lunes, 22 de mayo de 2017

MÚSICA TIEMPOS AGRIOS, SONIDOS SOBRIOS Por Diego A. Manrique



 Robert Plant, al frente de los legendarios Led Zeppelin, en un concierto en directo de la que fue una de las bandas clave de finales de los años sesenta. 


Superada la psicodelia, el rock plasma las turbulencias sociales

Después del año de las flores, el año de los gases lacrimógenos. El rock, punta de lanza de la contracultura, durante 1968 es un fiel sismógrafo de la turbulencia generacional. En Revolution, John Lennon —que duda mucho y graba el tema con letras diferentes— polemiza con los nuevos radicales y apuesta por los cambios pacíficos y graduales. Por su parte, Mick Jagger se interroga en Streetfighting man sobre el papel del cantante de rock en épocas de turbulencia.

Los Beatles y los Stones superan el empacho psicodélico de 1967 con trabajos más pegados a la tierra, el doble blanco y Beggars banquet. Ambos grupos han descubierto que no son inmunes a la curiosidad policial y han visto que los excesos en el ácido se pagan: Pink Floyd se ve obligado a reemplazar a su máximo creador, Syd Barrett, convertido casi en un vegetal. Hasta la nomenclatura se hace más adusta: el nombre de Led Zeppelin hace referencia a un metafórico dirigible de plomo; el cuarteto, junto con Black Sabbath, otra criatura del 68, popularizará lo que luego se denominará heavy rock (rock pesado). Heavy es precisamente el título del primer disco del grupo californiano Iron Butterfly (Mariposa de Hierro), cuyo descerebrado e irresistible In-A-Gadda-Da-Vida es uno de los éxitos del underground; las emisoras más avanzadas presumen de programar un tema que dura ¡17 minutos! En las FM también se desgañita Janis Joplin al frente de Big Brother & The Holding Company, genuinos hippies de San Francisco.

Los excesos venden, pero el viento trae aromas rurales. Bob Dylan, que lleva cerca de dos años enclaustrado en el pueblecito de Woodstock, reaparece con John Wesley Harding un disco austero con resonancias bíblicas. Un trabajo registrado en Nashville, meca del country, a cuyos servicios recurre igualmente un escritor canadiense llamado Leonard Cohen, que ya ha colocado algunos temas suyos en discos de Judy Collins y que sueña con hacerse un hueco en el negocio musical. Por Nashville pasan también The Byrds, que dan un viraje a su carrera con Sweetheart of the rodeo, preclaro intento de hermanamiento entre rock y country. Una fusión de sensibilidades que escandaliza —el country es banda sonora de la América profunda, derechista y religiosa— y que fracasa, se convertirá en sonido dominante de los primeros setenta. Un cambio hacia lo intimista y lo campestre que será pilotado por Crosby, Stills, Nash & Young, banda que se forma en 1968 con músicos que abandonan grupos establecidos en busca de libertad. Es el signo de los tiempos. / Texto: Diego A. Manrique



Janis Joplin, líder de Big Brother & The Holding Company, edita Cheap thrills.


Leonard Cohen despierta pasiones con la canción Suzanne.


Los Rolling Stones abandonan la psicodelia en Beggars Banquet


Dylan publica un disco austero y espiritual: John Wesley Harding.



Sweetheart of the rodeo, fusión de rock y country de The Byrds.

El Pais Semanal Número 1.127, Domingo 3 de mayo 1.998

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