miércoles, 13 de julio de 2022

UNA LEYENDA VIVA (EL PAÍS DE LAS TENTACIONES Nº 229, VIERNES 13 DE MARZO DE 1998)


COMPAY SEGUNDO VIVE EN LA ISLA QUE FABRICÓ EL MAMBO Y EL CHA-CHA-CHÁ, EL SON Y EL DANZÓN. PERO DONDE TAMBIÉN HAY JAZZ, TROVA Y ROCK. DE COMPAY DICE RY COODER QUE ES UN HOMBRE ÚNICO: UNO DE ESOS ARTISTAS ESPECIALES CON EL PODER DE CANALIZAR ENERGÍA ANCESTRAL LEYENDA VIVA DE CUBA, ACABA DE CUMPLIR 90 AÑOS Y ESTÁ HECHO UN CHAVAL. UN SIGLO DE MÚSICA LE CONTEMPLA: FUE AMIGO DE MACHÍN Y LE CORTABA EL PELO A BENNY MORÉ. SU NUEVO DISCO SE LLAMA LO MEJOR DE LA VIDA. QUIZÁ PORQUE EN ESTOS DÍAS TODO LE SONRÍE: COMPARTE EL PREMIO GRAMMY POR BUENA VISTA SOCIAL CLUB, CANTA EN LA ÚLTIMA PELÍCULA DE GUTIÉRREZ ARAGÓN Y SE LO DISPUTAN EN LONDRES Y PARÍS. A POCAS MILLAS DE ESTADOS UNIDOS, CUYOS MÚSICOS SUSPIRAN POR TODO LO CUBANO, EN LA ISLA MÁS MUSICAL DEL PLANETA SE VIVE UNA EXPLOSIÓN DE RITMO EN LA QUE HAN APARECIDO INCLUSO SORPRENDENTES RAPEROS COMO ATHANAI.

Texto CARLOS GALILEA


Compay Segundo sentado en un coche a la salida del estudio de grabación.

En junio de 1898 miles de soldados estadounidenses desembarcan en una playa cercana a Santiago de Cuba y toman la localidad de Siboney: España va a perder la más querida de sus colonias. Allí, nace Máximo Francisco Repilado y Muñoz, Compay Segundo, el 18 de noviembre de 1907.

Centro Habana. Calle Salud 578, esquina a Oquendo. Las 13.30. Un destartalado Buick de color verde hunde las ruedas en uno de los socavones. El paisaje urbano está a medio camino entre Beirut y Sarajevo. Por una empinada escalera se llega hasta la casa de Compay Segundo (Compay como sinónimo de compadre y Segundo porque hace la segunda voz en las armonías). El cantante Félix Valoy y el tresero Coto están ensayando con él.

Una hora más tarde, en el barrio residencial de Playa. Un pequeño chalé. Sobre la fachada hay un nombre en letra arábiga: Ojalá. Es el estudio de grabación de Silvio Rodríguez. Compay Segundo sale de un coche con su eterno sombrero y fumando un cigarro. En la recepción, apoltronado en un butacón, le espera el octogenario cantante Pío Leyva. La conversación, regada con ron y perfumada con olor de habano, trata sobre asuntos religiosos. Cuentan chistes pecaminosos de curas y monjas. Alguien se refiere a la promiscuidad sexual en la Cuba de los noventa. "Aquí la gente fornicaba en cualquier momento", recuerda Leyva. En Ojalá se está gestando el nuevo disco de Compay. Todavía no tiene título. Tan sólo dos temas ya registrados en Madrid, con Martirio y Raimundo Amador. Para no perder la conexión española lo primero que va a grabarse en La Habana es Son de negros en Cuba, poema de Lorca al que Repilado ha puesto música. El actor Carlos Ruiz de la Tejera —trabajó con Gutiérrez Alea y con Bola de Nieve y Josephine Baker— recita: "Si me pierdo que me busquen en Andalucía o Cuba".

La segunda canción se titula Cuba y España. Agradecimiento de Compay a cómo se le ha recibido por aquí, y un punto guajiro-son con el laúd impagable de Barbarito Torres. Por momentos el pequeño control del estudio parece el camarote de los Marx. "Y contento me voy porque en español canté / ustedes me han comprendido / Yo nunca lo olvidaré". Por el sacromonte de Granada, unos gitanillos preguntan a veces por "el tío Segundo", aquel patriarca llegado un día de una isla lejana.

