miércoles, 19 de febrero de 2014

NICK DRAKE "FIVE LEAVES LEFT" 1969 ISLAND




No se sabe quién fue ni quién quiso ser. Y por mucho que se quiera interpretar el silencio que mantuvo en vida, su influencia en los noventa fue tan inmensa que todo lo que se pueda decir de este chico que dejó tres discos excelsos, unas cuantas maquetas y una sombra tan alargada como inaprensible habla más de nosotros que del propia Nick Drake (1948-1974). Ya fuera un filósofo de la melancolía o un depresivo hundido en el perímetro de sus propias barreras frente al mundo, el gran misterio sigue siendo por qué su voz suena tan próxima como si se hubiera grabado ayer. Suave como un susurro, con una languidez insólita en una época en que el compromiso estaba en hacerse oír, aunque fuera desde el desencanto, este postadolescente, maestro de la guitarra acústica, pasó de encandilar a sus compañeros de Cambridge a convencer a Joe Boyd, quien no dudó en producir "Five Leaves left", un álbum debut con colaboradores de talla que Drake mantendría durante su breve carrera (Richard Thompson, Danny Thompson, Paul Harris) y los arreglos de cuerda de su amigo Robert Kirby, cuyas texturas envuelven algunas de las melodías más hermosas posibles.

Éste es un disco con una delicadeza inusitada, de un escapismo adolescente donde se confunden las reflexiones exentas de agresividad de un joven contemplativo con la proyección de su identidad en una naturaleza imaginaria. Frente a la exuberancia de "Bryter Lyter"(1970) minimalismo de "Pink Moon"(1972), en "Five Leaves Left" ingenuidad y profundidad introspectiva no son antitéticas, y cierta expresión alambicada de poesía de libro no obstaculiza una sinceridad y una ternura infantiles que desarman. Veinticinco años después, la sutileza de su   casi ausencia se asumió como signo de identidad. Pero, más allá de filiaciones míticas, canciones como "Cello Song"ocultan aún muchos secretos: una música tan bella no se desgasta con un solo gesto.
 LAURA SALES

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