miércoles, 6 de diciembre de 2017

LO QUE VALE UN ERROR

Imagine que compra un vinilo de Beyoncé, lo pone y, en vez de la diva, se escucha un grupo de punk ignoto. En un mundo normal, pediría que le devolvieran el dinero. En este, puede vender el disco por mucho dinero

TEXTO_Xavi Sancho




A PRINCIPIOS DE 2006, en el foro musical auspiciado por Steve Hoffman, ingeniero de sonido y coautor de Cecilia Ann, el clásico del surf rock que llevaron a la fama los Pixies, un señor de Atlanta compartía con la comunidad de coleccionistas que ahí se congrega algo que le había pasado días antes. El tipo había acudido a una tienda de discos y había adquirido una copia de Remain in light, el maravilloso álbum de Talking Heads. Al llegar a casa, puso el vinilo en el plato. La primera cara, perfecta. Le dio al vuelta y en la segunda, en vez de sonar Once in a lifetime, se oía Telegram Sam, de T. Rex. Tenía en sus manos lo que se conoce como un mispress, un disco tarado. En una cara, Remain in light, en la otra, Slider de T. Rex. "¿Qué hago? Me parece que si lo pongo más veces se cargará el plato giradiscos y creo que si lo cuelgo en eBay van a cachondearse de mí!", escribía. La primera respuesta que recibía fue: "Tíralo".

Más de una década después, el vinilo vive un renacer casi ya transversal. Y como con todas las cosas que vuelven, vuelve con todo, incluidos sus errores. Los vinilos tarados, aquellos que, si
hubiesen sido CD's, podríamos haber usado, al menos, para ahuyentar a las palomas, ahora se cotizan en un mercado a cifras que van mucho más allá de la ironía. El pasado mes, Discogs, el mercado online de compra venta de música más importante, publicaba su lista de discos tarados más valiosos. Lo hacía porque a mediados de septiembre, esos accidentes que casi siempre son atajados antes de llegar a la tienda, se habían hecho mainstream, como certificaba un comunicado emitido por Columbia. El sello anunciaba el error en el nuevo prensado del último largo de Beyoncé. En algunas copias en vinilo de Lemonade, en vez de la música de la diva se escuchaba la de una banda de punk canadiense llamada Zex. Aún es pronto para saber qué cifras pueden alcanzar estos vinilos en el mercado online, pero es muy probable que pronto estén igual de cotizados que clásicos de lo tarado, como el single lanzado en 1988 por la banda de hardcore Gorilla Biscuits, cuyas últimas 90 copias no tienen pegatina en la cara B porque, lo que tiene ser indie, se les acabaron en la fábrica. Esos vinilos están valorados hoy en más de 1.000 euros.

El Pais. Revista ICON Nº45 NOVIEMBRE 2017



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