'MANO DE VIEJAS'

Durante las primeras tomas de La juma —cogorza— de ayer, Compay se exaspera. El coro de "¡borrachón!" carece de fuerza. "¡Miren cómo me ponen la voz!", dice aflautando el timbre de la suya. Y les suelta la bronca a los músicos: "¡Carajo! Son una mano de viejas".

Hoy fuma un Montecristo. Tras la primera bocanada y hace una mueca de aprobación. "La juma de ayer /ya se me pasó / esta es otra juma / que hoy traigo yo"... Quiere escuchar cómo ha quedado una de las tomas y se la pide al ingeniero: "Póngalo fuerte que ustedes saben que estoy medio sordo aunque lo oigo todo", sonríe burlón.

Un equipo de la BBC desembarca en Salud. En días posteriores también lo hará Channel 4. Desde el éxito de Chan Chan y Buena Vista Social Club se lo rifan. Llenan la casa de focos y cables. La cámara está lista. Silencio, se rueda. Los vecinos deciden dar unos martillazos. Parón. La rubia entrevistadora está a punto de perder la supuesta flema inglesa. Compay y Pío contestan lo que les viene en gana y obvian detalles jugosos. La memoria parece haberse ausentado el tiempo de la entrevista. Aseguran no saber ninguna canción relacionada con el tabaco. Ante la insistencia, Pío Leyva se inventa unas coplas sin sentido para que se queden contentos. Le han prometido unos dólares "¿dónde hay que firmar?", dice sonriente nada más terminar. Más tarde, ya con sus amigos españoles a solas, no ahorran anécdotas. Y Compay muestra con orgullo de artesano lo que no quiso hacer ante los británicos: desbaratar un puro y montar de nuevo las hojas para que tire correctamente. "Ya no los hacen como antes", dice convencido. Repilado trabajó durante 17 años en H. Upmann, la antigua fábrica de los Montecristo, "sin faltar un día", afirma. A razón de 150 habanos diarios. Y fuma desde los siete años: él le encendía el tabaco a su abuela, Ma Regina, esclava liberada que murió con 115 años y "fumaba con la candela pa' dentro".

Uno de los acontecimientos del disco ha sido el reencuentro de Compay con Pío. Cantaron juntos por primera vez en 1953. Y el 13 de marzo de 1956, cuando el asalto al Palacio de Batista, tuvieron que detener la grabación porque se colaba el sonido de los disparos. Compay cuenta, una y otra vez, un viaje a Francia: lo contentos que se pusieron en la Casa del Cigarro, para quienes torcía el tabaco, al conocerle después de tantos años. Pío, que se consagró con un número titulado Pío mentiroso, mete baza: "Yo fui a un restaurante y me preguntaron: '¿es usted Pío El mentiroso?' El mismo. Pues no vuelva más por aquí". La relación con Compay no siempre es fácil. Pero el respeto y el cariño son mutuos. Y a medida que transcurren los días se va estableciendo una complicidad divertida. Entre los dos suman 171 años. A Pío jamás le reprocha nada Compay. Los demás en cambio se la pueden cargar en cualquier instante: "Coño, hay que meterle espuelas a ustedes para que aceleren el montuno. Ya no enseño más. El que no quiera aprender que se quede en bruto".

Esta tarde Omara Portuondo viene a poner su voz a La pluma, un bolero que Compay compuso en los cincuenta para el jingle de una marca de estilográficas. Ornara lo borda. Compay, satisfecho, deja caer una de sus exclamaciones favoritas: "¡Bárbaro!".

Cada canción del disco tiene una historia. "Decía el director, 'de pie, que llegan los turistas", explica antes de grabar Linda Graciela. A las tres de la mañana, a la playa de Marianao, llegaba un coche y aquellos músicos medio dormidos obedecían tocando en un estilo cansino. Había kioscos con tríos, cuartetos o septetos y hasta allí iban los trasnochadores. Pedrito Ibañez, guitarrista del Septeto Habanero, toca el rayado con un trozo de plástico a modo de púa. Todos aquí son luthiers improvisados: las carencias materiales son muchas y hay que resolver.


Arriba a la izquierda, el Cuarteto Hatuey en 1936 (Evelio Machín, Lorenzo Hierrezuelo, Armando Dulfo y Francisco Repilado, Compayensayo en el salón de Compay. A la derecha: arriba, Compay Segundo y Pío Leyva con la hija de Joseíto Fernández ante la casa del compositor de Guantanamera; en el centro, Compay con la hermana de Antonio Machín, Chiquitica; y abajo, en el balcón de su casa de La Habana.

