch and go



Cualquier etiqueta se queda corta para enmarcar un disco tan extremo como el último en estudio de Big Black. "Songs About Fucking" modula desde el horror las relaciones de dominio-esclavitud de ta sociedad de la Norteamérica próspera y moderna. Es industrial porque le concede al terror un latido frío y despiadado. Es punk porque habla un dialecto no reconocido por los valores convencionales. Es hardcore porque es tan rápido y seco como una corbata colombiana. Pero, sobre todo, es un disco avanzado a su tiempo y a la capacidad de análisis de buena parte de su audiencia.

Steve Albini siempre tuvo dotes de visionario. En los ochenta ya denunció el despropósito presupuestario de la industria musical, abanderando la defensa de la producción independiente. En 1987 acudió a aspectos éticamente "poco discutibles" como la mutilación, la violación, el comportamiento criminal o la humillación sexual para exhumar el cáncer que lo provocaba y abrir los ojos sobre lo arbitrario que puede llegar a ser el sufrimiento "real". Así, "Songs About Fucking" se escribió como un catálogo de atrocidades que J.G. Ballard no habría dudado en firmar. En "L Dopa", el cruel manejo del silencio y de la caja de ritmos pone en la mesa el derecho de una niña de 15 años enferma a decidir sobre su vida. En "Ergot" saca a relucir la hipocresía católica con las drogas y las visiones marianas... La saturación sonora del álbum, además de poner música al violento bodegón que escupe su distorsionada voz, alerta sobre la doble moral, sobre el ruido que no se oye pero se padece. Y la versión de "The Model" (Kraftwerk), ¿no es una metáfora de la alienación? La impagable cara A (happy otter) no es fácilmente soportable: como Whitehouse, Albini, Santiago Durango (batería) y Dave Riley (bajo) llegaron a los límites de la repulsa fisiológica. Sin embargo, la cara B (sad otter) baja el pistón y da alguna pista ("Kitty Empire') sobre los posteriores logros de Albini en Rapeman y Shellac.

CESAR ESTABIEL

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