sábado, 27 de diciembre de 2014

TALKING HEADS "REMAIN IN LIGHT" 1980 SIRE



Al principio se creó el ritmo. Después ya vinieron las teorías, las espirales discursivas de David Byrne pronunciadas con la mirada fija y movimientos epilépticos, hombreras, edificios y comida. Desde los comienzos, la música del primero trío y después cuarteto art-punk más intelectual del CBGB había sido sobretodo puro ritmo, entrelazado con una combinación de filosofía contemporánea y dadá.

Pero si la aceleración de los dos primeros discos del grupo, "Talking Heads: 77"(1977) y "More Songs About Buildings And Food" (1978), ya había demostrado que el mundo siempre puede ir más deprisa de lo que parece posible, los ambientes polirrítmicos de "Remain In Light" desarrollan una corriente de punk, funk, ritmos africanos y electrónica pionera tan rica y densa que es imposible no dejarse arrollar por ella. La superposición y los contrapuntos de voces, las guitarras estridentes y una percusión omnipresente construyen una explosiva mezcla que se advertía en "I Zimbra", aquella fantasía percusiva que abría su tercer disco, "Fear Of Music"(1979), y que será mucho más evidente en el LP de colaboración entre David Byrne y Brian Eno, "My Life In The Bush Of Ghosts" de 1981.

La mano de Eno, productor y coautor de todas las canciones de "Remain In Light", es evidente en su proclamación del credo de la música africana, al parecer para desgracia de Tina Weymouth, cuyo magnífico primer disco junto a Chrls Frantz con Tom Tom Club, que se publicaría al año siguiente, demostraría una cierta escisión estilística en el seno de Talking Heads.

El gran hallazgo de "Remain In Light" es que su fascinación afrocaribeña no desemboca en un sonido exótico, sino introspectivo: un ejemplo de mestizaje original, vital e inteligente, donde encajan perfectamente piezas tan diversas como la dinámica "Born Under Punches (The Heat Goes On)"y la elegiaca "Listening Wind", canciones que desafían la estructura tradicional estrofa-estribillo-puente desplazándose en una carrera Infinita hacia adelante en lo que se ha considerado una síntesis energética de lo erudito y lo corpóreo. Este movimiento perpetuo de los puntos de referencia sirve de marco perfecto para la expresión de la pérdida de la identidad, con unas letras enigmáticas y surrealistas que evocan una sensación de desorientación y perplejidad.

Un tema característico del siglo XX, la vulnerabilidad frente a un gobierno todopoderoso -"Born Under Punches (The Heat Goes On)"-, se expresa mediante una potencia rítmica invulnerable que obliga al hombre corriente a doblegarse al movimiento frenético de la vida contemporánea, como un pelele que sólo actúa por reflejo y es incapaz de reconocerse en el espejo. Así de indefensos se sienten el protagonista de "Crosseyed And Painless", sometido a cambios de aspecto inexplicables, y la desorientada voz del gran himno funk sobre el absurdo del triunfo social "Once In A Lifetime" ("Y tal vez te encuentres en una casa preciosa, con una esposa preciosa /y tal vez te preguntes: 'Pero, ¿cómo he llegado yo aquí?'"-, "Dejando pasar los días", responde el coro, impasible).

Con el contrapunto vocal de la apoteósica "The Great Curve", el disco alcanza unos niveles de actividad absolutamente desbordante y caótica, tan paranoica y desconcertante como adictiva. Pero la explosión de este trabajo es engañosa; al igual que "Fear Of Music", "Remain In Light" es un álbum más oscuro que sus predecesores. Tras la exuberancia rítmica, aparece el trasfondo lúgubre: el disco se ralentiza a partir de "Houses In Motion"(magnífico delirio de trompeta de Jon Hassell), la electrónica de "Seen And Not Seen"y,sobretodo, "The Overload", un cierre apocalíptico que evoca a Joy División en su descripción del "suave derrumbamiento de todas las superficies".

LAURA SALES


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