viernes, 13 de mayo de 2011

El sonido de las calles




¿Se habrían hecho 'yonquis' los colegas de `Trainspotting' si no hubiera existido Iggy Pop? ¿Se hundió el Titanic de la película como justo castigo contra Celine Dion? Quién sabe, pero el filme británico quedará indisolublemente unido al nombre de la Iguana, y el `megahit' de Cameron al de la jilguera canadiense. En plena era de mercadotec­nia pluridisciplinar, las canciones de las bandas sonoras juegan un papel esencial en la promoción de las películas. Este fenómeno coincide con el notable auge de los 'sound­tracks' de canciones (no confundir con los de música inci­dental o `scores') en la segunda mitad de los noventa.

La sincronía es lógica, ya que de la asociación se benefician todos. Cada vez que suene la canción en la radio o se ponga el vídeo musical en televisión se nom­brará la película, y el músico podrá alcanzar públicos inaccesibles por otros medio. Gracias a esta simbiosis, las bandas sonoras de `Godzilla' o 'Muertos de risa' llegan a ser prioritarias en la promoción de sus madres visuales, `Forrest Gump' no se entiende sin su nostalgia musical`sixtie' o los minoritarios Cardigans se hacen populares con el "lovefool" que suena en 'Romeo y Julieta'.

'Lock & Stock' es el último y perfecto ejemplo de inte­racción entre música y cine. Como `Trainspotting', cuenta con una impecable selección de canciones, gancho eviden­te para el público joven, y tampoco aquí hay patinazos

sonoros: se nota que parte del equipo de producción está relacionado con la música —el realizador, Guy Ritchie, y el director de fotografía, Tim Maurice-Jones, han rodado videos musicales, y uno de los productores ejecutivos, Peter Morton, es dueño de la cadena Hard Rock Cafe—.

Las canciones no cumplen un papel decorativo: su tarea es casi narrativa —de hecho, en la versión subti­tulada se traducen parte de sus letras—. Cuando apare­ce la plantación de marihuana, oímos 'Police and thie­ves', clásico 'reggae', de Junior Marvin; la sádica 'I wanna be your dog', de los Stooges, crispa la partida de cartas; la llorada Dusty Springfield eleva la temperatura en un club de 'strip-tease', y el 'Fool's gold' ('El oro del tonto'), de Stone Roses sirve de conclusión para la enlo­quecida persecución del dinero que emprenden los per­sonajes. Cargada de ironía resulta la inclusión del tema principal de `Zorba el griego' para ilustrar la aparición de Nick, 'El Griego', y las dos canciones de James Brown (`El jefe' y 'La deuda'), de 1973, parecen escritas para encajar con el guión.

Así, la música se convierte en guía imprescindible para el esqueleto argumental de la película. Por eso el disco de lock & stock' (que conserva el título original, lock, stock & two smoking barrels') es, digamos, más `verdadero' que muchos `soundtracks' repletos de cancio­nes que no se escuchan en sus filmes respectivos. Además de los citados, en el compacto destacan Robbie Williams, Lewis Taylor y Carleen Anderson, o los Casta­ways con su 'Liar liar', un ácido en forma de canción. Y como sucedió con el álbum de Trainspotting' (¡que hasta tuvo una secuela!), es previsible y merecido que se convierta en un éxito.

MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA

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