 A la derecha, el cantante y compositor Pío Leyva, de 80 años, autor de sones como Francisco Guayabal. Encima, en el American Bar de Morón, en 1939: Pío Leyva es el que tiene la guitarra.

 


LA HERMANA DE MACHÍN

En aquellos cafés al aire libre cantaba Machín "esclavo soy negro nací / sin la libertad no puedo vivir / Ay mi negra Pancha / vamos a bailar / que los negros libres algún día serán". A mediodía Compay pasa por casa de Chiquitica, la hermana de don Antonio. La portada de un elepé del cantante de Dos gardenias o Angelitos negros preside la salita. Se sientan y hablan de sus cosas. Se conocen desde que él tenía 26 y ella 17. De los 14 hermanos Machín sólo queda ella. "Qué bonita se ve Pepa con su camisón...", cantó Repilado ante su tumba sevillana. Asegura que le decía a don Antonio que fuera a cantar a Santiago de Cuba porque allí "la gente pagaría sólo por ver tus zapatos".

Silvio Rodríguez acaba de regresar de Chile donde ha participado en un homenaje a Allende. Hoy es el día elegido para cantar a dúo Fidelidad. La primera noticia resulta poco estimulante: según sus ayudantes no quiere a nadie en el estudio. Al final no hay para tanto. Detalle inesperado: ha traído su propia cámara y le pide al fotógrafo que les saque un retrato. "Para mi maestro Repilado, de su deudor", escribe sobre la  polaroid que les ha regalado Zambrana. "Es maravilloso que a los 90 años sea reconocido. Otros cayeron en el olvido. Y muchos que brillan demasiado lo que tienen es un bombillo metido por el fondillo".

 



Compay Segundo y Silvio Rodríguez en la grabación de Fidelidad.
 

"¡A la bergantería!", exclama Compay. Es la señal de partida para una ronda. Sale a la calle con la energía de un pepillo, como les dicen a los jovencitos. Varios niños le saludan desde la acera. Y alguien grita: "No se puede tener menos de 80 años, Repilado". Se ríe. En Centro Habana, Compay es Repilado: don Francisco Repilado y Muñoz. Rumbo a casa de Magdalena, su novia oficial, donde se aloja por unas semanas su hermana Araceli. Toma asiento, alarga el brazo por detrás de un portarretratos con varias fotos suyas, y saca una botella de ron.

De ahí a la calle Gervasio, unos metros más arriba. En la fachada del edificio una placa recuerda que ahí vivió por más de cincuenta años el autor de La guantanamera, Joseíto Fernández. Su hija, de 63 años, recibe a la comitiva con alegría. La casa se conserva tal como estaba cuando falleció: diplomas, condecoraciones... Compay y Pío depositan un par de billetes de dólar sobre la cama del finado: "Pa' que le compren flores. Que vea que no nos olvidamos de él". Elegancia y dignidad. Saben que el dinero servirá para comprar algún producto de primera necesidad. Leyva se marca una improvisada y apabullante Guantanamera. Tremendas décimas. Poesía popular.
 
En otra casa de la misma calle vivió Longina, la hermosa mulata a la que Manuel Corona inmortalizó en una canción. De nuevo en el domicilio de Magdalena. Guasa y vacilón. Para regar la comida, Ron Palmas Paticruzado y Matusalén Carta Blanca. "Si el ron tuviera cascara nadie lo tomaba porque somos tan haraganes que no lo pelábamos", afirma Pío. La buena mujer ha preparado un quimbombó, plato de origen africano. Y hay arroz con frijoles, lo que antes llamaban en Cuba "moros y cristianos". Antes de empezar se deja caer algo de ron en el suelo —para los santos—.

CON EL CLARINETE
En 1929 Compay vio La Habana por primera vez. Iba de clarinete con la Banda Municipal de Santiago e interpretaron el himno nacional en la inauguración del Capitolio. El mismo instrumento que tocó con el conjunto Matamoros, donde cantaba entonces Benny Moré. Fue Miguel Matamoros quien bautizó como Trilina a su armónico —guitarra con siete cuerdas metálicas, la tercera doble, híbrido de guitarra española y tres cubano—. Un Matamoros que se ganaba la vida como chofer de los Bacardi; Machín trabajó de albañil; Sindo Garay fue acróbata en el circo; Compay, tabaquero. Ninguno vivía de la música.

Cinco años más tarde estaba de regreso en La Habana con Ñico Saquito —autor de guarachas como Chencha la gambá—. Y decidió quedarse. Se alistó en el Cuarteto Hatuey y durante 14 años fue guitarrista y segunda voz de Los Compadres, junto a Lorenzo Hierrezuelo. Existían cafés abiertos las 24 horas donde se reunían los músicos. Un entra y sale. Todos con su instrumento por si surgía algún baile.

