sábado, 21 de diciembre de 2013

Veinte años de Kroke

Kroke pasea por el mundo el espíritu agridulce de la música de los judíos. Foto: Jacek Dylag

El grupo polaco que fascinó a Spielberg, y ha grabado con Nigel Kennedy, celebra su aniversario con una gira

Por Carlos Galilea
SE PUSIERON EL NOMBRE de su ciudad, Cracovia, en yídish, el idioma hablado por los judíos de los países del centro y este de Europa. Y Steven Spielberg les proporcionó su primera actuación fuera de Polonia: en Jerusalén, para los supervivientes del Holocausto. Spielberg, que estaba entonces rodando La lista de Schindler, los había descubierto en el café-restaurante Ariel de la calle de Szeroka, en el antiguo barrio judío de Kazimierz, al que le había llevado su mujer, Kate Capshaw, y al que acudían a escucharlos algunas noches actores de su película. Allí solían, tocar a diario los tres amigos recién graduados de la Escuela Superior de Música de Cracovia: Tomasz Kuburka (viola), Tomasz Lato (contrabajo) y Jerzy Bawol (acordeón). Acababan de renunciar a trabajos en orquestas y andaban escasos de dinero hasta para comer, así que aquel encuentro les animó a continuar.

Desde 1993, los tres —camisas blancas, pantalones y sombreros negros— pasean por el mundo el espíritu agridulce de la música de los judíos de la vieja Europa del Este. Con una filosofía que resume Bawol: hay valores en la vida que deberíamos cuidar si no queremos terminar perdiéndolos. Aunque en los inicios tocaban obras tradicionales, poco a poco se fueron imponiendo en su repertorio composiciones propias como Light in the darkness (T 4-2) o Time. En 2007 David Lynch usó su pieza The secret of the life tree en Inland empire. Una viola, un contrabajo y un acordeón que pueden pasar del lamento sobrecogedor a la danza más festiva: los tres polacos trascienden la tradición klezmer proyectándola hacia el futuro. Se inspiran en aquellos instrumentistas, con gran dominio técnico, gusto refinado y dotados para la improvisación, que desde el siglo XIX tocaban en las fiestas y ceremonias judías. Alguien dijo que un grupo klezmer en la Cracovia de hoy sería una flor brotando de las cenizas: miles de sus habitantes perdieron la vida en los campos nazis de exterminio.

Hace diez años que Kroke compartió el disco East meets east con Nigel Kennedy, el violinista británico protegido de Yehudi Menuhin, que tiene una carrera de éxitos en el mundo de la música erudita, incluida la hazaña de vender dos millones de ejemplares de las Cuatro estaciones de Vi-valdi, y es capaz de ofrecer lecturas muy personales de canciones de Jimi Hendrix o tocar con grandes del jazz. El grupo ha publicado discos tan recomendables como The sounds of the vanishing world (1999) o Ten pieces to save the world (2003). El más reciente, Feelharmony celebra sus veinte años en los escenarios y cuenta con Krzysztof Herdzin, Slawek Berny, Anna Maria Jopek y la Sinfonietta Cracovia. Kroke participó en el concierto Your angel's name is liberty, dirigido por Robert Wilson, por el trigésimo aniversario del movimiento Solidaridad en Gdansk y ha grabado discos con las cantantes polacas Edyta Geppert y Maja Sikorowska, la mongola Urna o el grupo noruego Tindra. •



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