sábado, 13 de agosto de 2016

MASSIVE ATTACK "BLUE LINES" 1991 CIRCA




Aunque la reciente exhumación de incunables del funk, el jazz y la disco music haya rebajado su cotización en términos absolutos, "Blue Lines" sigue siendo el álbum más emblemático de los noventa. Primero porque, entendiendo la creación como un territorio exterior a los supuestos confines del pop (el concepto de grupo), descubrió un modus operandi entroncado con la tradición sound system que flexibilizó los procesos de composición, grabación y post-producción y anticipó la expedición junglista. Segundo porque, patrocinando por la vía electrónica un encuentro de las constantes culturales de la J música del gueto presente, pasada y futura, se; erigió en alternativa sofisticada al visceral maridaje indie-dance que destapó "Screamadelica" (Primal Scream). Y también porque elevó el reciclaje a la categoría de arte en un inteligente ejercicio de retrovisión. futurista, clásico por antonomasia del subterfugio conceptual de la pasada década.

Por mucho que Daddy G, 3D y Mushroom acreditaran únicamente la versión de "Be Thankful For What You've Got (William DeVaughn) que borda Tom Byron -los plagios de "Mambo" (Wally Badarou) y "Stratus" (Billy Cobham) en "Daydreaming"y "Safe From Harm"se solventaron con un mísero porcentaje de autores-, el debut de Massive Attack contiene suficientes argumentos para cerrar esta lista de los mejores discos del siglo XX. A saber: la rehabilitación del legado del reggae-dub encarnado en Horace Andy; la patente de un género, el trip hop, híbrido de hip hop humano, soul crepuscular y texturas cinematográficas, que permitió disfrutar de Tricky (colaborador y coautor de tres temas) y Portishead; un puñado de grandes canciones como "Unifinished Sympathy", cumbre desde la que-pregunten a la vocalista Shara Nelson- se puede precipitar una carrera; y, [ supuesto, la divulgación con todas sus consecuencias de una nueva sensibilidad. The rebirth of the cool. GERARDO SANZ

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