En Santander, le dijeron que la Magdalena se había construido en 1908: "¡Carajo!, yo pensé que los castillos eran más viejos que yo". Al cementerio de Colón, se le conoce con el nombre de Reparto Bocarriba: 53.000 propiedades en 56 hectáreas. Ahí están enterrados en el anonimato artistas como el Niño Rivera. "Yo nunca pienso que me tengo que morir". Y repite como un exorcismo: "A los 90 un empujoncito hasta los 100. Luego arranco pa' los 115, como mi abuela. Y a los 115 pido prórroga". 

Lo mejor de la vida (Dro East West) se pone a la venta el viernes 20 de marzo.
 
'LO MEJOR DE LA VIDA' EN 14 CANCIONES
 
 


1. 'El camisón de Pepa' (son)
Éxito de Antonio Machín en Cuba. Compay, que fue su amigo de juventud, lo cantó en julio de 1994 ante su tumba en Sevilla. Dedicado a Chiquitica, única superviviente de los 14 hermanos Machín.

2. "Tú querías jugar"(canción)
Lo último que ha compuesto Compay Segundo. Destaca la presencia en la grabación de Elpidio Chapottín, trompeta de NG La Banda.

3. 'Desdichado' (bolero-son)
El timbre de voz de Félix Valoy se acerca en este número al del Bárbaro del ritmo. Homenaje de Francisco Repilado al Benny.
4. 'La ternera' (son)
Tema de doble sentido con el sabor inconfundible del maestro. Pió Leyva, voz primera, ya lo cantaba con Compayen 1953.
 
5. 'Para Vigo me voy' (conga)
 Compay incorporó esta obra de Lecuona al repertorio tras su primera actuación en El Malecón, de Vigo. Ni con 30 grados se quita las botas que le regaló su dueño, Javier Villar, pasara que no pasara frío en España.

6. 'Fidelidad' (bolero)
Bolero que ya figura en la antología que Compay grabó en 1996. Aquí lo comparte con Silvio Rodríguez.
7. 'Cuba y España' (punto guajiro-son)
 Agradecimiento de Compay al afecto encontrado en España desde 1994. El laúd es de Barbarito Torres, que dejó su huella junto a Ry Cooder en Buena Vista Social Club.
8. "Es mejor vivir así" (bolero)
Desde que escuchó a Martirio quiso tenerla en un disco. "Llora conmigo
este bolero", le decía Compay.
 
9. 'Frutas del Caney' (pregón)
De Félix B. Caignet, autor de varias radionovelas famosas. Los pregones, como El manisero, fueron tremendamente populares en la isla durante los años veinte.

10. 'La juma de ayer" (guaracha
Compay Segundo canta esta canción de Walfrido Guevara sobre una borrachera desde 1953, cuando la grabó con su grupo (en el que esta¬ba Pió Leyva, de nuevo presente) para Panart y más tarde con RCA Víctor. Entre ambos, 171 años de sabrosura y sabiduría.

11. 'Linda Graciela' (canción
Pedrito Ibañez toca con un enorme trozo rectangular de plástico evocando a Maduro y su peculiar forma de hacer sonar la guitarra. Un estilo que Compay denomina rayaito. Canta Basilio, uno de los hijos de Repilado, que trabaja de bibliotecario.
 
12. 'La pluma' (bolero)
En 1947 el importador de Paper Mate le encargó a Compay un jingle publicitario con la condición de que no apareciera el nombre de la estilográfica. Se emitió por televisión el año que ésta se inauguraba en Cuba. Dúo con Ornara Portuondo; al bongó, Frank Bejerano.

13. 'Juliancito (Tu novia te botó)' (son)
Lo estrenó en Granada, en junio de 1997. En los jardines del Generalife coincidieron Tomatito, Kiko Veneno y Raimundo Amador con motivo del 75 aniversario del Festival de Cante Jondo organizado por Falla y García Lorca. "Yo también soy flamenco", les dijo Compay y cantó este son que tiene medio siglo de vida. Su Trilina y la Gerundina de Rai-mundo dialogaban el pasado 5 de agosto a las 5 de la tarde; la voz de Martirio le da un punto irresistible.
 
14. 'Son de negros en Cuba' (son)
El actor Carlos Ruiz de la Tejera recita: "Iré a Santiago...". Y suena el tres de Cotó. A finales de los años veinte, Lorca visitó La Habana y escribió Son de negros en Cuba. Compay Segundo es el único músico cubano en activo de aquellos días así que la imaginación es libre: quizá el poeta llegó a escucharlo... 


El actual cuarteto lo forman Compay Segundo (voz segunda y armónico), Benito Suárez (guitarra y coros), Salvador Repilado (contrabajo y coros) y Hugo Garzón (voz primera y maracas).



PIÓ LEYVA, HAMBRE DE BOHEMIA


"Me acuerdo de Alfonso XIII y del Príncipe de Gales", asegura recostado en un sillón del estudio de grabación Wilfredo Pío Leyva Pascual, nacido el 5 de mayo de 1917 en Morón (Cuba): "Yo me iba con los españoles a cortar leña, picaren la línea férrea... Llevaban chorizo, tocino, lacón.,,"..
La comida es su obsesión: la jamaiquina, la llama él. Si alguien le pregunta qué hace el gallo de Morón, tiene la respuesta pronta: "canta, cuando le dan de comer". El que tenga vianda que la traiga se titula un número que grabó hace años. "Entonces no se quedaba nadie sin comer porque las bodegas de los españoles fiaban a los negros y mulatos. Ahora pasamos mucho trabajo porque aprendimos a comer de los españoles: el aceite de oliva, jamón serrano, cocido, paella, caldo gallego con berzas..." y los ojos le brillan al hacer el recuento de manjares suculentos, fuera de su alcance. "El gallego comía muy bien. Y también nos enseñaron a dormir la siesta".

Eran bodegas como El baturro, en Egido y Merced, donde además tocaban tríos y "cuyo emblema era un tipo con una bota de vino". En El Diario de la Marina, se publicó en 1957 este artículo: "Aquellos bodegueros que encontraron en el calcetín de lana un anticipo de la caja de ahorros eran un poco odiados. Porque en el trabajo no querían confianza. Cuando la mulata pedía permiso para hablar por teléfono, la dejaban pasar. Pero sin entrar en relajo. A pesar de que venía sin corsé. Porque el negocio era el negocio (...) Pero aquellos bodegueros de antes eran tan nobles en el fondo, que creían todos los cuentos de enfermedad que llegaban del solar. Y fiaban por años".

El autor de María caracoles o de Francisco Guayabal, son montuno inmortalizado por Benny Moré, no ve un peso por sus derechos de autor. El primer dinero que ganó en una grabación fue precisamente con La mujer del peso, en 1953. Ya cantaba entonces con Compay. Recuerda haber grabado 27 discos entre 1958 y 1960. Hasta formar su propio trío estuvo con los Ases del Ritmo o los Raqueteros del Swing. Y luego con Bebo Valdés, la Riverside, las Estrellas de Areito...

Vida de bohemia: "Terminaba y me iba de bares. Dormía de 6 de la tarde a 11 de la noche y de nuevo". Con los días y el trato nos ha cogido cariño. Y confiesa, con un pudor que pone la piel de gallina, que tuvo muchas mujeres en su juventud. "Pero dejé de hacer muchas cosas por respeto a la familia. Nunca perjudiqué a ninguna. Y ellas fueron muy buenas conmigo. Las putas me adoraban. Se fajaban porque fuera a cantar en las casas. A veces la dueña me decía que me quedara a dormir". Como en el caso de Ernestina Núñez o en la de Amada, la gallega. De la cartera extrae una foto sepia del American Bar de Morón. Se le reconoce, jovencito, con la guitarra, entre varios colegas de rumba. Fecha: 1939.

"Yo no terminé el primer grado. Lo que yo sé lo aprendí de las mujeres de vida alegre. Me daban consejos buenos. Me enseñaron a respetar a las personas. Se lo agradezco", dice.
En una reciente gira europea de Afrocuban All Stars para presentar A toda Cuba le gusta cantó su famoso Pío mentiroso: "He visto un perro bailar el ritmo del guaguancó, una vaca que nació con colmillo de elefante. Pero no he visto un cantante más mentiroso que yo...". Los promotores le pagaron una revisión médica en Londres. El doctor le preguntó: ¿desde cuando fuma? Desde los 12, le contestó Pío. ¿Desde cuando bebe? Desde la misma época. ¿Y come picante? Sí. ¿Y qué edad dice que tiene? ¿80? Pues siga haciendo todo lo que hace...
Confiesa que nunca le cantó a su madre. Y es que entonces, Pío lo hacía para putas, parranderos y borrachos: "¡Cómo la cantaría hoy!". 





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